✘C U A R E N T A✘
"A veces pienso que el cerebro tiene envidia del corazón. Y lo maltrata y lo ridiculiza y le niega lo que anhela y lo trata como si fuera un pie o un hígado. Y en ese enfrentamiento, en esa batalla, siempre pierde el dueño de ambos"
David Trueba
LEAH
Creo que tengo la mente muy sucia.
Admito que lo primero que pasó por mi cabeza cuando Erwan me dijo: "Quiero que te lo tragues todo", no era algo referido con comida. Por eso, ahora mientras él me alimenta con cada cucharada, mis mejillas se calientan más de lo normal.
Dejo escapar una sonrisa, incrédula, por las cosas que estoy pensando.
—¿De qué te ríes? —pregunta, enarcando una ceja.
—A veces olvido que eres mi secuestrador. —confieso.
—¿Y eso es bueno o malo?
—Eso es muy malo.
—¿Por qué? —me tiende una cuchara llena de comida y yo abro la boca para recibirla— ¿Tienes miedo de que te puedas enamorar de mí?
Casi que escupo lo que tengo en mi boca al escucharlo. Me obligo a masticar rápido y tragar para poder responderle.
—Ni de coña me voy a enamorar de ti. —aclaro.
Erwan no dice nada, en cambio, me muestra uno de sus hoyuelos mientras asiente levemente. La comida en el plato se acaba y yo aprovecho para ponerme de pie y alejarme, lo antes posible, de él.
—¿A dónde vas? —su brazo me detiene— No hemos terminado aún.
—¿Qué vas a hacer? ¿Besarme a la fuerza de nuevo?
—Auch. —finge estar herido.
Yo soy consciente que de aquí voy a salir muerta, y de que antes, este hombre abusará de mí y me golpeará. No estoy viviendo en una nube. Sé lo que hay y a lo que me enfrento, y cuanto antes lo acepte, mejor. Así que, prefiero mostrar mis dientes hasta el final y no ceder como un corderito ante el depredador.
Él es mi secuestrador, un asesino serial que le arranca el corazón a las mujeres, y yo soy una víctima más. No debo olvidar eso.
No obstante, cuando sostiene mi rostro entre sus manos y deja un suave beso en mi mejilla, ese pensamiento comienza a difuminarse.
—Puedes irte a dormir, rubia. —declara con una sonrisa de medio lado.
Mi respiración se acelera. Salgo rápidamente de encima de él y me encierro en mi habitación, dejándome caer en el suelo, con la espalda recostada a la puerta.
Me llevo la mano al pecho, sintiendo el latir de mi corazón.
—Detente. —susurro, con miedo a que Erwan escuche la velocidad con la que repiquetea mi órgano vital— Detente.
✘⛓✘
Pasan un par de días, en los que mis actividades se convierten en una rutina.
Despierto en la mañana y siempre tengo un libro nuevo a mi lado, en el que me entretengo leyendo la mayoría del tiempo, ya que el pelirrojo no me deja ver la tele. Erwan me sube la comida a la cama al mediodía y se sienta en el sillón de la habitación a verme comer, no se marcha hasta que le plato está vacío. Me ducho a eso de las 6 de la tarde. Ayer quise cambiar un poco y llené la bañera con agua caliente, y estuve un buen rato en el agua.
En la noche, bajo desnuda a cenar con Erwan, como hice la primera vez. Ya me he acostumbrado y la vergüenza ha disminuido. Solo me concentro en llenar mi estómago.
Y ya, por último, me encierro en mi habitación a leer un poco más hasta que la comida me haga digestión, y luego me acuesto a dormir.
Todos los días son lo mismo. La misma rutina. Todo hasta hoy.
El reloj en la mesita de noche marca las 11 de la noche, cuando alguien toca a mi puerta. Aún estoy desnuda, ya que, como he dicho, me acostumbré a ello.
Abro la puerta, lentamente, encontrándome con la figura del pelirrojo al otro lado.
—Vamos a la cama. —es lo único que dice antes de tomarme en brazos y cerrar la puerta tras de él.
—Pero qué-
Ambos caemos en la cama, uno al lado del otro. Erwan se mantiene aferrado a mí en un fuerte abrazo, provocando que mi cabeza esté recostada sobre su pecho. Su olor a menta me embriaga por un segundo.
—¿Qué haces? —cuestiono en un tono débil. Mi piel desnuda, roza la tela de su ropa y, me siento a mí misma, presionando mis muslos, por acto reflejo.
—Solo quiero dormir contigo. —declara.
—¿Dormir?
—Sí. Solo dormir. No te tocaré. Lo prometo.
Ya me está tocando, pero no digo nada porque entiendo a lo que se refiere. Aunque Ewan aún no haya intentado abusar de mí, sé que solo es cuestión de tiempo para que lo intente. No puede ser que sea tan bueno conmigo de gratis. De seguro quiere ganarse mi confianza, para que al final, no muestre mucha resistencia ante él.
<Y parece ser que lo está consiguiendo.>
Alejo de mi mente esos pensamientos.
Me mantengo despierta, con miedo a lo que pueda hacerme si me quedo dormida. Escucho su respiración regular y llego a grabar en mi mente la forma en que su pecho se infla y se desinfla. Hago lo posible por no cerrar los ojos, pero el cansancio me vence y termino cayendo de lleno, en un sueño profundo.
Cuando me despierto a la mañana siguiente, Erwan ya no está a mi lado. Aprovecho la soledad para encerrarme en el baño y darme una ducha rápida. Al terminar, salgo envuelta en una toalla y me quedo de piedra, al ver al pelirrojo sentado sobre la cama con una bandeja con comida a su lado.
—Te traje el desayuno.
Frunzo el ceño. Nuestras miradas se encuentran.
—¿A qué estás jugando? —pregunto.
—A nada. Solo te traje el desayuno, como un novio haría por la chica que ama. —suelto un bufido de incredulidad.
—No sé qué historia te estás montando en tu cabeza. —comienzo a hablar— Pero tú no eres mi pareja y esta no es una historia de amor, ni de recién casados. Tú eres mi secuestrador —le señalo con el dedo— y yo soy la víctima.
—Pero... ¿no estás a gusto conmigo?
—Erwan. Estoy aquí en contra de mi voluntad. Nunca llegaré a estar a gusto. —esclarezco.
Su semblante se oscurece. Se pone de pie aun sosteniendo la bandeja sobre sus manos con la mirada fijamente en mí.
—¿Me estás diciendo —da un paso hacia delante— que estoy haciendo el idiota contigo por nada?
De repente, tira la bandeja al suelo con fuerza, provocando que el vaso de cristal que contenía el jugo, se rompa y derrame su contenido, el sándwich ahora yace cerca de mis pies. Me sobresalto el ver y escuchar el estruendo, quedándome estática en el lugar con los ojos bien abiertos y sosteniendo la toalla alrededor de mi cuerpo con fuerza.
Erwan da un paso más hacia mí y, por acto reflejo, yo doy uno hacia atrás.
Bufa.
—¿Me tienes miedo? —pregunta con un aire burlón.
—No...
—Pues vas a comenzar a tenerlo.
Sale de la habitación, dando un portazo. Al segundo, escucho como algo hace clic al otro lado. Corro hacia la puerta y compruebo lo que me temía: estoy encerrada con llaves.
Creo que la cagué al actuar así. Es de primeros de manual que no debería llevarle la contraria a mi secuestrador, sin embargo, no pude evitarlo. Me estresa que se crea que todo está bien, que somos una familia feliz, cuando solo estoy aquí cumpliendo mi papel de víctima. Eso es algo que ni él, ni yo, podemos olvidar.
Me acerco al armario y dejo caer la toalla al suelo, cuando escojo las prendas con las que me voy a vestir. Me coloco las bragas, e introduzco mis piernas en el pantalón de tela hasta acomodarlo a mi cintura y paso por mi cabeza, una blusa de tirantes color azul cielo, con la cual no hace falta llevar sujetador.
Mientras estoy acomodándome el cabello frente al espejo, escucho cierto mecanismo encenderse. Elevo la cabeza hacia el cristal encima de mi cama y soy testigo de cómo la luz del sol comienza a colarse por el vidrio a través del agua de la piscina. Me pongo de pie sin apartar la vista del cristal.
¿Por qué se abrió el mecanismo ahora?
De repente, una sombra, específicamente la silueta de una persona, comienza a acercarse. Hasta que no está sobre el cristal, no distingo que es una mujer, agitando los brazos mientras intenta salir del agua, no obstante, la pesa redonda encadenada a uno de sus tobillos por un grillete, le impide salir a la superficie.
Una persona más cae en el agua, esta vez nadando y sin ningún impedimento que le impida salir. Las hebras de cabello rojo de Erwan se hacen visibles, y su mirada atraviesa el cristal cuando se sostiene a la cintura de la mujer. Ella intenta golpearle, pero está débil por la falta de aire en su organismo. El chico se hace con una navaja y, de cara a mí, le corta el cuello a la mujer.
Dejo escapar un gemido ahogado, llevando las manos a los labios. El agua comienza a tornarse de color rojo. Erwan sale del agua al instante. El cuerpo sin vida de la mujer se queda flotando, encadenada a la pesa. No puedo dejar de mirarla. Me llevo la mano al corazón, sintiendo la rapidez con la que late.
La puerta se abre cuando entra Erwan. Las gotas de agua descienden sobre su cuerpo, dejando un charco en el suelo con cada paso que da.
—Te dije que me ibas a tener miedo. —declara con una media sonrisa.
No sé si es por el estado de shock en el que me encuentro, o por el miedo abrasador, pero no soy capaz de formular palabra.
—¿Sabías que el juego del "ahorcado" se basó en un hombro que se ahorcó luego de que su mujer le dijera que no lo amaba más? —cuestiona y yo sigo sin mediar palabra— El juego demuestra que puedes matar a alguien tan solo con decir las palabras equivocadas.
—Erwan yo...
—Hay algo que no te he contado. —suelta de repente.
Sale de la habitación y regresa al segundo con una tableta en sus manos.
—A pesar de que deseaba sacarte el corazón del pecho, por primera vez, me estaba conteniendo para no herirte. Pero teniendo en cuenta que no dudaste en herir el mío, no tengo por qué retener esta información por más tiempo.
Coloca el dispositivo en mis manos temblorosas al mismo tiempo en que dice:
—Alexa está muerta.
En la pantalla mojada por las manos de Erwan, se comienzan a reproducir la noticia del asesinato ocurrido en mi apartamento días atrás. Mis ojos comienzan a empañarse cuando la imagen de mi amiga aparece en las noticias y relatan como Nikolina O'Dherty, le cortó la cabeza luego de haber descubierto que su prometido le era infiel con Alexa.
Mis piernas pierden fuerza y me dejo caer al suelo cuando el llanto me aprisiona. Suelto la tableta y llevo mi mano hacia el estómago cuando el dolor se hace insoportable impidiéndome respirar con normalidad. Siento las lágrimas corriendo por mis mejillas.
—Es mi culpa... —exclamo en un gemido ahogado— Todo es mi culpa.
Los recuerdos de todas las personas que he perdido, aparecen en mi cabeza.
Si hubiera bajado unos minutos antes, la noche del cumpleaños de mi hermana, mi padre no la habría matado y ella estaría viva.
Si nunca me hubiera enterado de la infidelidad de Max, él y Camila ahora estarían vivos porque Luana tampoco lo habría sabido.
Si no me hubiera ido con Erwan aquella noche y me hubiera quedado con Alexa, habría estado ahí cuando Nikol volvió y no hubiera podido matar a mi amiga.
—Duele. —exclamo sin dejar de llorar— Duele como el demonio. Has que pare, Erwan. —levanto la mirada, encontrándome con sus ojos verdes— Por favor, has que pare.
—Leah, yo...
—Levanta las manos.
Al escuchar esa voz, siento como la presión en mi estómago disminuye. El semblante de Erwan se oscurece antes de darse la vuelta lentamente.
—No lo voy a decir de nuevo. —repone Kyan, de pie en el umbral de la puerta de la habitación, con las manos levantadas, empuñando el arma hacia el pelirrojo— Levanta las putas manos.
—Pero a quién tenemos aquí. —exclama Erwan con un tono de voz melódico.
—Soy tu puto verdugo, imbécil.
—Besé a mi verdugo. No me lo puedo creer. —el pelirrojo se lleva las manos a los labios con fingida sorpresa.
—Si no haces lo que te ordeno, no queda mucho para que mi bala atraviese tu puto cerebro.
Erwan abre las manos y casi que puedo ver la sonrisa de oreja a oreja formada en sus labios.
—Pues creo que ha llegado mi hora, rubia. —inquiere sin mirarme.
—Erwan...
—Dispara. —su tono se voz se torna oscuro— Mátame.
—No tienes que pedírmelo dos veces. —masculla Kyan al momento en que le quita el seguro al arma.
El pelirrojo cierra los ojos esperando el impacto. Mi vecino coloca el dedo en el gatillo y...
—¡Espera!
No sé en qué momento me puse de pie y me interpuse entre ambos chicos, de espaldas a Erwan y con los brazos abiertos frente a Kyan.
—No puedes matarlo. —hablo sin poder evitarlo, negando con la cabeza.
—¿Qué? —Kyan frunce el ceño.
—Baja el arma, por favor.
—Quítate de en medio, Leah. —ordena.
—No lo voy a hacer.
—Voy a apretar el puto gatillo, así que quítate de en medio, joder.
—Para llegar a él, primero tendrás que matarme a mí. —esclarezco— Y no creo que eso sea lo que quieres.
—¿Por qué lo proteges? —pregunta con el ceño fruncido.
—No quiero perder a nadie más.
—¡Qué él fue quién te secuestró! —los ojos de Kyan parecen querer salirse de órbita.
—¡No me importa! —vocifero.
—¡ES UN MALDITO ASESINO! —exclama y observo como las venas de su frente se le remarcan.
—¡Y TÚ TAMBIÉN! ¡YO TAMBIÉN LO SOY!
Se sobresalta.
—Pero tú y yo no matamos a inocentes.
—Venga, Kyan. —bufo— Siguen siendo personas, así que no vengas ahora a hablarme de moralidad cuando ambos sabemos que te gusta matar, solo que quieres reducir la culpa que sientes, matando a los de tu misma calaña.
—No soy nada como ellos.
—¿A no?
—No.
—¿Entonces podrías explicarme por qué guardas debajo de tu cama en un cofre, un trozo del cabello de cada una de tus víctimas?
La sala secreta, no fue lo único que descubrí en el apartamento de Kyan. Se queda en silencio.
—No hace falta que me respondas. Ambos sabemos que te sientes extasiado con tu pequeña colección.
—¿Por qué tanto empeño en defenderlo? —pregunta Kyan, nuevamente.
—Ya te dije, no quiero perder a nadie más. Él podrá ser lo que tú quieras, pero nosotros no somos mejor que él. Es cierto que me secuestró, pero no ha abusado de mí como pensé que sucedería. He estado tan a gusto, que muchas veces he olvidado que estaba aquí en contra de mi voluntad. —omito lo que pasó hace unos minutos. Mi vecino me escucha atentamente— Podemos llegar a un acuerdo los tres, en el que nadie termine muerto.
Kyan parece caer en cuenta de algo que yo no sé porque, por primera vez desde que lo conozco, soy testigo de cómo sus ojos se humedecen como si alguien acabara de clavarle una estaca en el corazón.
Baja el arma en un gesto desolado y amargo, para luego soltar las palabras que justifican su estado y me toman completamente por sorpresa.
—Te has enamorado de él.
✘✘✘✘✘✘✘✘✘✘
¡Holiss!
Y como se dice "se viene lo chido". O sea, se veía venir. Leah tiene una atracción un poco rara hacia Erwan. En el capítulo que viene, esto se explicará más a detalle.
Eeeeeen fin, ¿qué les pareció el capítulo?
Me despido por aquí, porque ahorita tengo clases
XOXO Killer Lady
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