Worldwide Eatery era un remanso acogedor en medio del bullicio de la ciudad. Las mesas estaban decoradas con elegancia minimalista, bañadas en la cálida luz de las lámparas colgantes que creaban una atmósfera íntima y acogedora. El aroma tentador de comida recién preparada flotaba en el aire, mezclado con risas suaves y murmullos de conversaciones animadas.

En una mesa un tanto apartada se encontraban NamJoon y HoSeok, sus rostros serios y concentrados en una conversación que trascendía lo cotidiano. La luz suave del restaurante creaba un ambiente íntimo, mientras las voces y risas del resto de los comensales se desvanecían en un murmullo lejano. NamJoon, con el ceño ligeramente fruncido, explicaba pacientemente un tema que claramente le preocupaba. HoSeok, con los codos apoyados en la mesa y las manos entrelazadas, escuchaba con atención, asintiendo de vez en cuando para mostrar su comprensión. La seriedad del asunto era palpable, y aunque las palabras del mayor eran calmadas y medidas, se podía sentir la urgencia en su tono.

— ¡Todavía no puedo creerlo! ¿Cómo puede ser tan cruel? No es culpa de SeokJin o TaeHyung — Dijo HoSeok, sacudiendo la cabeza con gesto de incredulidad.

NamJoon suspiró antes de responder:

— Deberías creerlo, por eso JungKook lo odia tanto. Es solo un imbécil.

En ese momento, SeokJin apareció con una sonrisa radiante, colocando los platos frente a ellos.

— ¡Aquí tienen chicos!

— Gracias Jinnie! — NamJoon respondió con una sonrisa amplia, sus hoyuelos visibles mientras el rubio jugueteaba amigablemente con sus mejillas.

— Oww Jinnie — HoSeok rió entre dientes.

— Me hizo recordar a Ara — SeokJin añadió con una sonrisa divertida.

SunMi pronto se unió al grupo con un saludo animado.

— ¡Hola chicos, estoy aquí! ¿Para que soy buena? Hola, Jinnie — Saludó al mayor con una sonrisa juguetona.

— Hola SunMi, ¿Quieres lo mismo que ellos? — Le preguntó, echando un vistazo al plato de HoSeok.

— ¡Sí, por favor, tengo mucha hambre! No pude comer en la cafetería donde trabajo — Dijo haciendo un puchero.

SeokJin se apresuró a ir a la cocina mientras SunMi se sentaba junto a HoSeok, quien la abrazó y le dio un beso en la mejilla cariñosamente.

— Entonces, ¿por qué me llamaste aquí, Hobi? — Preguntó la chica, tomando un sorbo de su refresco.

— Sucede que... Tenemos un problema. Hay personas que quieren lastimar a SeokJin y TaeHyung.  Necesitamos tu ayuda para vigilarlos cuando no estamos cerca — Explicó, observando cómo los ojos de SunMi se abrían ampliamente por la sorpresa.

— ¿Hacerles daño? ¿Por qué? Son tan dulces.

— Por venganza.

— JungKook debe estar en su habitación. Voy a llamarlo. Parece estar ocupado con TaeHyung. Más tarde me ocuparé de esto — Advirtió, abriendo la puerta de la habitación y observando con calma a la pareja bajo la manta.

JungKook gimió y se levantó, mirando a TaeHyung, quien frunció el ceño con los ojos aún cerrados y colocó sus manos sobre los oídos del menor para tapar el ruido.

— ¡Mi habitación no es un supermercado para que cualquiera venga y entre, maldita sea! ¡Y cierra la puerta para que nadie pued- — JungKook se detuvo al ver la expresión molesta de SeokJin que apareció de repente frente a la puerta.

— ¿¡Que esta haciendo TaeHyung aquí!? ¿¡Por qué no estás en la maldita escuela!? ¿¡Y por qué estan ambos desnudos!? — SeolJin tenía los ojos muy abiertos, claramente sorprendido por lo que veía.

— Primero, tuvimos sexo. Y segundo, en este momento no me siento de buen humor y me molestan tus gritos  — JungKook puso los ojos en blanco y miró a TaeHyung, cuyos ojos estaban muy abiertos, tratando de imaginar qué le diría a su hermano.

— Primero, soy mayor que tú, así que muestra respeto, cara de póker. Y segundo, no me interesa si estás de buen o mal humor, ¡Y bájate de él! — SeokJin caminó hacia ellos con paso firme.

— Estamos desnudos — JungKook sonrió.

— Vístanse y bajen — Ordenó, dándose la vuelta, pero luego se detuvo y miró a JungKook — Um... ¿Usaste condón? — Preguntó tímidamente, sintiéndose incómodo por la situación.

Los ojos de TaeHyung se abrieron aún más, escondiéndose en los brazos de JungKook y gritando rápidamente.

— Hyung, sal por favor.

— ¡Está bien! — Puso los ojos en blanco y cerró la puerta detrás.

— Tuvimos una charla intensa — Afirmó JungKook.

— Vamos, ahm~ — Gimió mientras intentaba moverse.

— Oh, todavía estoy dentro de ti, por eso me sentí tan bien — Dijo JungKook, como si fuera el mejor descubrimiento de todos los tiempos.

— ¡Detente, Kookie! Sácalo — TaeHyung se mordió los labios mientras el pene de JungKook se movía dentro de él nuevamente. Lo miró y vio cómo sonreía.

— No me decías eso antes, era más como "maestro, más rápido, más rápido" — Imitó a TaeHyung, quien en lugar de estar sonrojado o enojado, simplemente se rió del tonto intento de JungKook de actuar como él — TaeHyung, te estás moviendo demasiado — Dijo con voz profunda pero baja, y Kim sintió cómo el pene de JungKook crecía dentro de él.

— ¿Y? — Sonrió mirándolo.

— No pienses si...

— ¡No creo que vestirse tome tanto tiempo! ¡Si en tres minutos no están abajo, voy por ustedes!

JungKook volvió a poner los ojos en blanco y se quitó la manta que los cubría. Salió de la entrada de TaeHyung, que estaba goteando su semen.

— Deberíamos tomar una ducha rápida — Dijo, levantando a TaeHyung al estilo nupcial y llevándolo al baño.

TaeHyung permanecía aferrado a JungKook mientras descendían. Instintivamente, buscó refugio en el pecho del mayor al notar el ligero rubor en las mejillas de HoSeok, quien estaba acompañado por una chica tranquila. SeokJin y NamJoon ocupaban asientos cercanos.

— Hey, SunMi — Saludó JungKook con una sonrisa.

— H-Hey, Kook — Respondió ella devolviéndole la sonrisa, luego posó sus ojos en TaeHyung, quien llevaba puesta la sudadera negra con capucha y los pantalones deportivos de JungKook.

El azabache se sentó y colocó a TaeHyung en su regazo con ternura.

— Kookie, por favor, déjame bajar — Susurró TaeHyung, consciente del potencial reto de su hermano mayor. JungKook suspiró y lo hizo, permitiéndole enderezarse.

— Entonces, TaeHyung, ¿te importaría explicar por qué no estás en la escuela y dónde está JiMin? — Preguntó SeokJin con curiosidad.

TaeHyung agradeció internamente llevar puesta la sudadera con capucha de JungKook, ocultando cualquier marca que pudiera delatar su reciente actividad.

SeokJin, por su lado, luchó por contener su reacción al ver las marcas en el cuello y clavícula de JungKook, quien vestía solo una camisa blanca y pantalones deportivos.

— J-JiMin está con YoonGi Hyung — Respondió, notando cómo su hermano asentía con una sonrisa sarcástica.

— ¡Genial! ¡Simplemente genial! — Exclamó y NamJoon retrocedió lentamente.

— Lo siento, Hyung, no volveré a hacerlo — Se apresuró a disculparse.

— ¿Por qué te disculpas? Tú querías y...

— ¡Jungkook! Detente ahora, es suficiente — Advirtió NamJoon, suspirando y desviando la mirada.

— No tengo problema si estás con mi hermano. Él ha pasado por mucho y no quiero que sufra más. Pero debes respetar el hecho de que debe asistir a la escuela y no faltar a sus clases — Dijo SeokJin con calma, sorprendiendo a todos con su tono sereno. Conocía bien a TaeHyung y había notado cuánto había cambiado desde que estaba con JungKook. Aunque aún no sabía que en realidad era Bunny.

— Lo siento, Hyung — Se disculpó JungKook, dejando a todos boquiabiertos.

— ¡Oh, Dios mío! ¿El chico sin modales me llamó "Hyung" y se disculpó?

— ¡No puedo creerlo!

— Créelo, HoSeok. Y wow, Kook, realmente dijiste eso.

— Deja de actuar como si yo fuera un salvaje — Bromeó JungKook.

Entendia el punto al que SeokJin quería llegar. Después de todo, era su hermano mayor y sabía lo que era mejor para TaeHyung. Además, se sentía culpable por su pasado.

— Si te disculpas tan dulcemente, entonces lo acepto — Dijo SeokJin con una sonrisa amplia.

— No dije que l-

— Dije que lo acepto — Interrumpi, sonriendo aún más.

— Entonces, ahora que todo está en or-

— No, aún tengo que regañar a JiMin porque es mi responsabilidad. Oh, y por favor, continúa.

— Bien... Como estaba diciendo. Hola, TaeHyung, soy la novia de HoSeok, Lee SunMi — Dijo ella, sonriendo ampliamente mientras se acercaba a abrazar a TaeHyung, quien le devolvió la sonrisa y correspondió el abrazo con cariño, intentando levantarse, pero ella negó con la cabeza.

— Gracias, SunMi. Estoy feliz de conocerte — Dijo con una sonrisa sincera.

— ¡Eres tan lindo! — Exclamó ella, pellizcándole las mejillas.

Más tarde, cuando YoonGi entró en la casa con JiMin en brazos, todos miraron a SeokJin, quien se lanzó hacia ellos como un cohete.

JiMin acabó siendo regañado, pero usó sus ojos de cachorro para suavizar el momento, y YoonGi...

— ¡No digas nada, viejo! NamJoon, calma a tu hombre, amigo — Bromeó YoonGi mientras corría hacia su habitación con JiMin todavía en brazos.

Mientras tanto, en un rincón oscuro y remoto de la ciudad, un hombre de aspecto sombrío se encontraba reunido con otros individuos igualmente tenebrosos. La habitación estaba iluminada solo por la luz tenue de unas velas, que arrojaban sombras inquietantes sobre sus rostros.

El hombre en el centro sostenía una fotografía vieja y desgastada. La imagen mostraba a personas que él creía haber eliminado hace años, personas que no deberían estar vivas.

— Esto no puede ser posible — Murmuró el hombre, su voz llena de incredulidad y furia reprimida.

Los otros hombres intercambiaban miradas nerviosas, conscientes del temperamento volátil de su líder.

— ¡¿Por qué siguen vivos?! — Rugió el líder, su voz resonando en la habitación como un trueno. La intensidad de su ira llenaba el espacio, haciendo que los demás hombres retrocedieran instintivamente.

Cuando el hombre que sostenía la foto no respondió a su pregunta, el líder se levantó abruptamente de su asiento. Sus ojos brillaban con una mezcla de ira y determinación. Sin decir una palabra más, sacó una pistola de su chaqueta y apuntó directamente a la imagen. Con un solo disparo, la fotografía se hizo añicos, esparciéndose por el suelo en fragmentos de papel y recuerdos rotos.

El hombre apretó los puños con furia contenida, su mente ya maquinando planes para rectificar lo que él consideraba una afrenta imperdonable.