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XV. VOLVIÉNDOSE MAYOR

CAPÍTULO QUINCE: VOLVIÉNDOSE MAYOR


      El tiempo después de San Valentín transcurrió sin mucho ruido.

      Lo único que había cambiado fueron las sonrisas indecisas que Weasley le daba si estaban en la misma habitación. No estaban cerca de ser las exuberantes sonrisas que le daba cuando estaban juntos, y seguían hiriendo su pecho de la misma forma, pero era mejor de lo que solía ser. Incluso Nova podía admitir eso. Si Blaise y Daphne lo notaron, no dijeron nada, eligiendo guardar silencio y dejando que Nova tenga sus secretos.

      Nova intentó ignorar a Draco salir corriendo después de cada comida en el Comedor. Fue entonces que compartía una mirada con Theo, y él negaría con la cabeza solemnemente, diciéndole que no valía la pena ir a investigar. Aunque era un testamento de lo poco que le estaba hablando a su hermano este año, ya que él no sabía aún de la pelea que había tenido con Draco en el Callejón Knockturn. Todo lo que podía hacer era mirarlo sin esperanzas, su corazón deseando que él no tuviera que cargar con esa carga.

      Pero bajo eso, ella estaba egoístamente feliz. Si Draco era quien tenía la atención del Señor Oscuro, entonces Theo no la tenía. Al menos por ahora.

      Ella se las alegró para arrincoar a Theo a solas en la Sala Común de Slyherin, encontrándolo con Blaise cuando volvían demasiado tarde para que sea completamente inocente. Por los rostros rojos de ambos, ella no quería saber qué clase de actividades estaban haciendo. Suponía que se lo merecían, ya que cuando se levantaron esa mañana, recibieron las noticias que el viaje a Hogsmeade de ese día había sido cancelado.

      —¿Cómo estás? —preguntó inmediatamente, lanzándose a sus brazos. Él le devolvió el abrazo con felicidad, soltando un suspiro contra su cabello.

      —Por ahora estoy tranquilo. Pero Nova... —Theo vaciló, soltándola con una mirada severa en el rostro—. Draco no está bien. Su misión, lo está afectando mentalmente. Realmente le vendría bien tu ayuda.

      Con el Señor Oscuro, puedo ser poderoso. Tú solo continuarás sintiendote no deseada.

      Sus palabras de ese día en Callejón Knockturn casi la lanzaron al suelo. Recordaba esas palabras, y pensaba en ellas casi a diario. Mayormente porque reflejaba los pensamientos más oscuros que tenía sobre ella misma. Pero sabía que era amada (por Theo, Blaise, incluso Daphne y Astoria) para no sucumbir a la falsa sensación de pertenencia que el Señor Oscuro proveía.

      Draco no tenía eso. Tal vez de Narcissa, pero incluso Nova no sabía cuánto ella amaba a su hijo y cuánto lo protegería de Voldemort.

      —Intentaré hablar con él —dijo Nova, aunque su cuerpo entero le gritaba que era una mala idea.

      —Eso es todo lo que pido —Theo dijo, dándole un apretón a su hombro—. Ahora, dime qué ha pasado en tu vida.

      —¡Ha! Dudo que algo más interesante de lo que ha estado pasando por aquí —respondiendo, señalando a ambos—. No creas que soy tonta, Theodore.

      —Eso nunca —bromeó, sosteniendo su mano sobre su corazón con dramatismo. Era lindo verlo jovial. No sabía cuánto duraría—. Blaise, dile.

      Blaise lo miró con severidad—. Tienes un chupón en el cuello, amigo, no vamos a engañar a nadie.

      La mano de Theo se movió para cubrir su cuello, sus mejillas encendiéndose—. ¡Oi! No soy tu amigo, no me llames así.

      Sintiendo que los dos necesitaban un poco más tiempo a solas, Nova fingió tener sueño—. Me dirijo a la cama, tortolitos. Los veo en la mañana.

      Theo le dio otro abrazo, presionando un rápido beso en la cima de su cabeza. Blaise lo siguió, imitando la acción del hermano de ella antes de empujarla hacia las escaleras que la llevaban a los dormitorios de las chicas. Ella escuchó sus carcajadas antes de ir a su habitación, y aquel sonido llevó una sonrisa a su rostro. Astoria y Daphne estaban en el dormitorio de sexto año, Pansy y Millicent no se encontraban allí. Eso estaba bien. La relación de Nova con las dos chicas de Slytherin no había cambiado en una noche. Millicent ya no la observaba cuando pasaban una al lado de la otra, la novedad parecía haber terminado. Ahora que Draco y Nova no hablaban y era bastante obvio (para todos excepto su hermano, aparentemente), Pansy no estaba particularmente molesta con Nova tampoco. Además de la usual carcajada burlona o un comentario molesto, las dos dejaban a Nova en paz por la mayor parte del tiempo.

      —¡Nova! —Astoria dijo con felicidad, y la sonrisa en su rostro hizo a Nova sonreír también—. ¿No es un día glorioso?

      —Blaise le dijo que le gustaría hablar con ella mañana —Daphne ofreció cuando Nova miró a Astoria con confusión.

      Una nube negra cayó sobre los ánimos de Nova. Sabía exactamente por qué Blaise querría hablar con Astoria. Iba a aclarar las cosas y rechazarla lo más gentilmente posible. Y mientras ella sabía que era lo mejor, aún no estaba emocionada por juntar los pedazos del corazón roto de Astoria—. Eso es bueno, Astoria.

      —¿Crees que me invitará a Hogsmeade?

      Antes que Nova pudiera recordarle a Astoria de no alzar sus esperanzas, Daphne se le adelantó—. No saltes a conclusiones, Stori. No sabes de qué se trata. Podría ser sobre el clima en base a todo lo que sabemos. Además, el viaje de hoy fue cancelado. Dudo que podremos ir otra vez después de todo el fiasco de Katie.

      —Tengo un buen presentimiento sobre esto, Daph. Creo que algo finalmente saldrá bien para mí —Astoria dio un pequeño giro, su pijama girando alrededor del movimiento de sus piernas—. Debo ir a la cama, así no me veré como un trol cuando me levante mañana.

      Las chicas se despidieron de Astoria mientras ella regresaba a su dormitorio. Pansy y Millicent seguían ausentes, así que Daphne y Nova se colocaron sus pijamas y se acostaron en sus camas. Mientras tanto, Nova repetía las palabras de Theo una y otra vez en su mente, debatiendo sobre las repercusiones de hablar con Draco. En realidad, sabía que él no necesitaba su ayuda. Pero cuando ella había estado pasando por algo difícil el año anterior, ella había tenido a todos esos Gryffindors para ayudarla a sobrepasarlo. Conocía el valor de tener a alguien que se preocupara por ti.

      Nova permaneció despierta hasta tarde en la noche, pretendiendo estar dormida cuando Pansy y Millicent llegaron a la habitación riendo y charlando (sin importarles el hecho que Daphne y Nova estuvieran durmiendo), debatiendo su decisión.

      Dio vueltas en la cama y cerró los ojos. Esas cosas tendrían que esperar al día siguiente.



      El primero de marzo de 1980, Ronald Weasley había nacido.

      No había sido mucho alboroto, ya que Molly Weasley había dado a luz a cinco chicos en cuestión de un par de años. Aún, hubo celebraciones en honor al nuevo bebé Weasley. Poco después de un año después, Ginny Weasley nación y la atención cambió. No solo era la último adición a la familia (Molly juraba que no era cierto, pero puedes comprender su duda. Tenía seis niños más, después de todo), pero ella era la única niña. Así que Ronald Weasley no pudo disfrutar mucho su cumpleaños.

      Este sería peor que esa vez.

      Hogsmeade había sido cancelado. Las lecciones de Aparición habían sido pésimas a lo mejor. Y Nova Nott no estaba para celebrar con él.

      Se encontró a sí mismo pensando sobre esto cuando se despertó en la mañana de su cumpleaños. Neville, Seamus, Dean, y Harry seguían dormidos, el último con el Mapa de los Merodeadores pegado a su mano. Se había quedado dormido mirándolo para ver si Draco Malfoy estaba en algún lugar del castillo. Ron deseaba que lo dejara ir, solo porque era el cumpleaños de su mejor amigo, pero pedirle a Harry que dejara algo como esto ir sería como pedirle que dejara de ser el Chico que Vivió.

      Miró a la ventana. Era un adolescente. Se suponía que las relaciones y las chicas eran la regla de su vida, lo sabía. Y había escuchado suficiente de Fred y Angelina, y Bill y cualquier chica con la que haya estado en Hogwarts, e incluso Charlie, cuyas relaciones no solían pasar la prueba del tiempo.

      —Dale un par de meses, Ron —Bill había dicho en Navidad cuando la vista de Nova se había sentido como un golpe en el estómago—. Eventualmente, se pone mejor. Ahora crees que es el fin del mundo, pero no lo es.

      No se sentía como el fin del mundo. Asumió que se sentiría como el fin del mundo hasta que Ya-Sabes-Quién fuera derrotado y la amenaza no colgara sobre sus cabezas cada día. Pero definitivamente se sentía como la mierda, incluso después de casi nueve meses sin estar con ella.

      Ron Weasley estaba enamorado de Nova Nott, esto es cierto. También es cierto que es un jodido idiota.

      Dio vueltas en su cama y pensó en ella. Se preguntó qué estaba haciendo justo ahora, si seguía durmiendo o si se había levantado y se preparaba para el día. Se preguntó si había pausado mientras cepillaba su cabello, recordando que hoy era el día que su ex-novio había nacido. Justo ahora eran amigos dudosos, así que no creía que ella fuera a odiar el día en que había nacido y tampoco desearía que su mamá nunca lo haya traido al mundo. ¿Pero en qué estaba pensando? Deseaba poder leer mentes, o que ella se abriera lo suficiente para decirle lo que estaba pasando. La última parte había sido su culpa, de verdad, pero a él le encanta ilusionarse.

      Todo lo que quería hacer era conocerla más. Siempre había más.

      Toda cosa pequeña sobre Nova Nott lo sorprendía. Siendo el sexto hijo y el mejor amigo de Harry Potter, no había mucho que lo hiciera. Estaba acostumbrado a la rutina. Claro, el peligro de ser amigos con Harry se presentaba de formas distintas cada año, pero ya contaba con ello. No lo cambiaría por nada en el mundo. Pero Nova Nott lo sorprendía constantemente. Desde el momento en que la atrapó tras una de sus detenciones con Umbridge mientras él y Hermione estaban haciendo sus rondas hasta que físicamente vio su corazón romperse en sus ojos cuando él terminó las cosas. No creyó que fuera a dolerle tanto. Porque ella era Nova Nott y él... solo Ron. Ella era más grande que la vida. Ella debía saber que podía salir con alguien mucho mejor que él.

      Y él no podría soportarlo si esto terminaba con el hermano de ella muriendo por sus propias manos. Ron no era ningún asesino, ¿pero las guerras no vuelven asesinos a todos? No podía vivir lastimando a alguien que Nova amaba, incluso si era Theodore Nott.

      Pensó en esto mientras sus compañeros se despertaban, mientras abría los regalos de su padre y Harry, mientras se encogía ante la odiosa nota de feliz cumpleaños de Lavender Brown, y mientras se preparaba para el día.

      Era su cumpleaños y, si estaba siendo honesto, era miserable.

      Notó el tarro de calderos de chocolate en el suelo, y supuso que a Harry no le molestaría si él tenía un par.

      Despues de todo, ¿qué mal podrían traer los calderos de chocolate?



      —¿Me harías un favor gigante?

      —Depende qué sea.

      —¿Olerías mi respiración para asegurarte que no huele horrible?

      Los ojos de Nova casi se salieron de sus cuencas ante la particularidad del pedido de Astoria—. Um...

      —¡Stori! —Daphne gritó, rodando los ojos. Las tres chicas estaban en el Comedor, disfrutando su desayuno y el par de horas extra que habían tenido para dormir—. ¿Entiendes lo desquiciada que suenas?

      —Quiero asegurarme que no voy a ahuyentarlo con mi respiración de dragón. No creo que es irrazonable.

      —¿Pedirle a Nova que chequee? Lo es.

      Nova rodó los ojos y sonrió, mordiendo su panqueque.

      Si estaba siendo honesta, escuchar a Astoria solo había emperado su humor. Sabía cómo terminaría esto, y no lo esperaba con ansias. Pero aún daba sonrisas faltas y asentimientos cuando Astoria preguntaba si su cabello se veía bien (se veía bien). Aún, había otra razón por la que hoy no era el mejor día.

      Como si estuviera leyendo su mente, la cabeza de Daphne giró a la mesa de Gryffindor, donde tres personas estaban ausentes—. ¿Aún no está aquí?

      Su amistad dudosa con Weasley era frágil. Lo sabía. Probablemente no había sido una buena idea conseguirle un regalo, pero no pudo evitarlo. Fred y George habían sugerido boligrafos que escuchaban las clases y tomaban nota por ti, y Merlín sabía que Weasley era atroz tomando apuntes. Los gemelos le enviaron su producto final por mail dos semanas previas, y ella inmediatamente pensó en él. No que estuviera justificando que no prestara atención, pero era perfecto. Se sentía un poco tonta en la mesa de Slytherin con un regalo rojo, encogido para caber en el bolsillo de sus ropas para poder volverlo a su tamaño original y dárselo cuando lo viera.

      Solo que él tenía que ir a desayunar primero.

      —Nop —dijo Nova, respondiendo la pregunta de Daphne para seguir comiendo.

      —Al menos Potter y Granger tampoco están. Probablemente están dándole sus regalos en la Sala Común —Astoria mencionó, intentando animar a Nova.

      —Sí, bueno, Lavender Brown tampoco está en esta preciosa mañana de marzo —Nova dijo con amargura, su tenedor golpeando su plato un poco muy fuerte.

      Pero Astoria tenía razón. Probablemente solo estaban celebrando a solas en su Sala Común. Ginny estaba en el desayuno, pero eso no significaba mucho. Podía ver a la linda pelirroja sentada con Dean y discutiendo sobre algo. Weasley probablemente no quería a su hermanita en una celebración con sus amigos. No era extraño que Ginny estuviera aquí cuando él no lo estaba.

      Tampoco sería raro que quisiera a su novia con él.

      Celos no eran algo que Nova Nott quería sentir. Pero no podía evitarlo.

      Miró la mesa de Gryffindor una vez más, y entonces paseó la mirada por el Comedor. Esta vez, se posaron en Draco Malfoy.

      Theo no había estado bromeando cuando dijo que, cual sea la tarea que había sido asignado, lo estaba afectando. Lucía más delgado de lo que ella alguna vez lo había visto, y los oscuros círculos debajo de sus ojos eran una indicación de lo poco que estaba durmiendo. Quería ir y preguntarle cómo estaba, pero cuando él vio que ella lo estaba mirando, le disparó una mirada.

      Bueno, allí va esa idea, pensó para sí misma.

      Hubo una conmoción en la mesa de Gryffindor, y de pronto, Hermione entró corriendo al Comedor, tomando a Ginny Weasley con una expresión salvaje en su rostro. Lucía más pálida de lo normal, y su cabello estaba despeinado. Los ojos de Ginny se abrieron y cesó su discusión con Dean, quien se las arregló para lucir ligeramente preocupado. Las dos chicas salieron corriendo del Comedor como si los sabuesos del infierno estuvieron tras sus talones.

      —¿Qué crees que fue eso? —Daphne preguntó, pero Nova ya estaba de pie.

      Algo iba mal. Toda la escena no era buena. Se movió rápido para salir del Comedor, intentando seguir el sonido de los pasos contra el suelo. Siguió detrás lo suficientemente rápido para ver que se dirigían al Hospital.

      Potter probablemente se metió en algo, se aseguró a sí misma. Y por supuesto, no quería que Potter estuviera herido. Pero esa sensación horrible en su garganta le dijo que debía mirar.

      El primero que vio al entrar fue a George Weasley.

      —¿George...? —vaciló, y vio el rojo en sus ojos. Había estado llorando.

      —Hola, Slytherin Rebelde —dijo sin respiración, acercándose para darle un abrazo. La sostuvo con un poco más de fuerza de lo usual—. Ibamos a sorprenderte hoy.

      —¿Qué está pasando? —preguntó mientras Fred se movía y le daba un abrazo con incluso más fuerza.

      Pero ella no necesitó preguntar. Porque una vez que se movieron, vio por qué estaban tristes.

      Su hermano estaba sobre una camilla, sus ojos cerrados, su piel más pálida de lo normal, y su respiración salía con dificultad.

      Nova no se percató que se estaba moviendo, empujando con rudeza entre Potter y Granger. Ellos no se molestaron en regañarla, pareciendo sentir que ella no estaba particularmente bien. Sus ojos estaban inundados en lágrimas antes de siquiera alcanzarlo. Quería tomar su mano, pero no sabía si sería bienvenida.

       —¿Qué pasó? —preguntó, su voz apenas más que un susurro.

      —Fue envenenado —Potter dijo con simpleza, su voz ronca.

      —¿Estará bien?

      —No lo sé.

       Nova lo decidió, a la mierda entonces. Tomó su mano y entrelazó sus dedos, soltando un sollozo al hundirse en sus rodillas a su lado.

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