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Capítulo 31

Will

10 de junio

Toda la semana había intentado hacer cosas nuevas que me distrajeran, pero todo era inútil... eventualmente siempre terminaba pensando en él.

A veces odiaba ser tan sensible y no pensar con claridad desde el principio.

Eso había provocado que al principio de la semana estuviera desanimado, me había quedado en casa toda la semana, después de todo no había tenido muchos ánimos de salir, además, no tenía con quién. Pacifica pasaba la mayor parte de su tiempo con Mabel, lo cual no era una novedad, pero no era algo de lo que me había percatado hasta ahora. Y Bill... bueno, Bill siempre pasaba su tiempo libre con Pino.

Es más, hoy había planeado que después de la escuela papá, su novio y yo cenáramos todos juntos, sin embargo, el vuelo de papá se había retrasado por problemas del tiempo y no llegaría hasta mañana, por lo que esos dos habían salido a cenar, y aunque habían intentado que vaya con ellos, había preferido quedarme en casa.

Ambos habían intentado animarme de muchas maneras. Pino se la había pasado contándome anécdotas de Bill y él, desde que me encontré con él en la salida de la escuela había notado que me estaba contando cosas que me hicieran reír, no fue difícil deducir que Bill le habría contado lo que había pasado, pero honestamente ¿había algo que esos dos no se contarán?

Suspiré... no podía negar que sentía mal, Bill y Pino se habían peleado muchas veces y siempre terminaban resolviéndolo, pero nosotros... no.

La clara diferencia estaba en que ellos confiaban plenamente el uno en el otro, cosa que no pasaba con nosotros, Dipper no era capaz de contarme nada.

La puerta sonó, sacándome de mis pensamientos, me encontraba en la sala porque desde que había hablado con Mabel, no me sentía con ánimos de estar en mi habitación, posiblemente serían Bill y Pino quienes habrían vuelto de cenar, y seguramente mi hermano había olvidado su llave.

Solté un suspiro cansado, y me senté en el sofá, solté un bostezo, probablemente ya debería irme a dormir, sólo les abriría la puerta y luego me subiría a mi habitación, después de todo mañana sería un largo día.

Me levanté y caminé hacia la puerta, dispuesto a reprimir a Bill por olvidar su llave por milésima vez, pero para mi sorpresa, no era Bill con su novio parado frente a la puerta, sino que era un castaño quién estaba parado frente a mí, con un evidente ojo morado, y lo que parecía sangre en la mano.

Sin dejarme reaccionar del todo, Dipper me rodeo con sus brazos con fuerza, dejándome por completo sin aliento, sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo, ¿debería abrazarlo también? Dudé por un instante, pero rápidamente el estado en el que se encontraba hicieron que mis brazos lo rodearan temblorosos.

Lo detestaba por no poder molestarme del todo, al menos no con él.

Podía sentir mi corazón latiendo con fuerza, no era tan difícil adivinar el porqué de su estado, podía recordar a la perfección las palabras de Mabel de hace un rato...

<<Mi tío suele enojarse demasiado con Dipper>> Había dicho.

Sentí un par de lágrimas acumularse en mis ojos, pero tenía que mantenerme en una pieza, no podía desmoronarme ahora y decirle lo mucho que lo había extrañado, sí quería que esta vez las cosas salieran bien entre nosotros tenía que ser firme, tenía que mantenerme estable para poder ayudarlo y definitivamente tenía que mantenerme para atender sus heridas.

Esperé a que él se separará de mí, aunque no fue por mucho, su rostro estaba a apenas unos centímetros del mío y, por un momento no supe que decir, me había quedado sin palabras, fue Dipper quien rompió el silencio murmurando un suave "lo siento", mientras me lanzaba una sonrisa triste que me partió el corazón.

Sin saber que responder a eso, simplemente camine con él abrazado a mi costado hacia el sofá, dónde se sentó, fue ahí cuando pude apreciar mejor su rostro, tenía un ligero corte a un lado de su labio, su ojo tenía un moretón que definitivamente necesitaría ungüento o hielo para que no se inflamará, pero lo peor era su mano, sus nudillos sangraban como si hubiera golpeado una ventana, cosa que no me hubiera sorprendido para nada.

—Espera aquí... mientras —mi voz tembló ligeramente, y sólo rogué para mis adentros a que no lo hubiera notado—, mientras voy por algo para atender eso.

Dipper simplemente asintió sin decir ni una palabra, y yo agradecí internamente a que no estuviera intentando hablar, o actuar como si nada hubiera pasado, porque no me sentía capaz de poder manejar algo de ese estilo por el momento.

Me dirigí al baño rápidamente dónde se encontraba el botiquín de primeros auxilios, luego me encaminé a la cocina donde conseguí algo de hielo del refrigerador, y solté un suspiró.

No sabía realmente como debía reaccionar ante toda esa situación, no iba a negarlo aun tenia mis motivos para estar molesto. O, al menos así es cómo se manifestaba el sentimiento, como ira.

Porque el mensaje y todo esto, sólo me demostraba una vez más lo que ya sabía lo que ya sabía, Dipper no estaba intentado salir de eso, al menos no correctamente.

Él no hacía nada por ayudarse a sí mismo, simplemente dejaba que todo estuviera sobre de él, parecía gustarle cargar el peso del mundo sobre sus hombros, y yo estaba cansado, quería que me dejará cargar una parte también.

Pero al parecer le era más simple seguir el número que le habían establecido y dejarme a mí, y a cuál sea que quisiera ayudarlo fuera... Mabel había dicho lo mismo en la tarde.

Me regrese a la realidad, tenía que regresar a la sala y tratar sus heridas antes de que Bill y Pino volvieran, o definitivamente habría una situación muy incómoda con la cual estar.

Regresé a la sala, y me senté en el sofá quedando frente a él en silencio, le extendí el hielo sin ser capaz de mirarlo bien.

—¿Puedes sostenerlo sobre tu ojo mientras me encargo de tu mano? —Le pregunté, Dipper asintió ligeramente.

Sostuve su mano entre las mías y la inspeccioné con cuidado, tenía pequeños residuos de cristales en sus nudillos, y tomando una pequeña pinza desinfectada del botiquín, empecé a retirarlos con cuidado de no lastimarlo.

No me sentía lo suficientemente cómodo como preguntarle qué es lo que le había pasado, pero podía darme una idea, seguramente algo relacionado con su tío...

Yo sabía perfectamente que su tío había enviado el mensaje, y sabía también, que Dipper estaba acostumbrado a pelear sus batallas solo.

Y la plática que había tenido con Mabel sólo había confirmado mis sospechas.

Bill, Pino y yo habíamos vuelto todos juntos de la escuela, ya que Pino iba a quedarse con nosotros a la cena, a la salida Pino y yo estuvimos esperando por Bill durante un buen rato, hasta que finalmente Bill cruzo la calle con su sonrisa de autosuficiencia, paso su brazo alrededor de Pino y lo beso.

Debía admitir que Pino me agradaba, era un buen chico y hacía feliz a Bill.

La cena que Bill había planeado se había convertido en almuerzo, por lo que tenía entendido, Pino se quedaría a pasar la noche, ya que era más fácil que viajar hasta la ciudad dónde vivía y regresar al día siguiente.

Ambos chicos habían estado conmigo la mitad de la tarde y después, había decido salir un rato, fue en ese momento en que Mabel llegó.

—Dipper siempre recibía los golpes en mi lugar —había dicho la castaña moviendo sus manos nerviosamente—, cuando Ford se enojaba conmigo y estaba por castigarme... Dipper siempre... —la voz le tembló—, Dipper siempre lo hacía enojar por algo más, o simplemente se metía y recibía todo el castigo, Ford nunca me puso un dedo encima porque Dipper nunca lo permitió —soltó todo el aire que estaba conteniendo y tomó mi mano, sorprendiéndome por completo—, puede que nunca nos lleváramos del todo bien, que a veces sea grosero y difícil de tratar, pero es una buena persona y tú mejor que nadie debería saber eso.

—Lo sé —había dicho en un susurro mientras ella se secaba la lagrima que empezaba a caer por su mejilla.

—Claro que luego crecimos y durante mucho tiempo dejo de castigarnos, supongo que nos acostumbramos a comportarnos como él quería, Dipper comenzó a darme ordenes sobre cómo debía compararme también sino quería hacer enojar a Ford, pero a lo que vine —continúo—, él está acostumbrado a creer que debe ser el único que soporte la situación, a que él puede resolverlo todo por su cuenta... no es que no te quiera, o que no confíe en ti.

Simplemente asentí, estaba demasiado sensible como para pensar en una respuesta coherente, ¿era normal que con todo lo que me había dicho sólo lo quisiera más?

—Ford fue quién envió el mensaje —agregó finalmente.

—Eso... también lo sé —le respondí—, no estoy realmente molesto con él, Mabel... quisiera estarlo, pero no puedo —solté un suspiró—, pero tampoco podemos tener una buena relación si él no confía en mí, sé que me quiere, así como yo lo quiero a él... pero todo esto, ni siquiera deberías ser tú quien me diga esto, debería ser él.

—Lo entiendo, sólo... no sé —respondió—, sentí que debía hacer algo por él... cómo él lo hizo por mí todo ese tiempo.

Luego Mabel se había ido y yo me había quedado en la sala desde entonces, incapaz de moverme o reaccionar.

Sólo me había quedado pensando. Y pensando. Y pensando.

Dipper Gleeful era un idiota, no había otra manera de ponerlo... pero no por lo que uno podría pensar a primera instancia.

Yo sabía a la perfección que Dipper no había enviado el mensaje, no era tonto. Pero eso no le quitaba lo idiota.

Sabía que Dipper me quería, de una u otra manera, Dipper lo hacía... y yo lo quería a él.

Pero la base de una relación debe ser la confianza. La honestidad.

Y son dos cosas que Dipper no me había demostrado del todo hasta el momento...

Un quejido por parte del castaño me regresó al ahora, me había perdido en mis pensamientos mientras terminaba de vendarle la mano, y había sujetado la venda demasiado fuerte, lastimándolo por accidente.

—Lo siento —murmuré, aflojando más la venda.

—No tienes nada de que disculparte —respondió, y alcé mi mirada, que pronto se encontró con la suya.

Dipper me sonrió débilmente y mi corazón se disparó en mi pecho, hacía tiempo que no lo había visto sonreír. No estaba molesto con él. No podía con él mirándome de esa manera.

A pesar de qué tenía el ojo morado, y del pequeño corte en el labio, seguía luciendo increíble, su mirada estaba clavada en mí, podía sentir mi estómago revuelto, y mi corazón martillear como loco.

Dipper estaba muy cerca de mí, impidiéndome pensar con claridad.

Pero sólo quería que él confíe lo suficiente en mí como para contarme, sólo eso necesitaba.

—Quiero hablar contigo, William —no respondí.

Desvié la mirada rápidamente, sabiendo que, si seguía mirándolo, mi poca fuerza de voluntad se iría al demonio y terminaría por besarlo ahí mismo, provocando que nada de lo que había pasado funcionará de nada, porque terminaríamos en el mismo circulo vicioso.

—Me gustaría hablar con tu padre —continuo Dipper, al notar mi silencio.

—Su vuelo se retrasó —murmuré mientras dejaba el resto de venda en el botiquín—, debe venir mañana por la mañana.

—Bueno, cómo supondrás no puedo volver a casa esta noche —dijo bromeando secamente y yo tomé un pequeño frasco, evitando mirar a Dipper en todo momento, después le apartarte la bolsa fría del rostro.

—Puedes dormir en la habitación de huéspedes —respondí estoicamente y, lentamente me acerqué un poco más, dispuesto a ponerle el ungüento con mucho cuidado alrededor del ojo.

—Gracias —murmuró.

Terminé de aplicar la medicina en su ojo y guardé el frasco de nuevo en el botiquín, evitando en todo momento la mirada de Dipper.

—También quiero hablar sobre lo nuestro —escuché y por segunda vez en la noche, lo miré directamente a los ojos.

—Ahora no es momento —le respondí y tomé todo el aire que pude, cerré el botiquín y levantándome del sofá—. Primero enfoquémonos en que recuperes el control de tu vida... y luego —le extendí la mano para ayudarlo a levantarse—, luego hablaremos de lo que pasará con nosotros —le sonreí lo más genuinamente que pude.

Dipper tomo mi mano para levantarse y no dijo nada más.

Ambos empezamos a subir las escaleras, en silencio. No era un silencio incomodo, pero era un silencio, al fin y al cabo.

Pino y Bill no deberían tardar mucho en volver, y aunque sabía que el castaño se iba a quedar a dormir, no era difícil imaginar que se quedaría en la habitación de Bill.

Me dirigí hasta el final del pasillo, a la habitación que recientemente siempre estaba vacía, Pacifica solía usarla cuando venía, pero últimamente no habíamos pasado tanto tiempo juntos como antes.

Abrí la puerta de la habitación que suponía que estaría vacía, sólo para encontrarme a Pino leyendo un libro con un Bill cómodamente dormido y abrazándolo por la cintura, ambos cubiertos únicamente por una sabana de la cintura a los pies. El color subió a las mejillas del castaño y debía reconocer que también había subido en las mías, simplemente cerré la puerta en silencio. Demonios, mañana sería raro.

Probablemente había regresado cuando estaba perdido en mis pensamientos y no lo había notado. ¿No podían usar la habitación de Bill?

Seguramente Pino habría querido mantener su distancia de Bill para no darle una mala impresión a mi padre si llegaba y Bill había terminado por colarse en su habitación y convencerlo.

Solté un suspiró frustrado, ¿qué podría hacer ahora? Dipper definitivamente no podía dormir en la habitación de Bill y mucho menos en la sala. Sólo quedaba un lugar en el cual podía quedarse.

—La habitación de huéspedes está... Indispuesta —murmuré viéndolo con las mejillas aún algo sonrojadas por la escena que acababa de ver—, supongo que... —balbucee al verlo directamente a la cara—, supongo que puedes quedarte en mi habitación.

El asintió sin preguntar nada, dirigiéndose a ésta en silencio, ambos entramos y saqué una playera que me quedaba algo grande de mi cajón y se la pase, luego saqué otras prendas para mí.

—Cámbiate y recuéstate, volveré en un rato —Dipper simplemente asintió.

—Gracias —dijo mientras yo salía de la habitación.

Baje nuevamente a la sala, recogiendo el lío que se encontraba ahí, guardando algunas cosas y botando algunas otras, regresando el botiquín a su lugar y cambiándome de ropa a una más cómoda para dormir.

Finalmente subí a mi habitación, Dipper parecía ya haberse dormido y me recosté del otro lado de la cama, procurando no despertarlo, y con mi corazón latiendo con fuerza. No sabía realmente como sentirme al tener a Dipper tan cerca cuando estábamos en esa situación.

Suspiré cerrando los ojos.

—Buenas noches, William —lo escuché murmurar medio dormido.

—Buenas noches, Dipper —respondí tratando de sonar relajado.

Pero por dentro sólo quería abrazarlo y que todo volviera a estar bien entre nosotros. Pero sólo necesitaba que confiará en mí.

Sólo eso.


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 ¡Notas importantes! 

Primero que nada, sé que la actualización tardo un poco pero créanme, estas últimas semanas he estado como loca y tuve un pequeño bloqueo con este capítulo, pero al final termino teniendo 2,500 palabras así que tómenlo como una pequeña compensación por la tardanza, el siguiente no debe tardar tanto, pero hago lo que puedo (?)

Y segundo, esta historia esta participando en los Premios Gravity, ¡si les gusta la historia vayan al perfil de los premios y envíen un mensaje privado diciendo que votan por esta historia en romance!

¡Gracias por leer! 


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