|El loco está bien bueno|
—¿Qué haces en mi habitación?. — preguntó.
La otra noche había escuchado su voz a gritos. Se escuchaba amenazante pero así de relajada me da más miedo todavía. Me ve de arriba para abajo con el cejo fruncido; como si estuviera analizándome si soy una amenaza o no. Levanta la vista y me ve a los ojos.
—¿Cuál es tu nombre, mocosa?. — dice. ¡¿Mocosa?! ¡A no, te equivocaste de mujer para decirle de esa manera!.
—No soy ninguna mocosa y mi nombre no te lo quiero decir. — se acerca dos pasos hacia mí. Cruzo de brazos; él me imita y nos vemos serios.
—Dímelo.
—No quiero.
—Le diré a mis padres que te despidan. — amenaza.
—Bah. Sólo un niño le pide cosas a sus padres. Eres un bebito llorón y malcriado. — sonrío.
—¿Qué dijiste...? ¿Cómo te atreves a faltarme respeto?. — gruñe.
Ja, le herí el ego...
Lo veo enojarse aún más. Ok, creo que me he pasado...
Le ofrezco mi mano y él me la mira con duda. Le sonrío y tomo la de él para culminar con el apretón de manos cordial.
—Me llamo Kagome. Disculpa por entrar en tu habitación. Es que me pidieron que la limpiara. — sonríe levemente. Bueno...al menos está más calmado.
—Sessho...maru... — murmura. —Disculpa por ser tan agresivo. No me gusta que entren a mi habitación sin permiso.
En cuanto dice eso mi cabeza hace una especia de click o algo parecido. Recuerdo que vi un documental de lobos y según decía el narrador: a los lobos no les gusta que otros lobos que no sean de su manada entren a su territorio. Me río un poco. Mi cabeza se acaba de imaginar a Sesshomaru como un lobo salvaje.
—¿De qué te ríes?. — pregunta incrédulo pero su semblante sigue serio.
—Es que mentalmente te acabo de comparar con un lobo protegiendo su territorio. — me ve con cara de ofendido. —Disculpa por eso, ¿sí? Lo dije sin pensar.
Ríe un poco hasta que la pequeña risa se convierte en una gran carcajada. Lo acompaño; es que la comparación si que le ha quedado buena. Por la puerta entra una Irazue algo nerviosa y nosotros nos tranquilizamos un poco.
—Veo que has conocido a mi hijo mayor, Kagome. — me dice.
Vuelvo a ver a Sesshomaru mientras él y su madre hablan de algo. No me había tomado la libertad de verlo por completo. Sólo el rostro y con verle la cara ya me dejó sin aliento. Bajo mi mirada a su pecho y brazos. Sus pectorales son un poco anchos y parecen ser musculosos a lo igual que sus brazos. Casi se me va un gemido cuando veo la camisa blanca pegada al abdomen igual de musculoso. Los tan deseados pequeños cuadritos se marcaban perfectos en esa zona.
Negué con la cabeza. Traté de obligar a mi mente de dejar de analizarlo sino no dejaría de pensar en él. Sin embargo no pude con la tentación de seguir mirándolo con la ropa puesta.
Traía puestos unos bermudas celestes un poco rasgados. Parecían quedarle apretados o tal vez era que sus muslos estaban musculosos igual que los brazos. Continúe salivando mientras veía ambas pantorrillas hasta llegar a sus pies descalsos. Todo el Sesshomaru está para lamerlo como paleta.
Siento mi braga humedecer. Oh, cielos. Sabía que no debía hacerlo. Pienso y ahora los veo a ellos. Irazue me ve con una sonrisa a lo igual que su hijo —aunque la de él es más pequeña —. Siento mi cara enrojecer un poco y suspiro bajito.
—¿Estás de acuerdo, Kagome?. — me pregunta Irazue.
—¿De qué?. — pregunto. Ahora ando pérdida por estar goloseando a Sesshomaru.
—De que limpies la habitación de Sesshomaru dos veces a la semana. Mi hijo está de acuerdo y te ha dado el permiso de entrar a la hora que quieras. — me dice la señora Irazue.
Parpadeo un poco. La verdad ni me lo creo. ¿Sesshomaru acepta que limpie su habitación? ¿Incluso puedo entrar a la hora que quiera? ¿Se le habrá caído otro tornillo?.
—¿Kagome?. — lo escucho decir. Ah, que bien se escucha mi nombre cuando sale de sus labios... ¡No! ¡Kagome, es tu otro jefe y está medio del chícharo!.
Oh, joder. Estos pensamientos me van a volver loca...
Suspiro mirando hacia abajo y al levantar la cabeza les asiento a ambos en aprobación. Irazue aplaude y Sesshomaru muestra una pequeña media sonrisa.
—¡Perfecto! Si ya está decidido iré a la cocina a prepararme algo. El ciclismo me ha dejado hambrienta. — frota su estómago. Pensé que ese gesto sólo lo hacían los pobres. —¿Te traigo algo de comer, cariño?.
—No, madre. Gracias. — contesta Sesshomaru.
Irazue se va dando saltos de alegría y yo me quedo sola con...ya ni sé como llamarlo. Ah, sí; por su nombre: Sesshomaru. Lo veo mirarme mucho y como que me está incomodando pero a la vez me gusta y no sé que decirle o como reaccionar.
—¿No tienes frío en los pies?. — señalo sus pies descalzos.
¡¿Encerio, Kagome?! ¡¿No tienes frío en los pies?! ¡¿Así es como rompes el silencio?! ¡¿Qué mierda me pasa?! ¡Paresco virgen preguntando que es el sexo!.
—No. Estoy acostumbrado a las temperaturas heladas. ¿Quieres que ponga la calefacción?. — señaló el control del aire acondicionado digital que se encuentra a un lado de la cama. Niego con la cabeza: mi labor ha terminado.
—No hace falta. Ya me iba. — recojo los artículos de limpieza y me voy de camino a la puerta hasta que su mano agarra la mía y me obliga a voltearme. —¿Qué?.
—¿Te gustan las motos?. — pregunta algo dudoso. Dejo los trastes en el piso y paso una mano por mi cabello.
—Obvio. ¿A quién no le gustan? Son bien chulas y cool. — me pasa una mano por el cabello. Creo que me acomoda el desastre que hice al pasarme la mía.
—¿Tienes que hacer algo en la tarde? Podemos dar un paseo en mi moto si quieres. — me ofrece.
¿Está ligando conmigo o qué? Espera...¿dijo pasear en "su" moto? ¿Aún tiene motos para romper?.
—No sé... Tengo que ayudar en la cocina en la preparación de la cena. — miro el techo algo pensativa.
—Puedo convencer a la nana Kaede para que te deje libre. — cruza de brazos.
—Mmm, no sé... ¿A dónde me llevarás de paseo?.
—A mi lugar secreto. — sonrió. Un intenso brillo vi reflejado en sus ojos ámbar.
—¿Tu lugar para coger?. — pregunto enarcando una ceja. Él ríe a carcajadas ruidosas.
—No. Ya tengo un hotel a mi nombre para eso. Es al lugar que voy cuando estoy cansado de las peleas y mi familia.
—¿Garantizas mi seguridad?.
—Soy buen conductor. — se lució sonriente.
—No hablo sólo de eso. A pesar de que la casa es grande los rumores sobre ti se esparcen rápidos como esporas. — señalo su frente. Creo que ya ha comprendido.
—¿También crees que estoy loco?.
—Prúebame que no estás como una cabra y te defenderé de quién lo diga. — levanto mi dedo meñique. Parezco niña haciendo promesas con el meñique. —Lo prometo.
Taisho sonríe y enlaza su meñique con el mío. Su mano está algo fría y es grande. Me gustan los hombres con manos grandes.
Kagome, sólo has estado con tu papá...
Recuerdo ese hecho tan doloroso y poco honorable por parte de mi progenitor. Le sonrío a Sesshomaru y agarro el cubo de nuevo.
—Pediré permiso a Kaede para que me deje salir a las 4:00 PM. Puedo estar fuera unas dos horas pero debo volver para preparar la cena. — asiente.
—Te pasaré a recoger a la cocina. ¿Qué piensas de la Kawasaki Ninja H2R?.
—Que es súper genial, súper rápida, súper linda y súper moderna y lujosa.
—Te veo a las cuatro. No me dejes plantado porque no soy árbol. — bromea. Río ante su broma pesada.
Abre la puerta de la habitación y me despide con la mirada. Le sonrío y me voy caminando con una sonrisa boba en el rostro.
¡Tengo una cita!
|Continuará|
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