02.
En los mares no existe tal cosa como 'la calma antes de la tormenta'. Incluso un día de normalidad trae consigo alguna agitación. Sin embargo, el fenómeno que sucede en las aguas cercanas al Baratie en los días previos a la mayor catástrofe para el Gobierno en la última década casi se podría denominar así. Para la ajena ignorancia de los trabajadores del restaurante marítimo, los mares les han traído algunos de los nombres más conocidos del mundo. Y, para la inmensa desgracia de ellos, también algunos nombres desconocidos y fáciles de subestimar.
En el llamado 'Going Merry', Sanji es consciente de que su descanso ha terminado. Aún así, se sienta en la acogedora cocina del pequeño barco y observa a Usopp mover el arroz frito de un lado a otro hasta que reúne la valentía suficiente para comenzar a comer. Una vez que da el primer bocado, comienza a engullir con la fuerza de la presa rota de un embalse. Sanji mira la comida desaparecer del plato con la misma satisfacción y rabia que siempre siente cuando ve a alguien hambriento poder comer. Cuando el chico comienza a disminuir su velocidad, el rubio dirige su mirada a los ojos oscuros del azabache.
Usopp traga mientras mira directamente a Sanji durante demasiado tiempo. Luego baja la mirada hacia su plato y dice: "Engañé a mi mejor amiga y robé este barco."
No dice nada más, sino que se queda mirando al plato esperando un juicio que nunca llega. Sanji ha conocido la maldad desde muy pequeño y sabe que no va a encontrar ni una pizca de vileza en este chico. La gente miente y roba por muchas razones, y no va a ser él quien juzgue a alguien antes de escuchar su historia.
Cuando queda claro que Sanji no se arrepiente de haberlo alimentado a pesar de sus pecados, Usopp comienza a comer de nuevo. El cocinero espera pacientemente mientras el chico mastica y traga con más moderación.
"Kaya ha estado enferma desde que sus padres murieron. Todo lo que siempre he querido es ayudarla, pero yo no soy doctor, así que lo único que pude hacer fue contarle historias para animarla," dice moviéndose inquieto. "Yo... A mí me gusta mucho Kaya, ¿sabes? La aprecio mucho," admite con una pizca de vergüenza.
Sanji no puede evitar sonreír. Incluso después de mostrarse herido y traumatizado, hay una pizca de dulce inocencia en la confesión del chico. Usopp se encoge más al ver la sonrisa de Sanji, pero no se retrae del todo.
"Y su mayordomo siempre ha sido bastante extraño, pero yo no... No pensé..." Usopp aprieta el tenedor en su mano y sus hombros tiemblan. Mira hacia arriba, directamente a los ojos de Sanji, buscando toda su comprensión. "La ha estado envenenando durante años. Es un pirata y todo el tiempo que ha estado a su lado ha estado maquinando para hacerse con su herencia."
La única ceja visible de Sanji salta ante la revelación. Luego, su ceño empieza a fruncirse mientras la rabia comienza a formarse dentro de él. Veneno. Por eso el chico se mostró tan cauteloso al principio. ¿Cómo puedes confiar en un desconocido sabiendo que alguien que conoces puede hacer algo así?
"Y cuando lo descubrí," continúa Usopp, ignorante de la ira de Sanji. "Se lo conté a toda la aldea. ¿Qué más podía hacer? No soy fuerte ni valiente, no podría enfrentar a Klahadore, o Kuro, o como se llame," dice mientras su tono va adquiriendo un toque de autodesprecio. "Lo que sí soy es un mentiroso. Nadie me creyó y por eso Kaya seguía en peligro."
El instinto inmediato de Sanji es de corregir a Usopp, de asegurarle que no es un mentiroso y que los que no le creyeron fueron unos tontos, pero se traga sus palabras mientras sigue escuchando la historia. Sanji no conoce a Usopp y el chico no necesita las palabras vacías de un desconocido, sino un oído.
"Y no se lo dije a Kaya porque no podía soportar que ella me mirara igual que todos en la villa lo hicieron, así que me tragué todo y seguí mintiendo," ahora que ha comenzado, es como si no pudiera parar de hablar. Usopp mira a Sanji con los ojos muy abiertos y los labios temblando, pero con una apariencia determinada. "Le dije a Kaya que la amaba, lo cual no es mentira," aclara con un pequeño sonrojo. "Y que siempre estaría a su lado, que eso sí es mentira. Y luego le dije que nunca la abandonaría, que la cuidaría día y noche, y la convencí de que... de que... de que para estar juntos para siempre tendríamos que..."
Usopp se calla, avergonzado. Hace un gesto de escribir sobre el aire, esperando que Sanji lo entienda. El rubio ladea la cabeza pacientemente.
"¿Casaros?"
Ahora el azabache está tan rojo que podría explotar, pero también hay una nube de culpa que se cierne sobre él. Es una mezcla de emociones bastante confusa, pero viendo la dirección que toma la historia, Sanji cree entenderla.
"Hice que firmara unos papeles, si a ella le pasa algo, su herencia será mía," inhala entrecortadamente, como si recién estuviera dándose cuenta de lo que ha hecho. "Y luego miré a Klahadore a la cara y le dije 'no te servirá de nada matarla a ella si no me matas a mí' y salí corriendo. Ni siquiera le dije adiós a Kaya, simplemente la abandoné, robé a Merry y salí al mar. Le hice tantas promesas a Kaya y después la dejé así sin más y ni siquiera me siento mal por ella porque sé que aunque le haya roto el corazón le he salvado la vida."
Todo eso lo suelta de golpe, sin tomar aire entre frase y frase. A Sanji se le abre la boca, pero no le salen palabras. Solo mira a Usopp derretirse en su asiento mientras que se va percatando de las implicaciones de todo.
"Estoy casado," dice, incrédulo. "Dios mío, le rompí el corazón, soy tan horrible," se lamenta luego. "Un pirata me está persiguiendo para matarme, estoy muerto," murmura, repentinamente en pánico. "¡Casado! ¿Mis padres estaban siquiera casados?"
Sanji lo considera todo en silencio mientras Usopp se revuelca en un mar de angustia. Hay algo en la manera dramática de Usopp que resulta casi entrañable incluso al borde del colapso. Sin embargo, mientras ve el pánico del chico, sus pensamientos vagan hacia un rincón oscuro de su propia memoria.
No se parecen en nada, pero al oír la historia de Usopp, Sanji no puede evitar pensar en la dinámica perversa de sus padres. Usopp ha mentido y ha roto la confianza de Kaya, pero lo ha hecho para protegerla. En cambio, el bastardo de Judge nunca tuvo reparos en usar a su esposa. No le importó obligarla en contra de su voluntad. No le importó verla enferma. No le importó su muerte. Ambos abandonaron a alguien, pero uno lo hizo por amor y otro por indiferencia.
"¿Quieres saber lo que opino?" Pregunta en voz alta sin darse cuenta.
Usopp detiene sus lamentos para mirar a Sanji con los ojos muy abiertos. Casi parece querer decir 'no', pero lentamente asiente con vacilación.
"Tenías razón, eres un cobarde y un mentiroso," dice sin piedad, haciendo que Usopp se encoja más en su sitio. "¿Qué clase de debilucho huye en vez de enfrentarse a un enemigo?"
Usopp abre y cierra la boca como un pez. Claramente no había esperado unas palabras tan crudas después de la amabilidad que Sanji le había mostrado.
"Y aún así," continúa Sanji. "He conocido a pocas personas tan valientes como tú," admite. "Hay veces en las que no podemos hacer más que huir," dice, pensando en un niño triste que se alejaba de su hogar escondido en un barco. "Pero tú no huiste, sino que tomaste el problema contigo y lo alejaste de ella. Eso es muy valiente."
Con los ojos muy abiertos, Usopp mira a Sanji como si no hubiera visto antes a ningún otro humano. Las lágrimas se le acumulan en el rabillo de los ojos y de repente se traga el resto del arroz del plato ya frío de un solo bocado.
"Yo quiero ser un bravo guerrero del mar," admite un poco sollozante.
Sanji sonríe ampliamente. "¿Has oído hablar del All Blue?"
...
La habitación es pequeña y oscura. Suena un constante goteo desde donde entra un poco de agua de mar, y la humedad cala su pelaje. Chopper se encoge mientras oye a sus captores discutir en la habitación contigua.
"¡Te dije que teníamos que hacer una parada en Loguetown! ¡Ahora no tenemos ni una mísera manzana!" Espeta uno.
"¿Sabes cuántos marines hay en Loguetown?" Se burla el otro. "No voy a arriesgar el cuello por una manzana."
"¡No tenía que ser Loguetown! ¡Hay cientos de islas!" Presiona el primero.
"Pero tú dijiste Loguetown, no cualquier otra isla."
Ambos se quedan callados. Ha sido así todo el viaje, de repente, uno de los dos empieza a discutir por aburrimiento y el otro le sigue hasta que también se cansan de eso. Están aburridos, pero al menos no la toman con Chopper.
"Tendremos que hacer una parada antes de llegar a la isla de los Animales Raros," dice el primero ahora más calmado.
El otro chasquea los dientes. "Estoy deseando llegar. El mapache que tenemos en la bodega es buena captura, pero cuantos más vendamos, más dinero para nosotros," suspira. "Pararemos en el primer lugar que veamos."
De nuevo reina el silencio, lo cual podría significar un acuerdo tácito entre los dos. Chopper se encoge más en la esquina de la habitación, tratando de reunir todo el calor de su cuerpo. Cierra los ojos e imagina que está en Drum con Doctorine. Quizás incluso con el Dr. Hiriluk. Chopper solo quiere salir de aquí.
...
La primera perturbación importante de la normalidad de un día cualquiera sucede así:
Roronoa Zoro está sentado en la cubierta del barco. Sus ojos están cerrados mientras descansa bajo el cálido sol. La brisa sopla suavemente en su rostro. De repente, el calor se aplaca por una sombra repentina.
"¡¿Quién demonios eres?!" Exclama una voz.
Con molestia, Zoro abre un ojo y se encuentra con la chica más extraña que ha visto en la vida. Solo se permite un segundo de confusión antes de darle una mirada acusadora.
"¿Quién eres y qué pretendes?" Exige Zoro.
La chica se queda en blanco. Parpadea con su línea inferior de largas pestañas agitándose y sus labios rosados se fruncen. De repente, el mal humor se hace evidente en su rostro.
"¡¿Qué quieres decir con eso?!"
Zoro no pierde la paciencia. Mirando hacia arriba desde el suelo, responde.
"Debes haberme secuestrado por una razón, ¿no es así?"
La chica de cabello rosado se queda en silencio, mirándolo bajo su sombrilla como si fuera un espécimen nunca antes visto. Zoro gruñe. No entiende cómo han podido sacarlo de su barca sin que se de cuenta.
"¡¿Secuestrado?!" Estalla al fin la chica. "¡¿Eres idiota?! ¡Subiste al barco tú solo! ¡Maldito descerebrado!" Ella sigue refunfuñando insultos entre dientes. Zoro se ofende un poco, pero simplemente se encoge de hombros y cierra los ojos de nuevo para continuar con su siesta. "¡¿Estás loco?!" Exclama ella cuando nota sus intenciones. "¡No puedes dormir aquí! ¡Se lo diré a Moria-sama!"
Zoro cree que el nombre de Moria le suena familiar, pero no le importa lo suficiente como para tratar de averiguarlo. Irritado, se levanta y comienza a vagar por la cubierta, ignorando los chillidos de la chica pelirrosa y las miradas del resto de tripulantes. Da algunas vueltas antes de encontrarse en una habitación oscura con solo una botella de vino y un esqueleto en ella. Zoro vacía lo que queda de la botella de un solo buche y la lanza a un lado mientras se sienta para volver a su siesta sin que nadie vuelva a interrumpirlo.
"Señor, lanzarle cosas a las personas es de mala educación. Casi me da en el ojo," dice una voz junto a él. Zoro chasquea los dientes con molestia y mira a un lado, pero no ve a nadie. Es entonces cuando el esqueleto vuelve a hablar. "Aunque no tengo ojos, ¡yohohoho!"
Zoro se queda mirando al esqueleto unos segundos, paralizado. Su tono de piel palidece gradualmente y su mano se mueve hacia sus espadas. ¿Qué demonios ha bebido?
...
"¡Mira! ¡Un barril!" Aphelandra llama la atención de Sandersonia señalando al mar bajo ellas. "¿Lo subimos al barco?"
Sandersonia se encoge de hombros. "Claro, ¿por qué no?" Sesea con su lengua bífida.
Aphelandra asiente y llama a Marguerite y Sweet Pea para que la ayuden cuando se da cuenta de que el barril pesa más de lo que pensaba. Creía que contendría vino, pero a juzgar por el peso podría tener frutas o incluso sardinas. Consiguen subir el barril justo a tiempo, pues su capitana pasa junto a ellas solo unos segundos después.
"¡Hebihime!" Llama Aphelandra tímidamente llevándose una mano a la frente como saludo. "¡Tenemos un regalo!"
La Princesa Serpiente, fría como siempre, les dedica a las chicas una larga mirada contemplativa. Luego mira al barril con poco interés.
"No sabemos qué contiene, pero es bastante pesado," dice Sweet Pea con impaciencia por ver lo que tiene dentro.
"Bien, tú," Hancock llama a Marguerite. "Ábrelo."
"¡S... Sí!"
La chica rubia se acerca al barril y toma la tapa con cuidado, sintiéndose nerviosa ante la intensa mirada de dos de las hermanas Gorgona. Frunce el ceño cuando tira de la tapa y esta no cede. Avergonzada, pone más fuerza en su siguiente intento.
"¿Te ayudo?" Susurra Aphelandra tras ella.
Marguerite sacude la cabeza y vuelve a intentarlo, sin embargo, termina soltando el barril y dando un paso hacia atrás por instinto. Su instinto de Amazona no suele fallar, y esto se demuestra cuando la tapa del barril de repente se rompe con la fuerza de un cuerpo que emerge de él.
Aphelandra y las otras dos chicas retroceden con sorpresa, pero no comprenden del todo la gravedad del asunto. Es Sandersonia, mirando a su hermana mayor, la que se da cuenta de la terrible situación en la que se encuentran. Aunque las demás no lo sepan, puede reconocer perfectamente lo que hay frente a ella.
Del barril sale un chico azabache con un sombrero de paja. Hay un hombre sobre la cubierta del barco de las Kuja.
...
Feliz sábado, espero que os haya gustado <3
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