|Adiós Sessh|
Las cuatro horas pasaron demasiado rápido. En todo ese tiempo estuvimos recordando nuestros momentos juntos hasta hoy. Unos hombres vestidos de verde militar llegaron con armas, le pidieron amablemente a Sesshomaru que se mantuviera quieto o tendrían que dispararle un sedante el cual le dolería un poco al ser administrado.
Él aceptó. Se despidió de mi con una sonrisa mientras un seguridad le colocaba esposas, grilletes y una capucha en la cabeza. Me dolía ver como lo trataban, en realidad si se lo merecía porque asesinó a alguien inocente, pero para mí no. Él era inocente según mi punto de vista.
Seguí a los guardias hasta que lo subieron a un camión blindado blanco. Las puertas del vehículo fueron cerradas y leí claramente lo que decía: Hospital Psiquiátrico para Vampiros. Si él lograba recuperarse se iría a una cárcel de vampiros también. Vivirá muchos años entre su propia raza pero muy poco con sus familiares y amigos.
—Adiós, Sessh. — dije. Él no podría responderme pero si sabía que me había escuchado.
El auto se fue y detrás de él una limusina negra. Ya sabía de quienes se trataban. Inuyasha me había informado que sus padres se despedirían de él en el hospital.
—¿Cómo fue?. — la voz de Inuyasha detrás de mí me sorprende un poco. Al girarme estaba él y Kikyo, ambos tomados de la mano.
—Estuvo... Bien.
—Lamento que esto le halla pasado... — susurra Kikyo.
—Tarde o temprano pasaría. Sesshomaru ya necesitaba ayuda médica desde hace mucho. — Inuyasha le besa la frente. —Nosotros también queremos despedirnos, Kagome.
—Sí... Ya veo por qué. Has decidido huir del casamiento por lo que veo. — Inuyasha se ríe. —Les deseo lo mejor a ambos.
—Te escribiré en cuanto tenga mi nuevo número, Kag. Siempre debemos estar comunicadas. — Kikyo me abraza muy fuerte. —Te adoro.
—Yo también.. — se separa de mí y camina hacia un auto rojo estacionado a unos metros. —¿Qué pasará con los señores Taisho?.
—Se volverán locos buscándome. Les he dejado una carta a ambos en su habitación, también le envié una a Sesshomaru. La tendrá cuando ya tenga su propia "hábitat" en el hospital. — se ríe. No pude evitar reírme también. —Lo único que me preocupa es la herencia...
—Sesshomaru es el heredero máximo. Supongo que ahora que está así no podrá hacerse cargo de tanta fortuna.
—Y yo he decidido abandonar el puesto como segundo heredero. — sentencia. —Mis padres escogerán a alguien digno, o tal vez lo donarán cuando sea el momento. Tal vez Sesshomaru llegue antes de que ellos mueran.. Pero no se puede confiar en eso.
—¿Alguien fuera de la familia puede hacerse cargo de eso?.
—Por supuesto. Si los señores Taisho deciden pasar su fortuna a alguien que no sea del mismo árbol genealógico o fuera del apellido Taisho, pasarán muchos trámites legales pero es totalmente legal y justo. Así que si pueden.
—Entiendo. Gracias por todo, Inu. No dejes de comunicarte conmigo; jamás revelaría tu ubicación. — le guiño un ojo.
—Cuida de él. — me devuelve el gesto.
—¿A quién?.
—Ya sabes. A "él". — se ríe y se da la vuelta.
—A veces no te entiendo, ¿sabes?. — lo sigo. —Oye, ¿podrías por favor llevarme a la mansión?.
—Claro. Súbete. — me abre la puerta trasera del auto.
—Gracias...
A él... Hmp... Ya creo saber quién es..
Sonrío para mi misma.
Dos meses después
—Kagome.. — escucho la nana Kaede llamarme. —Ten. Hice galletas de vainilla.
—Gracias.. — agarro una y me la llevo a la boca. —¿Hoy la señora Irazue irá a visitar a Sesshomaru?.
—Creo que no.. — responde algo pensativa.
—¿Y por que has hecho galletas?.
Kaede sonríe y mira las galletas otra vez. Se da la vuelta y comienza a fregar los platos y cacharros que utilizó.
—Para acordarme de ese niño malcriado. — eso me hace reír.
—Iré a limpiar arriba. Llámame si me necesitas.
Agarro algunas cosas de limpieza y subo las escaleras. Hoy limpiaré la habitación de los señores Taisho y tal vez limpie algunas habitaciones de huéspedes. Paso por el pasillo e inmediatamente veo esa puerta de color negro tal llamativa como siempre. Suelto una pequeña sonrisa y abro un poco: ya no hay muebles ni decoración. La vieja habitación de Sesshomaru fue vaciada por el desorden. La señora Irazue dijo que encargaría los nuevos muebles sólo cuando él volviera a casa y los escogiera por sí mismo.
Vuelvo a cerrar la puerta y continúo mi camino hacia la habitación de los Taisho. Toco dos veces y no recibo respuesta. Me doy un golpe mental en la cabeza: los señores Taisho se fueron a visitar a la familia de Jacky. Entro a la alcoba enorme y comienzo mis labores de limpieza.
Horas más tarde
Estuve, máximo, unas tres o cuatro horas limpiando las habitaciones de arriba. Cuando bajé para ayudar a la nana Kaede con el almuerzo me tomé la sorpresa de verlo todo preparado, pero la anciana no estaba ahí. Me extrañó un poco no verla en la cocina, tal vez estaba en el cuarto descansando.
Me serví un poco de pasta de la que había hecho y comencé a comer gustosamente. Adoraba los spaghettis de la abuela Kaede. Al terminar lavé todo y subí arriba para cambiarme de ropa y salir a dar un paseo. Mi jornada laboral había terminado hasta que sea la hora de preparar la cena.
Toco la puerta unas cuantas veces y no recibo respuesta.
Tal vez se durmió...
Me río y entro a mi habitación compartida. La anciana Kaede estaba en su cama con un libro sobre su pecho, las mantas la cubrían y estaban las luces apagadas. Me acerqué a quitarle el libro y a arroparla mejor. Para eso encendí la lámpara de noche a un lado de la cama.
Había algo diferente en ella. Estaba tranquila pero no estaba respirando. Su cuerpo estaba algo rígido y perdía calor. Su expresión facial... Su cuerpo.. No respiraba...
Está... Muerta...
—¿Nana Kaede?. — la moví un poco, presa de la confusión. Por más que la movía ella no reaccionaba. —No... No haga esto por favor...
Y entonces comencé a llorar sobre su pecho. A decirle lo mucho que la amaba y le deseaba la felicidad junto a su esposo también fallecido. Estuve así unos minutos hasta que agarré el teléfono y llamé a la señora Irazue. Le di la noticia, ella se escuchaba algo impactada. Dijo que estarían ahí en menos de una hora, mientras tanto debía llamar al hospital y reportar su fallecimiento.
Eso hice. En cuánto llegó la ambulancia el médico me confirmó que había fallecido y probablemente de causas naturales. No creí que su muerte le llegaría tan pronto, estaba vieja, pero siento que murió estando algo joven.
Los señores Taisho llegaron 45 minutos después de avisarles al hospital. El doctor nos dio el pésame y confirmó que su muerte había sido por vejez. Había muerto como ser vivo que era. El señor Taisho comenzó a organizar un entierro digno para la gran persona que era la anciana, estaría todo listo para mañana a las 9:00 AM. La señora Irazue se encargó de invitar a personas que la conocían y amaban.
Decidí enviarle un mensaje a Inuyasha. Él me llamó rápidamente y me di la noticia completa. Se puso triste, también creo que lloró mientras hablábamos, dijo que no podría asistir al entierro pero iría a llevarle flores varios días luego. Me aseguró que me avisaría cuando fuera ese día.
Al llegar a la mansión sólo fui directo a mi cama. Añoraba verla acostada junto a mí leyendo un libro o durmiendo. Acomodé bien su cama, recogí su ropa y la metí toda en su maleta junto con sus pertenencias. Solamente me quedé con su libro de cocina favorito, el cual siempre leía una y otra vez. Dejé esa maleta a un lado, se la entregaría mañana a alguien del cementerio para que lo quemen todo y esparcir esas cenizas dentro de su tumba.
Me acosté en la cama y dormí pensando en ella y en lo mucho que la iba a extrañar
Continuará...
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