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|Dolor menstrual|

Dos semanas luego de ir a la feria con Sesshomaru empezó mi desgracia. Amanecí con una mancha roja enorme en mi ropa interior, mancha que también empapo mis sábanas color salmón favoritas.

Mi período había llegado.

Agarré unas toallas sanitarias y comencé el día con un enorme dolor de ovarios y ganas de llorar y gritar. La anciana Kaede se me adelantó en la cocina, ya que yo me iba a demorar un poco en lo mío. Lamentablemente no tengo pastillas para calmarme los dolores así que me toca aguantar hasta que se detengan.

Salgo de mi habitación con mis manos alrededor de mi vientre. Siento que voy a llorar en cualquier momento por el intenso desgarre que tengo en mis putos ovarios.

Lo odio... Cuándo sea grande me voy a sacar los ovarios....

Pienso mentalmente. Me detengo un momento para analizar lo que acabo de decir.

—¿"Cuándo sea grande"? Pero si ya eres grande, Kagome. No seas estúpida.

—No. Eres enana. — escucho a Sesshomaru detrás de mí. Lejos de asustarme, me volteo a verlo. —No parece ser una buena mañana para tí...

—No lo es. Hoy empezó mi menstruación. — suspiro alejándome de él para bajar las escaleras.

—¿Es tan mala como dicen todas?.

—Sí. Osea.. Es bueno que te baje sangre por ahí, pero también es malo. El dolor físico y emocional es insoportable. Y ni hablar del mal carácter o las emociones repentinas.

—Mm.. Suena del asco. ¿Te sientes bien?.

Lo miro de mala gana. No ha hecho nada, ni siquiera su pregunta ha sido del otro mundo. Pero de alguna manera me ha molestado.

—Si no quieres que te golpee la cara aléjate de mí. Repentinamente me han dado ganas de matarte. — él sonríe y se va hacia la sala de estar para ver televisión.

La nana Kaede me recibe con un plato de muffins de queso. Inuyasha también está aquí comiendo de ellos. Se le ve entretenido con el celular. Guarda el aparato en su bolsillo y se va de la cocina con tres muffins sobre un plato.

De inmediato escucho una pequeña discusión entre los hermanos. Seguramente Sesshomaru quiere robarle a Inuyasha y a él no le gusta compartir. Bueno, a ninguno de los dos les gusta compartir.

Ayudo a Kaede a preparar algo de jugo. Ella hace algunos dulces y otras cosas que ni atención les presto. Tiro la manzana troceada con algunas fresas a la licuadora, agrego azúcar, leche y trozos de hielo. Prendo la máquina y esta hace su trabajo.

Kaede me deja a cargo de unas galletas de vainilla que están metidas en el horno. Sólo debo sacarlas cuando acabe el tiempo. Ella se va y me quedo sola en la cocina junto con mi dolor interno.

Vacío el jugo en una jarra de cristal y la dejo en el refrigerador hasta que sea momento de servir el desayuno. A las galletas les faltan unos 10 minutos. Suspiro. Mi dolor aún no cesa y me estoy estresando.

Apoyo mis codos sobre la mesa y doblo la mitad de mi cuerpo; quedando la mitad superior de mi cuerpo de pie y mi torso encorvado. Tal sólo espero que esta posición haga alguna magia para calmarme los malestares.

Escucho la puerta de la cocina abrirse, imagino que sea Kaede y no le presto atención a nada. Siento unas manos grandes agarrarme de la cintura y un cuerpo se pega a mi trasero.

—Linda posición.

No me jodas... ¿Qué hace este imbécil despierto tan temprano?.

Aléjate antes de que decida caerte a golpes.

—Eso no es digno de señoritas, Kagome. — susurra seductor. Seguramente cree que no he notado la erección que está restregando en mi trasero.

Me levanto y camino hacia el horno para sacar las galletas. Las dejo sobre la mesa y lo miro de mala gana. Él se ríe.

—¿Por qué no te vas a molestar a alguien más?.

—Porque sólo tú te enojas de esa manera tan tierna, Kagome.

—¿Bankotsu, acaso no tenías novia? El ritual de sangre acabó. Deberías largarte ya.

—Jack aún está haciendo unas cosas en esta ciudad. Nos iremos juntos en dos días

Suelto un bufido. Creí que Bankotsu se iría pronto a su país, pero ya veo que estoy equivocada. Jacky aún espera que el vestido que supuestamente es para mí esté terminado y así dármelo el mismo, además de que está diseñando una pequeña colección para pretemporada.

Sólo me queda esperar a que este bobo se valla con mi mejor amigo. A él si lo voy a extrañar pero a Bankotsu... Me dan ganas de caerle a golpes y mi dolor de ovarios no está ayudando.

Veo como Sesshomaru entra a la cocina recogiendo su cabello. Se detiene un momento y nos mira a ambos detenidamente. Extiende una mano y agarra una galleta.

—¿Qué está ocurriendo aquí?.. — muerde la galleta.

—Saca a tu primo de la cocina antes de que decida aplastarle la cabeza con una bandeja. — amenazo. Sesshomaru se mete la galleta entera a la boca y empuja a su primo fuera de la cocina. —Gracias.

—De nada. — toma otra galleta. —¿De qué hablaban?.

—Nada en particular. Sólo se acercó a mí y me pegó su erección al culo. — busco una botella de agua en la nevera.

—Mmm...

—¿Sólo eso dirás?.

—¿Perdón?. — me mira perdido.

—Tu familiar me acaba restregar su pene en mi culo, casi me está acosando todos los días. ¿Y sólo dices eso?.

—¿Y qué quieres que diga o haga?.

—Defiéndeme, háblale, has algo. Lo que sea pero que deje de hacer eso.

—No pasa nada, Kagome. No va a hacerlo otra vez. Cálmate.

—Llevas diciendo eso media semana y lo sigue haciendo. ¿De qué manera tan estúpida le hablas que él no comprende? ¿Tu primo me acosa y no haces nada? Qué pésimo eres.

—Tampoco es que debería hacer mucho. No tengo porqué defenderte tan así o algo por el estilo. No soy tu novio o algo por el estilo. Además, si te pego eso fue porque estaban en una posición provocativa.

—Sólo me recosté un poco para aliviar mis dolores. ¡Él es quien no debería estar haciendo esas cosas!.

¿En qué momento esto se convirtió en una discusión?.

—Cómo si con ese vestido corto no fuese suficiente. Se agachas, haces sentadillas, abres las piernas. ¡Haces cualquier movimiento y se te ve todo! La culpa no es todo de él, tu también la tienes por estar de provocativa.

—Este es mi uniforme como sirvienta. Si no te gusta pues sácate los ojos.

—No he dicho que no me guste... — se le nota enojado. Me estoy pasando y mucho.

—¿Ah no? ¿Y cómo te conoces tan bien las posiciones que crees que son provocativas?.

—Mira, ya basta, ¿okey?. Te estás pasando de la raya.

—He conocido hombres que me han defendido mejor. No sabía que decías tan buenas mentiras...

—¿Sí? Entonces dile a esos hombres que vengan a defenderte y a resolver tus problemas. No tengo por que estar metido en tu maldita vida. — se va de la cocina dando un fuerte golpe en la puerta.

Me pasé... Que mala soy...

Cubro mis ojos con mis manos y suspiro entre ellas. Tengo pésimo mal aliento, lo admito. Estoy segura de que olvidé cepillarme los dientes.

Acomodo las galletas sobre una fuente junto a unas uvas y fresas como decoración. Dejo el delantal a un lado y me dirijo hacia la habitación de Sesshomaru. Le pediré disculpas.

Toco la puerta varias veces y él me abre. Por primera vez abre la puerta cuando la toco, eso me sorprendió un poco. Lo que sí me dejó totalmente muda fue verlo sólo con calzones puestos. Se le marcaba la forma y... Bueno, no tenía una erección. Pero estoy segurísima de que lo tiene grande. Es más, se le nota.

—¿Vas a decirme que quieres o seguirás mirándome la entrepierna?. — me dije en voz media baja.

—¿Puedo entrar?.

—No. Estoy a punto de follar a otra sirvienta. — le pongo cara de pocos amigos y él se ríe un poco. —Es broma, entra. Cierra la puerta con seguro.

Hago lo que me pide y me siento sobre su cama sin preguntar. Sobre la cama hay ropa bien acomodada, tal parece que saldrá a algún lado o irá a hacer deportes. Aunque no creo que con esos pantalones cargo valla a hacer deporte. Se ven algo... apretados. También hay un calzoncillo a un lado de los pantalones. Seguro es el que ya usó.

—Dime que quieres. — agarra la ropa interior sobre la cama y se da la vuelta. Retira la que estaba usando por sus piernas y se va colocando la otra.

O tal vez no.

¡¿POR QUÉ ME TIENES QUE ENSEÑAR EL CULO, MALDITO IDIOTA?!.

—Quería pedirte perdón. Fui muy mala contigo hace un momento. — cubro mis ojos para darle un poco de privacidad. No sé para que si ya le vi el trasero, sólo falta que me muestre lo otro.

—No pasa nada. Sé que no lo decías en serio. — aparto un poco mis manos para verlo y veo que ya tiene puestos los pantalones.

—Creo que hablaban mis ovarios en vez de mi boca. — digo. Él se ríe y toma la camisa ancha de color negro. —¿A dónde irás?.

—Iré a ver a una amiga. Hace mucho que no veo. — responde.

—¿Acaso es la tal...Yumeko?. — me mira.

—Sí. Ella misma. ¿Cómo lo supiste?.

—Es que en todos estos días has hablado con una tal "Yumeko" y también con la apuesta de la chica llamada Mary también la mencionaste. Sólo supuse que sería ella.

—Eres buena en eso. Deberías dejar de lavar platos y dedicarte a bruja o vidente. — se hace una cola alta. —Me voy. Nos vemos en la noche.

Se acerca a darme un beso en la mejilla y luego se va. Eso último me ha dejado algo perdida. ¿Uqé ha sido ese raro comportamiento?.

Me habla muy tranquilo luego de darle la bronca, se desnuda frente a mí, confiesa con quién saldrá y me besa la mejilla... Acaso... ¿Acaso está sintiendo lástima por mí?.

Salgo de su hábitat aún pensando en por qué ha hecho eso. Desde afuera escucho el rugido de un auto acelerar pero no le presto atención. Sé claramente de que se trata de Sesshomaru.

Continuará...


(Foto de Sesshy bien bonita de como va vestido)

(Lo hice yo por un juego: Lily Diary)

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