Ꜥꜥֶָ֢⛓️ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo 35
YoonGi miró a ChanYeol con incredulidad, su ceño fruncido revelando una mezcla de sorpresa y desconfianza.
— No pensé que ayudarías — Dijo, su voz apenas un murmullo.
ChanYeol lo observó por un momento antes de esbozar una sonrisa, sus ojos brillando con una chispa de arrepentimiento.
— Bueno, sé que hice mal al ser egoísta y todo eso — Admitió, rascándose la nuca nerviosamente — Me disculpé con JiMin y luego nos hicimos amigos... En realidad, BaekHyun casi me rompe la pierna por eso.
YoonGi sonrió, un gesto raro en él, y asintió con la cabeza.
— No tenías que intimidar a ese chico. Y es un placer ayudarte, YoonGi. Ya tuvimos suficiente de que Hyuk-Jang nos tratara como si no hiciéramos nuestro trabajo correctamente — Dijo BaekHyun, frunciendo el ceño mientras cargaba su arma con movimientos precisos y seguros.
KyungSoo, siempre el más severo del grupo, intervino, su voz cortante como una hoja afilada.
— Entonces, ¿cuál es el plan?
— El plan es divertirse matando a todos para detenerlos, nene — Respondió JongIn con una sonrisa maliciosa, sus ojos brillando con una emoción peligrosa.
KyungSoo no pudo evitar un suspiro exasperado.
— Ja, ja, ja, ahora de vuelta a lo serio — Dijo, cortando la tensión con su pragmatismo habitual.
JongIn hizo un puchero, sus labios curvándose en una expresión de falsa ofensa.
— Eso es grosero, D.O.
Jackson, que había estado observando en silencio, no pudo evitar comentar.
— Lindos — Dijo, su tono una mezcla de burla y afecto.
Jong-Dae puso los ojos en blanco, su paciencia agotándose.
— Sólo es una pareja estúpida más.
En ese momento, BamBam irrumpió en la conversación con su habitual energía contagiosa.
— ¡Holaaa! — Saludó, su voz resonando en el aire.
YuGyeom, tratando de mantener la calma, se volvió hacia JungKook. Este último estaba mirando el edificio con la mandíbula apretada, sus ojos oscuros llenos de determinación.
— Hey, Kook, ganaremos, no te preocupes — Dijo, intentando ofrecer consuelo con una sonrisa.
JungKook asintió sin mirarlo, su mente completamente enfocada en TaeHyung y su seguridad. Todo lo que podía pensar era en que debía estar a salvo con su bebé.
Dentro del edificio, el ambiente era tenso. SeokJin, con el corazón latiendo frenéticamente, se enfrentó a Hyuk-Jang.
— ¡Detente, bastardo! — Le gritó, su voz llena de furia y desesperación.
Hyuk-Jang, sin inmutarse, abofeteó a TaeHyung nuevamente. El más joven, con las mejillas ardiendo y los ojos entrecerrados, gritaba el nombre de JiMin, incapaz de aceptar que su amigo estaba muerto.
— ¡Perra, te odio más que a tu jodido hermano mayor! — Vociferó Hyuk-Jang, su voz resonando con odio.
TaeHyung, jadeando por el dolor y la desesperación, pensaba frenéticamente: "¡JiMin no puede morir! ¡No puede dejarme! ¡Prometimos estar siempre juntos!" La cara sonriente de JiMin seguía apareciendo frente a sus ojos, una imagen que no podía borrar.
Pronto recordó momento con JiMin y su sonrisa se desvaneció cuando las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas. SeokJin, aún en estado de shock, lloraba en silencio.
— Oww, ¿estás triste porque mataron a tu mejor amigo? No te preocupes, te enviaré donde él está pronto — Se burló Hyuk-Jang, su risa fría y despiadada.
TaeHyung, con los ojos llenos de odio, le preguntó:
— ¿Qué te hicimos?
Hyuk-Jang dejó de reír, cruzando los brazos mientras miraba a su alrededor. Sus hombres, parados en la puerta, esperaban su respuesta con igual curiosidad.
— Para ser franco, tú y tu hermano no me hicieron nada. Pero sabes que alguien debe pagar por sus acciones, así que ¿por qué no sus propios hijos? — Dijo, mirando a la distancia como si hablara solo.
SeokJin y TaeHyung fruncieron el ceño, entendiendo finalmente. Sus propios hijos significaba... acciones de sus padres.
Los dos hermanos se miraron, compartiendo una comprensión silenciosa y aterradora.
Mientras tanto, en otro lugar del edificio, HoSeok suspiró, sus dedos tecleando rápidamente.
— Como sabemos, hay pocas cámaras en este edificio porque el hijo de puta no es tan tonto. Por eso obtuve el plano del lugar. No puedo decirles cuántos hombres hay, excepto donde hay cámaras. Lo siento. Pero intentaré encontrar un camino — Explicó, su voz llena de frustración.
— Está bien, Hope — Respondió YoonGi, tratando de ofrecerle consuelo. SunMi estaba a su lado, observando todo a su alrededor.
— ¿Hay algún pasaje secreto en alguna parte? — Preguntó NamJoon, con la esperanza de encontrar una ventaja.
Los otros dos grupos estaban cuidando a los hombres alrededor del edificio. Mientras BTS se encontraba en una habitación sin cámaras y, frente a ellos, numerosos pasillos oscuros y silenciosos.
— Déjame comprobar — Dijo HoSeok, sus dedos volando sobre el teclado mientras el plano del edificio se mostraba en su pantalla — Um, lo siento chicos, no hay ningún pasaje. Tal vez él no lo agregó porque sabía que algún día alguien podría tratar de infiltrarse.
— Biem, ¿qué pasillos tomamos? — Preguntó NamJoon, evaluando las posibles rutas.
— Sugiero que nos separemos. Realmente no sabemos dónde los tienen — Dijo HoSeok, su voz llena de preocupación.
— Sí, esos cabrones pueden mantenerlos en habitaciones diferentes — Gimió YoonGi, frotándose la frente con frustración.
— Voy a tomar este entonces — Dijo NamJoon, señalando uno de los pasillos y comenzando a caminar en esa dirección.
— Ten cuidado — Dijo HoSeok, su voz cargada de ansiedad. Estaba más nervioso de lo habitual porque no podía vigilarlos. Hyuk-Jang había sido lo suficientemente astuto como para no poner muchas cámaras dentro del edificio ni incluir un pasaje secreto en su propio plano.
— Está bien, Hobi, estarán bien. Son fuertes — Dijo SunMi, acariciándole el brazo en un intento de consolarlo.
— Sé que son fuertes, pero tengo una sensación extraña. Incluso si hemos hecho muchas misiones, la de hoy da más miedo — Murmuró HoSeok, mirando preocupado a SunMi.
JungKook se apoyó contra la pared, sus dedos se cerraban con fuerza alrededor del cuchillo, cuya hoja brillaba tenuemente bajo la escasa luz del pasillo. Sus sentidos estaban en alerta máxima, el sonido de los pasos se acercaba.
— JK, se están acercando, veo solo dos — Susurró HoSeok a través del auricular.
JungKook pudo escuchar claramente el eco de las pisadas resonando en el corredor. Asomándose con cautela, vio a dos hombres aproximándose, sus siluetas recortadas en la penumbra.
En la sala de control improvisada, HoSeok observaba una pantalla repleta de puntos rojos y negros. Los puntos rojos indicaban la ubicación de los enemigos, mientras que el punto negro señalaba a JungKook. La habilidad de HoSeok para rastrear teléfonos encendidos y piratear la red del edificio les daba una ventaja crucial.
Sin embargo, había un riesgo constante: si alguno de esos hombres apagaba su teléfono, todos podrían estar en peligro.
SunMi, en otro sector de la habitación, estaba ayudando a coordinar a EXO y GOT7. Ella tenía acceso a las cámaras de seguridad, lo que le permitía tener una visión clara de los movimientos dentro del edificio. Sus dedos se movían ágilmente sobre el teclado, cambiando de cámara en cámara.
— Chicos, dejen de pelear entre ustedes — Suspiró, su voz reflejando la tensión del momento — ¡Juro que no tienen otro trabajo!
— Chica, tranquila. ¿Cuántos hombres en el lado norte? — Preguntó YoungJae, su voz calmada pero firme.
— Al menos una docena, y también están armados — Respondió, preocupada al ver a los hombres corriendo hacia esa zona.
— Nosotros también tenemos armas — Replicó JeongIn con una sonrisa, tratando de aligerar la tensión.
HoSeok, sin apartar la vista de las pantallas, se volvió hacia SunMi, admiración en sus ojos.
— Bebé, ¿cómo eres tan buena en esto? — Preguntó.
Ella sonrió y lo miró, sus ojos verdes brillaban con determinación.
— Se puede decir que fui una especie de hacker en mi época universitaria. Siempre he sido buena con los cables y las computadoras. Lo saqué de mi papá — Respondió, sonriendo con cariño al recordar a su padre.
— Si no estoy molestando, ¿puedes decirme qué camino tomar, Hope? — Interrumpió YoonGi, con tono impaciente.
HoSeok hizo una "o" con la boca y rápidamente miró el plano en su pantalla.
— Si tomas a la derecha, encontrarás unas escaleras y, en la esquina, una entrada al sótano.
— Entendido — Respondió YoonGi, avanzando con sigilo.
— Suga, cuatro hombres se interponen en tu camino — Informó, su voz manteniéndose firme pese al creciente nerviosismo.
YoonGi gimió ligeramente. Sabía que debía ser estratégico. En lugar de enfrentarse a los cuatro directamente, decidió usar el entorno a su favor. Vio unos adornos en una mesa cercana, los tomó y los lanzó hacia el lado opuesto del pasillo. Dos hombres fueron a investigar el ruido. Aprovechando la distracción, YoonGi se deslizó detrás de uno de ellos, agarrándolo por el cuello y asestándole una patada al otro, antes de cortar la garganta del primero con precisión. El segundo hombre recibió un puñetazo en la nariz, seguido de un cuchillo que se hundió en sus entrañas.
Al escuchar los gritos, los otros dos hombres se apresuraron hacia la escena con sus armas desenfundadas. Vieron a sus compañeros caídos en un charco de sangre, pero no detectaron a YoonGi, que se escondía en las sombras.
— No hay nadie aquí.
— ¿Buscándome? — Dijo YoonGi, dejándose caer desde el techo. En un movimiento fluido, torció el cuello de uno de los hombres, mientras el otro intentaba recoger su arma del suelo. Pero fue más rápido, infligiéndole una herida en el muslo que lo derribó.
— S-suga, déjame ir — Gimió el hombre cuando YoonGi hundió el cuchillo más profundamente.
— Nunca me agradaste. Adiós, y saluda a Mike de mi parte — Dijo, antes de asestarle el golpe final.
— Sabías que él mató a Mike y mintió — Susurró para sí mismo, respirando con dificultad.
— Sí, espera... Wow, eso fue mucho trabajo — Suspiró y continuó avanzando, limpiando la sangre de sus manos.
— Oh, vamos, solo te di un pequeño puñetazo y ya estás inconsciente — Murmuró NamJoon, mirando con desdén al hombre que apenas respiraba.
— Viva nuestro dios de la destrucción — Comentó Suga con sarcasmo.
— ¡Cállate, Suga! — Replicó NamJoon, mientras subía las escaleras con cautela.
Vio a un hombre acercándose y, en un movimiento rápido, lo derribó, rompiéndole el cuello.
— Lo siento, RM, estaba guiando a JK.
— Está bien, amigo, sé que es difícil controlar tres a la vez — Dijo NamJoon con una sonrisa, aunque HoSeok no podía verla.
JungKook, mientras tanto, se había convertido en una máquina de matar. No importaba quién se interpusiera en su camino; no dudaba en apuñalar o romper cuellos. La visión de la sangre lo satisfacía, pero solo la sangre de Hyuk-Jang lo complacería completamente.
— ¿Por qué estás gritando? Deberías estar feliz de morir, dejando este mundo de mierda, ¿cierto? — JungKook sonrió como un psicópata.
El hombre asintió, aterrorizado por su vida.
— Ahora dime dónde está Hyuk-Jang, o será una muerte dolorosa — JungKook tenía una expresión fría y severa.
— T-tercer piso, h-habitación a la izquierda — Respondió el hombre, temblando de miedo.
— Gracias — Dijo sonriendo, antes de apuñalarlo.
Dejó al hombre y corrió escaleras arriba, su mente enfocada en su objetivo.
— Chicos, habitación del tercer piso a la izquierda — Informó a través del auricular. Los demás respondieron afirmativamente.
HoSeok, tecleando frenéticamente, buscaba los puntos en el plano.
— Cerca de la puerta hay dos puntos y dentro de la habitación hay tres — Dijo, frunciendo el ceño. Uno debía ser Hyuk-Jang, el segundo podría ser TaeMin y el tercero, otro guardia.
En una habitación del tercer piso, un hombre miraba a TaeHyung y SeokJin con una sonrisa sádica.
— Papá, ¿por qué empezaste sin mí? — Preguntó, su mirada fija en el cuerpo del más joven de los Kim — Hmm, eres lindo y sexy — Dijo, pasando un dedo por la mejilla de TaeHyung, quien frunció el ceño y se apartó con disgusto.
— ¿Sabes qué seria es más sexy? ¡Mi puño contra tu cara, hijo de perra! — Gritó SeokJin con furia.
El hombre respondió con un puñetazo que hizo a SeokJin retroceder.
— ¡No hables de mi madre, idiota!
— Ahora, hijo, relájate. Espera a que llegue JungKook — Dijo su padre, observando la escena con calma. El hombre sonrió y miró de nuevo a TaeHyung.
— Ohh, es el juguete de JungKook... Estoy seguro de que no le importará compartir conmigo — Dijo, lamiéndose los labios con avidez, lo que hizo que TaeHyung se estremeciera de asco.
HoSeok entró en pánico, su respiración se aceleraba y sus manos temblaban mientras intentaba contactar a YoonGi.
— ¡YoonGi! ¡Joder, responde! — Gritó desesperadamente, su voz resonando en la sala de control.
Jung, que estaba concentrado en su tarea, se levantó de inmediato y tiró su auricular al suelo.
— ¿Qué pasó? — Preguntó SunMi, su rostro reflejando preocupación.
— ¡YoonGi no responde! — Dijo con la voz quebrada — Dile a Jackson que venga y ocupe mi lugar. No puedo dejar morir a mi mejor amigo — Continuó, poniéndose la chaqueta rápidamente y asegurando sus armas alrededor de su cintura.
SunMi, consciente de la determinación de HoSeok, supo que no había forma de detenerlo. Con un suspiro resignado, se acercó a la radio y llamó a Jackson para que regresara. Después, se levantó y se acercó a HoSeok, agarrándolo por el brazo y tirando de él para besarlo.
— Te amo, HoSeok, y vuelve pronto — Dijo, esbozando una sonrisa tierna mientras sus ojos reflejaban tanto amor como preocupación.
HoSeok la miró con cariño, acariciándole el rostro.
— Yo también te amo, SunMi, y te prometo que todos volveremos sanos y salvos — Le respondió, dándole un beso en la frente.
Sin perder tiempo, HoSeok corrió hacia el edificio, su mente enfocada únicamente en encontrar a YoonGi. Ignoró los cuerpos inertes esparcidos por el suelo, víctimas de la reciente batalla. El trabajo conjunto de EXO y GOT7 había despejado el camino, pero el peligro aún acechaba en cada sombra.
Concentrado en el dispositivo en su muñeca, seguía la señal del punto verde que indicaba la ubicación de YoonGi. La tensión en el aire era palpable y su instinto de supervivencia estaba al máximo.
— Seok, dos hombres a tu izquierda — Escuchó a través de su auricular, la voz de Jackson calmada y profesional.
— Bien — Respondió, con los sentidos alertas. Vio a los hombres acercarse sigilosamente y esconderse detrás de las escaleras.
Con movimientos fluidos y precisos, HoSeok se lanzó hacia adelante. Pateó las piernas de uno de los hombres, haciéndolo caer al suelo con un grito ahogado. Sin vacilar, le rompió el cuello con un giro brusco. En un abrir y cerrar de ojos, le dio una patada en la cara al otro hombre y, usando su propio cuchillo, lo apuñaló en el abdomen.
— Wow, se siente bien estar en el juego de nuevo — Murmuró para sí mismo, con una sonrisa satisfecha.
Siguió avanzando por los pasillos oscuros y llenos de escombros, su atención centrada en la señal de YoonGi. Finalmente, llegó a una puerta que conducía al sótano. Bajó las escaleras con cautela, cada paso resonando en el silencio opresivo.
Justo cuando alcanzaba la última escalera, sintió el frío metálico de una pistola en la parte posterior de su cabeza. Se detuvo en seco, cerrando los ojos por un momento para calmarse antes de abrirlos de nuevo.
— No quiero hacer daño — Dijo con voz calmada, esperando que su tono pacífico desarmara la situación.
— ¿HoSeok? — La voz detrás de la pistola sonaba incrédula. Lentamente, la persona se dio la vuelta, revelando su identidad.
HoSeok jadeó al ver el rostro conocido, aunque maltrecho y golpeado.
— ¿MinHo? — Preguntó, la sorpresa evidente en su voz. Frente a él, MinHo lucía herido y exhausto, pero aún estaba en pie.
TaeHyung se sacudió con desdén al sentir la mano de JunSung en su brazo. Su voz resonó en el espacio con un tono airado y desafiante.
— ¡Deja de tocarme, maldito! — Exclamó, apartándose con brusquedad, sus ojos azules chisporroteando de furia.
JunSung, con una expresión de sorpresa en el rostro, retrocedió unos pasos. Mientras tanto, Hyuk-Jang observaba la escena con una sonrisa satisfecha. La habitación, decorada con austeridad, parecía cobrar vida con la tensión del momento.
Hyuk-Jang, se volvió hacia TaeMin, su mirada endurecida. La preocupación en sus ojos estaba oculta tras una fachada de calma calculada.
— ¿Aún no han llegado? — Preguntó, su voz grave resonando con una mezcla de impaciencia y curiosidad, mientras sus cejas se fruncían en una expresión de frustración.
TaeMin, visiblemente nervioso, tragó saliva. Su garganta parecía seca mientras respondía, con un ligero temblor en la voz.
— Sí, acaban de entrar al edificio — Informó, intentando mantener la compostura a pesar del peso de la mirada de Hyuk-Jang.
El rostro del hombre se iluminó con una sonrisa maliciosa, un brillo cruel en sus ojos. La satisfacción en su expresión era palpable.
— Qué bien que ya están aquí — Dijo con un tono despreocupado, casi como si la llegada de sus objetivos fuera un juego emocionante para él — Vamos a matarlo después de divertirnos un poco.
La atmósfera en la habitación se cargó con una tensión palpable, el aire casi vibrando con la anticipación de lo que estaba por venir. Hyuk-Jang dio un paso hacia la puerta, sus movimientos reflejando una confianza inquietante mientras se preparaba para lo que consideraba un entretenimiento sombrío.
— Papá, ¿puedo hacerlo mío antes de matarlo? — Preguntó JungSun con una voz que combinaba desdén y expectación. Sus ojos destellaban con un brillo inquietante mientras su mirada se posaba en la figura atada en el centro de la habitación — ¿No sería una excelente venganza contra JungKook? Usar a su muñeca sexual frente a él.
Hyuk-Jang asintió con lentitud. Su rostro mostraba una sonrisa fría y cruel, como si disfrutara del dolor que su hijo proponía infligir. El cuarto estaba lleno de un ambiente opresivo, con sombras proyectadas en las paredes por la tenue luz de una lámpara antigua.
— ¡Están locos los dos! ¡Liberenme y vean si pueden tocar a mi hermano! — Gritó SeokJin, su voz vibrando con desesperación y odio.
Luchaba con todas sus fuerzas contra las correas de la silla que lo inmovilizaban. Cada tirón y sacudida de su cuerpo producía un sonido seco y resonante en la habitación, amplificando su sufrimiento. Su cara estaba enrojecida por el esfuerzo y el miedo, y su mirada reflejaba una mezcla de furia y pánico.
Mientras tanto, TaeHyung observaba con un horror creciente. Su mente, normalmente aguda y calculadora, estaba nublada por el terror y la desesperación. Los pensamientos se arremolinaban en su cabeza como tormentas implacables. La idea de que JungKook llegara en medio de esa pesadilla y descubriera que iba a ser abusado frente a él le provocaba un nudo en el estómago. El temor a la muerte se le presentaba como una sombra oscura que se acercaba cada vez más, y la certeza de que su destino estaba sellado lo abrumaba.
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