✘V E I N T I C U A T R O✘
"Los placeres violentos tienden a tener fines violentos."
Richard Ramírez
LEAH
Me acomodo el bolso al salir de mi salón de clases. Saco mi móvil cuando me entra una llamada y no puedo evitar sonreír al ver su nombre en la pantalla.
—¿Ya terminaste? —pregunta nada más me llevo el dispositivo a la oreja. Su voz provoca que el latido en mi corazón se acelere.
—Ujumm. —murmuro y asiento como si él pudiera verme.
—Estoy afuera esperando por ti. —declara Kyan y detengo mis pasos.
—¿Qué?
—Qué estoy en la entrada de tu universidad. —repite.
—Me estás jodiendo, ¿verdad? —camino hacia uno de los ventanales del piso en que me encuentro y lo veo recostado a su moto en la acera de enfrente, mientras sostiene el casco en la otra mano dónde no lleva el teléfono con el que habla conmigo.
—¿Te parece que estoy jodiendo?
—No, ya veo que no. —inquiero sin dejar de verle.
—¿Te molesta que haya venido? —pregunta con la inseguridad resaltando en su tono de voz, a la vez que se irgue en su posición, despegándose de la moto.
—Por supuesto que no. —me apresuro a responder.
Mentiría si dijera que no me apetecía verlo. De hecho, no he pensado en nada más desde la tarde anterior cuando nos dejamos llevar en aquel probador. No lo asimilo aún.
Me he liado con mi vecino.
Hacía mucho tiempo que no me prendía con alguien más que no fuera Max. Había olvidado lo que era sentir las mariposas en el estómago revoloteando con locura, o que el corazón no parara de martillar en mi pecho, incluso lo satisfactorio que es cuando ambos nos venimos y nos miramos a los ojos transmitiendo al otro todo lo que sentimos sin palabras.
Y quiero seguir sintiendo todo eso, pero primero debo terminar mi venganza hacia Max, que no ha avanzado mucho que digamos y ya estoy harta de fingir que no pasa nada.
Por eso nadie puede verme marcharme con Kyan. Si alguien se lo llega a contar a Max, mi venganza "no definida" se irá a la mierda.
—Lo que pasa es que... Max puede verte. —declaro, fijándome en su reacción.
—¿Quién era Max? —pregunta con un ligero desgane en su voz.
—Emm... ¿mi novio?
—Tu novio.. —murmura, indiferente— Genial.
Baja la cabeza aún con el teléfono en el oído y se pone a patear lo que parece ser una piedra, no estoy muy segura, la distancia no me permite distinguir bien lo que es.
—Lo voy a dejar. —las palabras salen de mi boca sin darme tiempo a premeditarlas.
—No te pedí que lo hicieras.
—No lo hago por ti. —aclaro— Lo hago por mí.
Se queda en silencio por unos segundos, hasta que habla de nuevo.
—¿Entonces me voy o...?
En ese instante, mis ojos distinguen a la que parecer ser Camila entrando en el cuarto de baño.
Llevo días queriendo hablar con ella sobre lo que sucedió en el sofá de mi apartamento. Me besó y esto no puede quedarse así. No quiero que piense que va a perder mi amistad solo por eso. Necesito aclarar las cosas con ella antes de que sea demasiado tarde.
—Kyan, dame un segundo. —lo interrumpo— Te llamo ahora. No te vayas, por favor.
—Aquí estaré. —sonrío como una imbécil para luego colgar la llamada.
Me encamino hacia donde vi a Camila, y justo antes de llegar, me percato de Erwan saliendo del mismo baño en el cual segundos antes mi amiga entraba.
—¿Qué haces en el baño de chicas? —le pregunto colocándome frente a él con el ceño fruncido.
—Oh. Fuck, Leah. —exclama son un suspiro— Me vas a matar de un infarto un día de estos.
—No me has respondido.
—Este es el baño de hombres. —señala hacia el cartel en la pared, haciéndome quedar como una estúpida.
—Tienes razón. —murmuro.
¿Qué hace Camila en el baño de los chicos?
—Déjame entrar. —trato de pasarle por al lado, pero Erwan abre los brazos, impidiéndome el paso.
—Existe un baño para mujeres y se encuentra aquí al lado. —me señala con una sonrisa.
—Pero yo quiero entrar a este. —insisto.
—Leah, hazme caso y ve al otro baño.
—¿Por qué te empeñas tanto en que no entre? ¿A ti que más te da? —pregunto mientras niego con la cabeza.— Apártate.
El tono con el que exclamo esa última palabra, provoca que se eche a un lado para dejarme pasar. Creo que fui un poco borde con él, pero estoy segura de que lo superará.
<Ahora que tienes a Kyan, ya no te preocupa tu pelirrojo. Qué mala eres, Leah.>
Deja de decir idioteces.
Lo primero que me recibe al entrar al cuarto de baño, además del asqueroso olor, son los gemidos de mi amiga. Detengo mis pasos con la vergüenza corriendo por mis venas. Es la primera que la escucho follando y me tengo que llevar una de mis manos a los labios, para aguantarme las ganas de reír.
Me giro, viendo a Erwan de pie en el umbral de la puerta con una sonrisa incómoda en los labios.
Como pude ser tan idiota. Por eso no quería que entrara.
Devuelvo mis pasos hacia la salida. Creo que ya escuché lo suficiente como para burlarme de ella cuando la vea de nuevo y acabar con la incomodidad que tiene hacia mí.
—Muévete más rápido, renacuajo. —me quedo estática en el lugar al escuchar esa voz masculina. Mi corazón se detiene al reconocerla. No puede ser. Tiene que ser una equivocación.
Levanto la vista, chocándola con la de Erwan. La sonrisa en sus labios se desvanece. Su mirada lo dice todo.
Niego con la cabeza sin poder creérmelo. Mis comisuras se elevan con cierto aire irónico. Me llevo una mano al pecho cuando comienza a doler. Sonrío en silencio como una maniática. Nadie puede escucharme y solo Erwan puede verme. Se me empaña la vista y se me hace un nudo en la garganta.
Sigo escuchando sus gemidos y mi corazón de parte en dos.
Seco las lágrimas que salieron sin ser llamadas y aguanto como una perra el dolor que estoy sintiendo.
—No. —exclama Erwan justo en el momento en que camino hacia el cubículo de donde provienen los gemidos y pateo la puerta, imitando una escena típica en película de adolescentes.
Max y Camila se sobresaltan con el estruendo. Mi amiga se encuentra sentada en la cisterna del retrete con la saya remangada y de piernas abiertas hacia mi novio, quién la penetra con los pantalones bajados hasta los tobillos.
—¡Está ocupado! —vocifera Max, de espaldas a mí y sin girarse. La mirada de Camila se cruza con la mía y veo el momento exacto en que su rostro palidece.
Estallo en carcajadas sin poder evitarlo, mientras aplauso pausadamente, agregándole dramatismo a la escena.
—¡Mi novio y mi mejor amiga! —exclamo entre risas.
Al escuchar mi voz, Max se da la vuelta, y la escena tan entrañable frente a mí, me dan ganas de guardarla en una foto: Camila llorando y él mirándome con pánico. Max intenta salir de mi amiga, pero se lo impido.
—Oh, no, no. —me acerco a ellos y sostengo a Max del cabello con fingido cariño.
—Leah, puedo explicarlo.
—Mejor explícame como esperabas que ella se moviera más rápido, teniendo en cuenta que la dimensión de tu pene no es capaz de aguantar mucho tiempo adentro sin que se salga. ¿No te lo había dicho? —escupo, regodeándome.
—Estás hablando desde la ira... —inquiere Max, pero lo interrumpo.
—¡Shhh! Antes, cuando te decía que lo hacías genial, hablaba desde la ignorancia y la inexperiencia. —lo tomo del mentón y acerco nuestros rostros— Ahora que sé lo que es estar con un hombre de verdad, te quedas pequeño, cariño. —me burlo— Muy pequeño.
—¿De qué hablas...?
—¡Y tú! —llevo mi mirada hacia Camila, quién no ha parado de llorar en ningún momento— Mi querida amiga que tiene un secreto... o varios.
—Yo te lo quise contar... —la detengo poniendo un dedo en sus labios.
—Ni se te ocurra hablar. —aclaro— Mejor quédate callada como el día que me besaste.
—¿Qué? —cuestiona Max a mi lado.
—Y yo creyendo que estabas herida porque te hubiera rechazado. —bufo— Y mírate aquí. Follándote a mi novio.
Me alejo de ellos, caminando en retroceso sin dejar de mirarlos. Max sale por fin de mi amiga y comienza a subirse los pantalones y Camila a acomodarse las bragas sin dejar de irse en lágrimas.
—Ambos son tal para cual. —exclamo con ironía— Váyanse a la mierda, hijos de puta.
Me dirijo a la salida con Erwan, quién al parecer estuvo presente en todo el show, a mi lado.
Mis ojos se nublan mientras camino entre los universitarios que no se dan cuenta de mi dolor. Hoy no perdí a un novio y a una amiga, ellos me perdieron a mí y yo me deshice de personas que no valían ni un centavo.
<Déjame salir y yo acabo con ellos.>
No te metas en esto. Yo me encargaré de vengarme de ellos.
<Apuesto que tu venganza será aburrida.>
Pero será mía.
—Rubia. —habla Erwan a mi lado— ¿Estás bien?
—Para nada. —me sincero. No me apetece mentir sobre mis sentimientos en estos momentos.— Me estoy quebrando por dentro. Pero no te preocupes, no es la primera vez. Yo solita podré arreglar los pedazos rotos.
—Sabes dónde encontrarme si necesitas ayuda.
Los rayos de sol me reciben cuando salgo del edificio universitario. Llevo una mano sobre mis ojos, ya que me molesta el sol. Lo único que me apetece es encerrarme en la oscuridad de mi habitación y escuchar canciones de Beret.
Pero entonces, a lo lejos, veo a mi vecino recostado en su moto como estaba minutos antes de la tragedia. Baja sus gafas cuando me ve llegar y el gris de sus ojos me toma desprevenida. Nunca estaré acostumbrada a tanta perfección junta.
Frunce el ceño al percatarse de mi expresión. Le sonrío con la intensión de tranquilizarlo.
—¡Leah! —escucho la voz de Max a lo lejos— ¡Espera!
Lo ignoro y continúo caminando.
—Por favor, preciosa. Déjame explicarme. —siento como se acerca cada vez más a mí, pero no llega nunca.
—Déjala en paz. —dejo de moverme cuando oigo a Erwan. Me doy la vuelta y lo veo encarando a Max.
—Leah, por favor. —insiste mirándome desde su posición mientras el pelirrojo le impide el paso— Yo te amo. Sabes que no hay nadie en el mundo que te ame más que yo.
Las personas se han aglomerado a nuestro alrededor. La atención que estoy recibiendo me pone muy incómoda. No me gusta esto.
—Soy tu primer amor. No podrás olvidarte de mí tan fácilmente.
Me río en su cara. No quiero seguir llamando la atención, pero necesito dejarle claro muchas cosas.
—¿A dónde vas? —cuestiona mi ex novio cuando me muevo en dirección a mi vecino.
—Ven conmigo. —cuando lo tengo cerca, lo agarro del brazo y lo llevo conmigo sin darle tiempo a que me pregunte nada.
—¿Quién es este idiota? —inquiere Max al detenerme frente a él.
—Hace unos minutos mientras te follabas a mi mejor amiga encima de un retrete dejaste muy claro que yo era reemplazable. —exclamo— ¿Adivina qué?
Con mi ex novio y miles de universitarios como espectadores, sostengo las nucas de Erwan y Kyan al mismo tiempo en que los acerco a mí, llevando sus labios a juntarse con los míos en un beso furtivo e impulsivo que despierta miles de sensaciones en mi interior. El sabor mentolado en los labios del pelirrojo y el dulzón de Kyan, se combinan a la perfección. Siento el pircing de Erwan colisionando con mis dientes mientras Kyan me muerde.
Me separo de ambos, ignorando el estado de estupefacción plasmado en sus rostros y miro fijamente a Max.
—Tú también lo eres.
Entrelazo mi mano derecha con la de Erwan, y mi mano izquierda con la de Kyan y camino con ambos chicos a mi lado en dirección a la salida. Me siento satisfecha con lo que acabo de hacer. No planeé algo así, solo se me ocurrió y... sucedió. La cara de Max fue un regalo que atesoraré hasta que muera.
—¡AYUDA! —grita alguien a mis espaldas y me giro rápidamente— ¡Está sangrando!
A lo lejos veo como las personas comienzan a correr en dirección a un chico que se encuentra agachado junto a otra persona recostada en el suelo. Las hebras de cabello rubio que distingo a la distancia me llevan a moverme hacia el tumulto de personas, dejando a Kyan y a Erwan atrás.
—¡No despierta!
Acelero mis pasos.
—¡Llamen a una ambulancia!
Mis oídos comienzan a pitar cuando veo a Camila en el suelo con un golpe en la frente, por dónde se desborda una gran cantidad de sangre. Mi corazón se detiene.
—¡Llama a una ambulancia! —me grita el hombre agachado junto a ella sosteniéndome por los brazos.
De un momento a otro, su rostro se transforma en el de mi padre y el de Camila, se convierte en el de Luana.
Dejo de respirar cuando las piezas de mis recuerdos comienzan a desaparecer, para darle lugar a las que acaban de aparecer, que parecen encajar a la perfección con lo que antes no entendía y ahora comprendo más que nadie.
Mi padre asesinó a mi hermana.
✘✘✘✘✘✘✘✘✘✘
¡Holiss! I'm back.
Después de tanto tiempo por culpa de la universidad, estoy de vuelta y con uno de mis capítulos preferidos. No se imaginan cuanto tiempo he estado esperando este momento. Me flipa este capítulo.
Opiniones por acá de:
Leah
Kyan
Erwan
Max
Camila
Bye bye, me despido mis amores. Prometo que me verán más seguido.
XOXO Killer Lady.
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