|Confesión|
Las dos horas que estuvo Sesshomaru bañandose me las pasé comiendo y viendo videos de gatitos en su celular. También me dediqué a registrarle todas sus redes sociales; excepto WhatsApp porque para entrar pedía huella digital y yo no soy Sesshomaru.
En Instagram y X tenía un montón de mensajes privados, accidentalmente toqué uno de esos chats en el viejo Twitter y una chica le había mandado una colección entera de fotos en microbikini; y él respondía con muchos emojis de fueguitos.
Pervertido....
Cerré esa app y seguí viendo videos de gatos en su celular por un buen rato. Tal vez pasó media hora cuando lo ví acercarse con una toalla tapando su intimidad. Sacudió su cabello frente a mí y agarró una lata de Coca-Cola sellada que le estaba guardando. Dejé su celular a un lado y lo miré.
—Ya nos vamos. Déjame vestirme... — sonrió.
—Muy buen rato que pasaste allí.
—Sip. El agua estaba buenísima.
—Las bañistas también lo estaban.. O eso es lo que dabas a entender. — sus ojos dorados se fijaron en mí.
—Me he acostado con mejores. — luego de decir eso se va con su ropa bajo los brazos.
Al rato regresa vestido y arrpelándose el pelo que de alguna manera se le nota sensual. Agarra las llaves de la camioneta y otra lata de Coca-Cola.
—Ve al auto. Iré a pagar todo.
Acato de inmediato y me voy a donde aparcó la camioneta. En el estacionamiento hay algunos chicos que no paran de mirarme desde que llegué. Eso me vuelve algo incómoda. Me pego lo más que puedo al metal del vehículo y cruzo mis brazos. También evito el contacto visual hacia ellos. Me centro más en mirar un caminito de hormigas que pasan frente a mis pies y pensar en qué diablos hace Sesshomaru que aún no llega.
—Hey, hermosa.. — un rubio de ojos verdes se atraviesa en mi campo visual.
Oh, genial... Sólo esto me pasa a mí...
—¿Por qué tan sola, cielito? Una preciosidad como tú no debería estar tan sola. — una de sus manos acaricia mi mejilla. Aparto su extremidad y le doy una mirada seria.
—Déjame en paz, idiota.
—Hermosa y grosera. Las chicas así me vuelven caliente.
—¿Ah, si? Pues yo no soy ese tipo de chicas.
Camino hacia un lado pero de inmediato él me agarra del brazo y me pega a la camioneta. Sus brazos están alrededor mío y no tengo escapatoria. Busco con la mirada a Sesshomaru: el muy imbécil aún no hace acto de presencia.
¡Joder Sesshomaru!
—¡Déjame, idiota!. — forcejeo muy en vano.
—No seas así, princesa. La pasaremos muy bien juntos.
—Pásala bien con otra. — el chico es apartado abruptamente de mi y cae al suelo.
Levanté mis ojos y ví a Inuyasha. Detrás de él estaba Kikyo sosteniendo una especie de rama o que se yo lo que es. El muchacho que me acosaba antes se va corriendo junto a los otros dos.
—¿Estás bien, Kag?. — me pregunta el menor algo preocupado.
—Estoy bien..
—Que alivio.. — Kikyo me abraza. Noto como Inuyasha me inspecciona y luego observa la camioneta detrás de mi.
—¿Has venido con Sesshomaru?.
—Sí... — le respondo. Inuyasha parece enojarse un poco.
—Ese imbécil...
—Que raro que vengas aquí, Inuyasha..
Todos nos giramos a ver a Sesshomaru caminar tranquilamente hacia nosotros. Tiene una cajita de jugo en su mano mientras bebe el contenido por el popote. Me aparto un poco de Kikyo y Sesshomaru me mira directamente; luego observa la cara de enojo de Inu y vuelve a mirarme a mí.
—¿Qué ha pasado?. — me pregunta.
—¿Qué le ha pasado? ¡La estaban molestando mientras tú...!.
—No te pregunté a tí, Inuyasha. — lo corta rápidamente. —¿Qué pasó, Kagome?.
—Un chico se me acercó mucho y... si no hubiese llegado Inuyasha no sé que me hubiera pasado...
—Entiendo... — se gira hacia Inuyasha. —Gracias por ayudarla. Ya puedes irte.
—¿Dónde diablos estabas?.
—No te importa. Adiós. — clava una de las llaves en la puerta de la camioneta y se desliza para entrar en el asiento del conductor. —Entra, Kagome.
—No eres capaz ni siquiera de proteger a alguien. Eres todo un inútil.
—Ya te dije que te fueras. — murmura encendiendo el auto. Entro al asiento del copiloto y Sesshomaru hace cerrar ambas puertas.
Antes de que Inuyasha dijera algo Sesshomaru arranca la camioneta y nos vamos de ahí. El silencio se instala dentro del auto. Un silencio que pareciera que ninguno de los dos se atreve a romper.
Sesshomaru detiene la camioneta en medio del camino y suelta un suspiro. Lo miro algo incrédula, sin saber que dirá o hará.
—¿Estás bien?.
—Sí.. No estoy herida ni nada.
—Perdón por no estar ahí. No debí dejarte ir sola.
—Está bien... — agacho la cabeza
—Kagome. — su voz tranquila me hace mirarlo otra vez. Su piel está algo enrojecida por el sol, supongo que se ha quemado. Aún así se ve muy hermoso.
El corazón se me va a salir en cualquier momento del pecho. Odio admitirlo pero me estoy enamorado y creo que de la persona incorrecta. No puedo enamorarme de Sesshomaru y tengo un montón de razones para no hacerlo.
La principal es que es mi jefe y es totalmente poco profesional un romance entre ambos.
Sus manos toman mis mejillas y me hace acercarme a él. Inhalo su olor varonil con ese toque mentolado. Nuestros labios están a escasos centímetros. ¿Me va a besar? Ni siquiera se lo que esta pensando. Estoy algo nerviosa, o tal vez asustada. No sé cómo definir lo que siento ahora mismo.
Su pulgar acaricia mis labios. Juega con mi boca con el mismo pulgar un rato hasta dejar de hacerlo.
—Eres hermosa... ¿Te lo han dicho?.
—Todos lo dicen.
—¿Te lo he dicho yo?.
—No estoy muy segura...
—Entonces no todos te lo han dicho. — susurra. ¿En qué momento la conversación se volvió así entre susurros?. —Eres muy bella, Kagome.
—¿Por qué haces esto?.
—¿Hacer qué?.
—Esta posición.. ¿Por qué?.
—Si te digo la verdad no podré volver a verte nunca más.
—No entiendo...
—Estoy loco... Lo sé. Ni siquiera se por qué hago esto. ¿Crees que hay alguna cura para mi locura?.
—Sessh, no estás... — soy silenciada por un beso repentino. Sus labios se pegan a los míos sin previo aviso. Sólo siento como se va despegando poco a poco hasta que rompe el contacto.
—Estoy loco por tí, Kagome. ¿Qué tienes que me vuelves de esta manera?.
—No sé...
Sus manos poco a poco se van despegando de mi rostro. Sus ojos dejan de mirarme con ese brillo y se vuelven oscuros. Como si el dorado perdiera el color y se volviera de un tono marrón, casi negro.
—¿Sesshomaru..?
—No puedo seguir con esto. Te estoy metiendo a mi mundo.. Acabaré contigo como mismo hice con Kanna si no te alejas...
—Tú no la mataste.. Fue un accidente.
—No digas eso. — con esas palabras deja de hablar hasta llegar a la mansión Taisho.
Por el resto del día no lo ví más. De vez en cuando tocaba su puerta e intentaba entrar, pero estaba cerrada con llave desde adentro. La señora Irazue estaba preocupada ya que él no había comido nada desde que llegó. La familia Taisho trató de entrar a la habitación pero cualquier intento fue en vano: Sesshomaru nunca abrió la puerta.
Diablos...
Continuará...
Cap corto porque sí :P
Naa es broma. Ya se viene lo bueno.
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