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CAPÍTULO CINCO:
acceso denegado.



     —Papá, sé que esto es serio, pero realmente necesitas descansar—, hablaba Cassadee mientras empujaba los posters de Riley Biers y otros archivos fuera de la mesa.

      —Él se perdió hace un año en Seattle—, contó Charlie mientras su hija colocaba los papeles en la mesa de la cocina —. No puedo ni imaginar por lo que están pasando sus padres.

      —Hiciste todo lo que pudiste, papá—, aseguró Cassadee, colocando un plato con un trozo de pizza frente a él —. Pero primero necesitas cuidarte a ti mismo.

      Charlie pasó sus manos por su rostro, su cansancio notándose —. Solo quiero ayudarlos. Perdí mi cabeza cuando te perdiste por tres días. Juro que no dormí hasta que estuviste a salvo.

      —Lamento todo lo que te he obligado a pasar—, se disculpó Cassadee con su padre, sentándose a su lado —. Sé que no justifica el que haya desaparecido por días. Pero tenía una buena razón, y tal vez algún día lo sepas.

      —No estás en las drogas, ¿no?—, preguntó Charlie, mirando a su hija en busca de cualquier señal de mentira.

      — ¿Qué?—, inquirió Cassadee sorprendida —. ¡No! Hay tantas cosas pasando con la graduación y la escuela, es mucho que soportar—, mintió fácilmente, aunque no era una completa farsa. Tenía un montón con la institución, pero ese era el menor de sus problemas.

      —Estoy muy orgulloso de ti, Cassie Atrevida—, mencionó Charlie mientras colocaba los brazos por sobre los hombros de la castaña —. No te podía importar menos la escuela antes, y ahora estás por graduarte con honores y asistir a la universidad.

      —Esto es lo más sensible que te haz puesto—, rió Cassadee —. Pero en serio, ¿cómo te sentirías si entro a un circo en lugar de a la universidad?

      Charlie rió —. Bueno, mientras no seas un payaso supongo que puedes hacerlo.

      —Estoy convencida de que los payasos fueron creados para aterrar a las personas—, compartió Cassadee su teoría —. Nada que se supone que tiene que hacer reír es tan terrorífico para la mayoría.

      Charlie asintió mientras escuchaba a su hija antes de cambiar de tema —. ¿Cómo están Jasper y tú?

      — ¿Realmente me preguntas eso, papá?—, rió Cassadee.

      Charlie se encogió de hombros, sintiéndose incómodo, pero necesitaba saberlo —. Solo quiero saber qué tan serios van, eso es todo.

      —No estamos en una relación, pero tampoco somos solo amigos. Es algo entre medio—, se sinceró Cassadee —. Ni siquiera sé qué es exactamente.

      Charlie suspiró y tomó un sorbo de cerveza —. Mi vida era mucho más sencilla cuando ustedes pensaban que los chicos tenían piojos.

      Cassadee estaba por responder, pero en su lugar frunció el ceño al escuchar el sonido de la ingeniería acelerando por la calle. Sabía que tenía que ser uno de los Cullen, probablemente Edward. Nadie más en el lugar conducía a esa velocidad. Escuchó la puerta abrirse y cerrarse de un golpe, y un segundo después, tenía un sentimiento que le decía que saliera o algo sucedería. Se levantó de su lugar y se apuró para salir, viendo a Edward y Jacob uno contra otro y Bella intentando separarlos.

      —Si alguna vez la tocas en contra de su voluntad una vez más—, amenazó Edward, sosteniendo a Jacob por su remera, y Cassadee corrió hacia ellos.

      — ¡No hagan esto aquí!—, gritó Bella.

      —Oigan, dejemos los asesinatos para cuando no hayan humanos alrededor, ¿está bien?—, sugirió Cassadee por sobre la conmoción mientras Jacob empujaba lejos a Edward y, aunque ya había soltado su remera, aún seguían uno contra el otro.

      —Ella no está segura de lo que quiere—, habló Jacob, apretando los dientes, y Cassadee lo empujó hacia atrás.

      —Bueno, ¡sé por un hecho de que no los quiere a ustedes dos peleando!—, interfirió Cassadee, manteniendo a los hombres lejos el uno del otro.

      —Déjame darte una pista—, mencionó Edward, volviendo a acercarse a Jacob para el disgusto de las hermanas —. Espera a que ella lo diga.

      —Bien, y lo hará—, aseguró Jacob.

      — ¡Deja de hablar por ella!—, empujó Cassadee a Jacob una vez más antes de golpearlo en el rostro, el sonido fue alto por lo que hizo eco por la calle. Y a diferencia del golpe de Bella, el de Cassadee sí dolió. Jacob tropezó y dejó escapar un grito de dolor mientras Charlie corría hacia ellos —. ¡Deja de actuar como si todo esto no fuera sobre ti!

      —Jacob, solo vete—, dijo Bella, casi rogando.

      — ¿Qué diablos sucede aquí?—, cuestionó Charlie. Miró a Jacob, observando la mano impresa en su mejilla en un brillante rojo —. Diablos, Cass. Realmente sabes cómo dar un golpe.

      —Técnicamente, fue una cachetada.

      —Este no es el momento, Cassie—, suspiró Bella, su frustración a causa de toda la situación era clara en su voz —. Por favor, no lo hagas peor.

      Cassadee bufó, girándose a su melliza —. ¿Y esto no es lo peor? ¡Tienes a dos idiotas peleando por ti que parecen pensar que no eres capaz de tomar tus propias decisiones!

      Charlie observó a los cuatro adolescentes, confundido —. ¿Qué mierda sucede?

      Los adolescentes se quedaron en silencio. Los tres castaños miraron a Jacob, invitándole a que le explicara a Charlie. Cassadee ni siquiera sabía a qué se debía la pelea, solo sabía que estaba molesta porque Edward y Jacob pensaran que Bella era de su propiedad.

      —Besé a Bella—, confesó Jacob, causando que los ojos de Cassadee y Charlie se abrieran —. Y se rompió la mano—, pausó mientras los Swan miraban la mano que Bella sostenía contra su pecho —, golpeándome en el rostro. Fue un completo malentendido—, aseguró a Charlie.

      —Te das cuenta que eso es abuso, ¿no?—, le dijo Cassadee a Jacob, mirándolo mal —. ¿En qué mundo pensarías que eso está bien?

      —Hablaremos de esto luego—, aseguró Charlie a Jacob antes de mirar a Bella —. Deberíamos llevarte al hospital.

      —Puedo llevarla con Carlisle—, intervino Edward, gentilmente tomando la mano sana de Bella y tirando de ésta para llevarla al Volvo sin mencionar otra palabra.

      —Me voy a ir antes de que asesine a alguien—, bufó Cassadee antes de darse la vuelta y alejarse. Dirigiéndose de vuelta a su hogar mientras escuchaba a Edward acelerar.

      —Cass––, llamó Jacob, alcanzándola, pero ella alejó su brazo de él y utilizó el otro para rodear su cuello sin pensar. Pareciendo olvidar completamente que Charlie estaba mirando todo a poca distancia.

      — ¡Cassadee!—, casi gritó Charlie, sorprendido, mirarando a su hija prácticamente estrangular a Jacob.

      — ¡No te atrevas a mirar en mi dirección hasta que aprendas unos malditos modales y aprendas qué mierda es el consentimiento!—, advirtió Cassadee entre dientes antes de soltarlo y caminar lejos de él. La única razón por la que no utilizó su velocidad vampírica fue porque Charlie estaba presente.

      —Cassadee Swan, ¡no te atrevas a entrar en esos bosques!—, comandó Charlie a su hija mayor, lo que no la detuvo.

      — ¡Volveré después!—, prometió a su padre —. ¡No me esperes!—, gritó antes de entrar al bosque. Tan pronto como ella se aseguró de que Charlie ya no podía verla, utilizó su velocidad sobrehumana. No tenía idea de a dónde iba, pero eso no la hacía ir más lento en lo absoluto, sino que dejaba que sus piernas la guiaran hasta que decidieran parar.

      —Claro—, bufó Cassadee cuando paró de correr, encontrándose en el medio del claro en el que usualmente ella y Sam se encontraban —. Debería comenzar a pagarte por ser mi terapeuta por lo tanto que me quejo contigo—, dijo cuando sintió una presencia detrás de ella, sin molestarse en darse la vuelta.

      —Lo único que me dijiste fue que coma mierda, pero aceptaré el dinero sin molestia—, dijo una voz, una que obviamente no era la de Sam.

      Cassadee estaba sorprendida de que no se haya percatado que no se trataba de Sam, aunque seguía sin estar segura de qué podía hacer. A veces, sabía quién se encontraba alrededor sin tener que mirar, pero la mayoría de su intuición solo se convertía realmente poderosa cuando el peligro la rodeaba a ella o a alguno de sus seres queridos —. No eres Sam—, observó, más para ella misma que para Paul —. ¿Qué haces aquí? Aquí es donde Sam y yo nos encontramos.

      —No conoces este lugar, princesa—, rió Paul, descansando contra el árbol —. Estás en el medio del bosque. No es exactamente un lugar exclusivo.

      Cassadee rodó los ojos —. No estoy con los ánimos de lidiar con tu mierda, Lahote.

      — ¿Qué tiene a tus bragas en un manojo? ¿Acaso tu chupa-sangres te robó tu león de montaña?—, rió Paul, provocando que Cassadee le tirara una piedra tan fuerte contra el pecho que lo noqueó, tirándolo al suelo.

      —Ya estoy molesta con un lobo, no lo conviertas en dos—, advirtió Cassadee, cruzándose de brazos.

      — ¿Qué hizo Jake ahora?

      — ¿Por qué asumes que fue Jake?

      —Porque él es el único que te molesta tanto además de mí.

      Cassadee asintió antes de hablar —. Tu amigo besó a Bella sin su consentimiento.

      —Mi amigo—, repitió Paul —, realmente la cagó.

      —Wow, gracias por la observación. Deberías convertirte en detective, Capitán Obvio—, replicó la vampira antes de darse la vuelta y alejarse del claro —. Bueno, ya que no estás aquí para ayudar, iré a buscar a Sam y le diré lo idiota que es su Beta.

      — ¿Por qué siempre vas con Sam cuando necesitas desahogarte?—, inquirió Paul con curiosidad —. Tienes esa gran familia de chupa-sangres para hacerlo.

      Cassadee paró de caminar y miró al licántropo una vez más antes de responder —. Él es el único que sabe lo que se siente no saber qué te está pasando—, se encogió de hombros antes de fruncir el ceño —. ¿Por qué te importa?

      Paul se encogió de hombros, sin tener una verdadera respuesta —. Supongo que solo quería saber por qué él siempre ha confiado en ti. A veces parece como si tú fueras una de los pocos que le importa demasiado además de Emily.

      Los ojos de la castaña se abrieron ante la nueva información. Claro, ella sabía que le importaba a Sam como una amiga, pero nunca pensó que ella fuera tan importante para el alfa.

      —Tal vez solo sea por la cosa de la Igualadora—, intentó razonar ella —. Tengo los poderes de un licántropo, soy el ser más poderoso—, suspiró antes de continuar —. Tal vez hay algún lazo para proteger a la manada.

      —Si fuera el caso, ¿arriesgarías tu vida por él?—, preguntó Paul franco. Él no estaba seguro si creer lo desinteresada que parecía Cassadee cuando se trataba de ayudar a los demás. Todos son egoístas en un punto, pero seguía sin encontrar ese punto en la Igualadora, y comenzaba a irritarlo.

      —Si fuera el caso, arriesgaría mi vida por todos ustedes—, respondió Cassadee instantáneamente —. Incluso Jacob. Aunque lo odie.

      —Él no es tan malo—, defendió Paul a su amigo.

      ─Posiblemente es el idiota más grande que conozco—, replicó Cassadee —. Casi lo ahorco hasta la muerte antes de venir aquí.

      — ¿La princesa necesita expresar un poco de rabia?—, se burló Paul, una sonrisa formándose en su rostro —. Aún necesito una revancha de la primera vez que nos conocimos.

      Cassadee rió antes de hablar —. Odio desilusionarte, cariño, pero gané justamente.

      —Entonces no tendrás problema con una revancha—, señaló, acercándosele.

      Cassadee no desperdició un segundo una vez que Paul se había acercado lo suficiente. Tomó su cálida mano y lo giró sobre ella. Dobló su brazo tras su espalda, asegurándose de no rompérselo, antes de que él cayera al suelo sobre su estómago, con Cassadee sobre su espalda.

      — ¿Olvidaste la parte de que soy el ser más poderoso?—, inquirió la Igualadora mientras mantenía su brazo contra su espalda —. Significa que puedo pelear contra ti con los ojos cerrados.

      —Está bien, acepto la derrota—, se rindió Paul con una corta risa —. Y por lo que vale, también arriesgaría mi vida por ti.

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