Six
Wanda abrió lentamente sus ojos, sintiendo un ligero peso en su hombro.
Notó como la cabeza de Lilith descansaba sobre su hombro, estando más tranquila y solamente teniendo un par de lágrimas adheridas a sus pálidas mejillas.
Los recuerdos de anoche se proyectaron como una película en su cabeza, repitiendo el momento donde vió a la azabache encadenada al suelo como un perro y siendo torturada como una criminal.
Sin poder evitarlo, lentamente su manos libró la sábana que las cubría, viendo como el tobillo de la chica era rodeado por una cicatriz y teniendo leves tonos rojizos; revelándo que todavía no se había curado del todo.
La verdad seguía sin creer lo que Lilith había tenido que vivir, y ella lo sabía mejor que nadie por experiencia propia.
Despacio dejó la cabeza se la chica en la almohada, limpiando con la yema de sus dedos las lágrimas en sus mejillas y volviendo a detallar su rostro como lo hizo la primera vez que entablaron una conversación, notando su calmada respiración y sin poder evitarlo viendo aquella segunda piel de color negro que cubría todos sus dedos hasta los nudillos.
Se levantó al ver la ausencia de sus guantes, encontrándolos tirados en el suelo junto a la pared manchada de algo de sangre proveniente de la cabeza de Lilith, recordando como se golpeaba con ella.
Recogió los guantes, escuchando como la chica se retorcía en la cama con el seño fruncido y la mandíbula apretada, tomando fuertemente las sábanas con sus manos.
Wanda rápidamente sentó a su lado, acariciando despacio si frente y susurrando un par de palabras inaudibles que la hicieron calmarse, esta vez volviendo a acurrucarse en el pecho de la castaña.
Ella no sabía de dónde venía ese instinto de protección hacia la pelinegra, pero en el fondo le gusta poder ayudar a alguien como...como ella.
Su mano se dirigió a su rostro, apartando los mechones de cabello negro que se adherían a su frente y así poder tener una mejor vista de sus ojos cerrados.
Pero...¿Por qué se detuvo a mirar sus labios?
Se retractó de la pregunta al verla abrir sus ojos...
¿Por qué sentía una galaxia de emociones en su estómago?
Lilith se ocultó más si se podía en la tela de su capucha, más aún cuando cada Vengador fue entrando a la sala de juntas mientras llevaban sus miradas a ella; la cuál se encontraba sentada al lado de Wanda que parecía ser la única que en cierta forma la entendía.
Cuando todos se sentaron fue Steve quien tomó la decisión de hablar, levantando levemente su cabeza;
—¿Puedes quitarte tu capucha, por favor?—la pelinegra dudó un poco al principio, pero terminó sediendo ante la intensa y pacífica mirada de la castaña—¿Cuál es tu nombre?
—Lilith...Lilith Clifford—respondió incómoda, teniendo en cuenta que Natasha parecía querer asesinarla con sus ojos y sin contar que estaba sentada frente a ella con solo unos milímetros de distancia.
—es extraño, cuando investigamos tu nombre no había nada en la base de datos. Solamente una pareja de ascendencia alemana y rusa asesinados en Alemania—dijo la pelirroja, y cuando pronunció las últimas palabras la de ojos marrones la observó. Teniendo ahora los ojos empañados en lágrimas.
—Eran mis padres...
La habitación después permaneció en silencio, y Tony Stark fue el que se encargó de romperlo como el hielo.
—Mira, Merlina Adams. Gracias a Wanda no estás en una prisión de máxima seguridad por estar en una base desmantelada de una organización terrorista, empieza hablar.
—No se nada...
—¡Mientes! ¡Di la verdad!
—¡No se nada!
Sus manos fueron cubiertas de aquel aura color negro que anteriormente la Maximoff de madrugada, volando rápidamente como un destello en dirección al castaño; que no vió venir la alucinación de su peor miedo, peor que el de su muerte y la de Pepper Potts.
Los presentes se levantaron al verlo caer al suelo tomándose con ambas manos su cabeza, Steve y Rodhey buscando que evitara seguir en ese estado mientras Visión se encargaba de decir su estado y Natasha apuntaba su arma directo a la cabeza.
Lilith puso sus manos de escudo, dejando al descubierto sus dedos a la vista de la pelirroja mientras Wanda intentaba protegerla sin necesidad de usar sus poderes y que alguien saliera lastimado.
Una única lágrima resbaló por su pálida mejilla, sus auras se consumieron lentamente ante la vista impactante de todos incluyendo a Tony, quién se reincorporó con algo de ayuda.
Agachó la cabeza, dejando su cabello cubriendo su rostro y que la lágrima salada impactara en el suelo.
—Natasha, baja el arma—remarcó Wanda sus palabras con su característico acento sokoviono, tomando la mano de Lilith en señal de reconfortamiento.
—¿Por qué lo haría? ¡Puede ser una infiltrada!
—¡No lo es!—todos vieron a la castaña al escucharlo—estuve en su mente sin ser consciente...no es una infiltrada, ella es...-
—La víctima...—finalizó la pelinegra viendo seriamente a Romanoff, volviéndose a colocar sus guantes lenta y temblorosamente—...n-no se mucho sobre esa base, solo se que...que mataron a los demás como yo.
—¿Por qué deberíamos creerte?—preguntó derrepente el Coronel Rhodes con una mano en el hombro de Stark, siendo su apoyo—¿Cómo obtuviste tus poderes?
—experimentando...y yo soy la que debería desconfiar de ustedes pero... aquí estoy.
—¿Qué es lo que puedes hacer?
La de ojos marrones suspiró temblorosamente, retomando su asiento al igual que la mayoría aunque estando alertas a sus movimientos, sobretodo la pelirroja que no apartaba su mano del gatillo ni de su arma.
Retiró nuevamente sus guantes, dejando a todos una mejor viste de lo que podría llamarse segunda piel de color carbón que terminaba casi a la mitad de sus nudillos, haciendo movimientos delicados y suaves que dejaba al descubierto pequeños destellos en negro que jugaba entre sus dedos, y en algún punto sus ojos se oscurecieron por completo.
La Bruja Escarlata veía eso con una increíble admiración, que una sensación extraña creciendo en su pecho de tan solo ver qué no era la única capaz de hacer prácticamente lo mismo que ella.
Bajó la mirada, subiéndola milisegundos después y solamente queriendo observar a la chica castaña y de ojos verdes a su lado.
—Antes no hacía mucho... veía pequeños momentos en las mentes de las personas a mi alrededor, como si lo estuviera...experimentando.
Cayó al suelo al recibir el golpe en su mejilla, llorando en el suelo y gritando que se detuviera al ver cómo entre dos hombres encargados de cuidarla arañaban su escasa ropa; un castigo por no cumplir con parte de su trabajo.
—P-pero ellos querían más...y cuando terminaron sus experimentos, y...sin darme cuenta había cumplido con lo que ellos querían...
»una pesadilla...
Uno de sus hombres la tomó por el pescuezo, terminando de rasgar su ropa mientras la miraba llorar; pero cayó al suelo por un ataque al corazón cuando vió una de sus peores pesadillas en ver de a la indefensa niña.
—Yo...yo controlo los sueños, las pesadillas para ser exactos—las lágrimas volvieron a acumularse en sus mejillas, pero ella no se permitió liberarlas—veo cual es su peor miedo y me transformo en ello...y nadie más lo puede ver a excepción de la persona.
—¿Y ese aura que impactaste en Tony?
La pequeña se abrazó las piernas en una esquina de la habitación, sin mirar al hombre apoyado en el lumbar de la puerta de metal y notando un ligero color negro en la punta de sus dedos, soltando todavía sus lágrimas.
—Proyecto su miedo a través de ellas, los...daño psicológicamente y luego me hago pasar por ese miedo, y en s-su mayoría moría de un infarto...
—¿Antes en donde estuviste?—preguntó Steve Rogers.
Lilith revivió viejos recuerdos con esa pregunta, viéndose a sí misma de pequeña gritando mientras lloraba he intentaba escapar de los fuertes brazos del hospital mientras sus padres trataban de correr hacia ella, y de un momento a otro la habían sacado del único lugar donde se sentía segura.
—No recuerdo mucho...—La Maximoff apoyó su mano en su hombro, dándole un pequeño apretón y regalándole una sonrisa que no pasó desapercibida para ninguno, y Visión no comprendía un pequeño apretón en su pecho.
—Solo les pido...que me ayuden a mantenerme en control...
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