"Renuncié al amor y a la felicidad hace mucho tiempo. "

Richard Ramirez.

Zack

Narrador omnisciente

Ser profesor en la Universidad Libre de Berlín es algo por lo que sentirse orgulloso. Muy pocos de los que aspiran a ese puesto, lo consiguen hoy en día por la alta demanda que tiene. Solo los mejores lo logran.

O los que tienen fuertes influencias como Zack.

Su familia ha sido bendecida con una dote de grandes profesores que serán recordados por la historia. Su padre, su abuelo, el hermano de su abuelo, su bisabuelo. Desde que nació, ya tenían escrito su destino. Cada vez que le preguntaban que quería ser de grande, a él no se le daba la opción de responder, sus padres lo hacían por él: Profesor.

Y, a pesar de que él realmente quería ser astronauta y viajar a la luna, nunca fue capaz de llevarle la contraria a sus padres. Aunque ese fue solamente su sueño de niño.

Al crecer, se dio cuenta que su verdadero sueño era ser detective. Le encantaban las series policíacas y se imaginaba a si mismo viviendo su vida como uno de esos oficiales que tenían grandes tablones con fotos de criminales e hilos rojos conectando los hechos. Le fascinaba adivinar quién era el culpable y al final tener la razón.

Por eso se convirtió en profesor de Psicología Criminal, era lo más cerca que iba a estar de su sueño.

Recostó la cabeza hacia atrás, cruzándose de brazos, cansado de haber estado en la misma posición por al menos veinte minutos. Por su cabeza solo pasaban las cosas que podría haber estado haciendo en ese momento de no ser por el compromiso que tenía.

Su teléfono móvil sonó en el bolsillo trasero de sus tejanos. Sonrió al ver de quién era el mensaje.

Klein: Cachorro, necesito tu opinión sobre algo.

Su respuesta fue inmediata:

Aquí estoy para lo que necesites, mi klein.

Zack se esperaba cualquier otra cosa menos lo que apareció en su teléfono en aquel momento.

Klein: ¿Cuál me queda mejor? Te pido opinión a ti porque eres el que lo va a usar 7v7

Sus ojos se oscurecieron. Tuvo que inclinarse hacia delante cuando se dio cuenta de que la sangre de su cuerpo estaba llegando a lugares en los que no debería estar en ese momento. La primera foto mostraba a Alexa con un disfraz de CatWoman demasiado expuesto para usarlo en un día de fiestas; y en la segunda vestía como una policía hot que tenía el trasero y los pezones expuestos.

Klein: ¿Prefieres que te aúlle o que te castigue por exceso de calentura?

Y esto era lo único que Zack agradecía de haber tomado el puesto de profesor en la Universidad de Berlín, haber conocido a Alexa.

Nunca se imaginó que existiera alguien en el mundo como ella. Alexa parecía complementarlo en todo, no solo en el ámbito sexual. Se entendían con solo miradas, sus manos encajaban a la perfección, su sonrisa era lo que lo levantaba todas las mañanas. Ella fue hecha para él y él fue hecho para ella, de eso no tenía duda.

—Sr. Peterson. —levantó la vista del móvil al escuchar como la dependienta de la tienda lo llamaba— Ya está lista.

Le respondió a Alexa que ambos, y bloqueó el teléfono volviéndolo a colocar donde estaba.

Se acomodó en el sofá en el momento en que las cortinas blancas frente a él se hicieron a un lado, dejando ver a la hermosa mujer que portaba un largo vestido blanco de encajes y un ramo de flores rosas entre sus manos. Lucía preciosa. Su cabello castaño estaba recogido en un trenza haciendo un remolino delicado en su cabeza y sus redondos ojos azules resaltaban con el maquillaje.

—Parece que ha dejado a su futuro esposo sin habla. —comentó la dependienta.

Nikolina sonrió y sus mejillas se tiñeron de rojo.

—Estás... hermosa. —logró decir Zack luego de ponerse de pie.

—¿Estás seguro? ¿No crees que el anterior me quedaba mejor?

—Ambos te quedaban igual de bien, Nikol.

—Pero este te gustó más, ¿cierto? —declaró más como una afirmación para sí misma— No hay dudas entonces. Me quedo con este. —confirmó en dirección a la dependienta.

Las cortinas se cerraron nuevamente y Zack volvió a sentarse, cayendo en cuenta de la realidad: se iba a casar con Nikolina, su amiga de la infancia y prometida desde que ambas familias así lo pactaron.

Es fue otra decisión que nunca le dejaron tomar.

Quería a Nikol, pero solo como un hermano quiere a su hermana pequeña. No podía imaginarse una vida junto a ella. No la amaba. Pero como sus padres lo quisieron así y él no quería causarle ningún disgusto a ambos, solo aceptó su destino y calló.

Y todo estaba bien, él podía vivir con ello. Pero entonces conoció a Alexa y todo cambió. Ahora deseaba más que solo "conformarse", pero no sabía como salir del lío en el que estaba.

—Invité a mi hermano a cenar en casa esta noche. —informó Nikol luego de agarrar su bolso del sofá en el que Zack estaba sentado y caminar juntos hacia la salida.

—¿Y eso? ¿Sucedió algo en especial?

—Solo siento que no hablamos tanto como antes. Lleva semanas sin llamarme.

—Él es así. Ya deberías saberlo. —comentó el chico.

—Pero conmigo no. —masculló Nikolina mientras se sentaba en el asiento del copiloto y esperaba a que Zack se acomodara a su lado— Nos vamos a casar y él ni siquiera se interesado por la boda de su hermanita. Algo le debe estar pasando.

—El otro día me pidió un pase para entrar en la universidad.

—¿En serio? —la chica no pudo evitar la sorpresa en su rostro— ¿Y para qué?

—No estoy seguro. No me quiso contar. Pero sospecho que está detrás de alguna chica.

—¿Mi hermano detrás de una chica? ¿Qué es esto? ¿Un universo paralelo?

Ambos sonreímos. A mí también me resulta raro pensar en ello.

—Esta noche tendré que hacerle un interrogatorio. —se llevó la mano a la barbilla pensativa— Y si descubro quién es la chica, le haré un altar por haber despertado la atención de mi hermanito.

Nikolina estuvo todo el viaje con su mano sobre la de Zack, acariciándola suavemente. A cada rato ladeaba la cabeza para mirarla. Era realmente hermosa, pero no era para él. Le dolía en el pecho estarla engañando de esta forma. Ella creía que tendría un futuro perfecto con él y Zack no quería ni que ella estuviera en su futuro de esa forma.

Era un cobarde.

Al llegar a casa, Nikol subió a la habitación para ducharse y descansar un rato. Mientras tanto Zack se dedicó a preparar la comida para la llegada de su cuñado. Cocinar era un hobby que había adquirido luego de mudarse con Nikol.

El timbre sonó y Zack se limpió las manos con un paño antes de dirigirse a abrir la puerta.

—Apareciste. —exclamó con una media sonrisa. Kyan solo se encogió de hombros mientras lo rodeaba para entrar a la casa.

Iba vestido con su suéter negro característico y una capucha sobre su cabeza.

—¿Cómo te va la vida? —preguntó el profesor.

—Me va. —masculló, sentándose en el sofá.

Nikolina apareció y abrazó a su hermano al verlo. Para sorpresa de todos, Kyan le devolvió el abrazo. Al parecer, no odiaba a todo el mundo como pretendía.

—¿Qué día nos invitarás a tu apartamento? —cuestionó Nikol luego de que todos se sentaran en la mesa y comenzaran a devorar la comida.

—No me gusta llevar a nadie a mi departamento.

—Venga, hermanito. No seas así.

Kyan no respondió. Tenía un humor más agrio que lo normal.

—Aún recuerdo cuando jugábamos de pequeños. —exclamó Zack, cambiando de tema para salvar el momento. Nikol lo miró.— Tú nos obligabas a Kyan y a mí a jugar contigo a las cocinitas mientras nos servías comida imaginaria.

—Y mi hermano siempre terminaba diciendo que mi comida era un asco, aunque fuera de mentira. —fulminó a Kyan con la mirada.

—No sabes cocinar, Nikol.

—¡Era comida imaginaria!

—Ahora tampoco sabes cocinar. Si no fuera por mí, morirías de... —Nikol abrió tanto los ojos en dirección a Zack, que este tuvo que dejar de hablar.

—Hermanito. —Kyan levantó la mirada hacia ella— Zack me contó que el otro día le pediste un pase para entrar a la universidad porque querías ver a una chica.

—Nunca dije que hubiera sido por una chica. —dijo el profesor entre dientes.

—Fue por una chica. —exclamó Kyan llamando la atención de los otros dos. Nikol sonrió, complacida por su respuesta.

—¿En serio?

—¿Cómo es? ¿Es bonita? ¿Zack la conoce? ¿Te gusta? —cuestionó Nikol sin poder detenerse.

Kyan se tomó todo el vaso de agua y contestó.

—Es rara, sí, sí y no.

—¿No te gusta? —la emoción en la voz de Nikolina despareció.

Él negó con la cabeza.

—¿Y por qué querías verla?

—Porque tenía un asunto pendiente con ella.

—¡Venga, Kyan! Es imposible que no te guste. —exclamó su hermana— Es la primera vez que me hablas de una chica. No puede ser posible que no te haya gustado nadie en toda tu vida. A no ser que... ¿te gustan los chicos? A mi no me importaría mientras que te vea enamorado de alguien...

—Nik. —Zack colocó su mano sobre la de ella— Es suficiente.

Se mantuvieron en un tenso silencio hasta que la cena terminó y se sentaron en el sofá a tomar café.

—¿No has hablado con papá? —preguntó Nikolina, rompiendo el silencio.

—Sí.

—¿Te ha dicho algo de mí? ¿Va a... asistir a mi boda? —Kyan se encogió de hombros.

La mirada melancólica en Nikol, era algo que a Zack le gustaría evitar. Siempre aparecía cada vez que hablaban de su padre.

—Seguro que no. Ya me lo presentía.

Kyan dejó la taza de café cuando su móvil sonó con la llegada de un mensaje.

Ni Zack ni Nikol pudieron ver el contenido del mensaje, pero sí fueron capaces de notar el brillo que apareció en los ojos del chico al momento de ver el teléfono.

—Tengo que irme. —informó, poniéndose de pie rápidamente.

—¿Sucedió algo? —cuestionó la hermana siguiéndole el paso hasta la puerta.

—Nada importante. Gracias por invitarme y... adiós.

Dicho esto, el chico desapareció por dónde mismo había llegado.

—¿Tú viste lo mismo que yo? —preguntó Zack en cuanto se quedaron solos.

—Está enamorado y ni siquiera lo sabe. —afirmó la hermana con una sonrisa.

Que cruel es amar a alguien.

Kyan está enamorado de alguien y no quiere aceptarlo.

Nikolina me ama a mí y yo... estoy enamorado de otra.

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¡Holiss!

Aquí estamos de nuevo en un #MartesDeControl.

He estado liada estos días por la Universidad, de hecho tengo prueba el jueves y aquí estoy. Espero no salir mal *inserta emoji llorando*

¿Qué les pareció este capítulo desde la perspectiva de Zack?

Los amo un montón. Muasss