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CAPÍTULO 9: JHEASMEE
HANSSEL
La pequeña y esquelética figura de Jariel se me acerca mirándome con preocupación.
—¿Esta usted bien? —pregunta y yo trato de calmarme, pero es un esfuerzo vano, mis manos tiemblan por la rabia, debo parecer un maniático. ¿Qué era una prisión de tiempo? Lección aprendida, el que busca encuentra, dicen siempre las malas lenguas.
—Por favor —por favor, por favor, por favor basta, me siento tan avergonzado, pero Millesk no sabe de contemplaciones.
—¿Que me estás pidiendo? —¿Él no lo sabe? Dirijo mi mirada al suelo, no tengo confianza para ser tan directo así que desvío el tema.
—¿Por qué? ¿Por qué nadie lo explico? ¿Por qué tú, o Mila para el caso...? ¿Por qué hacerme eso? Fue tan doloroso —pero mi reclamo carece de sentido y yo solo quiero desaparecer y dejar de pensar, no me responde, tampoco esperaba nada, no lo conozco para saber cómo se siente al respecto.
Ahora sabía lo que era una prisión de tiempo, lo que me había ocurrido fue un simple sacrificio para ellos, para poder realizarla, Mila lo había dicho:
>>Primera Prueba: tienen que ser aceptados por el bosque y tener su apoyo, la regla es simple, respeten el bosque, les aseguro que lo pasaran mal si no lo hacen.
>>Segunda Prueba: tienen que soportar un alto margen de dolor, los "brendoms" tienen un precio en sus cuerpos, pueden usarlos, la regla es que si rompen el límite que son tres por día, pueden destruir su cuerpo y mente, el dolor es agonizante y el proceso los irá destrozará en cada segundo.
>>Tercera Prueba: Tienen que hacer caer a alguien en una prisión de tiempo, la regla es que solo pueden usarlas de noche.
¿Por qué no lo explicó? ¿Por qué no él o Mila para el caso? ¿Por qué? Nadie se preocupó en hacerlo ¿Asumieron que lo sabía o sospechaba? No sé si está bien pensar así, o sí estaba en lo correcto, quizá hasta debería pedir perdón por pensar de esa manera, pero en el fondo sabía que solo me estaba mintiendo, y no quisiera sentirme más avergonzado de mí mismo.
Para una prisión de tiempo es esencial 4 “bremdoms" en un día, y se suponía que solo se podían tres ¿Raro no? Muy raro, se traducía en 4 sacrificios. Yo le había dicho a Millesk: usa mis manos, sin saber lo que implicaba, Millesk no solo uso mis manos, uso mi cuerpo como sacrificio para crear una “Prisión de Tiempo" y así pasar la prueba, yo pensaba que solo tenía que crear una distracción y un poco de dolor en mi cuerpo en último recurso, pero mi mente jamás podría haber imaginado ciertos escenario, esta no era mi vida, no era un juego que supiera jugar y mientras fuera así siempre iba a perder, fue más de lo que creí, más allá de mis límites y lo que podía superar, y no podía decir ni reclamar nada, yo lo había aceptado. Ese sujeto lo había dicho, el iba ganar y así fué, yo gané pero también perdí.
Habíamos pasado las tres pruebas:
Ser aceptado por el bosque, resistir un alto margen de dolor, y hacer caer a alguien en una prisión de tiempo. Yo debí renunciar al ridículo plan desde el inicio, pero mi ridícula personalidad lo impidió.
—Mi problema es que nunca sé cuando debo irme.
—Mi problema es que nunca sé cuando debo quedarme —me confiesa Millesk de vuelta, no entiendo su personalidad, yo solo había hablado en voz alta. Observo volar un objeto y se sitúa justo frente a mí.
—Como compensación.
—No estoy interesado, quédatelo.
—Bien, no lo tomes si quieres —dijo y eso fue todo lo que duró su culpa.
¿Qué cosas pasarían si me permitiera cumplir todos mis deseos? Quería apuñalearlo, y lo decía muy enserio.
—No he olvidado que aún me debes el verdadero trato —era un recordatorio y una advertencia, no iba sentirme culpable, definitivamente no iba hacerlo, o eso me decía, pero ya lo hacía.
—Lo sé —contesta y no hablamos más, el espacio se distorsiona al rededor de él y pronto lo tengo a milímetros de mí.
—¿Qué...? —lo tengo tan cerca que el espacio es casi nulo, levanta las manos como si fuese a tocarme pero luego se retracta, lo que me hace recordar sus manos lastimadas, me mira con esos extraños ojos violetas y pasa su mirada de mi vista a mis labios por un segundo ¡¿Qué?! sopla mi cara levantando los cabellos que tengo alrededor del rostro y luego sonríe pícaramente.
—¿Estás pensando cosas extrañas Hanssel? —dice burlándose y... juro que lo intente, de verdad lo hice, pero hasta ahí llego el último gramo de paciencia que tenía para él y sin pensarlo realmente conecto mi puño con toda mi fuerza en su mandíbula.
Qué respete, me digo cuando lo veo tirado en el piso, y cuando por alguna razón quito mi vista de Millesk y la levanto me encuentro con Mila, en el mismísimo bosque.
—Emm ¿Hola? —le digo y sonrió nervioso tratando de no verme culpable, misteriosamente me devuelve la sonrisa aumentando mis nervios y provocando que sienta un escalofrío —esto, no es lo que parece, en serio —me excuso rápidamente.
—¿Y qué es lo que parece Hanssel? ¿Estas pensando cosas extrañas? —definitivamente Mila y Millesk son distintas caras de la misma moneda, la versión femenina o masculina del otro, pero Mila daba más miedo.
—No, claro que no —le respondo enderezandome y poniendo mis manos atrás de mi espalda, las mismas manos con las que golpee a Millesk.
—¿Seguro? —asiento con mi cabeza repetidas veces.
—Muy, muy seguro.
—No le creas Mila, se me estaba insinuando —interrumpe Millesk en nuestro diálogo, le lanzó una mirada con un claro significado, dices nuevamente algo así y te mato —Hermana, creo que ahora me está amenazando, observa como me mira.
Mila me ve atentamente y yo pongo mi carita más inocente. Al final pone los ojos en blanco mostrando desinterés.
—Bien, no me importa, vine a llevarmelos ahora que ya superaron las pruebas.
—¿No te importa que amenacen a tú hermano de muerte? No tienes corazón —reclama Millesk ofendido.
—¿Cuál fue tú primer indicio para descubrirlo?
—Creo que fue cuando me tiraste por los aires por primera vez.
—¿La vez que casi te mato? No deberías exagerar así Millesk ¿Qué pensará la gente? —lo regaña.
—Claro ¿Qué pensara la gente de mi pobre y dulce hermana? Que desconcideración de mi parte ¿Cómo puedo quejarme luego de que intentara matarme?.
—Me alegra que tengas claro como son las cosas —dice muy segura de su inocencia, mientras debaten noto algo, las manos de Millesk ya no están cubiertas de vendas y se ven completamente sanas, pero están más rígidas de lo normal y no siquiera las mueve.
Fijo mi vista en Jariel y este me devuelve la mirada, si de por sí ya es alguien nervioso normalmente, ahora parece querer evaporarse con la presencia de Mila y Millesk a su alrededor, pobre niño, pasa sus dedos sobre sobre sus brazos y se rasca sin parar, quizá deberíamos huir ahorita mismo discretamente, los hermanos me dirigen una mirada como si hubieran escuchado mis pensamientos, así que pongo de nuevo mi cara de angelito, no estaba pensando nada ¿Okey?.
—Nos vamos —Mila nos toma a Jariel y a mí del brazo y al segundo nos encontramos en un lugar totalmente distinto, Millesk aparece un momento después de nosotros.
Observo por primera vez el extraño sitio en el que ahora nos encontramos, todo es: ¿Alucinante? Hay lo que yo llamo pequeñas casas distintas a cualquiera que hubiera visto, alineadas todas a la perfección, no había tierra firme todo se entrecruzaba con puentes que se veían sumamente tallados al menos en las partes que no estaban recubiertas de flores y arreglos, y si veías más allá de los puentes te encontrabas con ese extraño mar color rosa, nosotros estábamos justo en el centro, todo parecía una pequeña maqueta de fantasía, me encanto desde el inicio¿Cómo se...?
Me veo obligado a salir de mi fascinación cuando chocan fuertemente conmigo lastimandome, levanto mi vista y un esqueleto de cuencas vacías me devuelve la mirada, juro que perdí la respiración.
—Bienvenido a Jheasmee Hanssel —murmura Mila.
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