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✘D I E C I S É I S✘

"Soy la proyección de la mentira en la que vives. Júzgame y senténciame, pero siempre permaneceré en ti."

Charles Manson.

Leah

—Nada de lo que debas preocuparte. —declaro mientras me introduzco en el apartamento y camino en su dirección.

—Cariño, que nos conocemos. —mamá entorna sus ojos como siempre hace cuando está segura de que estoy mintiendo. Me muerdo el labio inferior y le quito la caja de los pies junto con la foto de mi hermana.— ¿Quién te envió eso?

No respondo. Me concentro en cerrar la caja nuevamente.

—¿Fue tu padre?

—No. —me apresuro a responder. No estoy segura de si leyó la nota, pero prefiero arriesgarme— No fue él, así que no lo menciones de nuevo.

—¿Entonces quién fue?

—No estoy segura. Pero créeme que no fue pa... —carraspeo la garganta, reprimiendo el nudo que se me ha comenzado a formar— ese hombre.

—Mi niña, si algo te molesta, si tu padre te está molestando. Dímelo y si quieres le iré a hacer una visita...

—¡Ni se te ocurra! —exclamo con los ojos bien abiertos y señalándola.— Ese hombre ya nos ha hecho suficiente daño. No quiero que se vuelva a involucrar en nuestras vidas.

—Cristel...

Miro a mi alrededor, temerosa de que alguien la hubiera oído.

—No vuelvas a llamarme así, por favor. —mascullo en un tono de voz solo audible para nosotras— Me llamo Leah.

—Lo siento, cariño. —mamá parece estar apunto de romperse.

¿Me habré pasado con ella?

<Es tu madre, Leah. Ella no tiene la culpa de nada.>

Mira, por una vez estamos de acuerdo en algo.

Dejo la caja sobre la mesita y me siento junto a mamá, abrazándola.

—Perdóname. No debería haberte hablado así.

—No tienes por qué disculparte, mi vida.

—Sí que tengo. Tú también has pasado por mucho. —declaro— Sobretodo desde que perdiste a mi hermana. Ninguna madre debería pasar por lo que tú has pasado.

Ladea el rostro hacia el lado contrario en el que estoy y me separo un poco de ella. Noto como su labio inferior comienza a temblar y a mí se me parte el alma verla así. Sé lo duro que ha sido todo el asunto de mi padre y mi hermana para ella.

—Que sepas que estoy contigo en tu dolor. Yo también extraño muchísimo a Luana.

En ese momento se rompe y comienza a llorar colocando las manos sobre su boca, supongo que para no hacer mucho ruido. Hasta en un momento como este, mamá se preocupa por no molestar. La atraigo hacia mí, dejando que se desahogue todo lo que quiera.

Cada vez que hablamos de Luana, mamá siempre termina llorando. No la juzgo por ello. Debe ser duro perder a un hijo de esa forma. Me refiero, mi hermana no está muerta, no tenemos certeza de ello, solo está... desaparecida. Llevamos años sin saber nada de ella. Pero yo no pierdo las esperanzas de qué algún día ella aparezca frente a mí de nuevo.

(...)

Ese fin de semana, lo paso junto a mi madre. El sábado, la llevo a recorrer la ciudad de Berlín en un autobús turístico. Mamá nunca había venido, ya que era yo la que siempre iba a visitarla en vacaciones. Verla sonreír cada vez que ve algo que le gusta, no tiene comparación.

El domingo, en la mañana, la dejé en casa junto a Alexa, ya que yo tenía algunas cosas que hacer. No había sabido nada en estos días de Kyan ni de Erwan. Por un lado, me sentía bien, pero por otro... les extrañaba. No sé qué demonios me está pasando, pero no dejo de pensar en ellos. Hago algo y al segundo pienso: Ojalá tuviera a Kyan a mi lado. ¿A Erwan le gustará?

Pero no me importa. No quiero pensar en ello. Prefiero seguir en la ignorancia de mis propios sentimientos.

Llego a casa antes del atardecer, dispuesta a darme una ducha para descansar y estar con mi madre esta última noche antes de que se marche de vuelta a Beaufort. Pero la vida tenía otros planes distintos para mí.

—¡Amor!

Me quedo estática en la puerta, presionado los puños mientras sostengo las bolsas del super. Me trago todos los insultos que tengo en la punta de la lengua y sonrío.

—Invité a Max a comer con nosotras. —habla mamá, acercándose desde la cocina mientras se limpia las manos con una trapo— No podía irme sin verlo. Necesito que me cuenten cómo les va en la relación. Hace tiempo que no me hablas de él, cariño.

<¿Por qué será?>

Como ve que no respondo, repone:

—¿Estás molesta porque lo haya invitado sin habértelo dicho antes?

<Sí>

No puedo decirle eso ya que sé que lo hizo con buena intención. Ella no tiene idea de todo lo que me hizo Max.

—Claro que no, mamá. —dejo las bolsas de la compra sobre la encimera.— Hola, amor.

Me acerco a Max y le doy un beso en la comisura de los labios. Me doy asco a mí misma. No sé por qué sigo fingiendo que nada pasó.

<Porque esperas el momento perfecto para destrozarlo.>

—Huele delicioso. ¿Qué cocinaste, mamá? —me acerco a ella, desviando un poco la atención de Max. Mientras más lejos lo tenga, mejor.

—Arroz imperial.

—¡No puede ser! Mi comida favorita. —comienzo a besarle todo el rostro— Te amo. Te amo. Te amo. Eres la mejor.

Nos sentamos en la mesa y Alexa se une a nosotros también. La boca se me hace agua de solo ver el plato frente a mí. Extrañaba la comida de mi madre, y más sabiendo que es mi plato preferido.

—¿Y cómo les va en los estudios? —pregunta mi progenitora.

—A mí me va más que genial. —exclama Alexa, orgullosa de sus notas en este semestre.

—Claro... teniendo a Zack para que te repase. —mascullo sin poder contenerme, reprimiendo una sonrisa.

—¡Leah! —mi amiga me mira alarmada.

—¿Qué? ¿Es secreto qué hablas con el gato Zack todas las noches como si fuera una persona?

Max está en la mesa, no soy tan idiota como para darle semejante información.

—Pues... —me mira confundida, pero aún así responde— supongo que sí.

—Perdón. —me encojo de hombros.

—Y a ti, Max. ¿Cómo te va? —cuestiona mamá nuevamente, salvando el momento.

—Me podría ir mejor. Este semestre he estado algo desconcentrado.

<Claro, engañando a tu novia, imbécil.>

—Pues eso está muy mal, corazón. Necesitas concentrarte en los estudios. No puedes dejar de lado algo tan importante cómo eso. —Max baja la cabeza avergonzado.

En ese momento, mi teléfono comienza a sonar. Todos fijan su vista en mí mientras lo tomo rápidamente de la mesa. Mi corazón se acelera. El nombre de mi padre en mi pantalla provoca que entre en pánico. Levanto la vista y veo a mi madre con el ceño fruncido en mi dirección.

—Es Camila. Hablaré con ella después. —y cuelgo la llamada poniendo mi mejor sonrisa.

No obstante, ninguno de los presentes deja de mirarme y mi madre eleva sus cejas con notable preocupación.

—¡Leah!

—¿Qué pasa? —mascullo sin entender. Pero entonces siento como algo gotea de mi nariz y cae en mi plato de comida: sangre.— Fuck.

Corro la silla hacia atrás, poniéndome de pie lo más rápido que puedo y llevándome una mano a la nariz impidiendo que se derrame más.

—Voy al baño.

No espero que respondan y corro hacia mi habitación en busca de mi cuarto de baño. Cierro con pestillo cuando estoy dentro. Abro el grifo y me enjuago el rostro, incluida la nariz.

El estrés debe de estarme pasando factura porque esto nunca me había pasado. Toda esta situación me está matando.

El teléfono que traje conmigo, vuelve a sonar y la ira me lleva a casi lanzarlo contra el suelo, pero me detengo con la mano en el aire cuando escucho una voz femenina llamarme.

—Le...

Por el rabillo del ojo, sé quién me está hablando, pero me parece tan surrealista que giro la cabeza lo más lento posible.

La chica en el espejo es idéntica a mí, se supone que debe serlo teniendo en cuenta que es solo mi reflejo. Pero no. Uno de sus ojos es marrón, y lleva una sonrisa ladina en los labios que yo en estos momentos no tengo.

—¿Qué demonios...? —exclamo sin apartar la vista del cristal.

Mi reflejo no está siguiendo mis movimientos.

—Debo de estar volviéndome loca. —sentencio mientras agarro mi cabeza en señal de frustración— Todo esto está ocurriendo en mi mente. No es real.

—Le. —vuelve a hablar— Es hora de que me escuches.

No puedo creer esto. Mi reflejo me está hablando. Ahora sí que perdí la cabeza.

—¿No quieres saber quién soy?

—No me importa. Solo eres producto de mi imaginación. Nada de lo que digas es real. Así que cállate y déjame en paz. —escupo, intentando convencerme a mi misma en el proceso.

—Oh cariño, soy muy real.

—¡Tú eres yo! —exclamo, obstinada.

—No cariño. No soy tú. —declara con calma en su voz— Tú eres Leah y yo soy... digamos que tu conciencia.

—Vale, me volví loca.

—No estás loca, hermanita.

Mi corazón se detiene.

—¿Qué acabas de decir? —cuestiono con el ceño fruncido.

—¿Hermanita? Eso. —se encoge de hombros— Siempre te he llamado así, no sé por qué lo encuentras raro.

Me quedo sin habla. Ella pone los ojos en blanco.

—Venga, Le. No es tan difícil descubrir quién soy.

—No puede ser...

—Sí puede ser. Así que, dilo. —se acerca un poco más al espejo y me da la impresión de que en cualquier momento va a salir y personificarse frente a mí.

Inconscientemente, me levanto un poco la blusa por la cintura, leyendo el tatuaje en mi abdomen. ¿Cómo no me di cuenta antes?

—Lu... ¿Luana? —tartamudeo.

—¡Bingo!

Se me cae el alma a los pies. ¿Qué se supone que significa esto? Ella se llama Luana, es Luana. Pero... ¿quién es ella exactamente?

Mi móvil vuelve a sonar en mi mano y me rompo en lágrimas.

—Responde. Enfréntalo. —exclama.

—¿Cómo se supone que voy a enfrentarme a él? —murmuro entre sollozos.

Ella me mira fijamente y luego añade sin mover los labios:

—El truco está en ser tan fuerte que el diablo te tema y la muerte te evite. Pero eres tan débil, que yo misma haré el trabajo sucio. —dicho esto, su puño se estrella contra el espejo provocando que se rompa en pedazos. Yo me encojo automáticamente y comienzo a temblar.

Me enderezo luego de unos segundos y miro nuevamente hacia el espejo con precaución.

Algo anda mal. No puedo moverme del lugar. Estoy estancada en el mismo sitio.

—Ahora es mi turno. —sentencia mi reflejo limpiándose mis lágrimas. Eleva su mano, despidiéndose de mí y abandona la habitación.

Intento gritar, pero mis gritos quedan ahogados con el hecho de que Luana ha tomado el control de mi cuerpo y me ha dejado a mí al margen.

✘✘✘✘✘✘✘✘✘✘

¡Holiss!

Hoy es #MartesDeControl. Admito que casi olvido subir el capítulo, pero aquí estoy. Tarde, pero seguro.

Opiniones por aquí.

XOXO Killer Lady

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