Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

✘V E I N T E✘

"El muerto no te molestará, es del vivo de quien tienes que preocuparte."

John Wayne Gacy

Al despertar de la hipnosis de hoy, me sentí extraña. Tenía escalofríos y no podía dejar de llorar. Es la primera vez que me pasa desde que estoy yendo a terapia con el Dr. Hunter. Esta es la quinta vez que asisto a la consulta y siento que hemos avanzado muchísimo. Aún no hemos comenzado con la terapia de eliminación de recuerdos, pero siento que me estoy quitando un peso de encima al contarle mis problemas al psicólogo.

Las pérdidas de memoria han disminuido, al igual que la frecuencia con la que Luana interviene en mis pensamientos. Cada día me vuelvo a sentir más yo.

Han pasado semanas desde aquel beso con Erwan en el bar. Me resulta extraño pensar en él de esa forma... No sé. Nunca pensé en liarme con él. Pasé de odiarlo a quererlo. Fue algo muy raro.

Como pasó con Kyan, no me arrepiento de haberme enrollado con Erwan, soy una mujer libre y hago lo que quiera.

Y no, no he roto con Max. No porque no quiera hacerlo, sino porque no he descubierto quién es la chica con la que me engaña y debo hacerlo para vengarme de él. Aunque para el mundo Max y yo somos pareja, para mí yo tengo la libertad de hacer lo que me plazca. Si él no me respeta a mí, yo no tengo porque hacerlo.

—¡Apúrate, Alexa! —exclamo mientras me muevo de un lado a otro frente a la puerta de nuestro apartamento.

—Siempre nos hace esperar. —declara Camila recostada sobre el sofá— No entiendo en que se demora tanto si al final siempre se viste de negro y con el mismo maquillaje.

—¿Y eso qué tiene que ver?

—Yo qué sé. —carcajea— Era por decir algo.

Alcanzo uno de los cojines del sofá y la golpeo suavemente, ella se defiende con sus manos.

—¡Detente! —exclama mientras patalea intentando darme. Mi risa inunda la habitación al darme cuenta que su cabello ahora parece un nido de pájaro. Me doblo de la risa cuando ella se mira en el espejo y su expresión divertida cambia.— Vente que vas a morir en mis manos.

Se gira en mi dirección e intenta alcanzarme a la par que yo aprovecho para rodear el sofá con ella persiguiéndome. Parecemos como el gato y el ratón.

—¡Para! Ya... —masculla deteniéndose y tomando aire— Ya estoy cansada.

Me quedo quieta mientras intento recuperar también mi respiración. Llevo mi cabeza hacia atrás mientras inspiro justo antes de sentir como un cuerpo choca contra el mío, llevándome hacia el sofá.

—¡Era mentira! —a horcajadas debajo de Camila, comienzo a reírme mientras ella lleva sus manos hacia mi cintura haciéndome cosquillas.

—¡Para! Jajaja. —me remuevo como si me hubiera cogido la corriente y mis comisuras comienzan a doler por el ataque se risa que Camila me está provocando.

—¿Quién se ríe ahora?

—¡Yo! Perra. ¡Detente!

Cuando sus manos dejan de torturarme ambas comenzamos a reírnos mientras sostenemos nuestras miradas. Mi pecho sube y baja agitado. Siento mi saya doblada sobre la parte baja de mi estómago, dejando mis muslos al descubierto.

Camila me mira con un brillo extraño en sus ojos. Mi sonrisa comienza a desvanecerse cuando su mirada baja a mis labios.

—¿Qué-?

Mis cejas se elevan en el momento en que mi amiga junta sus labios con los míos. Parpadeo repetidas veces con incredulidad.

Llevo mis manos hasta sus hombros y la separo de mí por inercia. Sus ojos cerrados se abren cuando se da cuenta de la distancia entre nosotras. Puedo ver como sus mejillas se tiñen de rosa y el momento en que traga en seco.

—Camila... —murmuro en el momento en que ella sale de arriba de mí y se lleva su mano a los labios con la mirada baja.

—Yo...

—¡Ya estoy lista! —la voz de Alexa nos sorprende a ambas. Me levanto del sofá y la veo llegar al salón.— ¿Y esas caras? Parecen haber visto un fantasma.

Tomamos un taxi en completo silencio camino al cine. Alexa se la pasa sonriéndole al teléfono, supongo que hablando con mi profesor. Camila se encuentra con la mirada perdida en la ventana y la cabeza recostada sobre el cristal.

Por mi parte, no paro de pensar en lo que acaba de pasar. No fue algo que me haya visto venir. Camila y yo siempre hemos sido amigas, lo habría notado.

El taxi se detiene frente a la entrada del cine. Alexa le paga al chofer mientras Camila y yo nos adelantamos. Me fijo en los pósters de Venom que decoran el lugar. Hoy es el estreno y gracias a mi rapidez, pude conseguir tres entradas antes de que se agotaran.

—Camila. —mascullo en un tono de voz bajo.

—No quiero hablar de eso ahora, por favor. —exclama negando levemente con la cabeza.

A pesar de que me gustaría zanjar el tema lo antes posible, debo respetar su decisión.

—Está bien.

—Compremos las palomitas y los refrescos. —Alexa se une a nosotros y, por primera vez, veo que no lleva su teléfono en la mano.

Luego de hacernos con todo lo necesario nos dirigimos a la sala en la que se proyectará la película. No obstante, me detengo justo en el umbral cuando un ligero cosquilleo se asienta en mi nuca. Giro en mi lugar y recorro con la vista a la multitud que me rodea. Todos parecen estar en sus cosas, excepto una persona.

Una figura masculina con una postura erguida, vestido completamente de negro, con una mano sobre la otra en la parte baja de su estómago mientras que su cabeza, cubierta por una máscara de Venom: ojos grandes con una figura parecida a la de uno rombos blancos, boca dotada de mandíbulas prominentes y poblada de afilados dientes de entre los que suele sobresalir una larga lengua; se encuentran en mi dirección.

Para nadie se nota extraño que haya una persona en el local con una máscara como esa, de hecho, no es el único. Los fanáticos de Marvel se toman los estrenos muy a lo personal.

No obstante, el hecho de que no se mueva y de que parezca que me está mirando a mí, me resulta muy inquietante.

—¡Leah! —exclama Alexa, llamando la atención. Ladeo la cabeza hacia ella cuando me toma del brazo.— Vamos, ya casi va a empezar.

—Ya voy. —regreso la vista hacia dónde se encontraba el extraño y me sorprendo al notar que ya no está. Busco con la mirada por todo el salón, pero al final desisto y me dejo llevar por Alexa hacia el interior.

(...)

—Despierta en uno, dos y tres.

La voz del Dr. Hunter me devuelve a la realidad. No recuerdo nada desde que la sesión comenzó. Me siento perdida en el tiempo, como me sucedía cuando Luana tomaba el control de mi cuerpo. Mis palmas se hayan sudadas y tengo que secármelas con la tela de mi vestido.

—¿Qué ha pasado? —pregunto irguiéndome de nuevo.

—Luana no ha aparecido. —me informa mientras cierra la agenda sobre sus piernas— Por más que la he llamado, no me ha respondido.

—Y eso es bueno, ¿no?

—Sería bueno si ella ya no existiera dentro de ti. Pero dudo que ese sea el caso. Tengo la impresión de que se resistió a salir y eso no es nada bueno.

—¿Por qué?

—Porque significa que cada vez es más fuerte. —declara.

—¿Cómo que fuerte?

—Está aprendiendo a tener control sobre ti, por eso la hipnosis no funcionó. Lo cuál podría llevar a que un día, se apodere por completo de tu cuerpo. —se me ponen los pelos de punta con sus palabras— Podría hacerte desaparecer si continúa así.

—Pero... eso, ¿cómo sería eso siquiera posible? —mascullo negando con la cabeza— Ella es la invasora. Este cuerpo es mío. Luana no puede hacer eso, ¿verdad?

—Trataremos de que no pase. Pero para eso, debemos llegar al recuerdo que le dio la vida. —su mirada se queda fija en la mía. Sé a dónde quiere llegar con esto. Es una de las pocas cosas que no le he contado.— ¿Crees que podrás hacerlo?

Me muerdo el labio inferior y aparto la mirada hacia una esquina de la habitación.

—Eso creo... —dudo antes de responder. Es algo que nunca le he contado a nadie y me aterra su reacción.

—¿Qué edad tenías?

—10 años. —mascullo.

—¿Qué fue lo que sucedió? —pregunta y abre la agenda. Aquello me pone a la defensiva.

—No quiero que escribas nada sobre esto. —exclamo— Por favor.

El Dr. Hunter asiente y deja la agenda a un lado.

—Era de noche, había fingido estar dormida cuando mamá vino a verme. —comencé a hablar.— Me levanté de la cama y me senté en mi mesa a dibujar. Estuve en ello durante horas. Cuando había pasado la media noche, mi estómago comenzó a gruñir. Recordaba que mamá había guardado el pote de galletas en uno de los estantes de la cocina.

Mis ojos comienzan a picar al recordar aquella noche.

—Yo... sabía que podía alcanzarlo. Lo había hecho antes subiéndome a un taburete. Y... esa noche iba a hacer lo mismo. —carraspeo la garganta antes de continuar— Salí de mi habitación, comencé a bajar las escaleras y...

Siento mi corazón golpear como una locomotora en mi pecho. Mis ojos están nublados y mis manos no paran de temblar.

El Dr. Hunter se inclina hacia delante y acuna mis manos con las suyas. Un escalofrío me recorre por todo el cuerpo.

—¿Qué pasó? —cuestiona.

—Mi padre... él estaba —bajo la cabeza y cierro los ojos— matando a alguien.

En ese momento siento como si una burbuja hubiera recorrido mi garganta hasta encontrar la salida entre mis labios. Me siento más liviana. Lo he dicho...

—Mi padre mataba personas. —confieso del todo.— Soy la hija de un asesino serial.

El Dr. Hunter eleva sus cejas y me mira ligeramente sorprendido.

—¿Eso es lo que tanto te ha costado decirme? —pregunta y yo asiento.

—No solo a usted, no me gusta que nadie conozca esa parte de mi pasado.

—¿Y cuál es la razón?

Frunzo el ceño.

—¿Cómo que cuál es la razón? Soy la hija de un asesino serial, eso es terrible. —declaro lo obvio.— Me hace ver como una mala persona.

—Las acciones de tu padre, no tienen nada que ver contigo.

—Sé que no, pero muchas personas podrían pensar que soy como él.

—¿Y eso a ti en que te influye? —cuestiona en mi dirección— Tú sabes que eres diferente. Tú eres la única que debería saberlo. Los demás podrán pensar lo que quieran. Al final se van a olvidar de ello. Las personas están tan ocupadas viviendo sus vidas que no tienen tiempo para enfocarse en la vida de los demás por mucho tiempo.

El tiempo de la consulta termina. Sus palabras me dejan mucho en lo que pensar. Entiendo su punto de vista, pero no dejo de insistir en que el mío es el que más probable suceda. He vivido toda mi vida con eso y recuerdo perfectamente la cara de las personas el día del juicio de mi padre, como me miraban... Me tenían miedo, me estaban juzgando sin antes conocerme.

Las personas no están preparadas para aceptar a alguien como yo, y menos si supieran, además, mi trastorno.

Al llegar a dónde me espera el taxi, me doy cuenta de que dejé el bolso dentro. Le digo al chofer que regresaré en unos minutos y me devuelvo.

La puerta se encuentra abierta y me tomo el atrevimiento de pasar sin avisar. Acabo de salir, no creo que se moleste por ello. Solo será un segundo.

—No piensas ir, ¿verdad? —masculla una voz gutural que me resulta malditamente conocida. Detengo mis pasos justo antes de entrar a la consulta.

—No. —responde la voz que reconozco como la del Dr. Hunter.

—Nikolina te quiere allí. Lo sabes, ¿verdad? —esta vez, el tono desafiante en sus palabras me lleva a reconocer al portavoz.

—Ese no es mi problema.

—Es la boda de tu hija. —insiste— Creo que sí es tu problema.

—Ella sabe que la decisión que tomó no es de mi agrado. No tengo porque ir a un evento al que no me apetece. —me resulta difícil pensar que la misma persona que hace unos minutos me hablaba con dulzura para tranquilizarme, sea la misma persona que ahora usa un tono desinteresado.

—Nunca cambias, padre.

Mis ojos se abren entre el asombro y el pánico cuando escucho esas últimas palabras. Me llevo las manos a los labios y me muevo dos pasos en retroceso, provocando que mi espalda baja choque con un jarrón, trayendo consigo que se estrelle en el suelo.

Al segundo, el portavoz aparece a través del umbral justo después de que bajara mis manos hacia mis costados y pusiera cara de póker.

—Leah. —el rostro de mi vecino se alza frente a mí y sus labios se entreabren para decir mi nombre.

Si lo que acabo de escuchar es cierto, significa entonces que, Kyan, el chico que acoso a través de mi ventana, es el hijo de mi psicólogo Dr. Hunter.

<Te advertí que esto no me daba buena espina. Pero nunca me haces caso.>

Y así como así, Luana apareció de nuevo.

✘✘✘✘✘✘✘✘✘✘

¡Holiss!

¡He vuelto! ¿Están emocionadas? Al fin regresaron los #MartesDeControl

Se vienen tantas cosas en esta historias, que me muero por escribirlas. No se imaginan AHHHHHHH Ya quiero que lo lean jjj

Por cierto, esta historia acaba de llegar a sus primeros 50k de leídas y no puedo con la emoción. Muchas gracias por estar aquí y acompañarme en esta historia de gente loca jjjj

Me despido que mañana tengo examen y debo estudiar. Muassss


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro