Thee
—Dime qué no fuiste tan estúpido como para seguir buscando información acerca de ella.
—Que bien que me conoces, Romanoff—respondió sarcásticamente aún girando sobre su silla, viendo a la pelirroja rodar sus ojos y al emblema de América fruncir el seño en su dirección estando de brazos cruzados—para mi desgracia no pude hallar nada más que la trágica muerte de sus padres, no hay licencia de conducir, registró médico o civil, pasaporte ni residencia; lo que quiere decir que en verdad pertenecía a esa vieja organización.
—¿Y qué planeas hacer con Lilith? ¿Dejarla en las manos del gobierno?
—No me digas que ahora eres sentimental.
—Ella nos sería de ayuda, Tony—intervino Rogers por primera vez desde que habían sido llamados por el filántropo a la sala de reuniones, siendo el centro de la mirada de ambos—Lilith es capaz hasta donde sabemos de poder manipular a su antojo las pesadillas de los demás...con el entrenamiento adecuado y la atención necesaria podría ser una heroína...-
—Pisa el freno del vejestorio, capipaleta...si lo que dices podría servir, ¿Qué te hace pensar que después no podría apuñalarnos por la espalda?—Stark masajeó el puente de su nariz, suspirando—ya he tenido suficiente con la muerte de Pepper que se repite en mi cabeza.
—Desde que llegó solo se ha centrado en algo...mejor dicho, en alguien en particular—el rubio y el castaño la observaron al mismo tiempo, y la ojiverde señaló con un movimiento de cabeza la ventana frente a ellos que dejaba las vistas del pasto que rodeaba la base Vengadores.
Caminando ignorando al resto del mundo, Wanda hablaba animadamente con Lilith mientras mostraba sus poderes con una de sus manos.
La pelinegra la escuchaba con atención, y una diminuta sonrisa se formaba en sus labios con cada palabra que la castaña pronunciaba. Disfrutaba escuchando las bromas que los gemelos hacían antes de HYDRA y sobretodo de ver a Wanda sonreír con cada recuerdo que se le presentaba en la mente; y de lo cual ella se sentía contenta cada vez que decidía contarlo a su amiga.
—Necesito una pizza—murmuró Natasha entre suspiros, regresando su mirada a Tony—ella es la razón por la que Lilith no nos atacará por la espalda.
—No estoy de acuerdo, pero supongo que es mejor que tenerla de enemiga, arañita.
—¿Te recuerdo la vez que apuñalé tu almohada a centímetros de tu rostro, Stark?
—¿Quieres Margarita o doble queso?
—Bien, entonces dime, Lilith...¿Qué otra cosa puedes hacer con tus habilidades?—preguntó alegremente la Maximoff tomando asiento en la entrada de la base, reposando su espalda en una de las columnas y copiando la acción de su amiga, llevando sus piernas a su pecho.
Lilith sonrió levemente sin que casi de notara, y bajando la cabeza sus ojos avellanas se dirigieron a una de sus manos cubierta por uno de sus guantes negros, quitándolo lentamente y dejándole nuevamente a la castaña la vista perfecta de su mano pálida siendo adornada con aquella segunda piel de color negro que terminaba en forma de raíces en la mitad de sus nudillos.
En sus dedos, varios hilos de color tan negro como su cabello fueron deslizando entre medio de ellos, paseando y recorriendo toda su mano hasta ir viajando con lentitud hacia un par de hojas secas que habían salido disparadas de las ramas de los árboles por el viento. Todo este proceso siendo admirado por Wanda y sus ojos tan verdes como todo el pasto que las rodeaba que no se despegaban de la habilidad que poseía su amiga, y de la cuál se encargaría de sanar sus heridas hasta que solo queden cicatrices casi invisibles de lo que fue su pasado; y de lo cual la mayor parte de el todavía era un dilema tanto para ella como para el resto del equipo.
Clifford atrajo una de las hojas hacia su persona, y jugó con ella un par de segundos. Sintiendo los rayos del sol impactar contra su frente mientras se ocultaba lentamente entre los árboles.
—Puedo atraer cosas también... solamente si las utilizo como material para demostrar sus miedos.
—¿Cómo?
—Puedo...transformar cosas materiales y utilizarlas a mi favor—la chica dejó caer la hoja, de la cual su compañera se encargó de atraparla antes de que tocara el suelo bajo sus pies—las pesadillas se transforman en miedos, y los miedos en pesadillas...todo eso puedo transformarlo con las cosas que atraiga con mi poder.
—Increíble...¿Fue difícil acostumbrarte a ello?—Wanda intentó buscar la mirada de Lilith, pero ésta simplemente no podía dignarse a conectar sus ojos con los de ella.
Solo recordar su pasado era más doloroso que una bala atravesando su piel, pero si debía abrir una vieja herida que todavía no cerrar en su totalidad para poder seguir adelante con la única persona que en verdad se preocupaba por ella; entonces lo haría.
—F-fue...complicado hasta donde recuerdo—suspiró viendo al sol ocultarse entre los árboles, respirando el tranquilizante aroma que la naturaleza le proporcionaba—las pesadillas...son básicamente películas de terror que produces, diriges y eres el protagonista...mi habilidad permite que el protagonista crea que todo lo que yo estoy controlando en su pesadilla fue hecho por él.
Su voz se cortó en las últimas palabras, sin siquiera dignarse a chocar su mirada con la de ojos verdes que seguía admirandola en silencio. Y mientras Lilith parecía ignorar a Wanda inconscientemente movió delicadamente su mano en el aire, parecía bailar al ritmo de una música invisible a los oídos de ambas mientras aquel característico color tan negro como la noche rodeaba y paseaba por los dedos de la pelinegra, todo bajo la atención de la castaña.
—Este poder...es mi maldición desde que tengo la suficiente memoria para recordar...—Clifford continuó jugando con su poder, teniendo en sus ojos avellanas la acumulación de las lágrimas que adornaban sus párpados inferiores, pero no se permitió llorar. A menos no frente a ella como hace poco lo había hecho—Y-yo...lo odio...-
—Es inevitable, Lilith—la cortó suavemente, algo que involuntariamente logró capar la atención de la nombrada, que la observó de una vez por todas todavía con sus ojos siendo cubiertos por las lágrimas que seguía reteniendo—Entiendo todo el dolor que has pasado y todo lo que te estás guardando...pero búscale el lado positivo a todo eso, siempre hay algo bueno que puedes sacar de todo lo malo que nos sucede.
—¿Cómo...? ¿Cómo qué?—susurró intentando no romper en llanto, dejando que su poder se extinguiera poco a poco. Wanda le sonrió levemente.
—Veamos...no me hubieras conocido—dijo mostrando una sonrisa alegre, algo que logró iluminar el interior de la chica—no hubiéramos logrado formar nuestra amistad y no estaríamos teniendo ésta conversación.
››Como cuando mi hermano y yo nos unimos a HYDRA por venganza...de no haber sido por eso quizás Pietro seguiría con vida...pero el lado bueno de todo eso, es que gracias a que cambié de bando y me uní a los Vengadores para hacer uso de los poderes para el bien, gracias a eso...te conocí, Lilith.
La chica siguió con sus ojos conectados con los de la contraria, ya no era capaz de moverse luego de aquellas palabras.
Una parte de ella se removió en su estómago y ocasionó un vuelco en su pecho, teniendo su corazón palpitando rápidamente y dejando derramar dos lágrimas que cayeron al suelo sin ser detenidas, el cielo ya levemente oscuro siendo testigo del momento vivido y presenciado de aquellas que habían logrado entablar una honesta amistad en tan solo algunas semanas de haberse conocido.
Lilith bajó su mirada a su mano libre, admirandola.
—T-tú...¿Crees que llegue a ser una heroína...?—preguntó más para sí misma que para Wanda, pero aún así ella se encargó de responder.
Con lentitud atrapó la mano de la pelinegra con las suyas y acarició aquella segunda piel de color negro, incomodando levemente a la chica que no hacía más que observarla con atención con la mirada baja.
La castaña sin dejar de ver sus llamativos ojos avellana, le otorgó un delicado beso en sus nudillos sin importarle la rareza de ellos, posteriormente colocándola en una de sus mejillas, todo esto bajo la impresión de Clifford y con su notorio sonrrojo. Ante ello le regaló una sonrisa.
Una sonrisa que ni a Visión le fue mostrada.
—No creo que llegues a ser heroína...sé que lo serás, Lilith Clifford.
La mujer acarició los mechones de cabello negro de su hija con una sonrisa triste y melancólica al lado de su marido, el cual solo podía mantener su compostura serena por ambos en ese momento.
Tomó la mano de su madre y la dejó reposando en una de sus mejillas, no sabía con exactitud que era lo que estaba sucediendo, pero por la manera de actuar de sus padres debía ser algo malo.
Aquella hermosa mujer de cabello castaño oscuro y de ojos tan oscuros como la noche apretó su pequeño cuerpo hacia ella, y sin que ella lo viera lloró en su hombro como nunca lo había hecho, sin duda era malo lo que estaba sucediendo.
El hombre de cabello negro tomó suavemente el hombro de su esposa sin dignarse a ver los ojos avellana de su hija, porque sabía que si la veía en ese estado seguramente haría una locura.
—Mami, ¿Qué pasa?—murmuró la niña viendo a su madre retirar las lágrimas de su rostro, pero ella solo la tomó de sus hombros y detalló cada imperfección de su rostro–¿Por qué lloras?
—No es nada, cielo...es importante que sepas que...—Melanie respiró profundo, viendo con odio al hombre que ahora reposaba tranquilamente de la esquina de la habitación, observando todo sin alguna expresión en su rostro—...te amo, hija mía...eres lo mejor que me a pasado, eres mi pequeño milagro.
—También te amo mami.
—Es todo, llévenselos—dicho esto, apartaron bruscamente a la niña de los brazos de su madre.
—¡Aún no! ¡Maldito!
—¡No toques a mi mujer, hijo de perra!—Harry golpeó a uno de los hombres con su puño, simplemente para recibir un golpe en la boca del estómago con la parte trasera del arma, obligándolo a colocarse de rodillas.
—¡Papá! ¡Mamá! ¡Déjame ir!—la pequeña pelinegra intentó deshacer el agarre que uno de ellos tenía en su mano, queriendo ir a ayudar a sus padres—¡Me duele! ¡Mamá!
—¡Eres un mal nacido, Abe!—dijo Melanie limpiándose algo de sangre que resbalaba por su nariz, viendo con completo odio al nombrado de cabello castaño canoso y de traje militar que los veía sin expresión—Como pudiste...¿Cómo puedes hacer esto a tu familia?
—La cosa es simple, Melanie—habló tomando la barbilla de la castaña, que intentaba igualmente salir del agarre de dos de los hombres presentes—ni tú, ni esa mocosa...son parte de mi familia.
—¡Maldito!—Harry escupió sangre haciendo rechinar sus dientes, abrazando su estómago—deja ir a esposa y a mi hija, Abe. Esto es entre tu y yo, nadie más.
—Corrección, hermano...es entre ella y yo—agarró sin pudor o delicadeza el pequeño brazo de la niña, haciéndola quejarse del dolor—Lilith formará parte de un mundo nuevo...gobernado por dioses.
—¡Estás loco!
—Mejor que estar muerto.
—¡Mamá! ¡Papá!
Soltó una lágrima sin poder evitarlo, dejando caer suavemente la mano que acariciaba la mejilla de Wanda.
Sin saber cómo tomó el valor para saltar directamente a los brazos de ella, siendo recibida con sorpresa.
—Quédate conmigo, Wanda—sollozó ocultando su rostro en el hombro de ella, aspirando el aroma que desprendía—No me dejes...te lo pido, por favor...
—No me iré, es una promesa...
(Lamento tardar demasiado)
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