Capítulo 12
Dipper
23 de diciembre.
—Señor Gleeful —desvié la vista de ventana, estaba perdido en mis pensamientos cuando un empleado me hablo—, las confirmaciones de las invitaciones para la fiesta de Año Nuevo llegaron.
—Claro, claro —respondí dejando el vaso que tenía sobre una de las mesas—, puedes dejarlas en el escritorio, yo mismo las revisaré y le informare a mi padre.
—¿Seguro señor? —asentí—, por supuesto —dejó las cartas y luego salió de la habitación.
Cada año, mi familia organizaba una de las fiestas más grandes y exclusivas del país, pocas personas eran invitadas a asistir. Y cómo cada año no quería ir, odiaba aquel evento tanto como los espectáculos de cada viernes, sólo que este era peor; era cómo un gran espectáculo de más de 6 horas, con un montón de gente con los que tenía que pretender ser amable, educado y perfecto; que no conocía porque cada año rechazaba mi derecho a invitar a alguien, se suponía que Mabel y yo teníamos el derecho de invitar a una familia cada uno, pero nunca lo había usado, nunca le había visto el caso, nadie me agradaba lo suficiente como para invitarlos, hasta William.
Además de que cada año tenía que tocar una pieza clásica con Mabel; ella debía tocar el violín y yo el piano, y por supuesto este año no sería la excepción... simplemente odiaba esa fiesta.
Usualmente yo no era quién veía las invitaciones, solía hacerlo otro empleado, pero esta vez estaba buscando una en específico.
Así que me senté y comencé a ver las asistencias, personas "importantes" que no me importaban en lo absoluto, algunas familias del pueblo, los Pines... ¿los Pines? Mabel debió usar su derecho con ellos por Pacifica, o al menos tenía la fuerte sospecha de que así era, aunque ahora no me importaba mucho, en ese momento sólo me daba curiosidad una confirmación... la de los Cipher.
Me había tragado mi orgullo al enviar esa invitación, evidentemente por Bill, odiaba a ese sujeto, en serio lo hacía, pero para mí desgracia su hermano menor me agradaba, tal vez demasiado.
Una vez que encontré la confirmación solté todo el aire que estaba en mis pulmones, ni siquiera había notado que estaba conteniendo la respiración. Maldito William Cipher y lo que estaba haciendo conmigo.
Dejé las invitaciones en el escritorio y le avisé al empleado que mandará a alguien más para que terminará con el trabajo y fui hasta mi habitación, fue ahí cuando vi la maldita sudadera azul en mi escritorio y me volví a frustrar.
No podía envolver el maldito regalo decentemente, lo había intentado un montón de veces, pero simplemente no me salía. Y tampoco podía pedirle ayuda a alguno de los empleados... no debía permitir que supieran que le había comprado un maldito regalo de Navidad a alguien que no era de la familia porque empezarían los rumores y esos rumores llegarían a mi tío, eso significaría que vendría a preguntarme para quién y simplemente no podía decirle que le había comprado un regalo a William Cipher, sería mi fin. Ya había tenido suficientes regaños por algo así años atrás... y definitivamente no quería pasar por eso de nuevo.
Me estaba quedando sin tiempo, así que decidí tragarme el resto de mi orgullo y cobrar un viejo favor para pedirle ayuda a la única persona que se me ocurría que podría ayudarme a envolverlo, incluso aunque eso significaría perder parte de mi dignidad.
—Mabel... —toqué la puerta de su cuarto.
—Adelante —contesto del otro lado de la puerta.
—Necesito que me hagas un favor —su sonrisa no podría haber sido más cínica cuando dejo de limarse las uñas.
—Con que eso tenemos ahora —se levantó dejando la lima de uñas a un lado—, el "gran Dipper Gleeful" —hizo unas comillas con los dedos mientras me veía con una sonrisa de autosuficiencia en el rostro—, necesita de mi ayuda.
—En realidad, te voy a cobrar un viejo favor que me debes —respondí algo irritado—, ¿recuerdas el día que el chofer se enfermó y te llevé al centro comercial, estuve horas esperándote ahí y te dije que me deberías un favor? —viró los ojos, era obvio que se acordaba—, te voy a cobrar el favor ahora.
—Está bien torpe, ¿qué es lo que se te ofrece? —respondió sarcástica—, ¿vas a querer que te lleve al centro comercial?
—Para empezar, te pediré que no te comportes como una inmadura ahora —se sentó en la cama—, en segundo lugar, no quiero que hagas preguntas al respecto y no le puedes decir a nadie y Mabel cuando digo nadie... es NADIE.
—Está bien patán, no tienes que hablarme como idiota entendí la primera vez que lo dijiste —respondió—, aun no me has dicho que quieres que haga.
—Necesito que envuelvas esto por mí —le mostré la sudadera que le había comprado a Will.
—¿Para qué? —pregunto.
—Te dije que no hagas preguntas —respondí—, luego no quieres que te hable como idiota.
—¿Por qué no le pides a algún empleado que lo haga? Ellos envuelven todos los regalos —se levantó de la cama para acercarse a dónde me encontraba.
—Si pudiera hacer que los empleados lo envolvieran no te lo estaría pidiendo Mabel, no seas tonta.
—Dime por qué y tenemos un trato —respondió sonriendo con suficiencia, había notado cuanto necesitaba que ella lo hiciera o no me hubiera puesto condiciones.
—Ni lo sueñes —repliqué.
—Entonces lo siento, pero no —se comenzó a alejar—, puedes cobrarme el favor después con algo más difícil, pero no lo haré sin saber por qué yo.
—Está bien —respondí, estaba desesperado—, es un regalo para William —mascullé.
—¿Perdón? —soltó una risa—, ¿le compraste algo a William Cipher?
—Eso ya no es de tu incumbencia, necesito que lo envuelvas porque si se lo pido a los empleados tío Ford se enterará y... —me interrumpí—, ya sabes cómo se pone respecto a ese tema —claro que sí lo sabía—. Y yo no sé hacerlo.
—¿Entonces tiene que ver con ese tema? —volvió a reír—. Eso sí que no lo vi venir, que bajo has caído hermanito.
—Eres la persona menos indicada para hablar de eso —la sonrisa se borró de su rostro—, ¿acaso crees que no he notado cómo te pones con ella? —se paralizó—, oh sí Mabel, descubrí tu pequeño sucio secreto.
—¿Vas a querer que envuelva esa cosa o no? —dijo finalmente.
—Nada me haría más feliz —sonreí triunfal.
25 de Diciembre (Navidad).
Finalmente llegó la mañana de Navidad y, pronto empezarían los preparativos para la cena "familiar" en mi casa, que básicamente era comer juntos, mientras que mis padres y mis tíos discutían sobre el negocio, e la imagen que teníamos y los planes próximos para la empresa mientras que Mabel y yo sólo comíamos en silencio, sin derecho a protestar o hacer algo que vaya fuera de la conducta.
Era una aburrida tradición, usualmente a las 12 cada quien ya estaba por su cuenta de nuevo... incluso en los días festivos la familia no se reunía por más de una hora, nadie soportaba a nadie o al menos yo no lo hacía.
Pero antes de la tortura de esta noche, yo tenía un pendiente que hacer antes.
Con paso decidido me dirigí a la mansión de los Cipher, debía reconocer que no estaba completamente seguro de porqué estaba haciendo aquello, pero no me detuve. Llegué y me baje de mi auto, no tenía mucho tiempo, pero tenía que hacerlo ahora porque el resto de la tarde sería bastante ajetreada, cuando estuve finalmente en la puerta de la casa, toqué y Will abrió la puerta, por un momento, me quedé congelado.
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