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O9 ;; Regalo del cazador


Al llegar al hotel, la voz de Vaggie lo recibió desde el balcón.

-¡Alastor! -exclamó ella, con un tono mezcla de cansancio y exasperación- Veo que no pudiste deshacerte de ellos -dijo, refiriéndose a los huevecillos que lo acompañaban.

Alastor sonrió de manera oscura, su tono sonando casi burlón cuando respondió:

-Descubrí que estos monstruitos pueden resultar ser bastante útiles -respondió con un tono tétrico, claramente divirtiéndose con la idea.

Vaggie bufó, claramente no compartiendo su entusiasmo.

-Bien, entonces devuélveselos a Pentious -dijo ella, señalando al demonio serpiente que apareció de repente con lágrimas en los ojos, mirando a sus preciosos huevos.

-¿De verdad? -dijo el pecador serpiente, con una expresión emocionada mientras sus ojos brillaban de alegría.

-Sí, después de hoy, puedo confiar en ustedes -respondió Vaggie, dijo con un rostro que denotaba desinterés, aunque estaba feliz de la situación.

Luego, sus ojos se encontraron con los de Charlie, y la rubia le dedicó una sonrisa cálida.

-Pero les advierto... ¡No más armas! -dijo, separando las palabras para darle más peso a su advertencia, mirándolos a ambos con severidad.

Luego ella también le devolvió la mirada a Charlie y sonrió.

-¡Mis bebéeeees! -exclamó Pentious, lanzándose a abrazar a sus huevitos, que ahora volvían con él. Alastor los miró con indiferencia antes de continuar su camino hacia su habitación.

Alastor empujó suavemente la puerta de su habitación, su usual sonrisa afilada desvaneciéndose solo un poco mientras sus ojos escaneaban el interior.

Allí, de pie en medio de la habitación, estaba Emily.

Sus ojos lo miraban con cansancio, y su apariencia hablaba de un día difícil: hojas enredadas en su cabello, barro seco cubriendo sus rodillas, y una expresión de agotamiento marcada en su rostro.

Era evidente que no estaba en su mejor momento, pero aún así, había algo en su mirada, una chispa de desafío que él encontraba fascinante. Parecía que había pasado por una pequeña odisea desde la última vez que la había visto. Alastor alzó una ceja, mientras su habitual sonrisa se ensanchaba.

-Vaya, vaya, angelita, parece que has estado... ocupada -dijo, su tono burlón mientras la miraba de arriba abajo- ¿Acaso decidiste unirte a las criaturas del pantano?

Emily le devolvió la mirada, pero esta vez con una mezcla de irritación y agotamiento. No estaba de humor para sus bromas, y su expresión lo dejaba claro. Las hojas en su cabello y el barro en sus rodillas contrastaban fuertemente con la pulcritud del demonio, que siempre parecía estar impecable, sin importar la situación.

-¿Por qué me enviaste allá? -exclamó ella, su tono exasperado y claramente cansada de la situación. Emily había pasado tanto tiempo manteniéndose oculta, desplazándose entre las sombras, que empezaba a sentir que su libertad se desvanecía. Sin embargo, apenas dijo esas palabras, se dio cuenta de que podría haber ido demasiado lejos.

Antes de que pudiera retractarse, Alastor ya se había acercado a ella con una rapidez desconcertante. Sus ojos se encontraron con los de él por un instante, y luego sintió su mano cálida posarse sobre su mejilla. El contacto la sorprendió, dejándola helada y sin palabras. Era raro que él la tocara con tanta suavidad, lo cual solo aumentaba su confusión.

-Lo lamento mucho, angelita -dijo Alastor, y mientras lo hacía, acarició su mejilla con delicadeza, su tono inusualmente tranquilo- Tenía cosas que hacer -añadió, dejando escapar una pequeña sonrisa mientras quitaba una de las hojas enredadas en su cabello y la echaba al suelo con calma.

Emily estaba completamente descolocada. ¿Alastor disculpándose? Eso no era lo que ella esperaba. De hecho, jamás lo había visto comportarse de esa manera antes.

-Tengo algo para ti, querida -dijo Alastor, mirándola con su habitual sonrisa.

Pero esta vez, la sonrisa no era tan tétrica como de costumbre. Había algo más en su expresión, algo más suave, parecía casi... genuina.

Emily miraba el paquete rojo entre sus manos, sintiendo cómo su corazón palpitaba con una mezcla de curiosidad e incertidumbre. Alastor la observaba desde cerca, con su típica sonrisa, esa que tantas veces había visto siendo testigo de su naturaleza cruel y despiadada. Sin embargo, esta vez... algo era diferente y el mismo lo sabía.

-Es un regalo, angelita -dijo Alastor suavemente, sus ojos brillando con un matiz que ella no lograba descifrar por completo-. Algo hecho a tu medida.

Dudó un momento antes de aceptar el paquete rojo que él le tendía, pero finalmente lo tomó entre sus manos, devolviéndole una pequeña sonrisa. Era como si ese regalo, envuelto en un color tan vibrante como el mismo Alastor, fuese una especie de tregua. Esta vez, su sonrisa no era una de miedo o sumisión. Era sincera, como un pequeño intento de confiar en él, o al menos, de encontrar algo de bondad en el demonio que tanto la desconcertaba.

"¿Por qué lo hizo?"

Se preguntó, mientras sus dedos recorrían el papel del paquete.

"¿Por qué siento que puedo confiar en él?"

Emily sentía un nudo en el estómago. Quería confiar en él, pero la razón le gritaba que no debía. No podía olvidar todas las veces en que lo había visto disfrutar del sufrimiento ajeno, cuando sus risas resonaban en el aire mientras las almas caían a su alrededor. Quería olvidar los momentos en los que lo había visto disfrutar de la muerte, de las súplicas.

Pero en este momento, con ese regalo entre sus manos, algo en su corazón empezó a cambiar. Quería bajar la guardia. Necesitaba hacerlo. Porque, por más que luchara contra ello, estaba cansada... Cansada de vivir con el miedo constante, de dudar cada vez que Alastor la miraba o le dirigía la palabra.

Su mente viajó a un recuerdo lejano, uno que la había marcado profundamente. Fue poco después de su llegada al Infierno, cuando aún conservaba sus alas. En ese entonces, había visto algo que la horrorizó: Alastor acabando con las vidas de varios demonios sin el menor remordimiento, como si fuera una simple actividad cotidiana.

-¡No puedes seguir haciendo esto! -le había gritado, con las alas desplegadas detrás de ella, en un gesto de autoridad que creía que funcionaría- No necesitas matar a tantos... Esto es... cruel

Alastor había dejado de reír solo por un segundo, volviéndose hacia ella con una mirada fría y penetrante, que la retractarse al instante. Sus ojos rojos brillaban con una intensidad que la hizo dar un paso atrás.

-Oh, angelita... -había dicho, acercándose lentamente a ella, como un depredador acechando a su presa- ¿Acaso me estás dando órdenes?

Emily sintió cómo la sangre se le helaba en las venas. El aire a su alrededor pareció volverse más denso, más opresivo. Y entonces, con una voz cargada de una calma perturbadora, Alastor había añadido:

-Querida, esto es el Infierno -respondió con una calma incomprensible- Aquí no existen reglas para los pecadores ¿Por qué te preocupas? ¿Acaso te olvidaste de dónde estás?

Emily había intentado insistir, impulsada por el deseo de aferrarse a algún vestigio de moralidad.

-No deberías... ¿por qué sigues haciendo esto? -le había dicho con valentía, sus alas extendidas, intentando desafiarlo con una mirada dura- Pero... no tienes que hacerles tanto daño. Hay formas de ser fuerte sin ser... así.

Alastor se acercó lentamente a ella, acortando la distancia con pasos ligeros pero firmes, y le susurró con una sonrisa peligrosa en los labios:

-Porque es divertido, angelita. Y, además... no es como si pudieras detenerme-el ambiente se volvió más pesado de lo que era, acercándose de una manera demasiado peligrosa al serafín- Si sigues regañándome, puedo enseñarte de cerca cómo se siente ser una de mis víctimas. Y créeme, no te va a gustar -dijo acariciando la mejilla de la chica, la cual se quedó helada- Y si alguna vez me vuelves a hablar de esa manera... bueno, ya no tendrás que preocuparte por tus alas...

Después de ese día, simplemente intento evitar verlo en plena acción, convencida de que nada cambiaría. La amenaza había sido suficiente para que Emily nunca más volviera a cuestionar sus acciones de esa manera... Aunque al final no fue del todo una amenaza, si ella quería olvidar el dolor de sus alas rotas, debía de quitárselas.

Pero hoy algo había cambiado.

Alastor parecía más... humano.

O quizás, solo quería creerlo...

Quería creer que, detrás de la máscara constante, había algo más.

Que el Alastor que la estaba observando ahora, con una sonrisa menos tétrica, era el verdadero.

Ansiaba conocerlo.

No al monstruo, sino al hombre.

Emily respiró hondo, apartando esos recuerdos amargos, y sonrió suavemente. No era una sonrisa forzada, ni una llena de temor. Esta vez, fue sincera.

-Abre el paquete, angelita -dijo Alastor, interrumpiendo sus pensamientos-. No te preocupes, no es nada que vaya a hacerte daño...

¿Es esto una ilusión? ...

Pensó, mientras comenzaba a desatar el lazo del paquete.

El peso del paquete en sus manos no era solo físico; también era simbólico. Representaba la puerta entre la confianza y el miedo. Entre seguir viéndolo como un peligro, o aceptar que, tal vez, había algo más allá de la fachada.

Alastor la miraba con paciencia, sus ojos brillantes, pero... por primera vez, carentes de la usual malicia que los caracterizaba.

Emily sintió su corazón latir más rápido. Quería bajar la guardia, dejar de vivir con la tensión constante de no saber si hoy sería el día en que Alastor decidiera que su juego había llegado a su fin y al final... Devorarla.

Quizá él también esté cansado de jugar...

Pensó con esperanza.

Mientras deshacía el envoltorio y el traje rojo aparecía ante sus ojos, una sonrisa genuina brotó en sus labios.

Se sintió extrañamente reconfortada. Tal vez, si lograba mantener su parte de la luz, podría cambiar algo en él.

-Gracias -dijo, casi en un susurro, levantando la vista hacia Alastor, conectando con su mirada.

El demonio inclinó la cabeza y alzó una ceja con una sonrisa, aparentemente satisfecho con su reacción.

Tal vez... solo tal vez... pueda confiar en él...

Pensó Emily, mientras abrazaba el paquete con delicadeza.

Si podía enseñarle a ser mejor, a ver más allá del caos y la destrucción, tal vez había una pequeña posibilidad de redención. Esa redención de la que tanto escuchaba hablar a Charlie a través de las paredes.

-¿Te gusta? -preguntó Alastor, sacándola de sus pensamientos.

Emily ascendió, guardando el traje con cuidado en sus manos.

-Sí, es... hermoso -respondió ella con sinceridad.

Pero también sabía que, en el fondo, no podía bajar la guardia. Alastor seguía siendo un depredador, y ella, aunque quisiera cambiarlo, seguía siendo su presa.

-Me alegra que lo pienses, angelita. Te quedará perfecto

Pero... Ser su presa era algo que realmente a este punto, es algo que ya no le importaba.

-Me lo pondré ahora -continuó Emily, abrazando el paquete rojo.

Se notaba en su mirada que había tenido un día algo agotador al momento de salir del pantano .

- Pero primero... voy a quitarme todo esto -Hizo un gesto hacia su cabello desordenado y las manchas de barro que cubrían sus rodillas.

Alastor asintió, observándola con una mezcla de curiosidad y satisfacción. No podía negar que el cambio en ella lo sorprendía, pero también lo complacía. Después de todo, había trabajado duro para llegar a este punto.

Emily se dirigió al baño, su paso más ligero de lo que había sido en días. Cuando cerró la puerta detrás de ella, se apoyó por un momento en la pared, dejando escapar un suspiro. Estaba bajando la guardia, sí. Pero, por primera vez en mucho tiempo, sentía que quizás no era un error. Al menos, no ahora.

Mientras el agua de la ducha caía sobre su piel, lavando las hojas y el barro, Emily no podía evitar sonreír. Alastor, aunque peligroso, le había dado un motivo para confiar. Y ahora... estaba dispuesta a intentarlo.

Cuando saliera de esa habitación, lo haría con el traje rojo. Una señal de que, al menos por ahora, estaba dispuesta a creer en él.

Una señal de que, estaba dispuesta a pasar y comprender más a la bestia.

Este capítulo iba a venir junto con el anterior , pero me pareció demasiado largo así que... Los separe! *chin chin*

El siguiente capítulo , tal vez salga pronto , espero que les esté gustando ;3

Alguna recomendación?

Lectores: muestra flashbacks

Aea- los estoy preparando , ya tengo dos dibujos :3

En el siguiente capítulo se verá el traje de Emily , ya acabe el dibujo así que saldrá pronto y capaz un poco de como evolucionan más las interacciones de este par jsjs

Cuidense!

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