|Buenas y malas noticias|
La noche había llegado bastante rápido para mi gusto. Había pasado todo el día con Sesshomaru, de reunión en reunión, haciendo tratos nuevos y cosas de empresa. Fuimos a almorzar como él prometió y después de eso volvimos a trabajar.
Después de la última reunión en otra empresa, para hacer una coalición temporal, ya se le notaba lo cansado en el rostro. Él había hecho casi todo en el día, yo sólo me había dedicado a observar y dar algunas ideas y opiniones. Tampoco podía hacer mucho ya que no me había preparado con antelación, y aunque muchos temas eran de mi conocimiento, tampoco quería arruinar algo sólo por no informarme o prepararme mejor. Me dediqué sólo a abrir la boca cuando estuviera segura o Sesshomaru me lo pidiera y en todas las ocasiones fue bastante perfecto.
—Vallamos a cenar. Reservé en un buen restaurante a unos kilómetros de aquí. — murmura él. Se aprieta el tabique y remueve un poco la cabeza.
—Estás muy cansado. ¿No prefieres ir a casa y dormir?.
—No, no. Estoy bien, Kag. Iremos a cenar. Me apetece estar contigo fuera todo el día. — contesta.
No me siento muy segura de su respuesta. Estoy segurísima de que necesita dormir ahora mismo; más que nada porque anoche tan sólo logró dormir unas cuatro o cinco horas y siguió trabajando. La verdad no sé cómo resiste tanto. Me imagino que sea energía acumulada de años, o tal vez quiera acabarlo todo y dejarlo perfectamente a su manera. De ser así lo está logrando: está poniendo su autoridad en todos lados.
Esta vez pongo algo de música clásica en el auto. A él no parece molestarle o algo, por mi bien, me gusta este tipo de música. El trayecto también se hizo algo silencioso y rápido. Apenas intercambiamos palabras; no teníamos mucho de que hablar cuando nos pasamos el día entero uno al lado del otro, conociéndolo todo.
Una hora después estaciona frente a un restaurante muy elegante y aparentemente caro. Le da las llaves de su auto al muchacho del parking y entramos. Había reservado una buena mesa en el segundo piso, en la zona VIP y había pedido que nadie más estuviera cerca de nosotros para darnos privacidad.
Un moso nos llevó hasta nuestra mesa y de inmediato Sesshomaru se pidió un coñac con mucho hielo. Preferí vino suave, no quería embriagarme, seguramente de regreso tendría que conducir yo. Me ayudó a sentarme y revisé el menú: estaba todo delicioso e interesante. La boca sentía que se me hacía agua y el estómago comenzaba a despertar entre gruñidos.
—¿Pedimos pato agridulce? Se ve que tiene buena pinta. — murmura él con el menú entre las manos.
—Acompañado de papas fritas para mí. Y también quiero una porción de arroz frito. — digo cerrando la carta.
—Pediré lo mismo también. Muero de hambre. — con una señal llama al camarero que nos atiende, dicta todo el pedido y también pide que traiga una botella del mismo vino que yo estaba bebiendo. El muchacho se fue otra vez y el silencio volvió a reinar. —¿Qué quieres hacer para Navidad?.
—Falta mucho para eso.
—Sí, pero me apetece pasar las navidades contigo. Hasta el año nuevo. — su sonrisa me ha calentado un poco, ¿o será el vino?.
Dejo la copa a un lado. Sesshomaru ha notado el desagrado en mi rostro y parece preocuparse. Me ofrece una servilleta y se la agradezco con la mirada. Carraspeo. No es tan normal que me pase esto, a veces sí cuando bebo de más, pero apenas voy por la primera copa. ¿Tal vez no me ha caído bien el vino?.
—Pues... A Francia estará bien. Quisiera visitar París.
—Me parece perfecto. — el moso vuelve a acercarse y le sirve una copa de vino a Sesshomaru. Me pide un jugo natural de manzana para mí, seguramente para calmar mi malestar. —¿Algo más...? Podríamos también visitar London. Estaría bueno hacer turismo los dos juntos por ambas ciudades.
—Por supuesto. Todo está bien. — me acomodo en la silla y suelto un suspiro.
—¿Estás bien?.
—El vino tiene que ser. No te preocupes.
—¿Segura?.
—Sí, sí. Sólo son pequeños mareos. No te alteres.
—Sólo me preocupo por tí. No bebas más. — retira mi copa de vino. Cuando viene de vuelta el chico que nos atiende le pide amablemente que retire mi copa de vino y que no deje de servirme jugos o agua. —¿Qué tal la marca de modas?.
—Bien... La última colección fue un éxito. Me gustó lo que provocó en la población.
—Quisiera tomarla también, si no te molesta. Podríamos ambos diseñar.
—Sesshomaru, puedes tomar lo que quieras. Todo lo que está bajo mi control es tuyo por derecho. — vuelvo a carraspear. Ahora siento náuseas. —Voy al baño.
—Kagome... — se levanta algo alarmado a seguirme. Lo detengo rápidamente y niego con una sonrisa.
—Estoy bien. Sólo me voy a retocar el maquillaje. — beso sus labios y camino al baño.
El malestar aumenta gradualmente. Siento la necesidad de expulsar lo poco que he consumido en todo el día en un retrete y no me detengo. Abro la primera puerta que encuentro y vomito en el inodoro. Levanto la cabeza y suelto un suspiro pesado. La cabeza me da vueltas. Bajo la perilla y todo lo que solté se va.
Me levanto y veo mi reflejo en el espejo: estoy algo pálida. Saco un labial y polvo de mi pequeña bolsa y retoco todo. Al menos no le he mentido del todo. Salgo del baño y lo veo desde la distancia algo inquieto y nervioso. Se muerde las uñas y no para de mover los pies. He notado que cada vez que mi humor cambia el de él también lo hace, como si estuviésemos conectados de alguna manera.
Me acerco por detrás y le doy un pequeño beso en la mejilla que logra calmarlo. Obviamente pregunta por como estoy y respondo con algo de la verdad. No quiero mencionarle que he vomitando para no alarmarlo más.
Fue el vino. Es todo.
Me digo a mi misma un par de veces y el malestar poco a poco se va eliminando con el paso del tiempo.
La comida llega después de un buen rato. Sesshomaru apenas está bebiendo, la botella ni llega a la mitad, y yo no paro de consumir jugos. Me parece bien, estoy relajada y ya no me siento mal como hace una hora más o menos.
Después de otro rato de andar comiendo los platos quedan vacíos. Aún siento que no es momento de irnos, o él no quiere irse aún. Me llega otro sumo de frutas, esta vez de fresa, agradezco y pido que ya no me sirvan más. Es suficiente jugo natural para mí por hoy.
—¿Mejor?.
—Sí. Ya no hay mareos. No pasa nada. — le guiño un ojo. Él sonríe un poco y bebe un poco de vino.
—Ven conmigo un momento. — se levanta y me ayuda a levantarme a mí. Me lleva hasta el balcón y la brisa con olor a sal me golpea la cara. El mar no está muy lejos. —¿Segura de que estás bien?.
—Estoy bien. No te preocupes.
—Me preocupo. No quiero que te pase nada malo, ¿vale?. — asiento en respuesta con una media sonrisa.
Me giro un poco para ver el mar a la distancia. Quisiera ir pero está muy oscuro para caminar por la playa y además ando en tacones. Hago una pequeña mueca. De repente se me ocurre un nuevo plan para mañana y rápido me giro a donde está Sesshomaru.
—Sessh, mañana... — se arrodilla frente a mí y toma una de mis manos. —¿Qué haces?.
—Shh.— sisea. Se saca de un bolsillo del saco una pequeña cajita de color blanco. Ya creo saber por donde va esto.
Mis sospechas se confirman cuándo él abre la caja y hay un pequeño anillo dentro. Brilla delicadamente el diamante que trae incrustado con la luz de la Luna que nos alumbra a ambos. La respiración se me corta, o eso creo sentir, no sé cómo reaccionar. Quisiera pedirle que se levante y que no es necesario nada de esto, pero las palabras no me salen del fondo de la garganta. Es como si mi mente quisiera escuchar lo que él va a decir.
—Kagome Taisho... — me llama con una voz suave y varonil que hace estallar mi alma. Los ojos se me llenan de lágrimas. Está pasando. Lo que prometió hace meses está ocurriendo ahora mismo. —¿Serías mi esposa, hasta que la muerte nos separe o decidas abandonarme? Porque yo nunca te dejaría sola, en las buenas y en las malas estaré para tí. Y si necesitas de alguien para desahogarte o desquitarte, ahí estaré para tí.
—Sessh...
—No hagas un discurso, por favor. Sólo quiero una respuesta.
Trago grueso. Si le iba a hacer un discurso pero bastante pequeño. Algo medio cursi o algo así para que él se levante y diga que todo eso es una broma. Al parecer no lo es. Se mantiene ahí mirándome, con esa tierna media sonrisa y mostrándome el anillo.
—Acepto ser tu esposa, Sesshomaru Taisho. — la sonrisa se le agranda y se levanta del suelo. Sus brazos me envuelven fuertemente y en ese momento me permito llorar un poco entre su pecho. —Gracias... Por estar para mí en todo. Te amo muchísimo... — murmuro.
Se separa un poco de mí y coloca el anillo el mi dedo anular. Retiro mis lágrimas con la mano contraria y lo miro a los ojos: está feliz. Su humor ya ha cambiado. Está contento ahora. Me pongo de puntitas y le beso los labios. Sus manos se aferran a mi cintura y me pega más a su cuerpo. Después de un momento me separo de él y me lleva devuelta a la mesa.
Estuvimos ahí otra media hora hasta que era momento de irnos. Pagó la cuenta entera y se llevó la botella con él. En el auto me duermo y no despierto hasta sentirme cómoda entre las sábanas de nuestra cama.
Mañana siguiente.
A la mañana siguiente no me extraña estar sola en la cama. Las cortinas, por alguna razón, están corridas y entra la luz del sol por el balcón. Me levanto torpemente y ya no traigo el vestido de anoche, tal vez Sesshomaru me lo quitó sin darme cuenta.
Pongo los pies en el suelo dispuesta a ir a cerrar las cortinas y seguir durmiendo. Al acercarme también noto el balcón abierto y eso me extraña aún más. Me asomo un poco y lo encuentro a él bebiendo algo con su celular en mano. Trae puesto el short que usa para hacer ejercicio, sin camiseta y algo despeinado, a su izquierda hay algunas pesas de distintos tamaños.
Camino lentamente a donde está él y le arrebato el celular y el café, que por poco se lo tiro encima, levanto un tanto la bata de dormir que traigo puesta y me siento a horcajadas sobre él. Nos besamos un buen rato sin decir nada. Intento estimularlo, provocarlo de alguna manera para llegar al sexo, pero no ocurre nada. Ni tan siquiera gruñe o gime cuando muevo mis caderas sobre él.
—Sessh... — maullo. Él parece saber lo que quiero y se ríe.
—Hoy no, pequeña.
—¿Por qué?.
—Hoy es noche de luna roja. Estaré apagado todo el día y en la noche me verás como vampiro completo durante unos minutos. — me da un pequeño beso, me sostiene de las caderas hasta levantarme y sentarme mejor sobre él.
Cruzo de brazos molesta; aunque después veo el anillo en mi dedo anular y se me pasa. Pensaba que era un sueño y ahora viendo el diamante brillando con la luz solar me doy cuenta que todo fue real. Me remuevo sobre él, feliz de lo que me está pasando.
—Estaba revisando algunos apartamentos aquí en la ciudad. Encontré algunos muy bonitos, algo caros, pero nos podemos dar ese lujo.
—Vivimos entre lujos, Sesshomaru.
—Da igual. Quiero que los revises y me digas cual te gusta más. Iremos a verlo de inmediato. — me da su teléfono con la foto y la información de cada apartamento.
Todos son hermosos y muy bien estructurados estéticamente para gente con clase. Son caros pero como él dijo antes: es un lujo que podemos darnos. La mayoría se sitúan en el centro de la ciudad y al menos dos están algo alejados, casi a las afueras de la ciudad. Descarto esos de inmediato: no quiero problemas en ir y venir cuando tengamos que trabajar o si surge alguna emergencia.
Reviso uno que si me causa mucha impresión. Está en el centro, a pocas cuadras de un centro comercial y una cafetería muy famosa. Las fotos muestran un espacioso apartamento, con balcón grande, decoraciones excelente, cocina espaciosa a lo igual que la habitación, sala y comedor. Es perfecto para mi gusto. Además de que tendría muy buena vista de la ciudad y parte de los hoteles.
—Me gusta este.
—Ese lo renta un viejo conocido de mi padre... Seguro puedo regatear el precio.
—Acabas de decir que el dinero no era un problema. — lo veo sobre mis hombros y él parece restarle importancia con los hombros.
—Son dólares que me ahorro.
—Nos ahorramos. No pienso dejarte pagarlo todo.
—Hablaré con él. Seguro en la tarde podemos ir a verlo. ¿Te apetece comprar muebles nuevos y decoraciones?.
—Puede. Si lo veo en persona te diré mejor.
—Perfecto. Ahora levántate. Quiero ir a desayunar.
—Levántame. — lo reto.
Deja el celular de lado luego de escribir una cosa y me sube sobre sus hombros. Me sostengo a como puedo de sus brazos y cuello y levanto la cabeza para mirar hacia atrás.
La señora Irazue se cruza en nuestro camino y comienzo a hablarle estando aún sobre los brazos de su hijo. Hasta ahora no le ha prestado atención al anillo que adorna mi dedo, y espero que no lo haga. Quisiera hacer el compromiso público en alguna cena familiar.
—Mamá, le pedí matrimonio ayer. — le anuncia Sesshomaru. Le golpeo suavemente la espalda y la señora Irazue chilla emocionada.
Le muestro el anillo. Ella comienza a hablarme de cuando en señor Taisho le propuso matrimonio y también sobre la boda que tuvieron en la ciudad natal de ella. Luego me dice que Sesshomaru no estaba programado, que después de boda fue cuando se enteró que estaba embarazada de tres meses de su hijo mayor. No se le había formado nada de barriga y tuvo muy pocos síntomas que no la alertaron de nada.
—Sólo eran mareos y algunos vómitos. Algunas cosas me daban asco. Dejé de comer lechuga por su culpa porque al parecer al señorito no le gustaba lo verde. — ella le golpea el hombro. Él suelta un bufido y se ríe. Le anuncia también a su padre y a Jacky, los cuales estaban en la sala, sobre la pedida de mano que hizo ayer.
—Felicidades a ambos. — comenta el señor Taisho.
Jacky corre hacia a mí y me baja de los brazos de Sesshomaru. Me da varios abrazos y besos, llorizquea, regaña a Sesshomaru por no pedirle consejos de pedidas de manos a él y por último se obsesiona con querer hacerme el vestido de fiesta para cuando nos casemos.
—Prometo ponerle muchos brillitos para que resaltes. — se emociona, agita sus manos y da algunos saltitos.
—¿Qué hay para desayunar?. — pregunta Sesshomaru. Levanta sus brazos y los ojos de Jackotsu se desvían hacia el abdomen desnudo de Sesshomaru.
—No lo sé, guapo. ¿Que tal si eres tú el postre? No dejaré ni una gotita... Raw..
—Respeta, Jackotsu. Todo esto es de mi mujer.
—Suertuda... — me dice de mala gana Jacky. Suelto una carcajada y me desvío a donde se fue Irazue.
—Es bueno que conserve su energía. — murmura ella sentándose en la mesa del jardín trasero. La imito: me siento a su lado y cruzo las piernas. —Entonces se viene una boda.
—Aún no hemos planeado nada.
—Sigue ocupado. Toga está tratando de ayudarlo un poco en algunas cosas. — me toma la mano y se forma una pequeña sonrisa en sus labios. —Me alegro que ambos encontraran la felicidad.
—Yo... Debería agradecerle a usted de algo.
—Te escucho.
Aclaro mi garganta. Recordar esto me incomoda un poco. Volver al tiempo atrás, ese tiempo donde vivía infeliz con mis padres y luego que los señores Taisho me compraran; es una etapa de buenos y malos recuerdos. Una que es difícil para mi olvidar.
—Ustedes me compraron. Si no hubiera sido por ustedes yo nunca hubiera conocido a su hijo.
—Fue una gran casualidad que una de nuestras empleadas decidiera retirarse y nos quedó un pequeño hueco que debíamos rellenar. Encontramos la última pieza de este rompecabezas.
—¿Cómo debería interpretar eso?.
—Fue el destino, Kagome. El destino quiso que fueras feliz y te puso a nosotros en tu camino, o tal vez fue lo contrario.
—Así que el destino... — nos miramos mutuamente y sonreímos al mismo tiempo. —¿Inuyasha si fue previsto?.
—Oh, sí. Decidimos tener otro hijo unos años después.
—¿Y cómo fue Sesshomaru de bebé?.
—Era tranquilo a veces. Se volvió un poco más insoportable cuando cumplió su primer año... — ella mira el cielo, como si estuviera recordando esos momentos. —Aunque esa pequeña cara de ángel cubría lo tan malo que podía ser.
—¿En serio?.
—Una vez tumbo a Inuyasha de su silla de comer porque decía que él estaba en su sitio.
—¿Y lo estaba?.
—Pues sí. Accidentalmente confundí las sillas y puse a Inuyasha en la silla de Sesshomaru.
—Y él que es demasiado posesivo...
—Nunca más comió ahí. Tuvimos que comprarle una silla a su gusto.
—Era un niño pequeño... — niego con mi cabeza, manteniendo la sonrisa.
—¿Cuándo me darás nietos? Me muero por cuidar los hijos de mis hijos.
—Ah... Bueno... Tal vez no esté muy lejano.
—¿Has tenido síntomas?.
—Anoche el vino me hizo daño, creo. Vomité y me dio algunos mareos pero nada más. En la mañana me dio algo parecido.
—¿Y te has hecho alguna prueba de embarazo?.
—No. Tampoco creo que sea eso... — aparto la mirada sonrojada.
—Iré más tarde a comprar unas pruebas y por la noche te las haces. Tal vez no sea eso pero siempre es mejor precaver.
—¿Y si lo es?. — inquiero. Ella hace una pequeña mueca y se mira las manos. El manojo de nervios que no había sentido en días está comenzando a florecer dentro de mí.
¿Y si lo es? ¿Y si en verdad estoy embarazada? Aún faltan unos días para mi período y no recuerdo muy bien las noches en las que Sesshomaru no usó condón. Sería casi imposible, o tal vez no. He leído que los vampiros pueden decidir si tener descendientes o no; pero escuchando los relatos de la señora Taisho eso es algo incierto. Sesshomaru no fue planeado, quiere decir que los vampiros no controlan cuando tener hijos. Sesshomaru tal vez pueda, jamás se lo he preguntado, pero eso me provoca dudas.
En caso de estar embarazada, ¿debería dejarlo vivir o morir? Ambos somos adultos, recién comprometidos. Somos estables económicamente por ser unos malditos millonarios. ¿Por qué no tener bebés? La idea me causa varias interrogantes.
¿Yo sería buena madre? ¿Sabría criarlo o amarlo aún cuando yo no recibí mucho de eso en mi vida? ¿Lo protegería? ¿Sesshomaru quisiera ser padre?.
Es importante todo eso. Mucho más la comunicación entre pareja; cosa que ni siquiera le he dicho a él y debería. Si estoy embarazada él sería entonces el padre; sería decisión de ambos si tenerlo o no.
—No te martilles la cabeza con eso. ¿Vamos a desayunar?.
Asiento en respuesta. Aunque me pida que no piense en eso y me rompa el cerebro en pensarlo y analizarlo creo no poder.
Ahora mismo la idea de estar embarazada me está aterrando. Al entrar a la sala nuevamente los chicos están sentados en el sofá jugando con las cartas. El primero en verme es Sesshomaru, por su expresión seguramente ha notado mi malestar. Deja la baraja de cartas a un lado y en segundos está a mi lado preguntando por mi salud.
—Un dolor de cabeza. Nada más.
—Hace unos momentos estabas perfecta. No me están gustando esos malestares.
—Debe ser mi menstruación que está cerca. — resto importancia moviendo una mano. —Iré a dormir.
—Te llevo el desayuno a la cama. No te duermas. — me da un beso en la frente.
Subo escaleras arriba y me encierro en la habitación. Quisiera que tardara un poco en subir pero conociéndolo va a venir pronto, me va a atacar a preguntas y va a querer que visite un doctor. Envuelvo la parte superior de mi cuerpo en cobijas y tomo mi celular en la mesita de a un lado.
Tengo varios correos electrónicos. Son cosas que Sesshomaru va a ver más tarde seguro. Sango me ha enviado unos mensajes a lo igual que Inuyasha.
Mi ahora mejor amiga me cuenta sobre lo atraída que recientemente se sentía por Miroku, eso me saca una pequeña sonrisa y me animo a darle una respuesta totalmente sincera. Reviso el chat de Inuyasha: me ha enviado unas fotografías de la Torre de Pisa en Italia, a donde se mudó recientemente por el trabajo de Kikyo. Me comenta que quiere venir pronto a ver a su hermano y también me ha invitado a su boda con Kikyo en cuatro meses, es la ciudad natal de Kikyo: Barcelona. Le agradezco la invitación y también le mando algunas fotografías decentes que nos hemos hecho yo y Sesshomaru.
—Kagome... — cierra la puerta detrás de él y camina hasta mí. Deja la bandeja sobre mis piernas y me mira. Está preocupado. —¿Estás bien?.
—Sí.
—No me mientas.
—¿Si digo que no seguirás preguntándome?.
—Sí. — me llevo un bocado de pan a la boca y sigo chateando con Inuyasha. —Kagome...
—Estoy bien. No te preocupes.
—No lo estás. Ayer estabas pálida y te sentías mal, hoy estás igual. — me arrebata el teléfono y mira con quien hablaba. —¿Es en serio?.
—Sesshomaru, que estés enojado con tu hermano no significa que yo también lo esté... — me termino de comer el pan y sigo con un tazón con cereales.
—No me cambies el tema. — veo como apaga el celular y lo deja a un lado. —Te voy a llevar al doctor. Ahora. Cámbiate.
—Me da pereza..
—No me interesa, Kagome. Como si vas en ropa interior a un puto hospital. No puedo seguir preocupado por tí.
—El cereal está rancio.
—No lo está. Es nuevo, de ayer. — detalla.
Dejo la bandeja a un lado y corro al baño. Paso el seguro antes de que él entre y vomito en el lavamanos. Dos. Tres. Hasta cuatro veces lo hago. Sesshomaru no se cansa de exigir que le abra la puerta. Mis oídos me pitan y la vista se me vuelve borrosa.
Escucho el tronar de una madera y tiempo después estoy en los brazos de mi novio casi desmayada.
Siento como me carga entre los brazos y baja las escaleras corriendo. Le grita a su padre y la señora Irazue aprieta debajo de mi nariz, Jacky trae unos hielos y luego siento un auto encenderse.
En que momento llegué a un hospital no lo sé. Estoy aquí. Siento algunos aparatos sonar a mi lado, el sonido es insoportable, quiero apagarlos aunque eso signifique mi muerte tal vez.
—¿Que tiene?. — la voz de mi prometido resuena a mi lado. Abro lentamente los ojos y miro al doctor a su lado.
—Pueden ser buenas y malas noticias. Depende de como ustedes lo tomen. — informa él. Se me acerca para tomar mi pulso y revisar mis ojos. Sesshomaru me ayuda a levantarme un poco y yo poder tomar agua a través de un popote. —Bueno, ella está embarazada.
—¿Es un embarazo?. — pregunto.
—Así es. Pero tiene una complicación.
El corazón me late a mil por hora. Una complicación en la medicina humana es terrible, no quiero imaginar que sería una complicación en un vampiro.
—Está mal formado. — Sesshomaru abre los ojos y se le escapa un suspiro. —Hice algunas pruebas y la mitad de ese feto es humana, la otra mitad...
—Un semi vampiro impuro. — termina de decir él.
—Exacto. Es un bebé extraño, son pocos los casos que se ven de estos. Tal vez sea por la genética de alguno de los dos o por alguna casualidad. ¿Sólo usted es vampiro?.
—Mis padres... Eran medio vampiros. Yo nací siendo humana completamente. — digo. Sesshomaru me interroga con la mirada.
Nunca se lo dije. No creí que fuera necesario y también temía que él se burlara de mí. Ahora viendo como está la situación, y también lo confundido que está él, creo que debí habérselo dicho desde hace tiempo.
—Ahí está la falla.
—¿No hay alguna forma de que vuelva a ser normal? ¿O que sea de una sola raza?. — pregunta él.
—Me temo que no. Ese bebé podría nacer fácilmente siendo un bebé mitad y mitad, siendo normal. Pero está la posibilidad de que sea anormal por su genética. Y también está ella.
—¿Yo?.
—No soportarías un parto. Podría decir que morirías antes de llegar al parto. El útero podría colapsar y en el tiempo que tú luchas por tu vida tu hijo también lo hará.
—El instinto vampiro hará todo lo posible por sobrevivir.
—Así es, señor.
—¿Eso que significa?. — pregunto mirándolos a ambos.
—Que en ese tiempo él podría comenzar a devorar el interior de tu cuerpo buscando alguna forma de mantenerse con vida por un tiempo limitado. O simplemente se dejaría morir en caso que el instinto vampiro no se active, pero eso no suele pasar. — él mira al doctor. —Y no sólo va a pasar con este bebé.
—Esa es la segunda mala noticia: ustedes dos no podrán tener descendientes.
—¿Todo por mi genética o cuerpo?. — siento mis lágrimas caer de mis ojos. El corazón se me destroza y siento que me desmorono junto con Sesshomaru en la habitación.
—No. La de ambos. — el doctor señala a Sesshomaru. —Él tiene un ADN poderoso, un vampiro de sangre pura en su totalidad. Y tú eres humana con genes de medios vampiros.
—¿Podría haber algún milagro?. — vuelvo a preguntar.
—Podría. Pero sería una casualidad de una en un millón.
—Es decir que cualquier hijo que tengamos tendrá esa discapacidad. — reafirma él. —Que exista uno con una única raza es imposible.
—Casi imposible. Han habido casos de parejas como ustedes que han logrado tener un bebé genéticamente perfecto, esas personas lo han intentado por años.
—¿Que tal si la marco a ella?
—¿Marcarme?.
—Me temo que seguirán siendo los mismos resultados, incluso se podría empeorar o mejorar. Es algo a suerte y muy arriesgado que yo no recomiendo. — aclara su garganta e inspecciona la hoja. —Podrías marcarla pero existe la posibilidad de que ella muera o resista a tu sangre. En caso de resistir a tu sangre eso no mejoraría mucho las cosas, tan sólo minúsculamente. Todo porque tu sangre es demasiado fuerte para un cuerpo genéticamente inestable como el de ella.
—¿Se puede seguir intentando, no?. — limpio mis lágrimas. El doctor hace una pequeña mueca y no responde, sigue analizando el papel. Los labios de Sesshomaru tiemblas al igual que sus pupilas. Tiene algo, está nervioso, o triste. No lo sé. Aún no sé leerlo del todo.
—Pueden. Recomiendo que vengas a revisarte en caso de que quedes embarazada en algún momento y así interrumpir tu embarazo de ser necesario. Y supongo que a ese bebé lo vas a abortar, ¿cierto?. — asiento en respuesta. Sesshomaru parece ido de si mismo, no responde o reacciona a nada. —Lo lamento por ambos. Si me permiten, iré a programar tu interrupción. Les daré la hora más tarde.
El doctor se va y nos quedamos juntos en total silencio. Sólo escucho su agitada respiración. Continúa mirando el piso, con las manos cruzadas.
—Sesshomaru...
—Es imposible. No va a pasar nunca.
—Podemos intentar. Ya lo escuchaste: algunas parejas lo lograron.
—¿Y si no tenemos suerte?. — detallo sus ojos. Las pupilas se le han dilatado y los colmillos han crecido. Supongo que ha reprimido una transformación durante un buen rato.
—Si la tendremos. O sino podríamos adoptar un pequeño...
Se levanta de golpe y sale de la habitación como una bala disparada. Suelto un suspiro: las lágrimas se me han agotado y no sé por cual de los dos culpar. Siento que debería echarme la culpa a mi por ser la más débil. Él no tiene nada: sólo es más fuerte. Su sangre es se ha mantenido así desde el inicio de su linaje.
En cambio yo ni siquiera sé cómo está estructurada genealógicamente mi familia del todo.
Suelto un pesado suspiro y cierro los ojos. Acaricio involuntariamente mi vientre plano y hago un pequeño puchero. Trato de imaginar al bebé que estará fuera de mi en unas horas pero no logro conseguirlo. Ojalá tuviera mi teléfono aquí y así buscar en Google sobre eso y estar más informada de eso.
Algo malo debía pasarme, debí suponerlo.
Continuará...
Hice dos capítulos en uno por la demora (mentira, me daba pereza partirlo a la mitad :p)
¿Que tal? ¿Les gustó? Algo malo tenía que pasar, no todo es color rosa. Si yo sufro ustedes también jsjsjs.
Los amo! ❤
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