[ No deberías tener miedo, le darás más fuerza para dañarte y sabrá con excelencia tú punto débil.]

❛Kim Tae Hyung❜
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Nunca pensé que llegaría a un sitio como este y tampoco creí que mis padres me hayan dejado en un jodido lugar de esta manera, son unos hijos de puta que no tiene la menor idea de toda la mierda que hay en mí y ellos creen saberlo.

Donde quiera que veía era solamente de color blanco, encerrado en cuatros paredes sin ver la luz del día. El lugar que llaman habitación era una mierda, sentía que se volvía más pequeño hasta el punto de que el pánico me enrede nuevamente.

Tenía miedo por qué no entendía que hacía en un lugar así y también por dejar que alguien controle su mente a cada segundo sin tener la menor idea de que el haya hecho semejante cosas tan peligrosas.

Luego de todo lo sucedido en poco tiempo deje el colegio no podía ir a un lugar con muchas personas por el simple hecho de que me enfermaba, me aleje de todos. Desde el día que tuve que sufrir en ese maldito callejón  mi vida cambió por completo de un abrir y cerrar de ojos.

Ese día siempre estará grabado en mi mente y lo único que podía hacer era dejar que el ser que se encuentra dentro de mi, controle absolutamente todo por qué no tengo las fuerzas para seguir adelante.

No podía creer que con mis propias manos haya asesinado a un chico en el mismo callejón donde fue el peor momento de mi vida, le arranque los ojos y murió desangrando. No fue mi culpa yo no lo hice, no quería hacerlo.

Todos se volvió un maldito infierno, ahora que me encuentro en un internado me reír de mí mismo por ser alguien tan débil y dejar que me controlen como quieran.

Deje aún lado toda la mierda de mi alrededor y me enfoque en decir que estaba bien y no estaba loco como solían decirme, estaba jodidamente bien. Los únicos locos son las personas que viven un mundo de puras iluciones y la muerte es la realidad de todo.

– No estoy loco.... Estoy bien.
Digo para mí mismo con una sonrisa de oreja a oreja en el rostro.

Lo que deberían estar aquí son mis padres que trabajan como burros sin siquiera tener la menor idea de la mierda que están haciendo, tiene todo lo que quieren pero no les sirve de nada por que tarde o temprano van a morirse y todo lo que han hecho se irá a la ruina.

Mal gastan sus vidas en cosas sin sentidos, se creen que son felices en una burbuja de mentiras. Mientras ellos están afuera yo estoy aquí dentro por sus culpas, de solo imaginar sus nombres me revienta de la maldita rabia por dentro.

No tuvieron el valor de preguntarme por qué razón me pasaba esto y su única solución fue encerrarme en este lugar que me estaba volviendo cada vez más loco, voy a volver a cometer un peligroso error nuevamente.

Con mis dos manos cubro mis oídos cansado de escuchar esas malditas voces dentro de mi cabeza, no me dejaban en paz en ningún momento. La desesperación me envuelve y los temblores en mi cuerpo llegaron tan rápido.

– ¡SALGAN DE MI PUTA CABEZA!
grito desgarrando mis cuerdas vocales.

No lo pensé dos veces y me acerco a la pared para golpear mi cabeza repetidas veces en el mis lugar hasta visualizar como la sangre se desliza por mi rostro, la puerta de la habitación se abre y dos hombres se abalanza a mi. Uno trato de agarrarme de los brazos pero fue imposible cuando muerdo su mano arrancado un pesado de carne.

El grito llegó a mis oídos y las risas salían de mi boca ocasionando eco en el lugar tan pequeño como lo era mi habitación del internado, no se dieron por vencido y nuevamente me sostienen. El puto hombre que le faltan un pedazo de piel en su mano saco del maletín una enorme inyección poniendo la grande aguja entre mi cuello.

Trate de sacar esa aguja que estaba perforando mi cuello sintiendo como entraba un líquido espeso, recibí una bofetada de parte de uno de ellos dejando una marca roja en mi mejilla. Escupo la sangre con impotencia de mi boca a causa del golpe que recibe por ese imbécil.

– ¡QUÉDATE QUIETO JODER!.

No podía para de reírme y los ojos se cerraban de apoco sintiéndolo pesados, el piso estaba manchado con sangre del hombre que salió rápido de la habitación para curar ese herida que provoque por miedo a que se infecte.

La oscuridad se asomaba de apoco cada vez que parpadeo y cierro los ojos a cada segundo, caí inconsciente al piso golpeando mi cabeza en el frío suelo. Estaba hecho mierda pero no dolía en lo absoluto después de todo lo que eh pasado no es nada comparado.

[Nadie sabe nada de ti más que tú mismo.]