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|Día de inicio laboral|


5:15 AM.

La alarma que nos despierta a todas suena y comenzamos a prepararnos. Rin, que de todas es la que más se demora en el baño, entra a bañarse y vestirse primero. La abuela Kaede tiende nuestras camas y yo voy sacando el uniforme de sirvienta de Rin que se le ha olvidado dentro del armario, se lo entrego y saco el mío también para plancharlo un poco.

—Abuela Kaede... — la llamo. La anciana voltea a verme con el cepillo peinando su cabello y me sonríe. —¿Usted no tiene familiares?.

—Lo único que le pude llamar familia en esta vida fue a mi difunto esposo. No pudimos tener hijos ya que soy infértil pero vivimos igualmente felices de tenerlo el uno para el otro. Él trabajaba aquí como jardinero pero lamentablemente murió hace tres años. — sonríe. —Ya estaba muy viejo...

—Lamento haberle preguntado, abuela. — digo algo apenada.

Mierda, Kagome. De seguro la hice recordar al ancianito. ¡Joder, joder, joder!.

—No hay problema, pequeña. Siempre es bueno recordar a las personas que ya no están... Y más cuando tuvieron gran valor e importancia en tu vida.

Rin sale del baño terminando de ponerse las medias blancas hasta los muslos y entro yo. Trato de asearme lo más rápido posible para que nana Kaede entre y no tenga que apurarse tanto. Por fin logro amarrar el lazo detrás de mi espalda y salgo del baño también colocándome las medias.

—Esto me dará calor en verano. — me quejo. El uniforme no niego que es hermoso pero está cargado de tela gruesa que me hará sudar a mares.

—Ese es el uniforme de invierno. En cuanto inicien los días de más calor cambiamos este uniforme por el de verano. Es más fresco y bonito. — Rin me sonríe.

Me siento frente al espejo y peino mi cabello. Rin me ayuda un poco ya que mi hermosa melena negra está llena de odiosos nudos que yo me arrancaría con unas tijeras si pudiera. Al final mi amiga termina de peinarme y me deja el cabello suelto. La abuela Kaede sale del baño con su uniforme de cocinera, de color negro por completo y tiene menos tela gruesa, nos sonríe y salimos de la habitación.

Al salir veo que ya hay muchos empleados saliendo de sus habitaciones y doblando por el pasillo.

Esto parece una calle con sus autos en movimiento.

Pensándolo bien me estoy diciendo a mí misma "vehículo contaminador del medio ambiente que en tres años no mueve ni el freno". Bufo por debajo y miro al frente. Rin a mi lado me está hablando de salir el domingo de compras pero casi ni le estoy prestando atención.

Por fin llegamos a la parte de la casa que me interesaba llegar: el pasillo ancho en donde está la habitación del hijo mayor de los vampiros Taisho. La puerta está cerrada y veo a una sirvienta con una escoba y recogedor retirando los pedazos del jarrón roto. Me detengo frente a esa habitación. Como quisiera abrirla y ver que hay dentro y lo más importante: verle el rostro al vampiro Taisho que no conozco aún.

Ni modo. Lo veré en el desayuno.

Pienso y continúo mi camino hacia la cocina.

6:30 AM

Rin y yo nos la pasamos hablando mientras le alcanzamos los ingredientes a la chef Kaede y la ayudamos un poco. Tengo unas inmensas ganas de preguntarle sobre el hermano mayor pero no me atrevo. No quiero parecer interesada o chismosa.

Veo a la abuela Kaede preparando unas cuantas galletas de vainilla y saca del horno las de chocolate con chispas del mismo sabor. A las de vainilla le agrega chispas de chocolate y las mete en el horno.

Sólo eran 8 de esas... ¿Serán para el desayuno de la familia?.

La nana Kaede me mira. Me sonrojo al instante al ver que me sonríe y veo a Rin que también lo hace. Tapo mi cara con ambas manos. De seguro ya notaron mi curiosidad.

—Son del joven Sesshomaru. — me dice Kaede. —No le gusta las galletas de chocolate así que cada vez que preparo tengo que prepararle a él de otro sabor.

¿Sesshomaru? ¿Él hijo mayor se llama así o es otro familiar que viene hoy de visita?.

Sesshomaru es el hijo mayor, Kagome. ¿No lo vistes ayer?. — niego con mi cabeza en respuesta de la pregunta de Rin.

—Ayer sólo pude enterarme de que estaba enojado y que no quería tomarse un calmante o algo así. — digo. Las otras dos mujeres se miran serias.

—Sesshomaru tiene un carácter fuerte debido a que aún está experimentando los últimos cambios de trasformación en un vampiro por completo. Por eso casi siempre está encerrado en su habitación y cuando no lo está es cuando se va en alguno de sus vehículos a relajarse dando vueltas por la ciudad. Cuando está calmado es bastante tranquilo, sale al patio a leer un poco, me ayuda en la cocina y otras cosas. Aunque desde hace unos meses los doctores le han diagnosticado algunos trastornos psicóticos, como la claustrofobia, ha cambiado más todavía. — me explica Kaede.

—¿Qué clase de cambios?. — pregunto.

—Está más distante y actúa como si los que lo molestan fueran sus enemigos. Nunca ha lastimado a alguien pero los señores Taisho y el joven Inuyasha temen de que lo haga. Últimamente se niega a tomarse los calmantes e ir a terapia con el psicólogo, como se lo recomendaron los doctores. Come menos todavía y está tomando el hábito de irse y no volver hasta el otro día o dos. Nadie sabe a donde se va o que hace. Sólo sabemos que los padres de Sesshomaru están muy preocupados por él y temen que le pase algo. No quieren internarlo en un hospital por miedo a que se haga más daño y su mente se vuelva más inestable. — suspira. —Pero los médicos exigen de hacer algo o se lo llevarán en dos meses.

—Es decir que...

—Si Sesshomaru no cambia se lo llevarán a un hospital de personas con enfermedades psicóticas y mentales. — termina de decir Rin.

Veo el reloj en la pared. Son las 7:20 AM. En unos minutos vendrán a desayunar la familia Taisho. Rin se coloca al lado de la abuela Kaede y la ayuda a terminar de preparar los platillos. Saco las galletas de vainilla del horno y las coloco en un cuenco sobre una bandeja de roble. Rin coloca en la bandeja un vaso con leche, un tazón de cereal sin leche y unas tostadas cubiertas por crema de maní.

La puerta de la cocina se abre y entra el señor Taisho. Me sorpendo. ¿No se suponía que el desayuno sería a las 8:00 AM? ¿Qué hace él aquí?.

—Buenos días, bellas damiselas. ¿Ya está listo el desayuno? Me iré temprano a trabajar hoy. — dice. Kaede sonríe y le brinda un tazón con cereal y leche.

—Puede ir comiendo eso mientras termino de prepararlo. — le dice. El señor lo acepta gustoso y se mete en la boca la primera cucharada.

—Eres un amor, Kaede. Has salvado a mi estómago de la muerte. — Rin y yo reímos bajito, cubriéndonos nuestras sonrisas. —¿Ese es el desayuno de Sesshomaru?.

—Sí, señor. Iba a llevárselo ahora mismo. — se apresura a decir Rin.

—No te molestes, Rin. Se fue anoche a las tres de la madrugada. Me envió un mensaje y cuando fui a su habitación ya no estaba. — dice. Su grande y blanca sonrisa se apaga y continúa comiendo de su desayuno. —Puedes dejarlo en la nevera. Tal vez vuelva más tarde.

—Sí, señor. — dice algo tristona la dulce Rin.

—¿Cómo te va hiendo la faena, Kagome?. — me pregunta. Dejo de ver a Rin meter la charola dentro de la nevera y veo al señor Taisho. Sonrío.

—Bien, Señor Taisho.

—Puedes decirme InuNo. No me molesta. — sonríe apretando los ojos.

—¿Puedo llamarlo señor InuNo?.

—Claro. No hay problema en como me llames, Kagome.

—Sí.

—Conque aquí estabas. — ni siquiera noto que la puerta se había abierto e Inuyasha entra en pijama. —Mamá aún duerme.

—Ella nunca viola su hora de sueño. Se levantará más tarde. — le contesta a su hijo. El señor InuNo termina de comer su cereal y Rin le ofrece a ambos galletas recién horneadas.

—¡Galletas!. — exclama Inuyasha. Parece muy feliz a lo igual que el señor Taisho. —¡Cuando Sesshomaru se entere que has hecho galletas se pondrá de buen humor!.

Umh... Parece que no sabe que su hermano ya se fue...

Tu hermano se fue de madrugada. — confieza el señor Taisho. Inuyasha abre los ojos como platos y se muerde el labio inferior, claramente está entre molesto y preocupado.

—Imbécil... — murmura entre dientes.

—Me envió un mensaje a las 3:00 AM. Corrí a su habitación a detenerlo pero sólo encontré su celular. No se fue en su moto sino hubiera escuchado el motor.

—Debe haberse ido en auto. Quien no escuche el motor de esa Kawasaki Ninja debe estar sordo de haberlo escuchado antes. — dice Inuyasha con la mirada baja.

¿Era una Kawasaki Ninja la moto negra de ayer? Waaa, que linda es...

—¿Y no hay manera de localizarlo?. — pregunto. Ambos Taisho niegan.

—Es imposible localizarlo y seguirlo. — dice en un suspiro el señor InuNo.

—Sesshomaru es muy inteligente. Cuando compró la moto lo primero que hizo fue arrancarle el GPS. Cuando se va deja el celular o cualquier aparato que nos permita localizarlo. Mi padre ha enviado a guardaespaldas a que lo sigan, incluso yo he tratado de seguirlo en mi moto, nadie ha tenido éxito en seguirlo. Es como...como...

—Como si supiera que lo siguen. — termina de decir Rin con la mirada baja. Todos la miramos y ella enroceje un poco.

—La locura lo debe haber puesto más inteligente o algo así. — comenta Inuyasha. El señor Taisho le golpea la cabeza y lo observa furioso.

—Tu hermano no está loco. — dice con la voz gruesa.

—¡Sí lo está! Se comporta como un loco. Es como si sólo existiera él en la vida y por ello toma todos esos riegos y por eso nos tiene a todos preocupados siempre. ¡Es su culpa que mamá llore todos los días rezando por su bien! ¡Es su culpa que estés desperdiciando tanto dinero en terapias y cosas para él cuando ni siquiera las valora a pesar de ser por su bien! ¡Es por él que yo me estoy volviendo loco! ¡Casi no tengo vida social por estar detrás de él!.

El señor InuNo le proporciona una bofetada a su hijo. Oh, joder. Sonó fuerte. Pienso. Y le debe haber dolido porque se soba la mejilla roja como los short rojos que tiene puestos.

—No quiero que vuelvas a decir que tu hermano está loco. Está pasando por cambios en su mente. Aún no se adapta; tu abuelo tuvo ese mismo problema de joven. Tu deber como hermano es tratar de que valla por el mejor camino para su bien.

—¡¿Y como quieres que lo lleve por el mejor camino por su bien si ni siquiera habla bien conmigo?!. — escandaliza. Algunos sivientes que pasaban frente a las puertas abiertas de la cocina se han detenido para ver.

Que gente más chismosa... Bueno yo no me quedo atrás. Ando metida en la conversación que se supone que debe ser privada...

—¡Ya métanlo en un hospital psiquiátrico! ¡Es lo mejor para él!. — chilla.

La puerta de la entrada se abre de golpe y entra un hombre con casco amarillo y traje del mismo color con detalles en negro y blanco. Ambos Taisho y Rin corren hasta donde está el hombre.

—Hermano... — susurra Inuyasha.

—¿Estás bien? ¿A dónde fuiste?. — pregunta Rin. El de vestimentas de motorista ignora su pregunta y sube las escaleras.

—Sesshomaru... — nadie notó a Irazue que bajaba. Bueno yo sí la noté por su vestido rojo. Ambos se detienen en medio de la escalera.

Veo como el motorista se quita el casco y una larga melena blanca cae como cascada al quitarse el casco. Le llega por debajo de las nalgas. Para ser un hombre lo tiene bastante largo.

¡Oh, genial! Cuando decide mostrar su cara está de espaldas de .

El peliblanco abraza a su madre y le da un beso en la frente. Luego se coloca de nuevo el casco y sube las escaleras, dejando a Irazue con lágrimas en sus ojos dorados. La señora Taisho se sienta en las escaleras y todos subimos hasta donde estaba.

—¿Ma', estás bien?. — pregunta Inuyasha.

—Hace mucho que no recibía un beso suyo... — dice Irazue entre lágrimas y una bella sonrisa en la cara.

—¡Señor Taisho!. — por la puerta entra un hombrecito calvo con voz estrepitosa. —¡El joven Sesshomaru llegó caminando!.

—¡¿Qué?! ¡¿En qué demonios se fue?!. — exclama Inuyasha. ¿Cuál es la exaltación? Al menos vino.

—En...Su moto, señor. — dice algo dudoso el hombrecillo.

—¡Joder! ¡Si me rompe la moto lo...!

No pudo terminar su frase cuando un ¡Bang! Escuchamos todos. Salimos de la mansión y no muy lejos vemos una gran nuve de humo acompañada de llamas pequeñas.

—¡Llamen a los bomberos!. — alerta Kaede detrás de nosotros.

Una hora después.

Los bomberos llegaron e hicieron su trabajo en apagar las llamas de lo que parecía ser una moto. Inuyasha se arrodilló en el piso cubriéndose la cara con las manos. Irazue le toca el hombro pidiéndole perdón y el señor InuNo niega con la cabeza mientras cruza de brazos.

—¿Ya viste? Te lo llevo diciendo desde hace tiempo: mi hermano está loco. Mira lo que le ha hecho a mi preciada BMW Motorrad. ¡Era mi moto favorita, joder!. — chilla viendo a sus padres.

Apenas llego ayer y ya me entero de todo...

—Tu hermano no está...

—¡Sí lo está! ¡Ya basta de defenderlo y protegerlo tanto! ¡Métanlo en un hospital de locos a ver si se pone cuerdo de nuevo!. — se levanta con los puños cerrados. Limpia sus lágrimas. ¿Encerio llora por la moto? Es rico, que se compre otra. —Le daré una última oportunidad a Sesshomaru. Si no mejora en una semana firmaré el papel para que se lo lleven.

Los señores se levantan alarmados. Al parecer lo que acaba de decir es preocupante o amenazante para el supuesto Sesshomaru.

—Los tres sabemos que sólo basta la firma de alguno de nosotros para que se lo lleven. — se va caminando; ignorando a sus padres.

Con lo que me he enterado de esta familia puedo hacer una página de chismes...

—Kagome... — Rin me llama. Su mirada está dirigida al suelo. Me sorprendo al ver una pequeña lágrima recorrer su mejilla.

¿Llora? ¿Por qué? ¿Acaso le afecta lo que dijo Inuyasha?.

—Volvamos para servir el desayuno. — dice y comienza a caminar en dirección a la mansión. La sigo sin quejarme.

No puedo creer lo que acabo de pensar pero este tipo...¿Cómo se llamaba...? Ah, . Sesshomaru. No puedo creer que Sesshomaru me está dando curiosidad debido a todo lo que me he enterado.

|Continuará|

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