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Ꜥꜥֶָ֢⛓️ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo 24

JiMin y SeokJin estaban en la cocina, preparando la cena. El sonido de sus risas y la conversación animada llenaban la casa con una calidez familiar. TaeHyung, sintiéndose cansado después de un largo día, decidió que un baño sería la mejor manera de relajarse. No se había bañado antes, así que optó por hacerlo ahora. Se quitó los pantalones cortos y se quedó solo con una camisa que le llegaba hasta la mitad de los muslos, la tela suave y ligera acariciando su piel.

Tomó su bata de baño y la colgó cuidadosamente, ajustándola para que estuviera al alcance cuando la necesitara. Dejó que la bañera se llenara con agua tibia, el vapor comenzando a llenar el aire con una neblina relajante. Eligió su bomba de baño favorita, de color rosa y decorada con pétalos de rosa. La lanzó al agua y sonrió al ver cómo se disolvía, liberando un aroma dulce y floral.

Justo cuando empezaba a sumergirse en el ambiente tranquilo del baño, un ruido proveniente de su habitación lo hizo fruncir el ceño. Saliendo del baño con cautela, se dirigió a su habitación, solo para encontrar a JungKook. El contraste era impactante: JungKook ahora lucía agotado, su ropa empapada en sangre y sus ojos sin vida. Aún vestía la ropa de su última misión, un recordatorio sombrío de los peligros que enfrentaba.

La mirada vacía del mayor no necesitaba palabras para transmitir su dolor. Los recuerdos de su infancia, llenos de soledad y sufrimiento, lo inundaban, dejándolo sin fuerzas. En medio de su angustia, TaeHyung fue la primera persona en la que pensó. No le importaba la sangre ni las circunstancias; solo quería cuidar de JungKook, sentir que estaba allí para él.

TaeHyung se acercó con pasos suaves pero decididos. JungKook, a pesar de su agotamiento, no podía apartar la vista de él. TaeHyung, normalmente una figura de alegría y vitalidad, ahora irradiaba una preocupación silenciosa pero profunda.

Sin decir una palabra, el más joven sonrió, una sonrisa llena de compasión y tristeza. Su corazón dolía al verlo en ese estado. Normalmente tan sonriente y juguetón, ahora parecía roto, como si el peso del mundo descansara sobre sus hombros.

Incluso en sus peores momentos, JungKook había sido capaz de mostrar emociones, pero ahora sus ojos estaban vacíos, desprovistos de cualquier chispa de vida.

— Ven, Kookie — Dijo TaeHyung con ternura, su voz un bálsamo suave en el silencio de la habitación.

JungKook pensó que TaeHyung se asustaría, como solía hacerlo ante la violencia o el peligro. Pero en ese momento, lo necesitaba más que nunca. Necesitaba sentir su presencia reconfortante. Sin dudarlo, dejó que la suave palma y los dedos de TaeHyung se entrelazaran con los suyos, una conexión silenciosa pero profunda. Lo siguió hasta el baño, sus ojos nunca dejando de observar al rubio.

El baño estaba lleno del aroma de las rosas, una fragancia que parecía envolverlo y darle una sensación de paz. TaeHyung lo guió hasta el fregadero.

— Espera aquí — Dijo, sonriendo suavemente antes de salir de la habitación.

TaeHyung salió y se acercó a las escaleras.

— ¡Hyung! ¡Minnie!

— ¿¡Qué!? — Respondió JiMin, riendo al escuchar algo caer.

— ¡Me tomaré más tiempo! ¡Estoy usando la bañera! ¡No me molesten! — Dijo, asegurándose de cerrar la puerta tras escuchar un "entendido" de JiMin.

Regresó al baño y su corazón se encogió al ver a JungKook, todavía quieto, con el cuerpo encorvado y la cabeza colgando. Se acercó lentamente, cada paso lleno de cuidado y empatía.

— JungKook, ¿quieres que te lo quite? — Preguntó suavemente, asegurándose de que su voz no tuviera ninguna connotación sexual. JungKook miró lo que TaeHyung estaba señalando, su chaqueta ensangrentada, y asintió.

El joven sonrió y desabrochó la chaqueta negra, bajándola con cuidado por los hombros de JungKook. Mientras hacía esto, sus ojos estaban enfocados en la tarea, pero los de JungKook seguían clavados en él. No podía evitar pensar en qué había hecho para merecer a alguien como TaeHyung. ¿No se disgustaba por él? Después de toda la tortura y el dolor, TaeHyung seguía siendo su ángel.

"¡No estás destinado a estar en este mundo! ¡Nadie te amará jamás!"... Esas palabras resonaban en su mente, un eco de su dolorosa infancia. ¿Realmente no tenía a nadie que lo amara? ¿No estaba destinado a este mundo? ¿TaeHyung también lo dejaría algún día?

— No, no lo haré, JungKook — Dijo TaeHyung, sonriendo, como si pudiera leer los pensamientos oscuros de JungKook, quien no se dio cuenta de que había dicho la última frase en voz alta.

TaeHyung lo miró profundamente a los ojos y, sin dudarlo, lo abrazó. El abrazo era cálido y reconfortante, una promesa silenciosa de que todo estaría bien. JungKook sintió que, por un momento, el peso de su dolor se aliviaba.

Pero rápidamente se apartó.

— Lo siento — Dijo JungKook, mirando la camisa de TaeHyung que, afortunadamente, solo tenía una pequeña gota de sangre en el pecho.

— No es nada — Respondió, sonriendo con una calidez que parecía derretir cualquier preocupación. Rápidamente se limpió la mancha con un poco de agua — Continuemos, mi gran conejito — Dijo, sonriendo ampliamente antes de que su sonrisa se desvaneciera ligeramente — Me gusta dar apodos lindos.

— No importa — Dijo JungKook, mirandolo con cariño, lo que provocó que se sonrojara.

TaeHyung agarró el dobladillo de la camisa negra de JungKook y la subió lentamente. Tragó saliva y se mordió los labios al enfrentar los abdominales y los tatuajes. Quería tocarlos, incluso lamerlos, pero sabía que debía contenerse.

La pasó por la cabeza de JungKook y la tiró al suelo. Admiraba los tatuajes que cubrían los brazos, el cuello y el pecho de JungKook. Cada uno de ellos contaba una historia, y el que más le gustaba estaba en el cuello, un diseño que encontraba especialmente atractivo. Pero su favorito estaba en la línea v, un lugar íntimo y significativo.

Antes de continuar, miró a JungKook para asegurarse de que estaba bien con lo que estaba haciendo. El mayor solo miró hacia un lado con sus ojos oscuros. Era una mirada que te hacía sentir querido, contenía un poco de lujuria pero, sobre todo, aprecio y amor. TaeHyung, con sus ojos reflejando una mezcla de timidez y deseo, se mordió el labio mirando hacia abajo. Antes de que su mano cayera a un lado, pero el mayor JungKook la tomó y la posó en el botón de sus jeans.

Las mejillas de TaeHyung comenzaron a arder, sus pensamientos se arremolinaban de la vergüenza. Bajó la cremallera con manos temblorosas y deslizó los jeans hacia abajo. Se encontró en una posición en la que su cara quedaba justo enfrente del pene de JungKook, que se delineaba claramente a través del bóxer. Ni siquiera sabía si el pene del mayor era normalmente así de grande, pero la visión era impactante. Tragó saliva, deslizó el bóxer hacia abajo y tragó de nuevo cuando el miembro brotó. Miró a Jeon, quien solo miraba hacia abajo, con una expresión serena, casi contemplativa. No estaba pensando en nada sexual, solo apreciaba que TaeHyung lo cuidara con tanta dedicación.

— P-puedo... — Tartamudeó TaeHyung, sintiendo que las palabras se le trababan en la garganta. JungKook lo agarró suavemente por los hombros y lo hizo ponerse de pie.

— No, solo quédate conmigo — Dijo con una voz firme pero llena de ternura, y esas palabras golpearon directamente en el corazón del rubio. Asintió, sintiendo una calidez en el pecho, y tiró de JungKook hacia la ducha.

— Vamos a lavarnos el cabello, Kookie — Sonrió ampliamente, tratando de aligerar la tensión del momento mientras abría el grifo.

JungKook seguía mirándolo, sus ojos negros no dejaban de escrutar cada movimiento del adverso, quien se paró frente a él y usó el soporte de la ducha de mano para mojar su cabello, el agua cayendo en cascada por su piel, mezclándose con el vapor del baño.

— Cierra los ojos, Kookie — Pidió, pero el nombrado no lo hizo, sólo parpadeó cuando el agua le golpeó los ojos, sin querer apartar la vista de TaeHyung ni por un segundo — Eres tan terco — dijo haciendo un puchero falso, intentando ocultar su sonrisa.

— Y tú eres lindo — Respondió JungKook, su voz baja y profunda resonando en el pequeño espacio del baño. El rubio lo miró a los ojos, esos ojos negros que parecían ver a través de él.

— ¡Eres cursi! — Se rió, y al mayor le encantó ese sonido, esa risa que parecía iluminar el cuarto.

TaeHyung tomó un poco de shampoo en sus manos y comenzó a aplicarlo en el cabello de JungKook, masajeando suavemente su cuero cabelludo. El contacto era íntimo, casi reverente.

— Mis Hyungs están cocinando abajo. Le dije a Hyung que prepara pastel de fresa, me encanta — Dijo TaeHyung, buscando distraerlo y llenar el silencio con una conversación ligera.

JungKook solo seguía mirandolo, como si fuera la cosa más preciosa del mundo. Para él, TaeHyung era su persona más preciada en la tierra, en todo el universo.

— ¡Oh! ¡Kookie, hoy Hyung fue con NamJoon Hyung a conocer a su hija adoptiva! Hyung dijo que era muy bonita, tierna y gordita — Se rió, pero luego se detuvo abruptamente, su risa apagándose.

— Continúa — Pidió el mayor suavemente, su voz un susurro en el vapor.

— S-sí, Hyung nos dijo que quiere adoptarla. Pero no sé si podrá hacerlo, el siempre quiso una niña, ¿sabes? Quiero una hija como él — TaeHyung sonrió ampliamente, sus ojos brillando con la idea — Espero poder conocerla pronto. Cierra los ojos, Kookie.

JungKook lo hizo esta vez, confiando en TaeHyung. El shampoo se deslizó por su cabello y TaeHyung lo lavó con cuidado, sus manos pequeñas y ágiles trabajando con esmero.

—¿Quieres una niña, TaeHyung? — Preguntó mientras el menor seguía masajeando su cabello.

—Amo a los niños — Dijo finalmente, con una voz suave y sincera. Cuando JungKook volvió a abrir los ojos, se encontró con los ojos vidriosos de TaeHyung y su nariz roja, como si estuviera a punto de llorar —¡Oh! Tengo shampoo en los ojos — Excuso rápidamente, secándoselos.

JungKook frunció el ceño, pero dejó pasar el momento, convencido de que era solo el shampoo.

TaeHyung sostenía el soporte de la ducha de mano, dejándolo deslizarse por el cuerpo de JungKook. Sonrió de nuevo cuando miró el tatuaje que adornaba la piel de su amante.

— ¿Cuándo te hiciste este tatuaje? — Preguntó, tocándolo con curiosidad. Jeon lo agarró por la muñeca, sus ojos oscureciéndose un poco.

— No toques tan cerca de mi pene, estoy tratando de contenerme — Susurró JungKook, su voz ronca con el esfuerzo.

¿Cómo podría controlarse cuando TaeHyung estaba empapado con su camisa blanca, sus curvas visibles a través del tejido mojado? ¿Cómo podría controlarse cuando podía ver perfectamente qué tan erectos estaban los pezones del adverso debido al agua o al efecto de su propio cuerpo? ¿Cómo podría controlarse cuando todo lo que TaeHyung le suplicaba era que lo follara sin sentido?

Pero no, estaba decidido a contenerse esta vez, porque amaba la atención y el afecto que estaba recibiendo.

— Lo siento — Dijo el mas joven, sonriendo con una mezcla de timidez y seguridad.

Sacó a JungKook de la ducha, el agua cayendo en cascada a su alrededor.

— Entra, todavía está caliente, te sentirás relajado — Dijo, mostrando su sonrisa cuadrada.

El mayor se sentó en la bañera, amando el agua caliente que rodeaba su cuerpo, amando el trato especial, Kim se sentó en el borde de la bañera junto a él, mirándolo con una mezcla de cariño y deseo.

— Cierra los ojos — Pidió de nuevo, pero JungKook no obedeció. Siguió mirándolo, sus ojos oscuros fijados en los contrarios, sus labios curvados en una ligera sonrisa — Estaré aquí cuando abras los ojos, Kookie — Prometió, su voz un susurro suave.

JungKook confió en él, así que cerró los ojos, cansado, y se relajó más en el agua caliente, dejando que la calidez lo envolviera mientras el amor de TaeHyung lo rodeaba.

TaeHyung pronto sonrió felizmente, ahora era libre de admirar a JungKook sin ser atrapado. Se mordió el labio inferior, observando detenidamente cada detalle del rostro adverso, sus tatuajes que adornaban su cuello y brazos, sus bien definidos abdominales, y sus muslos gruesos. El agua en la bañera era transparente porque la bomba de baño contenía solo aroma y pétalos de rosa con un ligero tinte blanquecino, creando un ambiente de relajación perfecta.

Se miró en el espejo; aquellas sugilaciones aún eran visibles, marcando su piel con rastros evidentes del afecto del mayor. Desvió la mirada hacia JungKook, notando que sus propias sugilaciones se estaban desvaneciendo, lo que hizo que frunciera el ceño con una mezcla de celos y molestia. Luego, observó a Jeon, quien parecía estar quedándose dormido, su respiración tranquila y su expresión relajada.

— ¿Kookie? — Susurró, buscando una excusa para lo que estaba a punto de hacer.

Sonrió traviesamente y se inclinó hacia JungKook, se lamió los labios y mordió su cuello, succionando con fuerza para dejar una nueva marca. Pero antes de que pudiera reaccionar, una mano firme lo tomó por la nuca rápidamente y lo empujó hacia la bañera, haciéndolo aterrizar sobre un JungKook completamente mojado. Sus rodillas se colocaron automáticamente a los lados de las caderas del mayor, tratando de mantener el equilibrio.

TaeHyung, con el cabello empapado cubriéndole parcialmente el rostro, lo echó hacia atrás rápidamente, sintiendo que no podía respirar. Sus ojos se encontraron con los de JungKook, que ahora estaban más oscuros de lo normal, llenos de una intensidad que lo hacía temblar.

— ¡Kookie! — Exclamó, haciendo un puchero para apaciguar la situación.

— ¿Por qué hiciste eso? — Preguntó, su voz baja y grave, mientras mantenía su mano firmemente en la nuca del menor.

— Porque estabas durmiendo — Respondió, tratando de justificar su acción. Luego, sonrió con orgullo, como si hubiera logrado algo importante.

Los ojos de JungKook descendieron lentamente, tomando nota de cómo la camisa de TaeHyung se pegaba a su cuerpo empapado. Estaba sentado peligrosamente cerca de su entrepierna, y la forma en que arqueaba la espalda resultaba increíblemente atractiva. La camisa ahora caía completamente de su hombro debido al peso del agua, revelando más piel de la que normalmente mostraría.

Alzó la vista y sus ojos se encontraron nuevamente con los de TaeHyung. Este se veía increíblemente sexy, las gotas de agua en su suave piel parecían pequeños diamantes brillando bajo la luz tenue del baño. Lo acercó más y más, y la sonrisa de TaeHyung se desvaneció, reemplazada por una expresión de deseo. Se miraron los labios mutuamente y, sin más preámbulos, los unieron, moviéndolos lentamente al principio, luego más rápido, como si su vida dependiera de ese beso.

TaeHyung puso una mano detrás del cuello de JungKook, tratando de profundizar el beso. Ambos se empujaron el uno al otro, buscando un mejor ángulo para saborear cada rincón de sus bocas. Sus labios parecían hechos el uno para el otro, moviéndose y amoldándose perfectamente, incrementando su deseo mutuo. JungKook lamió el labio inferior del joven, quien entendió la señal y permitió que deslizara su lengua, explorando cada rincón.

Ambas lenguas jugaban, succionándose entre sí, creando un ritmo apasionado y frenético. A estas alturas, las manos de JungKook rodeaban firmemente las caderas de TaeHyung, mientras que las del menor se aferraban al cuello del mayor. Finalmente, sintiéndose satisfechos, soltaron un jadeo entrecortado. JungKook volvió a besar los labios de TaeHyung y sonrió contra su boca.

— Si quieres marcarme, no lo hagas mientras no esté consciente porque no puedo sentirte bien — Murmuró JungKook, sus palabras teñidas de diversión.

TaeHyung se sonrojó intensamente y escondió su rostro sonrojado en el cuello de JungKook, buscando refugio.

— ¡Detente, es vergonzoso! — Se quejó, aunque una risa suave escapó de sus labios. Jeon se rió entre dientes, su pecho vibrando con cada risa. TaeHyung sonrió tímidamente y finalmente logró hacer sonreír al mayor también.

— Ahora, bebé, quítate la ropa mojada, recuéstate sobre mí y luego abrázame — Pidió JungKook, su voz suave y tranquilizadora.

TaeHyung, felizmente, se quitó la camisa con la ayuda de JungKook, quien se aseguró de que cada movimiento fuera lento y cuidadoso. Luego, tímidamente, se quitó su bóxer, sintiéndose expuesto pero confiado en la presencia del azabache, que se rió de nuevo ante la forma en que de repente se comportaba con timidez, encontrando adorable su comportamiento.

Lo jaló sobre él y ambos disfrutaron del abrazo del otro en el agua tibia, sus cuerpos encajando perfectamente. JungKook abrazó a TaeHyung con más fuerza; este último no se quejó, al contrario, le encantaba y seguía tocando los bíceps de JungKook, maravillado por su firmeza.

TaeHyung, juguetón, lo pellizcó ligeramente y recibió una nalgada en su trasero que lo hizo gemir, dándole una mirada celestial a JungKook. Su trasero se movía instintivamente, y Jeon solo lo masajeaba suavemente, notando cómo se ponía rojo.

— Me hice el tatuaje hace un año porque me sentía solo — Confesó JungKook, su voz llena de una melancolía que TaeHyung no pudo ignorar. Sus dedos se arrastraron por el pecho adverso, dibujando patrones invisibles en su piel.

— ¿Pero por qué ahí? — Preguntó, su curiosidad evidente — Podrías tatuarte en cualquier lugar como los brazos, las piernas o el pecho.

— Porque solo tú puedes verlo — Respondió, su mirada fija en los ojos de TaeHyung. Este último se confundió al principio, pero pronto comprendió lo que JungKook quería decir y se sonrojó, lamiéndose los labios nerviosamente.


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