Luar
La policía está aquí arrestando al tipo que no deja de gritarme monstruo. Claro que los oficiales se lo toman como una especie de despecho porque lo atrapé, algunos me felicitan por ello y otros se limitan a decir que fue un milagro y suerte haber ayudado. En ese sentido puedo decir que sí fue suerte, una mala para él que se topó con alguien que no puede morir. En fin, estoy cambiada de ropa, uso una pantalón ajustado, botas largas debajo de las rodillas, una camisa negra con un estampado de una calavera con estilo de pintura, y mi chaqueta negra, además de que mi cabello lo tengo amarrado en una coleta. Tuve que cambiarme para que no me preguntaran por los orificios en mi uniforme de mesera, que luego tendré que coser.

–¡Luar! –me tensé al escuchar su voz, es él– ¿Cómo estás? ¿Te hizo algo? –un hombre alto vestido casual y algo despeinado, es Jared, mi jefe, y de quien estoy interesada desde que lo vi al pedir trabajo aquí.

–Hola, estoy bien. No me hizo nada. Mañana tengo que dar mi declaración.

–Gracias a Dios. –grité internamente, ¿la razón? ¡Me ha abrazado! ¡Sí!

–Gracias por preocuparte por mí.

–Vamos, te llevaré a casa.

–No será necesario, iré caminando.

–No es una pregunta, Luar, te llevaré a casa. –se separó de mí mientras me daba esa sonrisa cálida que estoy segura me sonrojó.

No tuve más opción que aceptar, aunque no me quejo, al contrario, me hace feliz que Jared me lleve a casa en su auto. Cuando llegamos le agradecí para salir, pero el también lo hizo para acompañarme hasta la puerta. ¡Agradecida con el de arriba que está moviendo sus hilos para darme esta alegría!

Ah, todo esto es genial, el chico que me gusta me trae a casa en su auto descapotable, me acompaña a la puerta, nos miramos fijamente a los ojos, nos acercamos un poco más, la puerta se abre con Kai viéndome con esa sonrisa estúpida… Oh, sí, mi enojo volvió al verle, no sólo ha hecho lo que creo que ha hecho con mi espada de diamantes hechizada con los mejores conjuros, sino que ahora interrumpe mi posible beso de amor.

–Buenas noches, Luar. –me besó, sí, pero en la mejilla.

–Adiós… –y se fue. Viré mi vista entrecerrada a Kai, quien estaba obviamente nervioso, intentó cerrar la puerta despacio como si quisiera ser cuidadoso de no hacer enfurecer a una fiera, y he ahí el dilema, ya estoy hecha una fiera desde hace un par de horas– ¡Vuelve aquí maldito! –entré a perseguirlo echando chispas.

Lo tacleé por detrás haciendo que cayera bocabajo para luego voltearlo y sentarme en él sosteniendo sus brazos con mis rodillas a la vez que tronaba mis dedos y sonreía sádica, él sonreía nervioso tratando de mantener su expresión inocente.

–¿Sabes cuántas noches me desvelé picando piedras para encontrar los materiales, cuánto peleé contra los monstruos para ganar experiencia y conseguir encantar esa espada?

–En mi defensa, puedes culpar a Trevor y a Zafiro por ponerme un explosivo cerca de un charco de lava.

–¡¿Los invitaste a mi casa?!

–Es sábado…

–¡Te he dicho que no los traigas aquí!

–Pero…

–¡Nada! –suspiré vencida, me levanté recostándome a la pared de las escaleras cruzando los brazos. Kai se levantó también con esa tonta sonrisa y las manos en sus bolsillos ladeando su cola– ¿Al menos ganaste algo? –acrecentó su expresión acercándose a juntar su frente con la mía.

–¿Segura que quieres seguir con eso? –fruncí el ceño con enfado– Bien, pero Trevor no quiere que te pases de la raya –se separó para ir a encender la televisión–. Al parecer esa persona va a venir a la ciudad el próximo mes, así que puedes hablarle. ¡Toma! Son los pases a su concierto.

–¿Por qué tres?

–Uno es para mí.

–Comprendo que quieras ir conmigo, pero ¿y el otro?

–Para que invites a ese Jared –lo miré fijamente sin aparente expresión mientras él me veía burlón. Le arrojé con fuerza el cojín a la cara a la vez que tomaba esos boletos y me iba a mi habitación, él los va a perder si se los dejo–. ¡Eso dolió Lu! ¡Eres mala!

–Me debes por perder mi espada.

Entré a mi habitación dejando los tickets en el escritorio de al lado para retirar mi chaqueta. Me dirigí al espejo alzado mi camisa para ver mi abdomen que no tenía ni un rasguño. Incluso después de años sabiendo que simples apuñaladas no me harán nada ni dejarán marcar, esto sigue sorprendiéndome, porque una persona normal ya hubiera muerto con ese cuchillo en el medio de la frente. Suspiré vencida para poder darme un baño y dormir el resto de lo que queda de noche y hasta tarde por la mañana.

O eso creí…

–Lu… –un susurro– Lu, despierta –menciona un poco más fuerte–. ¡Lu! ¡Despierta!

Me desperté desorientada mirando alrededor para ver a Kai a la orilla de la cama con ojos tristes y un plato entre sus manos. Miré la hora y eran las 8:30. Solté un suspiro y arrojé mi espalda de nuevo a la cama cubriéndome por completo con las sábanas, a lo que él empezó a jalar y empujarme de las telas reclamando que me levanté para hacerle su desayuno de hotcakes.

×~×~×~×~×

Kai está comiendo feliz su desayuno bañado en lechera. Creo que tengo ojeras, claro, después anoche sólo dormí menos de ocho horas, para mí no sería nada de no haber sido porque las cuatro noches anteriores a Kai se le ocurrió ver películas de terror y no podía dormir solo en su habitación, así que se metió en mi cama a abrazarme como peluche. Cuando lograba conciliar el sueño él me despertaba preguntando si seguía despierta.

–Te hubieras hecho una sopa instantánea en el microondas.

–¡Do be guta! –replicó con la boca llena.

–¡No hables con la boca llena demonio de adorno! –señalé con la espátula de forma acusadora.

–¿Adorno? –llevó su mano al pecho de forma dramática. Así le digo luego de esas noches en las que me desveló por estar alerta de cualquier sombra y ruido– ¡Soy un demonio poderoso! –alzó su tenedor con un trozo de comida que llevó a su boca.

–Vaya demonio poderoso que te asustaste con una película ridícula de un sofá asesino. –rodé los ojos cruzando los brazos.

–Es posible ¿lo sabías? Maldecir un sofá. –alcé una ceja ante su comentario.

–¿Me estás diciendo que puedes hacer que el espíritu de alguien posea a un sofá y con ello tenga la oportunidad de moverse para matar a alguien incluso hasta ir Dios sabe cómo por la calle?

–¿Dios? Sí.

Silencio incómodo en los que ninguno apartaba la mirada, al menos hasta que sonrió mostrando sus colmillos. Se levantó rápido a correr a la sala, frente al sofá y mencionar unas palabras raras señalando con ambas manos al mueble individual. Me lancé a taclearlo por un costado.

–¡Que no se te ocurra hacer esa estupidez! –repliqué sentada arriba de él mientras lo zangoloteaba por el cuello de su sudadera.

–Tranquila, es uno inofensivo.

–¡No quiero fantasmas aquí!

–Es uno chiquito. –ambos nos quedamos mirando al sofá fijamente, esperando, aguardando a que algo ocurriese.

–¡IH! –otro grito de mierda cuando Kai hizo que la melena de su cola tocara mi cuello– ¡¿Es que quieres matarme de un infarto?!

¿Y cómo no? Se carcajeó por un buen rato hasta que me dijo que no había hecho nada de invocación, le regañé por eso y advertí que no quería más juegos de esos.

–Vamos al parque de diversiones. –propuso abrazándome por la espalda.

–No.

–Por favor, hace mucho que no salimos.

–Y haces un desastre cada que lo sales.

–¡Por favor! ¡No haré nada! –ahora me zangolotea entre sus brazos, ruega una y otra vez.

–¡Ya! ¡Está bien! –lo empujé por la cara viendo como se realzaba feliz para ahora cargarme enredando sus brazos por mi cintura– ¡Bájame, idiota! –me alejó aún con las manos en la cintura mientras me sostenía de sus hombros.

–Aww, la chiquita se avergonzó. –me quedé procesando eso un poco.

–¡¿A quién llamas chiquita?! ¡Soy de estatura promedio!

–De una adolescente.

Le di una patada en las bolas. Demonio o humano, todos tienen esa debilidad, me dejó caer, me sostuve en pie a la vez que cruzaba los brazos viendo orgullosa como ahora Kai lloraba estando tirado en el piso con las manos en sus partes privadas.

–Puta enana… –replicó emitiendo chillidos mientras yo reía victoriosa.

×~×~×~×~×

Y, ahora veo como él está feliz montando su enorme peluche de caballo saltarín tamaño adulto que gané en el tiro al blanco porque me suplicó arrodillado, esto fue vergonzoso, ya que todos nos miraron. Ah sí, vinimos a la feria. Para ocultar su cola, Kai la enrolla en su cadera y tapa con sus prendas.

–¡Lu! ¡No te quedes atrás! –estoy apenada, yo podré estar chaparra, pero este actúa como un niño de 5 años atrapado en el cuerpo de un adulto de 25.

–Sí, sí, ya voy.

–¡Vamos allá! –exclamó avanzando más rápido con sus saltos hasta los carruceles– ¡Quiero subir!

–¿No estás algo grande para eso? –bufé burlona, me miró destellando alegría. Suspiré con una leve sonrisa y le di el dinero para una ronda.

–¡Cuida a Mike!

Ya le puso nombre a su peluche… Todos le miraban extraño al verlo subir a una de las figuras de unicornio, especialmente los padres, otros se burlaban de él diciéndole loco y ridículo, claro, es un adulto emocionado por haberse subido a un juego, pero si me preguntan a mí, Kai solo es un tipo que disfruta de las cosas sencillas, ya quisieran muchos ser así.

El problema es que se supone que Kai es un demonio y no actúa precisamente como debería ser uno, aunque aparte de él, sólo conozco y casi nada a sus amigos, Trevor es un demonio también, y Zafiro es como una bruja o algo así. Según la cultura, un demonio es un ser maligno que busca dañar a la humanidad, alguien cruel, despreciable, terrorífico…

–¡Hola Lu! –Kai me saludo moviendo la mano de lado a lado con viveza en la primera vuelta. Devolví el saludo mientras reposo mi brazo en la cabeza del muñeco.

Kai parece más un perrito juguetón que un demonio, y eso hace que me cuestioné si realmente lo es.

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Holis~ ¿Qué les pareció el capítulo?( ╹▽╹ )

1. Las cosas se pusieron un poco raras hoy ¿eh? XD

2. El peluche de Kai es algo así:

3. ¿Alguien ha visto la película del Sofá asesino? Es una mamada, de esas que tienen la intención de ser de terror, pero terminan dando risa de pena ajena, y solo la ves hasta el final para ver qué tontería más pueden hacer. XD

Hasta pronto. (｡•̀ᴗ-)✧