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Capitulo 5: PRIVILEGIO DE AMAR

Kagami se siente miserable porque sabe que engaño al moreno, oculta la marca en su cuello no por vergüenza, sino porque no sabe cómo actuar. Se asegura de usar un collar, pero sabe y se da cuenta con un análisis rápido de que está esperando un bebe.

Era algo que estaba buscando, porque nadie le aseguraba que encontrase al amor de su vida a la vuelta de la esquina. Qué; así como podía conocerlo al día siguiente, podría ser en varios años.

A pesar de haber tenido una buena; y cara, transición de alfa a omega, se le había indicado que tendría un limite de fertilidad. Ya había pasado los mejores años de su vida gastados en la escuela y su trabajo.

Así que se decidió buscar a su deseado bebe en un banco de esperma. Había hablado de sus motivos y sus acciones para seguir estando con Kouki en la entrada del edificio departamental una tarde después de que volvían de caminar.

No le vio problema, pero sin darse cuenta se había topado con el periódico del lugar, es decir, un par de vecinas.

Una de las disparidades entre un omega nacido como tal y un cambio químico, era que aun conservaban ciertos rasgos de sus anteriores castas. Un alfa cuando cambiaba a omega podía tener reminiscencias de su fuerza, su musculatura, y sobre todo, su resistencia contra las feromonas y la voz.

Un beta a omega era mil veces más difícil porque en general su casta era neutra, así que la transición era aún más difícil y un beta a un alfa precisaba de muchos medicamentos por el resto de la vida, por lo que no era recomendable, de un omega a alfa era imposible, por el contrario era muy fácil volverse betas.



Así que cuando Aomine le asalto con una bomba de feromonas excitantes y que exigían su sumisión, había estado mayormente consciente.

Después de ese fin de semana de sexo, Kagami siendo besado hasta la falta de oxigeno con ese cuerpo cuerpo de adonis y sus labios sobre cada parte de su piel, tomando esas feromonas incluso sus pensamientos cuando estaba despierto como supuesto rehén.

Intento converse a si mismo que su relación no podía ser, que la marca en su cuello desaparecería por la fuerza ya confirmada de su antigua casta. Pero a su vez estaba ahí, el deseo de una pareja que le amara, que esperaba con amor al igual que el a su cachorro, que compraran juntos las cobijitas de nubes y ropa con motivos de pelotas de básquet ball.



Sin embargo; Kagami no pudo ver a Aomine la semana después de su amorío, después paso un mes y; para cuando se dio cuenta ya habían pasado dos meses.

Eso le dijo mucho mas de lo que había esperado sobre lo que había sucedido esa noche, es decir, que no había importado nada.


Aomine estaba realmente molesto.



Sabia que no era su culpa, que; aunque había habido un factor humano en el problema, no tenía con quien descargar su ira como quería.

Solo estaba yendo a la universidad porque había tenido problemas con su titulación en psicología criminal, pero lo cierto es que ya era policía en vías de subir a detective.

Al parecer hubo un problema con la numeración de su matrícula, mucha papelería que cambiar para arreglar lo que el problema pudo causar.



Además de eso; tenia un nuevo caso entre sus manos, que implicaba la desaparición de una tonelada de feromonas sintéticas de alfa, que fungían muchas veces como agentes de droga para abusar de omegas.

Estaba tan inmerso, en ese caso que los días pasaron con rapidez. A penas volvía al departamento y lo que le era aún peor, apenas podía ver a Kagami.



Podía oler que un cachorro se estaba gestando en Kagami, pero también hay un sutil aroma a otro alfa, ese aroma que había estado pululando alrededor desde que ambos omegas se mudaron, no sabía cómo sentirse porque era bien sabido por el que quien vivía con Kagami era un omega embarazado; al que ha visto de lejos. El trabajo, el cansancio, las noches sin dormir, la necesidad de tener a Kagami y a su cachorro cerca lo tenían al borde de un episodio feral. *

Después una mañana que le pareció eterna; Aomine volvía tarde a su departamento. Sale del elevador y a pesar del cansancio, va con la firme convicción de hablar con Kagami de una buena vez, pedirle que se muden juntos e incluso llegar al matrimonio.

Sin embargo, ve a el compañero de piso de su pelirrojo a unos metros entre el elevador y la puerta de su hogar.



-¡Oí! ¿Estás bien? - le pregunta mientras se acerca



-Si, fue solo un pequeño dolor-



Aomine frunce el ceño, olisqueando un aroma que ha olido antes. Ese como pasto recién cortado y mar. Su mente cansada intenta decirle algo, pero la ignora en pos de ayudar al omega con las bolsas que este lleva, lo acompaña a su hogar previo a pedirle permiso; además claro que podía ver más de cerca el lugar donde vive Kagami y; si su suerte es favorable, pudiera verlo.

Aomine se queda cuando un poco más a pesar de que Kagami no está, pues se da cuenta que está en problemas.



-¿Esto es normal? Tengo una hermana y... bueno, yo no recuerdo... ¿De cuánto estas? - le pregunta Aomine un poco nervioso



-7 meses... n-no ha dejado de causar molestias desde esta mañana, creí que podría p-pero... ¡Ahh! -



-¡¿Estas bien?! ¡¿Qué pasa, donde duele?!- dice Aomine, alarmado cuando siente el sabor de la sangre bailar en sus labios



-Mi... mi bebe- escucha sollozar al omega -Por favor... n-no permitas que le pase algo a mi bebe-





Aomine entra en un modo defensivo, sus instintos alfa le exigen que ayude al omega que sufre, no son nada mas que conocidos, pero su entrenamiento como policía, sus instintos proteccionistas, le exigen esto.

No duda y lo carga entre sus brazos, siente como vibra su teléfono en el bolsillo, pero lo ignora. Agradece tener una llave de elevador especial que; al ser insertada en la ranura de emergencia, este baja hasta el lobby sin detenerse. Ventajas de ser policía.

No se detiene hasta que su coche derrapa en la entrada del hospital, saliendo con un embarazado desesperado al borde de la inconciencia.



Este le da el numero de Kagami, lo cual agradece con locura muy dentro de su interior. Por desgracia el pelirrojo no contesta, mas se asegura de dejarle un par de mensajes y el lugar en donde esta su compañero de piso.

Pasa una hora, y es solo en ese momento que recuerda que su teléfono había estado sonando con insistencia al momento de que llego. A pesar de ello, no pudo ponerse en contacto con quien llamaba, pues el medico se había acercado a él es ese momento.

La realidad de lo que escucha lo deja helado, no solo porque quien pensaba que era un omega no lo era.



Primero, le dio escalofríos agradeciendo se 100% el top de sus relaciones, dos; que agradecía no gustar de los deltas; lo cual vibro en su mente con algo que era importante pero no podía recordar.



Y lo mas importante, si el compañero de Kagami era un alfa embarazado ¿Qué había de Kagami?



Antes de escucharlo u olerlo, lo sintió. La desesperación, el pulso agitado, el miedo.



Kagami lo ataca a preguntas, esta asustado, nervioso y lo que es más; Aomine sabe que esta embarazado, siente los latidos del corazón del cachorro crecer fuertes y aunque sabe que es suyo, en su mente recuerda que desde un principio Kagami solo buscaba un embarazo desligado del padre.



-¿Estas con él? - le dice con su voz



-No - escucha como respuesta



Pero eso no es eso lo que lo hace encresparse, sino el hecho de que Kagami le respondiera de esa forma, sin la sumisión esperada de un omega, sin presentar su cuello, sin dejar de verle con esa ferocidad que tanto le había gustado desde el principio.



-Tu... - comienza a decir -¿Qué eres? - Aomine ve el dolor en la mirada del pelirrojo, siente por la conexión el lamento, pero no es un omega, no. -¿Alfa...Como? -



-Yo... perdón, no tenia como explicarte. Si me dejas te... -



Aomine no deja que termine su frase. Siente una traición hundirse en su pecho, nublar sus pensamientos, toma por inercia su teléfono y ve una dirección. Es Momoi indicándole con urgencia que acuda en ayuda de Akashi.



Lo cual le parece extraño ya que no lo cree capaz de hacer aquello.





Aomine no lo piensa, no hasta que ve como Akashi cambia de una forma en la que nunca lo había visto antes. Esa forma malvada que le da su casta delta, como un desquiciado, pero con esa perfección que lo convierte en asesino.

Aomine a penas lo contiene cuando el mas bajo le lanza un derechazo, sus gruñidos lo amedrentan un poco, pero lo esquiva con éxito. Ve con un poco de miedo como las pupilas de su amigo son de diferente color, como sus colmillos son incluso mas imponentes que los suyos, sobresaliendo de sus labios, con ese gruñido grueso que sube desde su tórax hasta su garganta, una sentencia de muerte.





-¡¿Qué jodidos te sucede?! ¡¿Estas loco?!- le dice Aomine, un poco agitado



-¡La sangre! ¡Tienes el aroma de la sangre de mi pareja en ti! -



Es entonces que Aomine conecta los pequeños puntos que le habían llamado la atención en ciertos momentos.



Lo que parecía era un omega solo y sin pareja

Que nunca salía solo del departamento a menos que fuera por comida; como esa tarde.

Un ligero aroma conocido; el que se suponía era de Akashi.

El que Kagami lo protegiera; escudado quizá en que había sido abusado por una persona desconocida.



Y por supuesto y mas importante; el que lo había arruinado por completo con el pelirrojo.



-Esta en el hospital en el que trabaja Midorima, era el único que conocía- le dijo Aomine a Akashi, que seguía sin retraer sus colmillos y con la ira en la mirada -El padre de Midorima dijo que su casta estaba rechazando a su bebe, ya que se trataba en omega, además de que creía que no solo venia uno, sino tal vez dos-



Aomine vio como el siempre poderoso Akashi Seijuuro se derrumbaba. Inadvertidamente había encontrado a la elusiva pareja de la cual se había enamorado en una noche de intensa rutina.

No lo juzgaba, pues el mismo se había enamorado hasta el hueso de Kagami, mismo a quien había maltratado por ser un poco diferente de lo que pensaba.



-Lo arruine con Kagami... mucho-



Aomine sintió sus rodillas debilitarse, tanto que sus heridas y golpes ni siquiera le dolían. Akashi paso a su lado en dirección a su elegante limusina, decidiendo que; si quería no solo el perdón, que le amara, debía de arrastrarse y mucho.

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