Bad End Capítulo 2
Titulo del capítulo:
La mente corrompida de Doctor Strange
El proceso de lavabo de cerebro de Stephen también fue bastante lento, tortuoso, y de lo más alocado. Pero sin duda, fue muy despiadado, el peor dolor que pudo haber sufrido en su vida entera. Encadenado en todo el cuerpo, delirando en dolores psicológicos y físicos, el cuerpo entero le aullaba en dolor, en especial la cabeza, sentía que le iba a explotar en cualquier momento, las cadenas le raspaban la piel por lo oxidadas que estaban, y frías, muy frías...La forma en que el lavabo de cerebro funcionó en él es que en el proceso, su alma se iba alejando cada vez más de su cuerpo, adentrandose en los rincones profundos de la penumbra eterna de un purgatorio, teniendo las peores torturas, inhumanas que la existencia había conocido. Por estas razones, Stephen gritaba desgarradoramente casi todo el tiempo en la celda que lo mantuvieron, a veces se quedaba afónico, con lagrimas en los ojos, teniendo fuertes tics en su cuerpo, claro signo que perdía más la cordura, el tono de sus ojos conforme pasaban los días se iban tornando en rojos, como pasó con Steve Rogers una vez.
Los científicos, Zola y Red Skull lo vigilaban desde la cabina metros y metros mas arriba de la prisión donde se encontraba, él tenía luz mínima, solo se podían oír sus gritos de horror y dolor puro, sintiendo su alma en el mundo de los espíritus ser torturada, abriendo su panza, removiendo sus órganos, amputandole extremidades y cosiendolas en otras partes del cuerpo, despellejando su piel de la espalda, echandole ácido sulfúrico después, clavando agujas en sus ojos, abriendole el cuello para sacar su tráquea desde el enorme corte, su cuerpo físico sentía todo eso, por eso gritaba y se retorcía en las cadenas. Hasta que...Una noche, su alma finalmente se rindió ante tanta tortura. Hydra hizo una enorme equivocación al tratar de lavarle el cerebro de esta forma, no hicieron un hechicero poderoso y muy peligroso a favor de la organización, tratando de protegerla y servir para ella, oh no...Crearon un monstruo descontrolado, totalmente desquiciado, sin mente racional, sin poder diferenciar entre lo bueno y lo malo, un psicópata total, con las técnicas de tortura del mundo astral totalmente aprendidas, listo para ponerlas en práctica, un monstruo que en sus ojos se puede ver la misma muerte, la peor muerte que pudieras tener a manos del Doctor Stephen Vinncent Strange. Crearon una bestia, con hambre...Mucha hambre.
Y por esto mismo, lo dejaron ir, que vaya a hacer sus atrocidades, después de matar a 10 soldados de Hydra con sus antiguos hechizos, pero "actualizados" de una manera más macabra. Stephen regresó a Nueva Jork a su propio Santuario, haciendo de él un santuario de sangre y muerte. Para su fortuna, pudo empezar su matanza rapidamente, encontrando víctimas perfectas, perdidad por las calles. Parte de los recuerdos de su alma se mezclaron con la demencia corrompida de su cuerpo, y para torturar a sus pacientes, les hacía "cirugias" dignas del Escuadrón 731. Los inmovilizaba, los dejaba despiertos, marcaba los sitios donde iba a operar, y comenzaba el proceso, o mejor para él, la fiesta. Tomaba la sierra eléctrica de cirugía y empezaba a cortar.
Sangre salpicaba por doquier, manchando su tapabocas que por detrás escondía una enorme sonrisa, oyendo como la persona, sea mujer u hombre, sus gritos casi inhumanos del horror y dolor indescriptible. Abría su pecho, y comenzaba a remover órganos y huesos, clavando costillas a los propios pulmones o al corazón, esparciendo sangre como una fuente humana, todo, absolutamente todo sin anestesia. Para mantener despiertos a sus pacientes, les inyectaba adrenalina al cuello o abría sus parpados completamente con clips.
Sacaba sus intestinos, y formaba diferentes cosas con ellos, como si fueran globos, y los usaba para decorar el lugar. Para amputar extremidades, tomaba un hacha, tensaba bien la carne, y empezaba a cortar, le gustaba el hacha porque era lento y doloroso, también usaba la sierra electrica de vez en cuando.
Cuando más quería, colgaba a las víctimas de los pies, como un saco de boxeo, y les cortaba la cabeza con la motosierra que tenía, solo para que, cuando estuvieran decapitados, su sangre cayera, como una ducha humana, sobre él, sosteniendo la cabeza del recién asesinado. Aun tenía sus creencias al consejo de Hechiceros Supremos antepasados, y les ofrecía las cabezas que él mismo cortaba, a veces partiendo en dos a las personas con los lazos brillantes de sus hechizos, arrancando sus piernas y brazos. Los que entraban gritando y llorando al Santuario de la Sangre, ya nunca salían, y sus gritos quedarían ahogados en las paredes llenas de órganos y sangre, Stephen a causa de su locura y lavado cerebral que terminó muy mal, habia deshonrado la cultura y la magia de Kamar Taj.
Y ahora Tony Stark se dirigía hacia allí, sin saber que lo estaba esperando.
Apenas entró, sumido en la oscuridad, sintió el suelo mojado sobre sus botas, y pisar cada vez mas cosas biscosas, el olor era increíblemente repugnante, le daba hasta mareos y naúseas, se tuvo que tapar la nariz con el cuello de su camiseta, sacando su telefono y alumbrando con la linterna. Al solo ver que todo estaba mojado en sangre, órganos esparcidos por todas partes, corazones y cabezas colgadas del techo y las paredes, lo horrorizó completamente, palideciendo al instante, temblando levemente en sus jadeos, su mente ahora estaba dividida en dos opciones: Irse pitando de allí y que le den por culo al hechicero, o quedarse y encontrarlo, hacerlo entrar en razón. Unos pasos se acercaron corriendo detras de él, y no tuvo tiempo suficiente para siquiera voltearse.
-- Jajaja! No tuve ni siquiera que pedirlo... -- Rió malicioso y ronco el hechicero, con su lazo enrollandolo en el cuello de Tony y halandolo hacia el para darle fuertemente en la cabeza con su rodilla, dejandolo semiinconsciente, él tratando de pelear de vuelta, pero apenas pudo hacer algo y mas golpes lo dejaron sin aliento y conciencia, cayendo finalmente al suelo.
Stephen mirandolo sonriendo de oreja a oreja, sus ojos rojos llenos de locura y matanza, se agachó a tomarlo de los brazos, arrastrandolo a la cámara de tortura, que estaba al otro lado del Santuario, pero era totalmente paciente...
La cabeza le dolía fuertemente por los golpes, sus oidos pitando, cada vez menos, aturdido y adolorido, inmovilizado en la camilla metalica, en posición de X, con una intensa luz encima suyo. Tony alzó la cabeza como pudo, no pudiendo reconocer donde estaba ni un poco, hasta que Stephen apareció por la puerta, sonriendole de forma psicópata y maliciosa. Aun no se podía creer en qué el mejor hechicero del mundo se había convertido gracias a Hydra, tenía que remediarlo.
-- Oh buenos días, Tony Stark. -- Dijo Stephen deteniendose a su lado, sin dejar de mirarlo sonriendo. -- Jamás me imaginé que terminarias aquí, en mi camilla, en mi Santuario, a punto de ser operado por mi persona!
-- S-stephen...Escucha...
-- Oh, el mismo Tony Stark, sería todo un honor, un trofeo tener la mente más inteligente del mundo, tener tu corazón en mis manos...En mis propias manos, hee hee... -- Rió levemente apretando sus puños, como si ya se imaginara teniendo el corazón del castaño en sus manos. Tony en ese momento reparó que no tenía ropa de la cintura para arriba, con lineas de marcador en su pecho, atravesando todo su reactor hasta el inicio de su abdomen.
-- Stephen...
-- Días y dias sin poder hacer nada, las calles están vacias! -- Gritó casi para si mismo pateando una lata de Red Bull que había en el suelo, pero al instante se volteó a mirarlo sonriendo. -- O eso pensaba...Hee hee hee~
Tony se sorprendió poniendo los ojos como platos al ver cuando se volteó de nuevo el hechicero, su pobre capa roja algo rasgada y dañada en los extremos.
-- Leví...
-- Mm? Oh si. Él y yo hemos sufrido bastante en la base de Hydra, si que si... -- Inició el hechicero, acariciando el cuello de la capa suavemente. -- Pero nos abandonaron por ser un experimento fallido, no me importa, no nos importa! Estamos mejor que nunca, siguiendo las creencias del Consejo Estelar y la magia de Agamotto, dandoles ofrendas todos los días... -- Dijo sonriendole de nuevo de forma siniestra, apretando el cuello de la capa, haciendo que esta se retuerza del dolor, pero a los segundos la soltó, y puso sus manos en el pecho del millonario, tanteando su reactor.
-- Éste realmente es tu corazón, Stark? Es tu corazón, eh?! -- Al ver que Tony no respondía del creciente y disimulado miedo, continuó hablando. -- Claro que no. Claro que no es tu corazón, no! -- Gritó Stephen, para tomar el reactor en su mano y arrancárselo de un fuerte tirón, sacando de Tony un grito ahogado y un sobresalto. -- No lo creo realmente. No quiero ver tu corazon en solo este agujero, lo quiero ver entero. -- Replicó sonriendo el hechicero, metiendo la mano en la cavidad del reactor y tocar levemente su órgano vital, Tony dio otro respingo estremeciendose. Stephen saca rápido la mano sin dejar de sonreír y va a por la sierra quirúrgica de la mesita, acomodandose los guantes primero. El castaño apresado al ver aquello, con la débil fuerza que le quedaba trató de retorcerse en la camilla.
-- S-stephen! Stephen, escucha...
-- Tener tu cerebro en mi sala de reliquias, valdría la pena... -- Murmuraba casi para si, volteandose a mirarlo y prueba la sierra encendiendola varias veces, el desgarrador y chirriante sonido invadiendo toda la sala.
-- Stephen porfavor! Despierta de esta pesadilla, así no es el hechicero que todos conocemos! -- Tratando de razonar con él. -- Piensa en qué...Pensaría tu maestra de ti mientras haces todo esto! Tú proteges vidas, no las arrebatas de la peor forma posible...
-- No soy el hechicero que era, cierto, pero soy alguien mejor. -- Respondió Stephen acercando la sierra a los bordes del metal cilíndrico de su pecho.
-- Piensa en aquellos que amas y te quieren! Christine...
-- Chritine está muerta. Dale un saludo! -- Dijo sonriendo señalando el cuerpo crucificado de la chica, con la mandibula arrancada y todo el torso abierto, sus órganos, algunos salidos de su cuerpo y los ojos inundados en sangre. Tony casi se desmaya de la impresión y el horror con solo ver aquella atrocidad, pero no tenía tiempo de pensar, necesitaba decir algo más que perdiera a Stephen, aunque sea solo unos segundos para poder escapar.
-- P-piensa...Piensa... -- No se le ocurrió algun otro nombre, con el corazón martillándole contra el pecho, casi sentía que se le iba a salir, cuando lanzó un grito desgarrador de un dolor indescriptible, de tu piel empezando a ser abierta a punta de dientes de una afilada hoja penetrando tus nervios, aullando del dolor. Sangre al instante empezó a salpicar a todos lados, aunque a pesar del infinito y endemoniado dolor, gritó con todas sus fuerzas recordando el nombre de la pareja actual del hechicero.
-- ROSS! RECUERDA A EVERETT ROSS!!!
-- !!!
Stephen abrió los ojos como platos, apartando unos centímetros la sierra del pecho del inventor, quedandose unos segundos congelado, el corazón dando un vuelco y el alma sobre los pies. Tony no se hizo esperar más y con su guante de la armadura, disparó a los controles que activaban las correas metalicas sobre sus muñecas y tobillos, que se abrieron y disparó al instante al hechicero, dandole pleno en el ojo, que lanzó un grito del dolor echandose para atrás, llevandose las manos a su globo ocular, que ademas de quemarse empezaba a sangrar abundantemente. Aquello le dio bastante tiempo para que Tony se levantara con mucho sufrimiento y esfuerzo, apuntandole para disparar si era necesario, aunque el hechicero psicópata se encontraba en el suelo, quejandose y gimiendo del terrible ardor. El castaño inventor se tapaba la herida con la manga de su chaqueta, tratando de que no sangre mas, aunque ya estaba pálido, mirando a Stephen, que de su mano empezaba a brillar sus símbolos magicos.
-- P-porfavor no, Stephen...Recuerda al Agente Ross...Acaso él estaría contento y orgulloso de lo que haces? Sería que él siempre quiso que asesinaras gente inocente de esta manera?
-- Everett... -- Murmuró el hechicero supremo, temblando, Tony no supo si lo hacía del dolor o del miedo, quizá ambas cosas. -- N-ni siquiera sé donde está...Se...
-- Está con el resto de la población de la ciudad, encarcelada y amenazada a muerte, quizá torturada y sufriendo... -- Le interrumpió el castaño mirandolo jadeando y tratando de calmarse. -- Si piensas pelear conmigo, pero no por mi o por Steve que lo voy a salvar...Al menos hazlo por Ross, podrías encontrarlo, estar con él, no lo lograrás estando aquí matando gente...Ven conmigo
Stephen duró unos largos minutos en silencio, con un hechizo curando la herida de su ojo, volteandose de rodillas a mirarlo, la mejilla mojada en sangre.
-- Como piensas entrar a la base de Hydra en primer lugar...?
-- Por eso mismo acudí en tu ayuda, pero veo que...Estás hecho mierda por su lavado cerebral. Mejor vuelvo a la torre y hago otro plan, dudo que seas útil para mi o para ti en este estado. -- Le replicó seriamente Tony, bajando la mano y desactivando el guante, yendo caminando a la salida de semejante infierno, dejando al hechicero en el suelo, cabizbajo y pensativo.
Justo cuando estaba abriendo la puerta para irse, sintió unas palmaditas en su hombro y se giró en redondo, viendo la capa de Levitación flotar delante de él, y volviendose a Stephen, apoyado en una de las mesas, como si una pequeña, una muy pequeña parte de su alma, estuviera aún presente en su mente corrompida.
-- Puede que esté demente...Pero si se trata de recuperar los que amo...En eso, puedo ayudarte a entrar...
Tony lo miró impresionado y a la vez sonriendo, ya se estaba esperando algo así de las tipicas historias, relajando su expresión. -- No solamente para entrar, sino para hallar la cura del control mental que sufres tú y los demás que fueron sometidos a tal tratamiento. No te pido que lo hagas todo, obvio te voy a colaborar también.
-- Está bien...Qué hacemos de primeras?
-- Primero que todo, te ayudaré a limpiar un poco este Santuario, porque no pienso idear planes en este matadero humano.
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