Capítulo 18: Aquí estoy - Parte 1
Gimoteo de dolor al sentir como literalmente me están clavando alfileres en el cuerpo, el acero apretado de mis grilletes también lastiman con la opresión a mis muñecas, las cadenas rechinan por la fricción. El tiempo parece lento y eterno, el dolor es insoportable, se que llevo cuatro horas aquí porque mis ojos pueden ver al reloj de pared arriba de la televisión plana y grande. Cuatro horas de puras torturas, me han hecho cortes en la piel, han apagado cigarrillos, me echaron agua helada para así usar bastones eléctricos, incluso alzaron mi blusa y pusieron una caja de abejas en mi estómago, ahora son estas malditas agujas jugando a la acupuntura.
Desde que me inyectaron esa cosa, mi cuerpo resiente peor que nunca el dolor, pasé de tener casi nulo sistema a un alto desequilibrio nervioso que hace que cualquier cosa que toque mi piel, por más delicado que sea, arda con intensidad.
No está ningún humano, ni siquiera Jared, estoy sola con esta mujer serpiente en su forma original junto al tipo pálido que se transformó en un ser de piel totalmente negra, pero su cabeza cambió a una que parece de vaca con cuernos de ciervo.
–¿Sabes? Esto que ves aquí –alzó otra jeringa con el mismo contenido negro verdoso–, es una droga especial, se usa para casos especiales, las mascotas desobedientes por ejemplo –no entendía mucho de lo que me decía por el shock del dolor–. ¡Pon atención! –clavó un cuchillo en mi estómago haciéndome desquebrajar mi voz de nuevo.
–Cálmate Sisa, ella no está en todos sus sentidos –la mujer se apartó quitando con brusquedad la daga, él se acercó acariciando mi mejilla con delicadeza, pero eso era doloroso para mí–. Escucha pequeña, esta droga hace que todo tu sistema colapse, tus receptores del dolor se elevan considerablemente, por lo que hasta un simple soplido –sopló a mi oreja, grité–, puede causar mucha agonía.
–Usamos esto para doblegar y controlar a las bestias que se creen indomables –la mujer se sentó en la mesa a un costado de mí–. Veo que tu amo no te ha entrenado bien, aunque bueno, él jamás se ha hecho cargo de sus deberes.
¿Amo? ¿Entrenado? ¿Deberes? ¿Qué carajos está diciendo?
–¿Por qué te vendiste? –¿vender?– ¿Qué pediste? ¿Valió la pena perderte a ti misma para cumplir tu deseo?
–Pequeña –ese hombre-animal-cadáver jugueteaba con un mechón de mis cabellos–, ¿sabes siquiera en lo que te convertirás cuando la luna púrpura se aviste?
Ruidos, cosas rompiéndose, agrietándose, explosiones, gritos, disparos, sonidos de algo que corta, eso se podía escuchar al otro lado de la puerta, pero mi mirada cansada estaba al techo blanco.
–Parece que nuestro joven demonio ha llegado. –el hombre rió bajo.
–Maldita sea, vámonos de aquí, ayúdame con ella… ¡Oye! –él se fue atravesando un portal– Mierda –me miró irritada–, esto no se va a quedar así, Bestium. –se apresuraba para irse por esa entrada.
–¿Tan rápido te vas?
¿Cómo llegó Kai ahí? Está detrás de esa mujer sosteniendo con la mano izquierda el hombro izquierdo de ella, quien quedó paralizada y asustada.
–¿Crees que esto tiene perdón? Shh –ella había intentado hablar–, calla, Sisa. Te atreviste a tocarla, y eso no se lo permito a nadie, pero tienes suerte, dejaré que te vayas.
–¿Por qué?
–Porque puedo oler la esencia de Finnick aquí, así que dile a ese malnacido wendigo, que también va a pagar.
Atravesó su katana por la espalda a la mujer, gritó horrible, tanto que lastima mis tímpanos, la empujó a que entrara al portal que se cerró de inmediato. Luego se acercó a mí cortando con su arma mis grilletes observando esos tatuajes que poseo por debajo de mis muñecas.
–Kai… –tenía debilidad en mi hablar.
–Aquí estoy, todos lo estamos, Luke también vino y está haciendo caca a todo el que se encuentra. –rió acomodándome en sus brazos como princesa.
–Das miedo…
–Lo siento –dijo con leve sonrisa–. Vamos a casa.
No miento, está realmente furioso, solo lo he visto una vez así, fue cuando rompí nuestro acuerdo, la parte blanca de sus ojos se volvió totalmente negras, como si fuera el mismo abismo, sus iris por su parte ya no eran rojas, habían cambiado a blanco. Y así estaba ahora, pero se le añadía sangre en su rostro.
Caminaba con tranquilidad por el pasillo mirando que todo yacía en un desastre, ya no había nada lujoso ahí, sólo cosas maltrechas. A nuestro paso pude ver a algunos hombres tirados en el suelo en charcos de sangre, otro poco había salpicado las paredes, hay personas armadas que custodian nuestro avance, Trevor está entre ellos sonriente, también Zafiro junto a su siempre leal chófer y Try se acercó caminando junto a Kai.
–¡Lu! –Luke se acercó apresurado empuñando su espada, se ve realmente preocupado. ¿Por qué? –¿Qué te hicieron? –tocó mi mejilla, me dolió y me encogí por lo mismo empezando a temblar.
–Ella está drogada, le inyectaron esa porquería que vuelve locos a los receptores de dolor –Luke retiró de inmediato la mano pidiéndome perdón, me confunde esa reacción–. Vámonos.
–Jared… –mencioné asustada.
–Está bien, lo encontramos y está a salvo, Zafiro se ocupará de él.
Eso me alivió, acepté lo que dijo y dejé que siguiéramos el camino hasta salir de la mansión e irnos en auto, una mini-limosina. Todos estábamos callados yo sentada de lado en las piernas de Kai como si fuera una niña, no me molesta ahora, me siento protegida.
Kai
Por fin llegamos a casa, en todo el rato no he dejado tener a Lu conmigo, de esa manera la cargué subiendo las escaleras mientras era seguido por Luke y Try, hasta entrar a su habitación y luego a su baño, donde abrí la regadera y me senté con ella en la ducha manteniéndola aferrada a mí, y sentada de lado en mis piernas mientras el agua nos empapaba.
–Por favor, déjennos solos. –pedí tratando de controlar mi voz para que no sonara torva. Try se fue enseguida, Luke dudaba, pero accedió.
–Duele… duele mucho…
–Lo sé, aguanta ¿sí? Pasará pronto.
La aferré más teniendo cuidado de no lastimarla, besaba su cabeza y pegaba la mía con la suya.
No me gusta verla así, no puedo y ella no debe pasar por esto de nuevo. No quiero perderla, es el único recuerdo que me queda de Ángela, y también la quiero mucho, me gusta estar con Lu, no por su torpeza, sino porque en verdad amo su compañía. Ella siempre actúa como alguien fuerte, pero también es frágil, es dulce, gentil, una buena persona. Ella y Ángela se parecen tanto.
Ah sí, Ángela es su abuela, la conocí en su juventud cuando ella tenía 10 años, la mayoría de los niños se asustarían si vieran a un verdadero demonio y no lo querrían cerca luego de saber quién soy en verdad. Pero Ángela era diferente, ella no me tuvo miedo, se empeñó en ser mi amiga, y así fui viéndola crecer. La visitaba a diario, me consentía con hotcakes y atún.
Me enamoré de ella…
Pero yo soy un demonio, no uno cualquiera, por eso preferí guardar mis sentimientos y acepté ver que ella se casara con alguien más, que formara una familia con alguien que no fui yo, pero aún así continué amándola, seguía visitándola sin que nadie, ni humanos ni criaturas supieran de nuestra amistad.
–Mira Lu, él es Kai. –la primera vez que conocí a su nieta, esa pequeña tenía 3 años.
–Hola chiquita. –me puse en cuclillas y sonreí lo más malicioso posible para asustarla, pero como dije, es igual que su abuela, pues sonrió rodeándome para jugar con mi cola. Ángela rió.
Esa niña empezó a decirme Hermano Kai. Cuando visitaba a Ángela, Lu siempre corría para atrapar mi cola, se entretenía con eso todo el día. ¿Y para qué mentir? Realmente me encantaba ver a esa pequeña caminar con su vaso de agua con hielos, y tropezar haciendo que sus brazos llevaran el líquido a que cayera a su cabeza.
Conviví con ellas por dos años, sin embargo, por cierto incidente tuve en el infierno me separé del mundo humano por unos años, pero cuando volví… fue para ver que Ángela estaba en un funeral, y que era ella la que se había ido…
×~×~×~×~×
¿Qué tal el capítulo?
Hoy no hay buenos días, hoy hay tristes días. (。•́︿•̀。)
Un poco del pasado de Kai. (っ˘̩╭╮˘̩)っ
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