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/05/ REGLAS DEL JUEGO

CAPÍTULO 5: REGLAS DEL JUEGO

—Prometo hacer de tu vida un infierno.

  Le creía.

(***)

NARRADOR OMNISCIENTE

En "Jheasmee" el llamado país de las brujas, en el hogar de cierta bruja, era donde se encontraba Kirlyn; el gran siervo de esta.

Si bien era cierto que este había confiado en su ama al momento de su partida —cuando le había dicho que no lo abandonaba y que pronto estaría de vuelta —y aun lo seguía haciendo a pesar de su ausencia. También era cierto que el dolor por su partida iba multiplicándose día tras día.

Esperar, solo le quedaba eso, por doloroso que fuera, espera siempre dolía, y mas no tener certeza de que pasaría. En esos momentos, Mila —su ama —podría estar pasándola mal, podría haberle ocurrido algo, mientras el solo estaba ahí, esperando, mientras aquella depresión lo consumía e iba arrastrando y llevándose con ella todo rastro de felicidad y vida que había en él, no, eso era un error, su vida no se estaba yendo, su vida ya se había ido, justo en el momento en que Mila atravesó ese portal marcando una distancia entre ellos.

Mila era su vida, y se había ido.

Kirlyn había sido creado para servirla, desde el instante en que abrió sus ojos por primera vez, ella se encargó de decirle su deber y propósito de vida —servirla, protegerla, y ser útil para ella —eso era todo, pero ¿Si ella no estaba, cuál sería su propósito de vida?

Ninguno, estaba claro ¿Acaso había dejado de ser útil para ella en algún momento? ¿Cuál había sido su error? Mila no lo quería a su lado, por más que le suplicó que lo llevara con ella, jamás lo acepto. Pensar ese tipo de cosas hacía que quisiera ponerse a llorar como si fuera un bebe, Kirlyn se dejó caer contra una pared de aquel extraño castillo.

—No me sorprende que Mila te haya abandonado, si haces esta cantidad de drama, confieso que yo hubiese hecho lo mismo y muchísimo tiempo atrás —el supo que esas palabras quedarían gravadas en su corazón y tardarían mucho tiempo antes de desaparecer.

—¡Mila no me ha abandonado! —el grito de Kirlyn se había escuchado en cada rincón de aquella estancia, y su voz se había roto en sus últimas palabras.

—¿Si no lo ha hecho por qué lloras entonces? —la mujer se le acerca y toca su cara justo donde esta el tatuaje de su unión a Mila, odiaba ese tipo de contacto, lo peor es que la mujer siempre parecia querer hacerlo, solo le provocaba asco, Kirlyn fue incapaz de contradecir sus palabras o separarse de ella, mucho menos decirle algo, en algún momento había comenzado a llorar.

—No tiene idea de nada —decreto Kirlyn cuando fue capaz de hablar.

—¡Cierto! Olvidaba que simplemente eras la mascota que Mila creó para entretenerse, pero por lo que veo, ya ni para eso le sirves, siempre supe que al final pasaría, nunca has sido muy útil en realidad —ahí fue cuando el ser de Kirlyn empezó a desmoronarse, todo lo que había sido, era, y podría haber sido, se estaba destruyendo por esas palabras, el quería a Mila con todo su corazón, si eso fuera cierto, simplemente no podría con ello.

La mirada de Kirlyn se posó por fin en la de la mujer que se mantenía enfrente suyo, un error de su parte, porque los ojos que le devolvían la mirada eran sumamente parecidos a los que el tanto añoraba ver, la misma que no le permitía decirle a Mila la razón por la que no debía irse.

Esa mujer era la madre de Mila, tan parecidas que por un segundo sintió que quien lo decía era la propia Mila, se le acercó juntando sus cuerpos aún más, estás escenas se repetían, tiempos donde él tenía que complacerla o habrían consecuencias y esto solo contribuyo a destruirlo aún más.

"Una guerra se aproximaba, y el esta vez no estaba con su ama..."

(***)

HANSSEL

—Nunca he entendido porque se molestó ¡Es que las mujeres no tienen sentido común! ¡Cualquiera en mi lugar hubiera hecho lo mismo!

—¡Dios Leiser calla un momento, a nadie le importa tu patética vida —dijo Millesk a quien se hacía llamar Leiser, y aquí estaba yo tratando de aguantar la risa por esos dos, aunque también a punto de volverme loco, podían llegar a ser bastante insoportables.

Pero tranquilos, no se sientan mal por mí, no me quejo, al menos, podría decir que tenía salud, bueno, exceptuando mi gastritis, alguno que otro dolor articular, la miopía, y mis migrañas -bueno, está bien, quizá no tan buena salud.

—En realidad, no cualquiera hubiera coqueteado con otra mujer tan descaradamente delante de su novia, y menos si es un segundo después de haberle dicho que era "la luz de sus ojos y lo más bello que le ha pasado en la vida" —dije en respuesta a lo que según él era una triste historia sobre la poca "normalidad" de las mujeres.

—Ahh, tonterías, tu tampoco tienes sentido común —dijo sin darle mucha importancia al tema.

—Si ya terminaron su conversación escuchen esto —dijo la que ahora ya sabía se llamaba Mila, la persona por la cual ahora no estoy en mi casa o trabajo.

—Para que un ser humano pueda entrar con "honor" a "Jheashme" el país de las brujas, tiene que pasar por 3 pruebas, esas pruebas van acompañadas de reglas, si no pasan las pruebas, su condición será aún más denigrante —¿Cómo que aún mas denigrante? Pero antes de que pudiera decir nada, siguió hablando —pero les informo que hay reglas, si no las cumplen, van a morir.

>>Primera Prueba: tienen que ser aceptados por el bosque y tener su apoyo, la regla es simple, respeten el bosque, les aseguro que lo pasaran mal si no lo hacen.

>>Segunda Prueba: tienen que soportar un alto margen de dolor, los "brendoms" tienen un precio en sus cuerpos, pueden usarlos, la regla es que si rompen el límite que son tres por día, pueden destruir su cuerpo y mente, el dolor es agonizante y el proceso los irá destrozará en cada segundo —ahí fue cuando dejando atrás la seriedad de su rostro dejo escapar una perversa sonrisa, ella disfrutaba esto, y sabía que no le importaría ni un poco si alguno de los aquí presentes muriera, incluyéndome, sobre todo yo. Lo peor, era que sospechaba que estaba en la lista de los primeros que iban a morir; yo ni siquiera estaba entendiendo nada de lo que estaba diciendo.

No tenía idea de que eran "brendoms" ni muchas otras cosas.

>>Tercera Prueba: Tienen que hacer caer a alguien en una prisión de tiempo, la regla es que solo pueden usarlas de noche.

>>Esto es todo, si tienen algún problema con las regla pueden decirme, yo acabaré con todos sus problemas —y con esa última oración, nadie pudo atreverse a decir nada.

Luego de que Millesk me llevara a donde dormiría, justo como dijo Mila fue que conocí al sujeto que hace un rato contaba su historia de su ahora ex novia, al principio solo nos ignorábamos pero esta mañana cuando desperté por alguna extraña razón estaba a mi lado abrazándome, que susto el mío en ese momento, así que lo tire de la cama y ahí fue cuando se despertó; quejándose del poco respeto que tenía la gente por el sueño de los demás y yo le conteste que él era el que había aparecido en mi cama abrazándome e invadiendo mi espacio, luego de eso la única contesta que dio fue una escandalosa risa y desde ahí a estado molestándome, Mila por su parte no nos ha dado mucha atención solo nos trajo hasta aquí donde estamos ahora reunidos alrededor de 100 personas, y yo entre ellas creo que era la única sin tener idea de que tengo que hacer.

Un pequeño niño esquelético se va acercando hacia mí, gran parte de su cara la cubre un cabello  tan mugriento que ni siquiera se distingue su color y su postura es encorvada con la mirada solo puesta en el suelo, como si estuviera lo bastante temeroso o simplemente no tuviera la suficiente confianza para erguirse y mostrarse al mundo.

—¿Quieres hacer grupo conmigo? —dice tan bajo que apenas lo escucho, pareciera que creyera que en cualquier instante le iba a lanzar un golpe solo por hablarme ¿Cuántos malos tratos habrá recibido para tener tanto miedo de la gente?

—¿Grupo para qué?

—El bosque tiene sus propias reglas, no se puede entrar sin un compañero.

—¿Cómo te llamas? —le pregunto.

—¿Cómo? —su confusión era evidente ¿Por qué estaba confundido?

—Pregunte como te llamabas —aclaro.

—A la gente como yo no se les da nombre, eso significaría que tengo valor alguno, nadie nunca me ha dado un nombre —el corazón había empezado a latir con más rapidez tras el escuchar eso, siempre me pasaba cuando me molestaba, sentía la ira recorriendo cada parte de mi cuerpo.

—¿la gente cómo tú? ¿Qué significa eso? ¿Por qué no tienes nombre? —estaba tratando de contenerme lo más posible, el niño ya parecía tener suficiente con su miedo al mundo en general para que yo añadiera motivos para temerme a mí en específico.

—Perdón por molestarlo, discúlpeme por favor, no fue mi intención ¡Me retiraré y no lo molestaré más! —parecía que no se me daba muy bien eso de contenerme, el niño daba la impresión de que en cualquier momento sufriría un colapso nervioso, daba pena ver como parecía querer echarse a llorar solo por tomarse el "atrevimiento" de hablarme, el niño se iba ir pero se lo impedí tomándolo del brazo, el niño se encogió y cerró los ojos con fuerza ya listo para recibir un golpe de mi parte.

—¡No te vayas! ¡Haré grupo contigo! —abre sus ojos pareciendo consternado y me mira por primera vez dejando ver unos lindos ojos amarillos, con una pregunta implícita de en qué momento iba a golpearlo, antes de bajar rápidamente la mirada pareciendo arrepentido —pero responde las preguntas que hice por favor.

—Simplemente no tengo nombre —dice avergonzado.

—¿Qué quiere decir eso de la gente como tú?

—Nada en especial —dice sin ahondar mucho en el tema, suspiro molesto no muy conforme con sus respuestas.

La voz de Mila hace que ponga mi atención en ella —ya hace mucho tenían que estar en el bosque —ahora es que noto como todas las personas que estaban a mi alrededor han desaparecido y también noto como la presencia de Mila hace que el niño que tengo a mi lado se ponga en más tensión si es posible —desaparezcan —y con esa simple orden al momento siento como está empezando la necesidad de oxígeno, cierro los ojos por un segundo, cuando los abro el mismo niño al que había estado haciendo preguntas viene hacía mi ¿Nadando? Si, nadando hacia mi cuando llega hasta mi toma uno de mis brazos y con el otro lucha por sacarnos a la superficie, cuando por fin estamos en tierra nuevamente escupo toda el agua que había tragado y lucho por respirar nuevamente; me juro a mí mismo que iba empezar a valorar mucho más cosas tan naturales en la vida como el poder respirar, el niño está enfrente de mi pareciendo muy preocupado, el agua a permitido que se distinga su cabello dejándome sorprendido de que es un hermoso y llamativo azul claro.

—Ya estoy bien, tranquilo —digo cuando ya estoy mejor, miro el lago donde casi me ahogo, es de un sorprendente y hermoso color rosado.

—Gracias por salvarme —toda la respuesta que me da el niño es una mueca tratando de contener un sollozo ¿Por qué iba a llorar? No lo sabía, pero no esperaba nada bueno, la suerte nunca había estado de mi lado...

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