__ Y bien este será tu nuevo cuarto, espero lo disfrutes número veinte.__ expresión neutral mientras le mostraba ese cuarto.

Este no tenía nada más que una cama con un colchón tan viejo en el cual se podía ver, ya los recortes, tampoco había nada de iluminación en el lugar, las ventanas estaban llenas de barrotes como pensando en llegar a escapar ¿Quizás paso en el pasado? Baño, no lo veo por ningún lugar y mucho menos espacio en este cuarto.

__ Debes dejar de estar perdido en tus pensamientos al jefe no le gustará nada eso._ lo dijo mientras me empujaba al lugar  quitando las cadenas.

Realmente no me había dado cuenta de haber estado vagando hasta escuchar su voz tan chillona como tenía unas ganas de estrangularla con esta cadena para acabar con su vida.

Ah, qué cosas estoy pensando quizás deben ser efectos secundarios de lo aplicado anteriormente .

__ Tus horarios permitidos para salir son en la noche, te mostrarás con los clientes con tu máscara, demás indicaciones están en ella.

__ ¿Cómo así?

__ Ella tiene el poder de controlar, nunca te podrás escapar de ella número veinte, espero nos hagas ganar mucho dinero con esta.

__ Simplemente no me la quiero poner ¿Quiero volver con mi familia?

__ Lo harás así sea a la fuerza, además te olvidas aquí no existe esa palabra, solo eres un sumiso más.

Se fue así sin decirme nada más y la muy perra ni siquiera me había quitado las cadenas, solo me limito a sentarme en la cama viendo esta dichosa máscara, solo era una cara neutral, había una especie de escrito al lado de esta.

Sin perder demasiado el tiempo me limitó a leer la nota, aunque solo quería salir huyendo.

Los horarios son de 8 de la noche hasta las 5 de la madrugada número 20, en todo momento debes tener la máscara neutral, en caso de quitarla o rebelarte contra esta tendrás un castigo y la máscara cambiará a una furiosa.

Realmente estaba sin entender mucho, yo estaba con mi familia disfrutando nuestras vacaciones en la playa como alguien normal.

Quería aferrarme a esos recuerdos con uñas y dientes, así fuera lo último para llegar a hacer dejándome envolver por los mismos.

La noche estaba en su punto, estábamos disfrutando de la barbacoa hecha por nuestro padre, estaba al lado de mi madre junto a mis dos hermanos pequeños, los cuales andaban más pegados inusualmente de mí .

Recuerdo haberme alejado un rato para disfrutar el sonido de las olas chocando entre sí para después sentir a alguien acercándose hasta mí pensé en que sería mi padre, pero no me llegaron a poner algo en la boca, eso me quito las fuerzas de luchar aunque podía a lo lejos escuchar la voz de mi madre llamándome por mi nombre el cual ahora no recordaba.

El recuerdo terminó dejándome con un mal sabor de boca, en menos de lo esperado ya estaba esa mujer de nuevo ahí dispuesta para agarrarme a la fuerza jalándomela de la cama.

__ Vamos, se nos hace tarde y tienes suerte, el primer cliente está, tienes el privilegio, escogerá tu nombre.

__ ¿Cómo así? Yo tengo ya mi nombre no necesito otro.

__ Claro que lo necesitas.

Con eso termino de jalarme hasta un salón completamente distinto en el cual se veían muchas personas, al igual que a chicos con máscaras distintas a las mías, se encargaba de atender a las personas de ahí con toda clase de fantasías que tuvieran estos sujetos.

Hasta ella conducir por un pasillo lleno de habitaciones hasta dejarme con la mía con un hombre corpulento, viéndome con una mirada la cual no reconocía.

__ Al fin lo traes, Anne ya estabas tardando.

__ Es el nuevo, había que enseñarle cómo funcionaba aquí las cosas.

__ Siendo así déjalo para convertirlo en uno más.

Justo después de eso me dejó esta mujer con este hombre, dejándome con un miedo terrible, viendo cómo este hombre se acercaba hasta mí para alzarme la cara.

__ Te ves sumiso, pero tu mirada demuestra mucha valentía, pero de esto me encargaré de quitarlo, después ya sé cómo te llamarás sumiso número veinte acepta tu destino.

Luego de eso me puso la máscara y no supe nada más de mi mismo, era tal cual lo decía, este hombre era un sumiso capaz de cumplir perversiones de cualquier persona que se atreviera a pisar este lugar.

Así fueron pasando los años hasta aceptar mi nombre con gusto sumiso, capaz de cumplir cualquier perversión pasada por su mente hasta aquel día, llegando a descontrolarse todo.