Capítulo Tres.
Control [The Control Saga Book #1]
Episode One.
CAPÍTULO 3.
M I D E C I S I Ó N.
Pero al fin y al cabo volví a mirar a mi amigo quien sonreía aún entusiasmado por la visita de su ídolo.
A mí me caía mal, pero sólo era por aspecto físico. No lo conocía y nadie me aseguraba que la actitud que él mostraba ante sus seguidores fuera la verdadera y no una máscara, nadie me lo aseguraba. Pero cada quien juzga al primer vistazo y eso es lo que hice, juzgar sin conocer.
—Y... ¿para que ha venido aquí? —pregunté curioso pero algo obligado a hacerlo.
El bufó, como si fuera demasiado obvio. Para él lo era, para mí no.
—Ha venido aquí para estudiar, o bueno, para continuar con sus estudios.... y ésta es la mejor parte, —y me tomó del brazo para que ambos nos encamináramos a nuestro salón— ¡¡¡Justamente él estudiará aquí!!!
Juro que si pudiera por ese grito me hubiese quedado sordo, más afortunadamente no ocurrió. Es que Tony suele gritar a más no poder en ocaciones, si algo le emociona o lo asusta casi sus gritos se escuchan hasta el otro lado del mundo. Pero me agradaba, molestaba, sin embargo ya estaba acostumbrado.
—¡¿No es increíble eso?! —volvió a preguntar emocionado nuevamente.
Asentí con una sonrisa en respuesta. Créanme, me odiaría si no gustase de su ídolo como él.
Pero sin querer me entró una curiosidad acerca de ese chico. Así que sin rodeos pregunté.
—¿Y cuando vendrá?
—¡Justo hoy! —ahora si estaba más calmado.
Y justamente, como si no tuviera suficiente con su respuesta, lo vi a lo lejos. Una multitud de chicas y algunos chicos, gays, lo rodeaban emocionadas, como un grupo de damas locas rodeando a un famoso. El chico vestía de jeans y una camiseta blanca con una polera a rayas, abierto obviamente, algo casual, nada como pensé que vestirá hoy. Algo que si podía notar claramente era que firmaba autógrafos hacia las chicas, incluso sin pudor a algunas les autografiaba los pechos. Vaya cosas.
Rodé los ojos ante tremenda escena.
Y claro, mi querido amigo no podía quedarse atrás, casi literal me abandonó como alma que se lleva el viento, rápidamente ya estaba en ese montículo de gente.
—Genial, ahora tú también.
Pero me alivié cuando ya me encontraba en la entrada de mi salón. Así que algo emocionado entré, sólo para poder alejarme de esas locas personas un rato. Pero a pesar de la casi calma que había en el salón mejor me entretuve repasando nuevamente lo que había estudiado el día anterior. La prueba era a la tercera hora, y tenía tiempo para estudiar.
Así que perdí los minutos que restaban repasando e intentando memorizar las distintas fórmulas para resolver los dichosos problemas de física, química y esas cosas.
Creí que mi paz empezaría cuando escuché el timbre de que las clases empezaban ya, más fue todo lo contrario. Pude escuchar nuevamente el griterío de chicas acercarse a mi salón, y lamentablemente ese chico entró por la puerta, y unas de mis compañeras aún lo perseguían, y ahí estaba, Anthony, igualmente pegado a él cual garrapata.
Rodé los ojos y negué con la cabeza.
De verdad que parecían tremendos idiotas pegados a ese chico. Que seguramente lo único que les importa es su apariencia, dinero y fama.
Me cagaban las personas así.
Más.... los vi. Vi aquellos ojos grises, que en esos momentos denotaban un azul ligero. Y así como yo me perdí en los suyos él también en los míos. Pues nos encontramos justamente entre tanto público. Y algo en mi interior revoloteó emocionado, sentí una sensación placentera en mi pecho, sentí mis mejillas rojas aún si no ardían, y mi respiración se volvió mágicamente tranquila.
Había notado algo en aquellos ojos. Algo en los cuales perderme.
Curiosamente recordó en ese instante como de igual manera sus ojos se habían encontrado. Lo que en su persona había sentido era algo que ni por más que pasaran los años podría olvidar. Sin embargo sintió cierta empatía con el personaje de nombre James.
Pero a pesar de aquello continuó con la lectura. E intentaría no pensar demasiado en las situaciones que el libro narraba, era mejor gozar de su contenido y olvidar la realidad en la que vivía. Por algo leía a menudo, ¿No?
Y al pasar la página pues éste primer capítulo había llegado a su fin, continuó con el siguiente capítulo.
2. CITA PLANEADA.
Las clases transcurrieron normal, aburridas, sin mucho que hacer en realidad. Lo peor del día había sido el examen, sentía que no lo iba a pasar, a pesar de que mis conocimientos sobre el tema sean extensos y casi sencillo terminaría y aseguraría mi 10 en la materia, no podía evitar pensar en ese chico, quien milagrosamente estaba a mi lado noroeste, ¿justamente tenía que sentarse allí?
Bufé fastidiado por milésima vez en el día.
—Anda, continúa bufando, sirve que ahora tú le das oxígeno al planeta. —comentó cierta voz grave cerca de mí.
Miré a la dirección del sonido, y tal cual a como lo supuse, era proveniente de ese chico pálido.
—¿Y a ti que te importa si le quiero dar oxígeno al planeta? —espeté molesto.
Era mejor que ese tipo se concentrara en sus asuntos. Yo en los míos, él en los suyos. No lo contrario.
—Perdón pues, —se disculpó fingiendo estar ofendido, pero aún así no se calló— sólo quería entablar una cómoda conversación, al menos con el chico más guapo que he visto en esta escuela.
Su comentario sí que me cabreó en sobre manera, pero de algo me pude dar cuenta, ese chico si que era muy confiado con quienes conociera, además de que no era para nada discreto. Se había lanzado a decirme algún cumplido así, como si no hubiera visto a otros.
—Sí claro, seguro que por tu fama has de habérselo dicho igual a cientos de chicos o chicas. —le reclamé.
Él no era mi tipo, eso debía quedar más que claro, y por supuesto que se lo haría saber, claro que sí.
—Hmm... cierto, pero es en serio, al menos eres el más guapo, no más que yo por supuesto, —habló mirándome y recargando su mentón en la palma de su mano, algo coqueto de su parte— pero al menos de los chicos con los que he salido, sí.
Rodé los ojos al percatarme de otras chicas que me miraban a mí en desaprobación, como odiándome por hablar con el chico que les gusta. ¿Para qué? Ellas no son más que plásticas falsas que lo que quieren es atención por su cierta falta de autoestima.
Pero como siempre por mi actitud las ignoré por completo.
—Ajá... —igualmente acabé por ignorarlo.
Y continué apuntando lo importante que el profesor dijera acerca del tema que estaba abordando.
—Joven Rousseau, sólo espero que esté prestando atención a mi clase y que no le cause hilaridad mi materia. —le llamó la atención el profesor pues me miraba con una sonrisa dándole la espalda al profesor.
—Lo siento. —se disculpó con culpa fingida claramente.
Sonreí burlón y reí bajo, primer día y ya causaba problemas. No me sorprendía si su actitud fuese la de un niño mimado, y por ello sea un desmadre total y a su consecuencia lo hayan expulsado de otras escuelas, más no eternamente debido a la sobra de dinero de sus padres.
Los minutos corrieron y finalmente dejó una actividad. Era de álgebra y aquella materia era una de mis preferidas. Así que con destreza al ya saber su forma de resolución lo hice rápidamente y cuando coloqué el último número me levanté pero unos segundos después aquel chico me siguió justamente. El profesor nos revisó nuestro procedimiento y –como ya era su costumbre desde sus primeros ejercicios de este tipo– me colocó medio punto. Y al revisar a ese chico también se lo colocó.
Algo que debo destacar de mi personalidad era la envidia que solía tener, era envidioso, sí, y por ello justamente ahora ya lo miraba mal. De mi salón yo era el primero siempre. Y si ahora tendría que competir con él, entonces yo le enseñaría quien era el líder aquí.
Y a mi mala mirada él sólo se limitó a sonreírme y guiñarme un ojo. Y yo rodeé los míos.
Por mi parte sólo me senté esperando a que él les explicara a los demás que no podían. Que sucedía después de los primeros 10 alumnos en revisar.
Pero una hoja apareció en mi paleta –la mesa de la silla–, curiosamente perfectamente doblada. La desdoblé con toda la tranquilidad del mundo hasta que, como me lo imaginaba, una nota estaba escrita arriba de toda la hoja.
No miento con lo de que eres uno de los chicos más lindos que he visto.
Me gustaría conocerte precioso. ;)
Una ligera y escasa reacción de asco se forma en mi rostro, más no se notó mucho.
Tomo uno de mis bolígrafos y escribo una respuesta hacia su insinuación. Al menos una que yo considero apta para la situación.
Si gustas conocerme puedes preguntarle a otros, realmente no tengo fama y si la tengo es por mi clasificación como nerd.
Nuevamente la doblo como la había encontrado y se la aviento a su lugar y él capta enseguida. Me es imposible apartar su mirada de su reacción, no es como pensé que sería, pues la desdobla a mí misma velocidad y lo lee atentamente, más no veo ninguna reacción en él. Toma un bolígrafo y escribe una respuesta, la dobla nuevamente y con precaución me la pasa y yo tomo el papel casi enseguida.
Al desdoblar el papel leo atentamente la respuesta.
Entonces eres el nerd más sexy que he visto; esos lentes te favorecen.
Y, ¿cuándo nos vemos?
Suspiro bajo y lo miró, descubriendo que sólo está jugando en la libreta, dibujando o escribiendo tonterías supongo.
Vuelvo a tomar el mismo bolígrafo y le escribo una respuesta, y yo al ser muy directo simplemente le escribo algo que espero que entienda, porque claramente no es un idiota académicamente hablando, y espero acabar con esto y dejarle claro que yo no quiero nada con él.
Jódete Ethan Rousseau. Entiende no quiero nada contigo. Así que te daré dos soluciones; 1. Vete con Manuela a que te consuele, o 2. Búscate a otro u otra.
Doblo el papel de mala gana y se lo aviento a su lugar.
Su reacción ahora si me enoja. Sólo se rió bajo. Y con una sonrisa entre amistosa y traviesa escribe una respuesta, sólo que ahora me la da mirándome.
La tomo de mala gana y la desdoblo.
Encantador. Me gustan los retos cariño, lo que quiero lo consigo.
<3
Ahora arrugo la hoja sin piedad y se la lanzo a lo que él ríe bromista.
Realmente ese tipo podría sacarme de mis cabales. Y si eso quiere, entonces le haré las cosas difíciles.
La clase continúa normal, rutinaria y aburrida. Hasta que el timbre de receso sonó en todo el plantel, fue cuando muchos salieron y muchas chicas ya se acercaban al tal Ethan. Con sus irritantes voces chillonas y agudas le pedían autógrafos, fotos, y otras le suplicaban estar con ellas en este tiempo de receso.
Más yo salí algo irritado del salón, y casi apurado en dirección a la cafetería de la escuela. Al no haber desayunado bien tendría que comprar algo en este tiempo y dejar que mi estómago trabaje gustoso el alimento y bebida.
Pero de repente sentí un brazo rodeando mis hombros. Al mirar al chico era ese pálido peli-negro.
—¿Qué quieres Rousseau? —bramé en su dirección.
Él me miró y sonrió frotando mi brazo. Aquella acción me había incomodado, más sin embargo mi cuerpo no había hecho nada para evitarlo o alejarlo. Continuó sin moverse.
—Tranquilo, te dije que quería conocerte, así que para eso estoy aquí, para conocerte. —respondió de lo más natural.
—Y yo te aclararé que no quiero nada contigo Rousseau. —contesté cortante y simple.
—Y yo que me encantaban los retos o desafíos. —me devolvió la jugada.
Negué con la cabeza, presentía que no se rendiría, así que lo dejaré ser, además, me beneficiaría. Pues de cualquier manera, al conocerlo podría saber sus debilidades, y eso lo usaría a mi favor.
Podría resultar.
Entonces, resignado, le contesto aceptando.
—De acuerdo Ethan, si quieres conocerme lo harás entonces. —contesté sin apartar la vista de mi objetivo, ya sabía que pediría de almorzar, o sino desayunar.
Lo oí susurrar un "sí" en modo de victoria. Reí internamente.
—Entonces, ¿cuándo y en dónde? —preguntó con claro entusiasmo en su voz.
—No lo sé, tengo que checar mi agenda. —dije bromista.
Y cierta parte era verdad. Si tenía un horario incluso después de la escuela. Cuando hace dos años y medio si no mal recuerdo, decidí independizarme, así que al empezar a vivir sólo yo mismo tendría que mantenerme. Por lo cual ahora trabajaba medio tiempo de martes a sábado, y algunas veces me daban descanso los sábados. Y no me molestaba, al menos ya sabía vivir solo y el dinero no me faltaba ni sobraba, tenía lo suficiente como para mi vida personal como académica.
Así que ahora tendría que checar el horario.
—¿Te parece éste fin de semana? —preguntó mirándome.
—Podría el domingo, y creo que este sábado... —bajé el tono a medida que hablaba, no estaba seguro—, ¿qué día es?
Él dudó pero pareció pensarlo un poco, recordando, y murmuró algunas cosas antes de mirarme y responderme.
—23, jueves 23, ¿por? —respondió.
Ahora ya estaba más al tanto. Creo que al parecer mis estudios me habían estado consumiendo bastante al grado de descuidarme mucho.
Suspiré. Tengo que mejorar eso.
—Tienes suerte, sí puedo este sábado. —respondí recordando que los últimos sábados del mes solían darme descanso.
—De acuerdo, entonces te veré el sábado, a la 1:00. Sólo dame tu dirección e iré por ti. —propuso sonriente, victorioso a mi dirección.
Sonreí con falsa felicidad. Y para mí podría ser una sonrisa traviesa.
—Perfecto, Ethan.
Y él me dedicó una sonrisa por última vez antes de irse. Y cuando desapareció de mi campo de visión a la lejanía suspiré para después quitar la falsa y forzada sonrisa de mi rostro.
Tenía el presentimiento de que había tomado una decisión estúpidamente ilógica; pero ya lo había decidido. Ya no hay marcha atrás.
Después de tiempo me presento pidiendo disculpas por mi falta de atención a este libro. Pero en parte fue la falta de inspiración, siendo sinceros. También estoy en mi último trimestre en los estudios así que también eso influencia.
En fin, espero les guste, ya tengo otro capítulo escrito, sin embargo dudo publicarlo pronto.
Ahora sí, yo me despido deseándoles un, al menos, pasable día.
YoungMi17ⓒ
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro