VII. CAMBIO DE ENFOQUE.
CAPÍTULO SIETE:
CAMBIO DE ENFOQUE.
Nova no tenía idea por qué había sido llamada a la oficina de Dumbledore. Todo lo que sabía era que había estado sentada con Daphne en el Comedor, disfrutando de su desayuno, cuando Snape apareció detrás de ella y le pidió que lo siguiera hasta la oficina del director. Ya que Nova no había hecho nada irracional desde que había vuelto a Hogwarts (a no ser que gritarle a Weasley contara), supuso que no estaba en problemas. Aún, ser invitada a la oficina del director no era agradable, sin importar cuántas veces se dijera que no necesitaba preocuparse.
La caminata con Snape fue silenciosa, por lo que Nova estaba eternamente agradecida. Estaba bastante segura de que si intentaba hablarle o siquiera mirarla, podría maldecirlo. Y entonces sería enviada a la oficina de Dumbledore por una razón completamente distinta.
Snape mencionó la contraseña ("sorbete de limón", lo que hizo a Nova querer reír) y el pájaro gigante giró, ornamentado con detalles dorados. Cuando las escaleras aparecieron, Snape fue el primero en dirigirse arriba hacia la oficina, esperando que Nova lo siguiera sin ninguna queja. Sus pasos eran considerablemente más silenciosos que los de su profesor mientras caminaba en su sombra, sus ojos tomando la oficina familiar cuando alcanzaron la cima de las escaleras.
No había cambiado desde la vez que había estado allí al final de su semestre anterior, cuando Dumbledore le había compartido los recuerdos de su madre. Estar allí ahora se sentía frío y vacío, como si alguien hubiera tomado las piezas de su alma y los hubieran colocado en los escalones para que fueran aplastados. Dumbledore estaba sentado en su escritorio, escribiendo algo en un pergamino. Nova notó que su mano estaba oscurecida y arrugada, como si alguien la hubiera sostenido sobre el fuego y la hubiera acercado demasiado a las llamas. Quería preguntar qué había pasado, pero ni siquiera sabía por qué estaba allí en primer lugar. Por un lado respetaba a Dumbledore y quería esperar con paciencia, pero por el otro quería demandarle que le dijera por qué estaba allí. Ella esperó.
—Señorita Nott—, habló Dumbledore suavemente cuando ella se colocó frente al escritorio. Notó que Snape no se había ido, y se preguntó si Dumbledore le pediría que se vaya en caso que lo pidiera —. ¿Cómo estás lidiando con este año?
Ella alzó una ceja —. Mi padre está en Azkaban, y le prohibió a mi hermano que me hablara.
Él hizo una mueca —. Ah, sí. Theodore. Recuerdo que viniste a mi oficina el año pasado y me pediste consejo, ¿no?
Nova recordaba haber ido a su oficina, pedir consejo, y no obtener nada de valor que ayudaría a Theo. Y entonces, él obtuvo la Marca Oscura igualmente —. Sí—, dijo Nova con cautela.
— ¿Sigues interesada en ayudar a proteger a Theodore? Y, tal vez, ¿Draco Malfoy?
No debería haber sorprendido a Nova que Dumbledore supiera sobre Draco, pero lo hizo. Mantuvo su rostro cuidadosamente estoico, aunque quería jadear porque ¿cómo diablos sabía? —. No estoy segura de a qué se refiere, Director.
Un destello cruzó los ojos de Dumbledore —. Por alguna razón, lo encuentro altamente improbable. Todo estudiante que reside en Hogwarts es importante para mí, señorita Nott. Entiendo que se encuentra en una situación precaria, con su padre y la lealtad a su hermano balanceándose. Pero creo que usted puede ayudar tanto a Theodore, como al joven señor Malfoy.
Estaba desesperada por creerle. El segundo en que las palabras dejaron su boca, ya estaba imaginado su vida a diez años de hoy, donde Theo estaba a salvo y viviendo feliz con Blaise. Draco visitaría los domingos, y jugarían Quidditch en el patio trasero. Y tal vez Nova no sería total y completamente feliz, pero verlos a ellos triunfar y estar bien sería suficiente. Pero sabía que no podía depositar toda su confianza en alguien. Así que, simplemente lo miró —. ¿Cómo?—, susurró.
—Lo que estoy a punto de decirle debe quedarse entre usted y yo, señorita Nott. Es imperativo que comprenda esto.
Sus ojos se desviaron a Snape —. Entonces, ¿puedo preguntar por qué el profesor Snape está aquí?
Si notó la frialdad en su voz, no comentó al respecto —. El profesor Snape es uno de mis amigos más confiables, señorita Nott. Él también ayudará a Theodore y Draco—, sus cejas se levantaron, esperando que ella confirmara que mantendría cualquier información que estaba a punto de compartirle en secreto. Cuando ella asintió, él continuó —. En el Ministerio conociste a los miembros de la Orden del Fénix, un grupo que ha estado trabajando en secreto contra el alzamiento de Voldemort. La guerra, desafortunadamente, es inevitable. Es mi esperanza que la Orden podrá hacer algún bien antes de que llegue la hora. El cuartel general se encuentra en Grimmauld Place número 12, el hogar de la familia de Sirius Black.
Nova recordó el fantasma de la carcajada en el rostro de Sirius al caer a través del arco, el mismo que le había hablado a Nova con la voz dulce de su madre. No quería pensar en eso —. De acuerdo. ¿Está reclutándome o algo así?
Dumbledore suspiró —. Algo así. Sería irresponsable de mí reclutar a alguien tan joven como usted. Ni siquiera Harry Potter fue reclutado, oficialmente. Ya ve, el profesor Snape es un miembro de la Orden también. Le pedí específicamente que observaba a Draco y Theodore para asegurar que estén a salvo este año. Espero que usted se una al profesor Snape en la tarea.
— ¿Por qué yo? Solo soy una estudiante—, discutió Nova, cruzando sus brazos por sobre su pecho, no de una forma petulante, sino como alguien que no entendía lo que estaba pasando.
—Posiblemente, usted fue la que tenía más que perder en la expedición al Ministerio. Y aún así, fue y ayudó. Eso es coraje, querida, lisa y llanamente. Y creo que Theodore y Draco responderán mejor si alguien que conocen y les importa los cuida.
Bueno, no discutiría el hecho que a Snape no le importaba Theo ni Draco. Aún recordaba la promesa que le había hecho a su madre, que protegería a sus hijos en caso que muriera debido a la lealtad de su esposo. Así que, no confiaba en que Snape mantendría sus promesas, incluso si eran hacia Dumbledore —. ¿Qué necesita que haga?
—Le dejaré saber cuando llegue el momento—, dijo Snape, interrumpiendo antes que Dumbledore pudiera responder su pregunta —. La generación más joven de Mortífagos que Quién-No-Debe-Ser-Nombrado ha reclutado será desafiado al final de este semestre para probar su lealtad. Con su ayuda, podríamos minimizar el daño.
— ¿Y cómo sabe que le pidió hacer algo a los Mortífagos jóvenes?—, cuestionó Nova fríamente, sus ojos desviándose hacia donde Snape se encontraba de pie. Él simplemente la miró de vuelta.
—He confiado una misión especial al profesor Snape. ¿Puedo contar en que usted lo ayudará, señorita Nott?
No tenía idea por qué Dumbledore estaba confiando en ella con esto. Seguía siendo solo una niña. Sí, había perdido mucho en el Ministerio, pero había sido lo correcto y había llegado a esa conclusión por sí sola. Draco y Theo... eran distintos. No creía que ellos tendrían ese lujo. Pero si había incluso la posibilidad más pequeña de poder salvarlos de pasar el resto de sus vidas con arrepentimiento, lo haría. Haría cualquier cosa por Theo —. Sí. Puede contar conmigo para ayudar.
—Excelente. Te llamaré en caso de que tenga más instrucciones, pero por ahora, solo trabaja en ser amiga de tu hermano y del señor Malfoy. Lo necesitarán, especialmente este año.
Fueron aquellas palabras sobre las que Nova pensó mientras Snape la escortaba de vuelta a su primer clase del día, a la que solo le quedaba alrededor de treinta minutos. Si no estuviera bajo la atenta mirada de Snape, probablemente se hubiera saltado el resto de la clase y hubiera dedicado el tiempo para estudiar un poco, pero desafortunadamente él la estaba observando como un águila. Llegaron a su primer clase del día, y Snape la detuvo, sus ojos oscuros.
—La tarea que el Director le ha dado no es para ser tomada a la ligera. Le aconsejé que no lo hiciera, pero él estaba decidido. Espero que actúe como debe.
Nova quería maldecirlo —. Me importa la seguridad de Theo y Draco—, el no mencionado a diferencia de ti estaba implicado, pero estaba segura que Snape no sabría el significado de aquellas palabras.
—No es suficiente que te importe su seguridad. Debes convertir su seguridad en el centro de tu atención.
Y con aquellas palabras, se alejó, girando sobre sus pies y marchando hasta el final del pasillo. Lo que él no entendía era que la seguridad de Theo ya era el centro de su atención. No Weasley, no "el lado correcto de la guerra", y definitivamente ningún sentimiento infantil. Solo estaba Theo.
Tenía que estarlo.
──────────────
El primer fin de semana a Hogsmeade fue... raro, por decir lo de menos.
Normalmente, Nova sabía a dónde ir en los fines de semana en Hogsmeade. Durante sus primeros cuatro años y medio en Hogwarts, estaba con Theo, Draco, y el resto de los Slytherins. Caminaban alrededor del pueblo y almorzaban en las Tres Escobas antes de cargarse de dulces. Entonces, Theo y Draco se separaban para ir a Spintwitches para ver cosas de Quidditch mientras Nova paseaba alrededor hasta que su hermano regresaba de la tienda. El año anterior, sus fines de semana de Hogsmeade fueron pasados con la A.D. y, por lo tanto, no había tenido la oportunidad de comprar nada.
Ahora, realmente no tenía idea de qué hacer.
Blaise se había ofrecido para pasear el rato con ella, pero sabía que él estaba esperando poder pasar tiempo a solas con Theo y tener una cita en secreto. Aunque no mostraban afecto en público, habían planeado almorzar en las Tres Escobas, lo que resultaría lo suficientemente inocente a los ojos ajenos. Él había hablado al respecto toda la semana, y Nova no quería arruinar su tiempo juntos. Weasley obviamente ya no era una opción, lo que significaba que Harry y Hermione tampoco lo eran. Y cuando le preguntó a Draco qué tenía planeado, él le dijo que quería pasar tiempo a solas ya que estaba cansado de sus compañeros de clases.
Lo que fue por qué Nova se encontraba sentada sola en las Tres Escobas, una hora antes de la que se suponía que Theo y Blaise llegarían.
No estaba de ánimos para ir de paseo por las tiendas por sí sola, especialmente porque casi todas estaban tapiadas. Las únicas que al menos tenían las luces encendidas eran Honeydukes, Hog's Head, y la oficina de correo. El resto de las tiendas tenían bandas gruesas a través de las puertas, como si fueran a mantener a Voldemort fuera en caso que decidiera visitar Hogsmeade. Nova observó su cerveza de mantequilla, su reflejo mirándola de vuelta en el líquido naranja. Hubo una época en la que hubiera tomado tres vasos en cuestión de cinco minutos. Pero ahora debía ser cuidadosa con el dinero que gastaba. Fred y George le pagaban una cantidad decente, pero no lo suficiente como para comprar más de lo que necesitaba. Y había estado intentando ahorrar para Navidad desde Agosto, ya que quería comprar algo lindo para los gemelos por haber sido tan magníficos con ella durante el verano.
Fue cuando consideró escribirles que la puerta del restaurante se abrió y un rostro familiar ingresó. Sin embargo, la última vez que Nova había visto ese rostro en particular, había estado cubierto por un cabello rojo furioso. Ahora, Nova pestañeó frente al apagado tono marrón.
—Oi—, susurró la mujer, caminando hacia donde Nova estaba sentada —. Diablos, Nova. No te he visto en un rato.
—Hola—, dijo Nova mientras la mujer se sentaba frente a ella y haciéndole señas a Rosmerta para que le trajera una cerveza de mantequilla —. Lo lamento tanto, no recuerdo tu nombre.
—No te preocupes. Intento olvidar tanto de esa noche como puedo. Tonks, a tu servicio—, cuando Rosmerta posó la cerveza de mantequilla sobre la mesa, Tonks suspiró —. Creí que te vería con Harry.
Nova se removió incómoda en su asiento —. Oh. Em... Weasley y yo no estamos... juntos. Ya no me junto mucho con ellos.
Esperó que Tonks cuestionara por qué se habían separado, pero todo lo que hizo fue suspirar —. Sí. Los hombres son jodidamente estúpidos, sí que lo son. Probablemente estaríamos mejor sin ellos, siendo sincera, pero...—, vaciló, tomando otro sorbo de su cerveza de mantequilla —. Escuché que estás ayudando a la Orden—, ante la mirada sorprendida de Nova, Tonks rió, pero fue poco entusiasta —. No te preocupes, sabemos que Dumbledore te asignó una misión secreta. No nos dijo nada al respecto, solo mencionó que podrías aparecer en alguna que otra reunión si quiere incluirte. Será bueno tener a otra chica. Está Molly, por supuesto, pero ella solo habla y habla sobre darle mi mano en matrimonio a su hijo Charlie, incluso aunque sabe que estoy enamorada de alguien más.
Nova estaba celosa de la franqueza de Tonks. Podía hablar tan libremente. Aunque sabía que podía apagarlo cuando necesitaba hacerlo ya que era una hábil Aurora de la Orden, la sinceridad era buena. Todo siempre estaba tan nublado por secretos. Era una ruptura refrescante ver a Tonks hablar sobre todo, incluso si lucía un poco desanimada debido a cualquier ruptura que estuviera atravesando —. Cierto. Supongo que te veré alrededor si Dumbledore me deja.
— ¿Quieres otra cerveza de mantequilla?—, preguntó Tonks para cambiar el tema, gesticulando hacia el vaso frente a Nova.
—Oh. En realidad, estoy ahorrando. La cuestión de ser desheredada por una familia de sangre pura es que también pierdes ciertos lujos, como tener suficiente dinero para comprarte una cerveza de mantequilla—, Tonks volvió a reír. Fue un poco más genuino y alegre ésta vez, aunque aún había cansancio en sus ojos que le recordaba a Nova de sí misma cuando la separación había ocurrido al principio.
—De hecho, iba a comprarte una. No te preocupes—, Tonks ordenó otras dos cervezas de mantequilla a Rosmerta y Nova le dio una mirada de agradecimiento —. Estaremos bien, Nova Nott.
Nova se encogió de hombros, no creyéndole por completo, pero sabiendo que si la vida le tenía una mínima compasión, debería mejorar en algún momento en lugar de solo empeorar. Tenía que haber algo que hiciera que todo valiera la pena. Y tal vez era dramático pensar en eso a los dieciséis años, ¿pero ser adolescente no se trataba de eso? ¿La angustia por la que Fred y George la molestaban constantemente?
Tonks de repente volvió a reír, con un poco más de humor ésta vez —. Qué curioso. He estado negando que me gusta alguien por años cada vez que alguien me preguntaba, y aquí estoy, contándote todo. Tienes un efecto en la gente, Nova.
Nova alzó las cejas —. O tal vez tú necesitabas liberar tu enojo. Merlín sabe que he estado imaginándome tirándole dardos a Weasley desde nuestra ruptura.
Las cejas de Tonks se levantaron —. ¿Dardos? Bastante muggle de tu parte.
—Fred y George me los mostraron. Casi perdí un ojo.
Las mujeres terminaron sus cervezas de mantequilla y Nova le agradeció a Tonks por haberle comprado una. No tenía idea de qué iba a darles a los gemelos en Navidad, pero quería que fuera especial, así que iba a necesitar la mayoría de su dinero. Cuando las dos salieron de las Tres Escobas, había un hombre pelirrojo de pie afuera.
— ¿Todo bien, Bill?—, preguntó Tonks. Nova pestañeó hacia el hombre alto, que tenía el cabello largo y un aro en forma de colmillo colgando de una oreja. Bill. ¿Bill Weasley? ¿El hermano de su ex-novio? No sabía cómo esperaba que fuera Bill, pero no era... esto.
—Todo bien, Tonks. Tú debes ser Nova. Los gemelos siempre hablan de ti, así que es bueno poder finalmente ponerle un rostro al nombre.
Ella notó la forma tensa en que se encontraba de pie, como si estuviera manteniendo un ojo atento sobre algo —. ¿Ustedes están aquí para... cuidar a Harry?
Bill y Tonks intercambiaron una mirada, como si no estuvieran seguros de cuánta información querían que Nova supiera —. Entre otras cosas—, Bill decidió decirle, gesticulando hacia el castillo —. ¿Estás volviendo?
Nova asintió —. No tiene mucho sentido quedarse aquí por más tiempo cuando la mitad de las tiendas están cerradas.
—Ten cuidado, ¿sí?—, murmuró Tonks, asegurándose que Nova asintiera en respuesta —. Estoy segura que te veremos pronto, Nova.
Bill reiteró que era bueno conocerla antes que Nova comenzara el familiar camino de vuelta al castillo. La cerveza de mantequilla había aterrizado en su estómago de buena forma, dejándola con una sensación cálida que la ayudaba ya que las semanas de octubre se estaban tornando frías. Cuando ella y Theo eran pequeños y su madre seguía viva, éstas vísperas eran una celebración divertida. Elizabeth Nott hacía chocolate caliente con menta, y jugaban a las escondidas en la mansión Nott. Cuando ella murió, aquellas celebraciones se detuvieron. Theo apenas recordaba celebrar la ocasión, pero Nova lo recordaba perfectamente.
Atrapada en su ensoñación, un grito estridente desgarró el silencio a su alrededor. Nova sintió su corazón acelerarse contra su pecho. Fue tenue y agudo, por lo que seguramente era una chica, pero sus pies igualmente comenzaron a volar, con su mente vislumbrando imágenes de Draco o Theo o Blaise. Se percató que también temía por Daphne, ya que la chica Greengrass había logrado colarse en sus pensamientos recientemente para ser considerada una amiga decente a la que mantener cerca.
Cuando giró la esquina, todo lo que vio fue a una Gryffindor un año más grande que ella, gritando y deslizándose al suelo como si estuviera experimentando el peor dolor en su vida. El trío estaba allí, por supuesto, y lo que Nova asumió que era una amiga de la chica. Harry se levantó, apenas esquivando una colisión con Nova, para ir en busca de ayuda. Ni siquiera pareció haberla notado, su mente demasiado enfocada en traer a alguien. Nova corrió hasta el lado de Hermione, sosteniendo las piernas de la Gryffindor para que no se lastimara.
— ¿Qué diablos pasó?—, preguntó Nova con su voz temblando. Vio la cabeza de Weasley alzarse en su dirección ante el sonido de su voz, pero el dolor pesado en su pecho no fue suficiente para distraerla de la escena frente a ella.
—Ella...—, la otra Gryffindor intentó soltar —, ella solo... fue suspendida en el aire y entonces... comenzó a gritar...
—Sosten su brazo, asegúrate que no pueda golpearse a sí misma—, ordenó Nova a la Gryffindor, quien asintió e inmediatamente hizo caso.
La chica era alguien que Nova reconoció de la A.D., pero no podía recordar su nombre. Debía admitir que, cuando estaba en la A.D., solo se había concentrado en Weasley y con quien sea que él se asociara, así que dejó el asunto de remembranza a él. Sin embargo, a Nova no le importaba su nombre mientras observaba a la pobre chica temblar en el suelo. Solo esperó que Harry trajera a alguien lo suficientemente rápido como para que pudieran ayudarla.
— ¡Retrocedan!—, Nova escuchó a alguien gritar y reconoció la voz de Hagrid inmediatamente —. ¡Déjenme verla!
La cabeza de la Gryffindor se disparó hacia arriba ante el sonido de un adulto —. ¡Le pasó algo! No sé qué–.
Hagrid ignoró a la chica, y en su lugar observó a la que estaba en el suelo. Sin emitir palabra alguna hacia los adolescentes alrededor, la levantó como si no pesara más que un elfo doméstico y corrió en dirección al castillo. Los cabellos sobre el cuerpo de Nova se erizaron cuando escuchó el grito de la Gryffindor disiparse en la distancia.
Mientras el resto de ellos se colocaban de pie, aún afectados, Hermione se acercó a la Gryffindor que estaba llorando —. Eres Leanne, ¿no?—, las lágrimas de la chica no pararon, pero ella asintió ausentemente —. ¿Pasó de un momento al otro? ¿O–?
—Fue cuando ese paquete se rompió—, lloró Leanne, señalando al paquete de papel marrón que descansaba sobre el suelo. Nova podía ver algo brillando en su interior, recordándole a algo similar al collar esmeralda de su madre que actualmente rodeaba su cuello. Antes de que pudiera comprender lo que pasó, vio a Weasley acercarse al paquete y ella estiró su mano para golpear la cima de su cabeza.
— ¿Por qué diablos fue eso?—, gritó él, girándose para mirarla confundido.
— ¿Además de lo obvio? ¿Estás intentando tocar algo que está maldito?
— ¿Por qué te importa?
— ¡No es el momento, Weasley!
—Vi eso antes—, interrumpió Harry, colocándose sobre sus rodillas e inspeccionando el paquete sin intentar tocarlo como Weasley lo había hecho. Ahora que Nova podía verlo un poco mejor, notó que de hecho sí era muy similar al collar de su madre, excepto porque tenía un ópalo oscuro en lugar de una brillante esmeralda verde —. Estaba en el mostrador de Borgin y Burkes. La etiqueta decía que estaba maldito. Katie seguro lo tocó—, miró a Leanne, que seguía llorando sin control. Hermione tenía su cuerpo atrapado bajo su hombro en un medio abrazo que lucía incómodo —. ¿Cómo consiguió esto Katie?
—Bueno, por eso estábamos discutiendo. Volvió del baño de las Tres Escobas con el, dijo que era una sorpresa para alguien en Hogwarts y que tenía que entregarlo. Lucía extraña cuando lo dijo... oh, no; oh, no. ¡Apuesto a que tenía un Imperius y ni siquiera me di cuenta!—, Leanne empezó a llorar con más fuerza, apoyándose en Hermione en busca de más apoyo.
Nova sintió la culpa nublarla inmediatamente. Había estado en las Tres Escobas, tan ocupada hablando con Tonks que ni siquiera notó nada extraño o fuera de lo normal. ¿No se suponía que debía estar ayudando con mierda como esta? Sabía que Dumbledore le había pedido que ayudara específicamente con Theo y Draco, pero eso no significaba que podía quedarse sentada como una inútil mientras cosas malas pasaban a su alrededor.
— ¿No dijo quién se lo dio, Leanne?—, preguntó Hermione gentilmente.
—No... no quiso hacerlo... y le dije que estaba siendo una estúpida y que no lo llevara a la escuela, pero no me estaba escuchando y... y entonces intenté quitárselo... y– y—, sus palabras fueron interrumpidas por un sollozo que reverberó a su alrededor.
—Será mejor que nos dirijamos de vuelta a la escuela—, le dijo Hermione a Leanne, sobando su hombro de forma reconfortante —. Podremos descubrir cómo está. Vamos...—, las dos comenzaron a caminar de vuelta a Hogwarts, Leanne aún llorando mientras las dos avanzaban.
—No podemos dejarlo aquí—, dijo Nova, ignorando los ojos de Weasley sobre ella mientras se quitaba la bufanda de alrededor de su cuello con delicadeza y se la pasaba a Harry —. Recógelo con esto. No voy a acercarme a esa maldita cosa.
—Buena idea—, dijo Harry sin ceremonias, como si solo estuviera prestando atención a medias mientras tomaba el collar con la bufanda verde de Slytherin. El color lucía insólito en las manos de Harry, como si no perteneciera a la compañía de su piel —. Necesitaremos mostrarle esto a Madam Pomfrey. ¿Necesitas esto de vuelta inmediatamente?—, preguntó Harry, señalando la bufanda ahora atrapada bajo su brazo.
—No, ve y úsala. Y entonces... bueno, supongo que solo quiero que la quemes después de esto. No quiero volver a tocarla.
Harry le envió una sonrisa porfiada —. Quemar algo Slytherin... puedo divertirme con eso.
—Qué gracioso, Potter.
Harry comenzó a caminar hacia Hogwarts, dejando a Nova y Weasley siguiéndolo detrás incómodamente. Estaban al menos separados por dos metros, siguiendo a Harry mientras Nova temblaba por el frío. Octubre no era el mes más frío que había pasado, y ya que era solo la primera semana del mes, el calor de septiembre aún permanecía ligeramente. Pero tenía frío sin su bufanda, y observó a Harry con envidia mientras él sostenía la bufanda bajo su brazo asegurándose de que el collar no se cayera.
Antes que pudiera comprenderlo, un pedazo de textil ingresó a su campo de visión.
Nova pestañeó y enfocó su visión sobre la tela. Era de un suave color celeste, lo que resultaba curioso ya que hubiera esperado que fuera de un rojo Gryffindor. La mano que sostenía la bufanda la miraba con nervios, como si ella fuera a tomar la prenda para solo pisarla —. Estoy bien—, espetó ella, necia, cruzando sus brazos por sobre su pecho.
—Puedo escuchar tus dientes temblando desde aquí. Solo tómala—, él agitó su mano ligeramente, la fabrica moviéndose a la par.
—No la quiero.
—Por favor, tómala.
—No.
—Eres la más testaruda–.
—Termina la oración, Weasley. Te reto.
— ¡Oi!—, gritó Harry frente a ellos, girándose para mirarlos —. ¿Podrían elegir otro momento para su pelea de novios? Creo que no necesito recordarles lo poco importante que es en este momento en particular.
—Te di mi jodida bufanda. Puedo pelear con quien quiera, muchas gracias—, pero ella arrancó la bufanda celeste de las manos de Weasley y la enredó alrededor de su cuello. Instantáneamente, se sintió un poco más protegida por la tela. No se atrevió a darle las gracias, pero cuando lo miró de reojo, no pareció que él esperara recibirlas.
—Malfoy sabe sobre este collar—, dijo Harry de repente —. Estaba en una funda en Borgin y Burkes cuatro años atrás, lo vi observándolo mientras me estaba escondiendo de él y su papá. ¡Esto es lo que estaba comprando el día que lo seguimos! ¡Lo recordó y fue a buscarlo!
Los ojos de Nova se entrecerraron —. ¿Estás bromeando?
Incluso Weasley lucía escéptico —. Yo– no lo sé, Harry. Mucha gente va a Borgin y Burkes... ¿y esa chica no dijo que Katie fue al baño de chicas?
—Dijo que volvió del baño con el, no necesariamente lo obtuvo en el baño.
—Estás bromeando. Por favor, dime que estás bromeando—, espetó Nova, sus brazos ahora cruzados por una razón completamente distinta —. ¿Desde cuándo crees que Malfoy es capaz de colocar la maldición Imperius sobre alguien? Eso es un poco más que hacer bullying, ¿no lo crees?
—No lo viste este verano en Diagon Alley, Nova–.
—No, no lo vi. Pero eso no significa que fue y maldijo un collar, Harry. ¡Eso es una locura! No tienes pruebas.
— ¿Y tú sí?—, preguntó Harry. Era una pregunta válida, pero Nova no estaba de ánimos para buscar su aprobación. En ese mismo momento, estaba lista para arrancar la cabeza del cuerpo de Harry.
—Porque todos los hijos de Mortífagos son personas horribles, ¿no? Porque somos tan capaces de maldecir algo para controlar a alguien. Merlín, no puedo creer que me involucré en esto—, comenzó a caminar más allá de Harry, sus pasos decididos y rápidos.
— ¿A dónde vas? ¿No vienes con nosotros?
—Nope. Quédate con la jodida bufanda, Potter. Ya no me importa.
Se cruzó con McGonagall en el camino, diriguiéndose apurada hacia los chicos, pero Nova ya estaba lejos, su mente oscurecida y tormentosa, y lágrimas traicioneras ahogaban sus ojos. No obstante, podía controlar las lágrimas de ira. Lo había hecho durante toda su vida.
Volvió a su dormitorio antes de recordar la bufanda celeste alrededor de su cuello. Acabó en el fondo de su baúl, junto con un grueso sweater azul que no había tocado en casi cuatro meses.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro