Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 2.- GRITOS DE DOLOR

—Joder... me duele tanto la cabeza—


—Eso es porque no debiste beberte medio barril de saque— dijo un rubio sin levantar la cabeza


—No existen los barriles de saque Kise-kun—


—Si existieran estoy seguro que se los bebería— respondió


—Solo cállense ambos...— volvió a decir quien se quejaba, queriéndose volver uno con la mesa de la cafetería.




Luego, cuando pensaba el pequeño grupo de reunido, escucho la conmoción en la entrada de la cafetería. Todos levantaron la cabeza para ver a un pelirrojo bien conocido acercarse mas enojado que de costumbre.




—Levántate Daiki, es de mala educación recostarse así en una mesa donde se come—


El mencionado no se negó a obedecer, viendo como el pelirrojo se sentaba tranquilamente a su lado, todos en esa mesa, así como el resto de la población estudiantil lo respetaban, al menos entre ese grupo se consideraban amigos, el resto solo personas sin importancia a las que solo consideraba como instrumentos para llegar a la cima.


—Akashi-cchi, disculpa que te lo diga, pero ¿Podrías modular tu aroma? Hasta para mi es demasiado pesado—


Kise se encogió en su lugar cuando una mirada bicolor casi lo hizo caerse de la silla. Sin embargo, pudo notar que hacia lo que le había pedido.


—Es muy raro que tengas tu aroma tan descontrolado, Akashi-san ¿Sucedió algo? —


Akashi dejo sus alimentos de lado, púes era bien sabido que los enigmas son mejores que los alfas u omegas por varias razones. Tienen mejor control de su ira, sus olores, son mucho más fuertes, son capaces de controlar y elegir a quien quieran para aparearse. Y de entre todas esas cosas, tienen la apariencia y un aura dominante que desafía todas las probabilidades.

Entonces para sus amigos, el que estuviera tan disperso y poco concentrado era algo que; por supuesto les causaría no solo preocupación, sino que curiosidad.


—No es algo de lo que pueda hablar tan a la ligera— les dijo, diciéndoles con eso a su manera supuestamente amable de que no les diría nada en ese momento, pero que sin duda los consultaría.




El grupo comprendió que no diría nada afortunadamente, siguiendo cada quien con lo suyo. Seijuuro siendo quien era, estaba comenzando a pensar a mil por hora como arreglar lo que había pasado. Al ser un Delta tenia control al 100% de sus emociones, recordando que esa noche claramente no había sido así.















Seijuuro estaba terminando su carrera de negocios empresariales, era no solo el mejor de su clase, sino que el mejor de su generación. Nunca había vivido; como decía Daiki, "La vida" por lo que; alentado por sus amigos, acudió a una fiesta de otra facultad.




La fiesta fue todo lo que pensó; un lio de feromonas a punto de hacer explosión.




Ryota y Tetsuya se le habían perdido en el momento en el que menos se lo espero y de Daiki no supo nada en el momento en el que pusieron un pie en el lugar.

Se dirigió al patio del edificio donde parte de la fiesta se llevaba a cabo, su salida fue en un intento de quitarse de encima a las jóvenes omegas de cada año de todos los cursos que se encontraban ahí, necesitaba el aire fresco libre de feromonas insinuantes.




Fue entonces que le vio.




Pudo haber estado un poco ebrio esa noche, ya que Ryota le había dado un par de bebidas antes de escabullirse a alguna habitación con Tetsuya, pero estaba completamente consciente de lo que hacía, sus ojos no le mentían con la imagen que veía a lo lejos; era un alfa con seguridad, aunque su cuerpo menudo no lo demostrara, no sabía su nombre pero le vio lamiendo sus colmillos nacarados, sonriendo con satisfacción cuando vio su cara ponerse extremadamente roja con seguridad por la bebida que tenía en las manos.

Su olfato super desarrollado le mostro el aroma que capto entre muchos otros de ese alfa, no era extremadamente dominante, aunque si lo era fuerte de una mezcla poco usual entre una sensación de la brisa del agua de mar y césped recién cortado.

No se dio cuenta realmente cuando fue que uno de sus brazos se envolvió alrededor de los hombros del pequeño alfa, uso su voz persuasiva para llevarlo a donde quería, por primera vez en mucho tiempo eran sus instintos los que se hacían cargo, buscaban algo en específico y estaba en ese chico. El pobre alfa no registró que el depredador había atrapado a la presa hasta que estuvieron desnudos en una cama, Seijuuro sonreía como un loco que finalmente había conseguido lo que quería.


Su parte animal se saciaba con la sensación del cálido cuerpo del alfa.




El hombre bajo su el arrastraba las palabras debido al placer que le provocaba expertamente, gimiendo al sentir sus labios calientes en su cada parte de su cuerpo, marcándolo de su propiedad. El aliento que el joven alfa enviaba a su piel le daba escalofríos por toda su columna cuando embestía su agujero con sus dedos humedecidos sin atisbo de piedad.

Todo se sentía caliente como si su Delta se estuviera derritiendo en las sábanas mientras su gran cuerpo envolvía al alfa en una calidez que su instinto le exigía entregar.


Seijuuro no dudo en comenzar a pellizcar con sus labios los sensibles pezones del alfa mientras que con una de sus manos agarraba las caderas del hombre más pequeño, este gimió de placer, sacando sonidos que Seijuuro sabia con seguridad que este no sabía que podía hacer, mientras hacía que su mente nadara en la sensación de su aroma fuerte a especias como el clavo y canela, que salía a raudales de su cuerpo como si de su celo se tratara.




Seijuuro estaba seguro de que su compañero estaba atrapado bajo el hechizo de su casta delta, incapaz de escapar, de todos modos, no era como si fuera a permitir que lo hiciera, si sus instintos le exigían que lo devorara, lo haría sin dejar nada para nadie más.

Lentamente, su boca y lengua se movieron hacia abajo, lamiendo los casi imperceptibles abdominales del alfa, este no era un omega delicado; eso era seguro, porque cuando sus dedos encontraron esa zona que lo volvió loco le gruñó con fiereza, mostrándole también sus colmillos, tratando de arañar su piel para alejarlo de su cuerpo ya lleno de marcas, pero Seijuuro lo agarró e inmovilizo por encima de su cabeza, gruñendo con fuerza muy cerca de uno de sus oídos.

Fue el primer reconocimiento que tuvo el pequeño alfa de que estaba siendo dominado como nunca nadie había hecho.




—Estas chupando mis dedos como una buena perra— le dijo con voz ronca también perdido en el placer de saber que pronto estaría dentro de ese cálido lugar—Por dentro eres tan suave— le dio mordisco en su oreja haciéndolo gemir y que el alfa gritara de placer. No fue hasta que el macho más pequeño comenzó a rogar por algo más que se detuvo.




—Finalmente suplicando, eso es justo lo que esperaba que hicieras— Seijuuro se rió diciéndole con una voz sumamente oscura y grave sus deseos más insanos —Me aseguraré de que nunca quieras tener sexo con nadie más que conmigo, eres mío de ahora en adelante—




Cuando llevo sus labios a la zona de marca entre el cuello y el hombro el joven alfa lucho con fiereza mientras gruñía por el dominio, pero perdió lentamente cuando sintió que su trasero era invadido por un gran pedazo de carne. En este punto, sabía que su compañero estaba sintiendo la diferencia entre un alfa y un delta.

Seijuuro como el calculador que era, sabía lo que pasaría si lo mordía, sabia del vínculo y las probabilidades de un cambio, su mente racional le mostraba una bandera roja para que se detuviera, pero su instinto le exigía descendencia con la persona que se hallaba en su poder. Quería que esto sucediera uso al pequeño alfa como una muñeca, sintiendo sus bolas pesadas golpear su culo apretado por sus fuertes manos.




Estableció el ritmo brutal que sabía el alfa lo soportaría, viendo con placer descarado como este inmediatamente se sometía girando la cabeza a un lado mientras sus colmillos sobresalían con el veneno de su casta goteando sobre las sábanas. Gritaba y gemía con cada movimiento, haciéndole sentir a Seijuuro que su interior absorbía con gula la gran circunferencia de su pene. Podía sentir que como su nudo se inflaba escuchando al alfa chillar al notar el tamaño de este.

Seijuuro sabía que era más grande que la norma debido a su casta, pero sin importarle cuando el placer de quedarse bien dentro de ese agujero lo lleno por completo, viendo hacia abajo como el alfa se corría en su vientre mientras arqueaba la espalda. Seijuuro no dudo en morder y morder, asegurándose de que la marca se quedara, que un embarazo se diera sin lugar a dudas, su semen se derramó sobre las sábanas cuando su nudo comenzó a formarse, viendo con excitación como lo que había sido el nudo del Alfa se convirtió en nada.

Seijuuro rio con fuerza cuando vio como el vientre del alfa estaba lleno hasta hacerle ver una apenas perceptible barriga, el borde de su agujero enrojecido que dejaba salir su semilla con fuerza, blanca y caliente. Llevó una de sus manos a la parte inferior del abdomen y lo sintió crecer con cada minuto que pasaba hasta que se detuvo.




—Eres mío... — le volvió a decir, viendo como el alfa estaba completamente ido por el placer, el sudor y su saliva con cada marca que le había provocado —Mio...—




No dudo en poseerlo de nuevo en cuanto su nudo bajo, llenándolo cada vez mas de su semen, ayudándolo a expulsar el exceso cada vez que quería poseerlo y así en un ciclo continuo hasta que sus cuerpos desfallecieron, sin embargo; Seijuuro lo había perdido a la mañana siguiente.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro