Capítulo 33
Will
25 de junio.
Recordaba a la perfección la primera vez que había escuchado a Dipper reír.
Había sido una tarde, al salir de clases. Bill estaba discutiendo con él, no recordaba exactamente porqué, posiblemente por una tontería de esgrima. Pero lo que sí recordaba con exactitud era la manera en la que había sonado.
Cínica, algo burlona. Y, bastante vacía.
Nada comparada con la manera en la que sonaba en estos momentos.
Ambos castaños reían con fuerza, al igual que la rubia a lado de Mabel. Y ahora tampoco estaba seguro de qué era lo que había desencadenado esa reacción en los tres chicos, pero había logrado lo que no pude ver esa tarde, ni muchas más después de esa.
Una auténtica risa de Dipper Gleeful.
—¿Todavía tienes esa costumbre tuya de perderte en tus pensamientos en público? —soltó la castaña llamando mi atención—, pensaba que mi hermano te había quitado ese mal hábito tuyo hace mucho.
Mis mejillas se llenaron de calor, mientras que Pacífica le daba un ligero golpe con el codo a su novia.
—No seas pesada —masculló la rubia.
La castaña soltó una pequeña disculpa y una risa, mientras que Dipper veía distraídamente el menú que traía entre las manos, evitando hacer contacto visual conmigo. ¿Estaba él tan incómodo como yo?
No lo dudaría.
Este almuerzo improvisado no era como había pensado, es decir el almuerzo, una convivencia para celebrar, comida y distraerse un poco de todos los asuntos legales no había sonado nada mal al principio... o al menos no lo había sonado hasta que supe que también me incluía.
Y, realmente no estaba seguro si estaba allí acompañando a Dipper o a Pacífica.
¿Los gemelos Gleeful, Pacífica y yo? ¿En un almuerzo? ¿A quién se le podía ocurrir que eso podría funcionar? No podía imaginar un panorama más prometedor que con aquellos ingredientes. Especialmente si tomábamos en cuenta el contexto en el que nos hallábamos.
Dipper y yo no estábamos en las mejores condiciones, a penas y habíamos empezado a dirigirnos incómodos saludos en los pasillos de la casa o pequeñas palabras casuales en las comidas; Pacífica y yo hacía un buen tiempo que no nos reuníamos para hablar de algo, la mayoría de su tiempo era consumido por la señorita a su lado y yo no había estado en muchos ánimos de salir o hacer algo.
Y claro, no era necesario mencionar que mi amistad —si es que siquiera podía llamársele así— con Mabel era muy extraña. Unos días podía ser dulzura y amabilidad, pidiéndome que entendiera a su hermano y otros, bueno en otros podía ser una maldita... justo como ahora.
Pero ahí nos encontrábamos, los cuatro juntos, celebrando la reciente libertad de los Gemelos Telepatía.
—Bueno, felicidades Mabel —soltó Dipper con irritación—, no te tomo ni una hora matar la celebración.
—¿Que puedo decir? —la castaña se encogió de hombros, sonriendo un poco—, es un don.
—Debiste ver como arruinó la cena del otro día —Pacífica empezó, riendo incómodamente—. Literalmente casi incendió mi casa para probar un punto.
—¿Y cuál es el punto que intentas probar ahora? —pregunté, la castaña sólo me sonrió con cinismo.
—Aún no estoy segura —respondió, dándole un sorbo a su bebida—, pero tengo fe en que pronto lo descubriré y valdrá la pena.
La resolución del juez había sido definitiva e inapelable, culpables. Ambos tíos. Uno por una larga lista de crímenes en la cual entraba maltrato, violencia, evasión de impuestos y algunos más; y el otro, por complicidad. Estarían en la cárcel un largo tiempo... uno más que él otro.
Cuando mi padre regresó del juicio e informó a los castaños de la condena, ambos se habían abrazado fuertemente. Mabel había sollozado ligeramente, se habían separado y la rubia había besado fuertemente a la castaña.
Dipper y yo nos habíamos abrazado fugazmente, debido al calor del momento. Pero luego, nos habíamos separado con rapidez, y podría jurar que ambos nos sonrojamos por ello.
No recordaba quien había propuesto salir a comer para celebrar. Tal vez Mabel, pero después de eso la sala se había quedado en silencio... ¿Debían ir Mabel y Pacífica? ¿Dipper y Mabel? ¿Mabel, Pacífica y Dipper? La conclusión a la que todos habían llegado es que yo los acompañará. Para que las cosas no fueran raras.
Aún no estaba seguro si mi presencia las hacía menos o más raras.
—No seas mentirosa —dijo Dipper, poniendo a un lado el menú que hacia un rato miraba lo cual se me había hecho extraño, ya que ya habíamos comido... ¿un postre tal vez?—, no tienes ningún punto que probar, sólo eres verdaderamente una molestia cuando te lo propones.
—Atrapada —Mabel alzó las manos en señal de rendición y soltó una sonrisa... extraña, fue ahí cuando me di cuenta de que ella estaba planeando algo, y todo parecía indicar que no era bueno para mí—, pero prometo callarme a partir de ahora, a menos que algo interesante surja.
—Como sea —respondió Dipper, regresando su vista al menú—, igual, ¿cómo pudiste incendiar una cocina? No puedes ser tan torpe, incluso siendo tú cómo para hacer algo así.
Mabel hizo una mueca extraña. Algo me decía que las cosas iban a terminar mal. Mis ojos se encontraron con los de Pacífica, y tenía una evidente expresión de preocupación grabada en su rostro. Yo debía tener una igual en el mío.
—Bueno, todos podemos cometer errores —la castaña contestó—, al menos yo no destruí la cocina de nuestra casa por intentar hacer chocolates.
Ahora era Dipper quién tenía la expresión perturbada.
No me gustaba para nada el rumbo que estaba tomando la conversación, pero no sabía que podría decir para cambiar de tema, así que me resigne a tomar en silencio mi bebida, mientras rogaba que el camarero se acercará a recoger mi plato.
—Eso fue muy dulce Dipper —dijo Pacífica tratando de cambiar de tema, y de cierto modo deshacerse de la tensión del ambiente—, había olvidado por completo eso, fue muy lindo de tu parte que hicieras esos chocolates para Will en San Valentín.
Casi me atragante con mi bebida ante tal declaración. ¿Dipper había hecho los chocolates?
Mabel soltó una carcajada, Dipper lucía algo incómodo, avergonzado y ligeramente colorado...
—Esto es oro —dijo Mabel, y creo que lentamente entendí a donde quería llegar con todo este asunto, pero evidentemente no conocía otros métodos para lograr sus objetivos—, ¿no le habías dicho a Will que tú hiciste los chocolates? Eso es hilarante.
—No creí que fuera relevante —Dipper contestó, tratando de sonar calmado, lográndolo vagamente—, además eso no es asunto tuyo.
—Ups —se disculpó Pacífica—, lo siento. No sabía que él no sabía... creo que mejor debería callarme —la rubia miró severamente a Mabel—, y tú también.
—Perdón —se rió por lo bajo—, no pensé que fuera gran asunto que él supiera.
—¿Podrían dejar de hablar como si no estuviera presente? —pregunté mientras le lanzaba una mirada a Dipper, pero él estaba evitando mirarme, así que decidí continuar—, es extraño.
—Bueno —la castaña tenía una expresión que era difícil de descifrar—, ¿y al menos te gustaron? Porque tuve que ayudarlo a limpiar todo el desastre que armó en su primer intento y ayudarlo en su segundo —ella soltó una risa—, debieron verlo... el pobre no sabía ni usar la licuadora.
—Maldición Mabel, te dije que se me olvido ponerle la tapa —replicó Dipper—, es algo que a cualquiera le pasa.
—Sí —respondí con firmeza y Dipper finalmente dirigió su vista a mí, algo confundido—, quiero decir, los chocolates... me gustaron —le lancé una tímida sonrisa a Dipper—, en realidad... me encantaron.
Dipper me sonrió de vuelta. Y sentí una calidez en mi pecho que hacía un tiempo que no sentía.
—Supongo que después de todo — Dipper habló, con una renovada actitud y con sus dobles intenciones evidentes en su voz—, todos hemos hecho cosas así, ¿o me equivoco Mabel? —el castaño pareció intentar recordar algo por un momento—, ¿no tuviste que pretender durante un tiempo que te gustaba su hermano porque no eras capaz de acercarte? Mi memoria es algo confusa sobre ese tiempo.
Pacífica se sonrojo fuertemente, mientras que Mabel apretaba su vaso con fuerza, lanzándole una mirada asesina a Dipper.
La tensión crecía cada vez más, pero no sabía que podía decir o hacer para detenerla.
—No, no te equivocas —Mabel sonrió maliciosamente antes de continuar—, fue más o menos por el tiempo en que comenzaste a faltar al espectáculo, ¿recuerdas? A diferencia de ti recuerdo a la perfección que la primera vez que faltaste fue porque estabas buscando el regalo de Will —Mabel soltó una risa—, no te importo que tío se enojará por eso hasta que te dijo que no podrías ir a su fiesta... ¿recuerdas?
Dipper no respondió nada ante eso, simplemente se quedó contemplando a su hermana con una expresión seria en su rostro.
—Yo creo... —Pacifica intervino, en un vago intento de aligerar el ambiente de nuevo—, creo que lo importante aquí es que, al menos el regalo te gustó ¿o no, Will? Después de todo duermes con eso todas las noches.
El calor subió a mis mejillas... de nuevo. Iba a matarla. ¿En qué mundo se le ocurría que eso era una buena manera de aligerar el ambiente?
Aunque tenía que reconocer que algo le había funcionado, porque ahora la atención de ambos castaños estaba centrada en mí.
—¿Con el reloj? —preguntó el castaño algo desconcertado.
—¿No estamos hablando de la playera? —le lancé una mirada desesperada a Pacífica, para que cerrará la boca.
Pacífica pareció palidecer al darse cuenta de lo que estaba diciendo. Mabel soltó otra carcajada.
—¿Duermes con una playera de Dipper? —Preguntó la mayor de los Gleeful con algo de sorna.
—No recuerdo haberte dado una playera —dijo Dipper, más para él mismo que para el resto de la mesa.
—Eso no importa —respondió Pacifica intentado reparar su error—. Lo siento Will... —balbuceó por lo bajo, mientras Mabel aun reía.
¿Ahora sí se me estaba permitido desaparecer?
—No te rías de él —Dipper regañó a Mabel, pero eso no la detuvo—, te recuerdo que hubo un tiempo en el que tenías celos de él.
La risa de Mabel se detuvo de golpe. Demostrando que la afirmación de su hermano era cierta. Lo cual me dejo desconcertado.
¿Se había puesto celosa de mí? ¿Por qué?
—¿Y eso qué? Tú te pusiste celoso del novio de Bill —las mejillas de Dipper se tiñeron ligeramente de rojo.
—¿Estuviste celoso de Pino? —preguntó Pacifica.
—¿En serio nadie sabe el nombre de ese chico? —soltó Mabel con irritación.
—Bill no quiere decirlo, es muy terco respecto a eso —respondí encogiéndome de hombros.
—Puede que eso sea cierto —respondió el castaño—, pero al menos yo no fingí estar borracho para besarlo.
La tensión prácticamente se podía cortar, Mabel y Dipper parecían querer arrancarse los ojos el uno al otro.
Disimuladamente, le hice una seña al camarero pidiendo la cuenta, algo me decía que al ritmo que iba todo terminaría mal.
—Chicos —Pacifica habló, intentando por milésima vez, calmar el ambiente que se estaba creando—, todos fingimos algo... yo fingí que Gideon no estaba en casa un par de veces para pasar más tiempo con ella.
—En realidad sabía que sí estaba —murmuró Mabel, sonriéndole a su novia.
—Y Will también fingió algunas cosas —Pacifica continuó—, cómo que le iba mal en la materia en que lo ayudabas, ¿recuerdan?
Oficialmente iba a matar a Pacifica Pines.
—Con qué eso hizo, ¿eh? —Dipper me lanzó una mirada divertida, mientras trataba con todas mis fuerzas no morir de la vergüenza.
—Creo que mejor debería callarme, pensé que ya lo sabías, ¿qué acaso no se contaban nada?
—Al parecer hay muchas cosas que no sabía —murmuró el castaño.
—No, no Paz, no te calles —dijo Mabel con una sonrisa—, continua, me parece interesante todo lo que estas contando, ¿algo más que deberíamos saber sobre Will?
—Yo... em... —la rubia balbuceó.
—¡Yo sé algo interesante! —dije alzando la voz, desesperado... eso era caer algo bajo según mis principios, pero... tiempos desesperados merecen medidas desesperadas, y esperaba que eso la hiciera callarse—, Pacifica hizo un álbum de su relación, es muy lindo, tiene cosas como los boletos del cine de cuando salieron, fotos y cosas así. Es realmente adorable.
Pacifica abrió la boca por completo. Ella se lo había buscado, Dipper estaba tratando —vagamente— de contener su risa y Mabel estaba ligeramente sonrojada. Pacifica era una nueva escala de rojo en el arcoíris.
—No tan adorable como tus regalos, ¿o no, osito especial? —soltó la rubia.
—¡Te dije que ese había sido Bill! —alcé la voz ligeramente—. ¡Te-so-ro!
—¿Eso no sería en contra de mí?
—No... porque —hablé, sabiendo que todo esto me traería repercusiones después... pero ya no había marcha atrás—, porque Pacifica ama secretamente que le digas así.
—¡No te atreviste! —la rubia se puso de pie.
—¡Tú empezaste! —grité a modo de respuesta, poniéndome de pie de igual manera.
—¡Will iba a ver el show de la Tienda de la Telepatía casi siempre!
—¡Pacifica tardo 6 horas para escoger el vestido que uso en San Valentín!
—¡Will estuvo enamorado de ti por casi dos años antes de que empezaran a hablar!
Estaba seguro que habíamos captado la atención de todo el lugar, y que probablemente ambos mellizos estaban con toda su atención sobre nosotros, pero algo me impedía detenerme a mí mismo, incluso si sabía que lo mejor sería cerrar la boca antes de que algo peor sea mencionado.
—Pacifica odiaba a tus admiradores, odiaba que estén coqueteándote y que no pudieras rechazarlos —dije de todos modos, ignorando por completo a mí consciencia.
—¡Por favor! —gritó la rubia—. ¡Tú también te pones muy celoso de todas sus admiradoras! —Pacifica señalo a Dipper con el dedo.
—¡Bueno... pues tú hiciste que la hermanita de Charlotte le pidiera un autógrafo a Mabel hace como dos meses! —la señale con el dedo.
—Pero lo hice para disimular haberle pedido uno a Dipper —Pacifica se cruzó de brazos.
—Yo no te pedí que lo hicieras —replique a modo de respuesta.
—Pero igual lo conservaste.
—Cómo tú el papel con el jueguito donde decía que te casarías con Mabel en la playa.
—¡Tú también jugaste esa cosa para saber tu futuro con Dipper y cuantos perritos tendrían!
—¡Pero yo no lo guarde! —grité, y podía sentir mis mejillas totalmente rojas mientras continuaba hablando—. Y dos no lo hice porque quise Bill, tú y Charlotte me obligaron a jugarlo.
—Eso dices.
—¿Por qué perritos? —preguntó Dipper, hablando por primera vez desde que todo el escandalo empezó.
—Creo que es momento de parar esto —Mabel habló, extrañamente tranquila—. Esto es demasiado incluso para mí.
Y fue ahí cuando recordé porque debía escuchar a mi consciencia. Ambos habían escuchado todo... Dipper había escuchado todo.
Oficialmente quería desaparecer.
***
Todo era un desastre gigante... al menos en mi interior así se sentía.
El almuerzo no había resultado para nada cómo creía. Había sido peor, muchísimo peor. Pacifica había soltado la mitad de las cosas que un día me prometí no dejar que Dipper sepa. Podía sentir toda vergüenza recorrer cada centímetro de mi cuerpo, Pacifica y yo tendríamos una larga platica luego.
Dipper caminaba en silencio a mí lado, con sus manos metidas en sus bolsillos y demasiado perdido en sus pensamientos cómo para notar que lo estaba viendo.
Habíamos decidido volver a pie a la casa.... Bueno, en realidad yo lo había decidido.
A pesar de que los cuatro habíamos venido todos juntos en el carro de Mabel, ella había dicho que tenía algo urgente que hacer y necesitaba llevarse el auto, Pacifica evidentemente la estaba acompañando, lo que significaba que Dipper y yo estábamos condenados a estar solos todo el camino de regreso a casa.
Él había ofrecido llamar a un taxi, pero simplemente no tenía ganas de irme en auto, quería caminar.
Porque podría estar demasiado avergonzado en esos instantes por todo lo que había pasado hacía un rato, pero eso no quitaba el hecho de que el juicio había acabado. Dipper y Mabel lo habían ganado. Lo que implicaba que Dipper en cualquier momento se iría de la casa, y en todo este tiempo no habíamos hablado ni una sola vez sobre nosotros y nuestro futuro. Si es que lo había.
Estaba consciente que yo era quién le había dicho que debíamos hablar después de eso, pero ¿y si no lo hacía? ¿Y si después de todo este tiempo Dipper se había dado cuenta de que en realidad yo no era lo que él quería? ¿Y si con todo lo que había escuchado él había decidido que ya no quería estar conmigo nunca más?
Tal vez estaba siendo demasiado exagerado... otra vez.
Sentí la mirada de Dipper sobre mí unos cuantos segundos, lo cual me hizo temblar ligeramente... demonios, ni siquiera podía estar molesto con él, honestamente sólo había querido que él diera el primer paso, pero creo que ahora me conformaría incluso con que me diga que las cosas estarán bien.
Tal vez necesitaba una señal divina que me dijera que las cosas entre nosotros funcionarían esta vez, independientemente de quién de el primer paso.
Tal vez debería ser yo quien tome la iniciativa, es decir, él se me confeso primero... ¿lo correcto sería que yo intente resolver las cosas primero?
Tal vez estaba esperando a que yo diera señales de que ya era buen momento para hablar de eso... tal vez yo debería iniciar la conversación primero.
¿Y qué mejor momento que mientras caminábamos en silencio a través de un parque?
Sentí los nervios llenar mis sentidos, y mi corazón martillar con fuerza contra mi pecho, podía sentir las mejillas calientes, no recordaba con exactitud cuando había sido la última vez que me había sentido así... el día de la playa, tal vez.
Sí, tal vez lo mejor sería empezar la conversación... ¿sería lo correcto? Eso no lo sabía.
En serio sólo quería una señal que me dijera que esta vez las cosas sí saldrían bien.
Tomé una gran bocanada de aire, al diablo lo correcto, sólo le hablaré y ya... ¿qué es lo peor que podría pasar? ¿Qué me rechace?
Bueno, eso sí sería bastante malo... pero al menos no estaríamos en un limbo extraño donde no tenía ni idea de que iba a pasar, y eso era definitivamente peor.
Solté el aire que estaba conteniendo, y finalmente me atreví a hablar.
—Dipper... —dije, en un tono más débil de lo que planeé inicialmente.
—¿Quieres una crepa? —me interrumpió abruptamente, lo cual me tomó por sorpresa... ¿estaba evitando hablar conmigo? No se veía molesto o incómodo... más que nada se veía nervioso¸ cosa que hizo mi corazón latir con aún más fuerza—, creo que vi un puesto por ahí, y con todo el revuelo que se armó no tuve tiempo de pedir el postre —mis mejillas se tornaron rojas.
Aunque no puedo asegurar si por el comentario o por la sonrisa que me lanzó.
—Me encantaría —dije con una tierna sonrisa.
Tal vez esta era la señal que necesitaba.
Bueno... he vuelto. Perdonen la ausencia más larga que he tenido. No me quiero excusar ni nada, pero tuve un bloqueo enorme con esta historia, y con la escuela y todo lo demás, simplemente se me hizo casi imposible seguirla.
Especialmente cuando la computadora se arruinó, y aunque aun no esta funcionando totalmente, tenemos un plan de reserva para no quedarnos tanto tiempo sin actualizar.
Además ya sólo le quedan dos partes más a esta historia jijiji así que...
¡Espero que la espera haya valido la pena y les haya gustado!
-K
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