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Capítulo 6

Dipper

2 de octubre.

Hoy era la entrega del proyecto, había pasado una semana entera yendo y viniendo de la mansión de los Cipher, ya que desde que mis tíos habían llegado no podía arriesgarme a llevar a alguien.

La mitad de mis tardes me las pasaba ensayando para el aniversario de la Tienda de la Telepatía y la otra mitad con William terminando el proyecto, pero finalmente hoy, al fin me libraría del Cipher menor... aunque no había sido una carga cómo creía.

También tendríamos un examen, en realidad me iba bastante bien en esa materia, de hecho, era de mis especialidades, pero eso no quitaba el hecho de que no me gustarán los exámenes.

Por fin tocaron para dar inicio a la primera clase del día, Will debía traer el proyecto ya que él se lo había quedado la tarde anterior, y con paso decidido, me dirigí al salón de clases, sabía que nos iría bien con el proyecto, nos habíamos esforzado bastante.

Me senté en mi particular lugar de siempre, justo en la primera fila, William llegó un par de minutos después algo agitado, tenía un pequeño problema con llegar siempre tarde, hoy había hecho un esfuerzo, este se sentó detrás de mí, justo antes de que el maestro entrará.

—La dinámica será así —el profesor puso un recipiente rectangular en su escritorio—, van a dejar sus proyectos en este recipiente, una vez que lo entreguen y hagan silencio les entregaré su examen, calificaré mientras presentan, tienen hasta que timbren para contestar, después recogeré exámenes y sabrán sus resultados el martes, tanto del proyecto como del examen.

No hablé con William hasta el martes.

Pensé que el día sería igual de monótono que los demás, pero a la hora del almuerzo una chica se me acercó.

—Dip, soy Megan otra vez —alcé la mirada y ella me sonrió—, ya sabes de tu clase de biología.

—Claro, claro Megan —forcé una sonrisa, la misma pelinegra de hace unos días estaba parada frente a mí—, ¿qué puedo hacer por ti?

—Bueno, pues, quería saber si ahora sí me aceptarías una cita, ya que no tienes tu proyecto —contesto decidida, sólo ríndete, no me gustan las chicas.

—Lo siento mucho, pero mis tíos están en la ciudad por el aniversario de la Tienda de la Telepatía y por lo mismo habrá un show especial para la ocasión —respondí educadamente—, entonces me tienen practicando todo el tiempo en el que no estoy en una clase extra o haciendo tarea pregúntame otra vez cuando haya pasado el aniversario y veremos —le sonreí amablemente.

—¡Oh! —contestó emocionada—, seguro. Esperaré con ansias —y se alejó dejándome en paz.

El viernes era el día que más odiaba, tendría que ensayar un buen rato de la tarde para después irme a mis clases de esgrima, y después era la hora del show semanal de la Tienda. El viernes era el día más odioso ahora.

Mis clases de esgrima eran mi pequeño respiro del día, era una de las pocas actividades a las que asistía que realmente me gustaban, al resto asistía generalmente por obligación, las disfrutaba incluso aunque asistía con el idiota de Bill Cipher, en los mejores días nos tocaba practicar juntos y terminaba por vencerlo. Eran tan glorificante ver su rostro de ira al haber perdido, pocas veces me había vencido, y esos eran los malos días.

Después de una hora de arduo ensayo, me dirigí a mis clases. No era la primera vez que William Cipher aparecía en uno de los entrenamientos, pero sí era la primera vez que lo notaba relevante, ¿venía a ver a su hermano? No tenía mucho sentido, solo era una práctica más.

—Gleeful, ¿qué tienes hoy? —grito el instructor, un principiante me había dado otra vez—, por sí no lo sabías la espada sirve para atacar —viré los ojos ante el comentario—, Bill cambia con él, ahora.

—Felicidades Gleeful, estás logrando ser tan patético como siempre supe que eras —dijo Bill cuando paso por mi lado para tomar mi lugar frente al principiante.

—Cállate Cipher —respondí irritado.

—No tienes una respuesta, no sé qué tengas hoy, pero realmente me gustaría que te pasará más seguido —rodé los ojos y me alejé en silencio, no tenía ganas de discutir con perdedores.

Los ensayos me estaban consumiendo...

5 de octubre.

El fin de semana termino, de nuevo era lunes y la rutina empezaba otra vez. El día paso más rápido de lo que creí y cuando me di cuenta ya estaba en mi última clase del día, me entregarían los resultados de mi proyecto con William y de mi examen, aunque sabía que en ambos me iría bien.

—Bien clase —dijo el maestro evidentemente decepcionado—, a pesar de que hay muy buenas notas, hay un par... —le lanzo una mirada de desaprobación a Will—, que son verdaderamente decepcionantes, esfuércense un poco para la próxima.

El maestro entrego primero los exámenes, más de la mitad del salón había sacado una mala nota. Yo había tenido todo bien.

Luego entrego los proyectos por orden de lista, lo que implicaba que se lo entregaría a Will, al finalizar la clase tendría que preguntarle por los resultados.

Finalmente, la clase termino.

—William —le llamé antes de que se vaya—, espera.

—¿Dipper? —pregunto sorprendido—. ¿Qué se te ofrece?

—¿Cuánto sacamos en el proyecto?

—Ah —contesto desanimado—, nota máxima.

—Genial —respondí y sonreí inconscientemente—, ¿te lo vas a quedar o prefieres que yo lo haga?

—Prefiero quedármelo —comenzó a darse la vuelta para irse, ¿era mi impresión o parecía algo enojado?

—Espera —dije por impulso—, ¿cómo te fue en el examen? —solté.

—Mmm —respondió y se sonrojo—, reprobé —solté una pequeña carcajada.

—Que idiota —dije, y pareció enojarse un poco más.

—No es mi mejor materia —se encogió de hombros—. ¿Tú cuanto sacaste?

—Cien perfecto —sonreí orgulloso—. Estuvo muy sencillo, incluso para ti.

—Pues si así lo ves, demuéstrame que tan sencillo es "incluso para mi"—soltó de golpe algo molesto haciendo comillas, abrió los ojos asombrado, me quedé sorprendido por su respuesta, pero me salí de la sorpresa rápidamente.

—Seguro —contesté sorprendiéndolo a él también.

—¿En serio? —preguntó.

—Claro, nunca rechazo un reto —dije y metí mis manos en los bolsillos de mi pantalón—. Pero, nada es gratis en esta vida.

—¿Y qué es lo que quieres a cambio? —rodó los ojos.

—Por ahora nada, pero nunca se sabe cuándo se puede cobrar un favor —sonreí—, ¿tenemos un trato? —extendí mi mano hacia él, pareció dudar por un momento, pero finalmente habló.

—Trato —tomó mi mano para así cerrar el acuerdo.

Serían unos días bastante interesantes. 

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