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Capítulo 50: ¿Lo puedes cambiar?

Luar

Esto era personal.

—¡Toma esto! —vociferé carcajeando, parte enojada, parte divertida, a Ko.

—¡Perra! —él no era diferente.

Al final terminé viniendo con Ko al parque de diversiones y llevábamos un buen rato en los carros chocones. He adquirido una rutina de tener un día especial para cada uno de mis amigos. Es decir que salgo solo con uno a hacer algo, incluso he salido con Zafiro y Trevor, la primera con compras o a spa, el segundo…, bueno, bares, antros e incluso locales de chicas casi desnudas es lo que él elige, al final terminamos borrachos hablando y llorando de lo mucho que nos amamos como amigos y amamos a los demás.

En cambio a Ko es difícil convencerlo de ir a un lado, se la pasa en la casa y tramando quién sabe qué con Try. Ni siquiera ha querido conocer a Jared. Pero esta noche todo fue genial, aunque las llamadas de Kai reclamando no llevarlo fueron algo aparte.

—Hay que volver otra vez —me exigió feliz, con una gran sonrisa que poco solía mostrar. Acepte por supuesto.

Íbamos saliendo del parque comiendo cada uno un algodón de azúcar, dirigiéndonos a su motocicleta. Ko comenzó a trabajar con Trevor como una especie de cazador de monstruos o algo así, el propio Ko se lo pidió porque quería dinero. Nos quedamos parados en el estacionamiento con ni un alma alrededor para terminar nuestras golosinas.

—Sabrás, Ko —comencé casual para poder indagar en mi duda—, que ya ha pasado un tiempo desde que estás con nosotros —me mira inexpresivo—, y tanto yo como los demás nos alegra que estés con nosotros pero —hice una pausa para mirarlo seria—, ¿qué es lo que realmente planeas?

No mentí, hablé con Kai y Luke para poder conversar con Ko sobre sus intenciones, pues ha estado viviendo con nosotros y especialmente tenido un sinfín de oportunidades (algunas intencionales) para que beba mi sangre y no lo ha hecho.

—¿Si te cuento un secreto lo mantienes como tal? —dijo tranquilo, sin inmutarse y acabando el algodón. Asentí prometiéndoselo— Yo no soy culpable de matar a tu familia.

—¿Qué? —quedé perpleja a sus palabras, analizándolas como si me hablara en clave.

—Los buscaba, sí, pero jamás les quité la vida. Para cuando llegaba ellos ya habían sido asesinados y como yo estaba siempre en la escena no fue difícil que se me imputaran la culpa —explicó sin importancia quitando de mis manos (sin resistencia) mi golosina—. Si te preguntas porqué no me defiendo de los que me acusan, es porque no tengo necesidad, como hijo del diablo (y más siendo un bastardo medio humano) no me creen de cualquier forma.

—Pero Kai cree…

—No me importa tampoco, hace años que nos peleamos —lo había dicho como si en verdad no le importara, pero sabía que sí lo hace.

—Pero aún así no lo entiendo, ¿qué buscabas de los otros y por qué los mataron?

—Lo que te han dicho. Sangre. Hay cierta condición que se requiere para que sirva y ninguno la tenía, por eso quien los mató se ensañó e hizo lo que hizo. Tiene mal temperamento, sabes.

—¿Quién?

—La misma puta que se cogió a tu hermano —terminó la golosina. Lo que me dijo me hirvió la sangre—. Cálmate, tus ojos se han puesto rojos y brillan —no contesté. Quería que me calmara pero cómo podría—. Si te hace sentir más tranquila, que sepas que igual está siendo buscada por otros asuntos.

—¿Y mientras tanto qué? ¿Seguirá matando a mi línea de sangre?

—No puede —enarqué una ceja confusa—. Eres la última de la línea, y tu madre, pero ella no le sirve. Por eso sigo contigo y me relajo un poco con mi hermano y Luke, porque así estás protegida.

Lejos de darme alguna clase de calma me sentí entristecida. No quedaba nada de mi familia materna, me daba pena a pesar de jamás conocerlos. Quería llorar y estaba a punto de hacerlo, pero Ko me dio un leve golpe con el puño en la cabeza.

—Me encantaría odiarte, pero me recuerdas a alguien que aprecio. Perra. Si fueras como mi madre sería más fácil no quererte —lo entendí a pesar que no me hubiera contado sobre ella, ya que el sentimiento de rechazo por mi propia madre lo conozco, pero sí que me sorprendió la confesión de aprecio, ignorando claro, el insulto—. Como sea, ¿nos vamos?

Asentí, sin embargo mi teléfono sonó y resoplé pensando que fuese Kai, pero no lo era, por lo que sonreí al ver el nombre de un negocio de repostería.
Mandé a hacer un pastel especial para Jared porque es su cumpleaños. Me costó mucho sacarle el dato. Así que le pedí a Ko que me llevara a recogerlo y luego al restaurante.

—Quédate si quieres —me dijo rodando los ojos—. Pero me cae mejor Luke, a pesar que no conozco a ese tal Jack…

—Jared —corregí y él me ignoró. Me sonrojé por la mención del peliblanco, haciéndome la que no escuchó lo de antes.

—Escucha, a mí no me engañas, y a Kai tampoco, sabemos que tú y Luke tienen sus quereres —chillé ante lo dicho, Ko sonrió guasón—. A mí no me importa si es tu novio, tu amante o quien sea, cógete a alguno ya.

—¡¿Qué te sucede?! —grité ahogada esforzándome demasiado para no arrojarle el pastel a la cara. Ko me sacó la lengua (que había olvidado que tenía partida como una serpiente) y luego carcajeó— Volveré en unos minutos.

—Que te lo folles…

—¡Que voy a volver! —espeté sintiendo mi rostro arder mientras caminaba dando zancadas hasta la puerta trasera, que abrí en silencio.

Pasé sintiéndome una niña traviesa como cuando tenía cuatro años, que me levantaba de la cama e iba a la cocina para sorprender a mi abuela con un susto, que ella fingía que le asustaba. Miraba con una enorme sonrisa al pastel teniendo la seguridad de que Jared se alegraría mucho por el obsequio, pero entonces me detuve en la puerta entreabierta de la oficina. Jared al parecer discutía con alguien.

—¡Porque no puedo simplemente acostarme con ella! —ese era Jared, espetando furioso.

—¿Por qué no? ¿Cuál es el problema? —la voz se me hacía conocida— La chica es guapa.

Jared resopló, con hastío, se movía de un lado a otro, entonces noté a quien le acompañaba y lo reconocí de inmediato. Era el tipo que dio una nalgada a mi amiga del trabajo, y que me echó el pescado en la cabeza en el restaurante de mi padre. ¿Qué hace aquí?, me pregunté confusa tratando de entender lo que espiaba.

—Tú no entiendes, por más que desee hacer su cuerpo mío no puedo hacerlo así como así, Luar es diferente —ah, sentí mi cara arder de nuevo, pero una emoción me embargó por sus palabras, haciendo que me sintiera especial.

—¿En qué sentido? ¿Qué la hace diferente a todas las demás con las que te has acostado? —lo que ese sujeto mencionó me molestó. Si bien tenía en cuenta que Jared no era un virgen como yo, tampoco creía que fuera del tipo mujeriego, aún así escucharlo hablar sobre que era especial para él me causaba alegría.

—Todo, ¿de acuerdo? No es una dama, no es frágil ni fácil, en ningún sentido. Carcajea en vez de reír moderada, y ¿ves cómo se viste? Se ve decente con vestidos pero prefiere los pantalones —ok, no supe cómo tomarme eso, era como si me criticara en parte—. Además sus ojos…

—Sí, los he visto —añadió el contrario con cierto toque de emoción—. Son geniales, se ven muy bonitos —eso no me lo esperaba.

Esperaba escuchar a Jared darle la razón o que mejorara su comentario. —¡Es lo que más repelús me dan! —pero todo fue en picada— Te juro que me esfuerzo en no escapar. Luar no hace más que darme problemas.

—Oye, es divertida…

—Terry, un caracol me gusta más que esa bestia —todo estaba haciéndome ruido. El tipo de nombre Terry decía cosas positivas de mí, mientras que lo bonito que creí que Jared comentaba en realidad eran palabras hirientes—. ¿Sabes lo difícil que es mantener a las demás chicas del restaurante convencidas de que sigan fingiendo ser amigables con ella? Margot se aprovecha muy bien amenazándome con contarle la verdad, a cambio de que se quede callada hemos tenido relaciones casi cada día —resopló cansino—. Si no fuera porque prefiero desestresarme con ella en vez de Luar créeme, que ya me hubiera hecho cargo de Margot.

—Estás siendo más cruel de lo habitual —dijo con decepción, o tal vez fue mi imaginación, no lo sé, ya no sabía qué creer de lo que escuchaba.

Cuando sentí que algo se arrastraba por mis mejillas fue que reaccioné mirando el pastel. Me imaginé entrando como loca pidiendo explicaciones a lo que Jared decía, lanzando cosas o destruyendo su oficina pero caí en cuenta que no tenía porqué hacer eso porque sería la bestia que dijo y además, todavía tenía en cuenta que le era infiel. Tal vez era el karma. Pero si algo me dolió mucho fue el desprecio con el que habló de mis ojos, incluso en algún punto comenzó a asegurar que mis ojos eran la razón por la que algunas camareras renunciaban, porque verme les ponía incómoda, así como a él.

No pude estar más tiempo ahí, ya no había razón, por lo que me fui dejando con mucho cuidado el pastel en el bote de basura para no interrumpir el asco que brotaba en las palabras de Jared.

—¿Qué te pasa? —olvidé que le exigí a Ko esperar. Ojalá me hubiera abandonado. Recosté mi cabeza en su pecho y él no supo reaccionar.

—Solo llévame a casa —musité.

No dije más y Ko no indagó, cosa que se lo agradezco porque me rompería a llorar. Incluso cuando volví a casa ignoré a Kai, Try y a Luke en la sala mirando no sé qué, solo me fui a la cama, a llorar en silencio.

Kai

Al preguntar a Ko la rara actitud de Lu, él no supo explicar nada más allá de decir que entró al restaurante feliz para darle un pastel de cumpleaños a Jared y salió abatida. Luke quería subir pero le detuve, estaba seguro que en estos momentos no era lo mejor y a regañadientes el angelito aceptó.

Toqué suavemente la puerta y abrí con mi cara de gato. Dilucidé a Lu de espalda en su cama, encogida, me senté a su lado sin poder verla de frente.

—¿Puedo preguntar? —di un par de golpecitos con mi cola a su cabeza.

—Quiero estar sola —su voz tembló y era trémula.

—Abajo están preocupados —no me pidió decirles que estaba bien—. Lu…

—¿Puedes cambiarlos?

—¿Cambiarlos? —pregunté con confusión.

—Mis ojos…

Reí un poquito. —¿Y ahora qué hiciste? ¿Otra vez tensaste mucho el hilo de la costura que la aguja salió disparada a tu ojo?

Estaba riendo por recordar ese accidente, fue porque compré un peluche de Mike y quería ropa que ponerle, pero como no había, hice que las hiciera Lu.

Me estaba divirtiendo mucho, pero entonces viré a Lu y toda risa se esfumó de golpe cuando sus ojos y mejillas estaban inundadas de lágrimas.

—Cámbialos, haz que tenga ojos normales, como los de cualquier otro —cerró sus ojos y apretó para obligarse a callar el llanto. Alzó los brazos, como una pequeña desconsolada suplicando ser protegida. La abracé fuerte—. Cámbialos, por favor.

—Ya, calma, aquí estoy —decía mientras acariciaba sus cabellos con premura—. Aquí estoy.

Agradecía que Lu tuviera la cara oculta en mi pecho para desahogarse, porque de lo contrario vería mi rostro, a mis ojos, los cuales miraban en el reflejo de la ventana. Una mirada llena de furia, de ira, independientemente de que se hubieran puesto en negro abismal y blanco como el hielo, la gélida mirada maldecía a quien se atrevió a opacar las bellas ventanas de su alma.



×~×~×~×~

¿Qué pensaban antes de Jared y que piensan ahora? XD

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