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❝ niña exasperante ❞
Las interacciones con Arim siempre terminaban así: llenas de sarcasmo, bromas y esa extraña familiaridad que habíamos desarrollado en tan poco tiempo.
Era algo extraño, Arim era una contradicción en mi vida. Su risa y sus tonterías lograban sacarme sonrisas incluso en los peores días, pero su manía de entrometerse en mis asuntos personales me sacaba de mis casillas. Era irritante y, al mismo tiempo, adictiva. Su presencia llenaba un vacío que no sabía que tenía, convirtiéndola en un refugio inesperado a pesar de lo mucho que me frustraba.
Vuelvo a recalcar, es extraño y difícil de explicar.
—Creo que necesito un empleo...
Ahora me encontraba sentado en mi patio luego de mi turno de noche, hablando de la vida con ella mientras nos lanzábamos una pelota de una casa a otra. ¿Por qué estábamos haciendo esto? No tenía ni la menor idea. Parecíamos locos hablando de esta manera.
—¿Qué te detiene? ¿Tus uñas se pueden quebrar?
Desde que nos conocimos, nuestra relación pasó de odio mutuo a esta especie de amistad ligera y sin filtros. No era complicado hablar con ella, y aunque veníamos de mundos completamente distintos, parecía que ambos disfrutábamos de estas charlas sin sentido.
—Muy gracioso, estúpido.
Lanzó la pelota con mas fuerza, haciendo que soltara una carcajada por su agresividad. Ella por fin se asomó a la pandereta que nos dividía y me miró con cara de perrito abandonado.
—¿Qué quieres?
—Que me ayudes a conseguir empleo.
—Ah no, es increíble, quieres todo en bandeja de plata, niña mimada.
—Ah, púdrete. Eres malo.
Pero las conversaciones con Park Arim siempre me hacían reír mas de lo normal. Ella no se ofendía por las cosas que le decía, ni yo tampoco. Podíamos ser completamente sinceros el uno con el otro.
—Bien, bien, la biblioteca no te sirve por tus estudios...
—Y Jurin me mataría si me ve cerca de ti — rodó los ojos.
—Probablemente. — comencé a jugar con la pelota —. Nunca ha sido alguien desconfiada, me sorprende esa faceta de ella.
—Oye, ¿pero nosotros somos amigos?
Arrugué mi frente.
—¿A que se debe tu pregunta?
—Porque quiero saber si ahora lo somos. Porque quizás ella se pone celosa por la cercanía de amigos. Pero quizás estoy delirando y ni siquiera me consideras eso.
—Creo que... sí — respondí ladeando mi cabeza. Era mi primera amiga. — ¿Qué te parece trabajar en el supermercado? No es un trabajo difícil y no se gana mal. Además comienzas en las tardes y sales a las nueve.
—Lo tomo. Mira que me da vergüenza salir sin dinero junto a Chan.
—¿Chan? ¿Jackie Chan?
—Le digo así de cariño. Se llama HyunChan.
—Mejor que le digas Chan. Que nombre tan espantoso.
Ella soltó el aire para finalmente reír y negó con su cabeza.
—Todo porque tienes un nombre lindo.
—Un nombre lindo para un hombre lindo. — quise aparentar que mi autoestima estaba por el cielo.
—Bueno, es verdad. Un nombre lindo para alguien lindo.
Entrecerré mis ojos y la analicé por completo.
—¿Estás coqueteando conmigo?
—¿Qué? Solo soy sincera. Eso no fue en tono de coqueteo ni de broma. Te falta calle. — bromeó tirando un mechón de cabello detrás de su oreja — y respecto al trabajo, me encantaría trabajar en el supermercado.
—No se diga más. Me mandas tu currículum para pasárselo a mi jefe.
—¿Cuándo sería mi primer día si me aceptan? —preguntó, lanzando la pelota al aire, atrapándola de nuevo.
—Tan pronto como sea posible.
—Necesito el dinero, y la universidad ya me está agotando. Aunque creo que seré un desastre detrás de una caja registradora.
—No te preocupes, seguro le causas lástima a los clientes y te dejan propina.
—Eres un imbécil —respondió, aunque su tono era más divertido que ofendido.
Ella lanzó la pelota de regreso, esta vez con menos fuerza, como si quisiera evitar que se le fuera de las manos. Por un segundo, su mirada se perdió en algún punto más allá de mí.
—¿Crees que lo estoy haciendo bien? —preguntó, su tono ahora más bajo.
La pregunta me tomó por sorpresa. Arim rara vez mostraba inseguridad, al menos no tan abiertamente.
—¿A qué te refieres?
—A esto... mi vida. Fingir que todo está bien, adaptarme a este lugar, buscar un empleo. No sé si estoy avanzando o solo estoy dando vueltas en círculos.
Me quedé en silencio un momento, considerando mis palabras.
—Creo que... hacerlo bien no significa tener todas las respuestas, sino seguir adelante a pesar de todo. Si estás tratando, entonces estás haciendo algo bien.
Ella me miró por encima de la pandereta, con una leve sonrisa que parecía agradecida.
—Eres más sabio de lo que aparentas, alien lindo.
—Y tú eres más fuerte de lo que pareces, mitómana coqueta.
Ambos nos quedamos en silencio, pero esta vez era un silencio cómodo, como si esas palabras fueran suficientes por ahora. En ese momento, no éramos el chico de la biblioteca y la chica rica caída en desgracia; éramos solo dos personas tratando de encontrar nuestro camino en medio del caos.
Esa noche, el silencio del vecindario parecía más profundo que de costumbre. Arim se había retirado a su casa después de despedirse de una forma sorprendentemente tranquila luego de verme bostezar y exigirme que fuera a descansar, dejando un vacío extraño en el aire.
A veces, no entendía por qué su compañía me resultaba tan agradable. Ella era todo lo que normalmente me irritaría: testaruda, bocona, acostumbrada a una vida que yo ni siquiera podía imaginar. Pero había algo en ella, en su risa despreocupada y en la forma en que parecía tan genuina, que hacía que las horas pasaran rápido.
Apoyé la cabeza en el respaldo de la silla, mirando las estrellas que apenas se veían desde el patio de mi casa. No era común para mí tener momentos así, momentos en los que podía relajarme y olvidarme del peso que cargaba cada día. Y Arim, de alguna manera, estaba comenzando a ser parte de esos momentos.
No, definitivamente no podía dejar que se diera cuenta. No porque no quisiera que lo supiera, sino porque sabía perfectamente que lo usaría en mi contra. Ella haría bromas sobre lo mucho que la disfrutaba, se aprovecharía para meterse conmigo aún más.
Y sonreí ante la idea.
Tal vez no estaba tan mal que alguien hiciera más llevadera la rutina, incluso si esa persona era la niña mas exasperante que hubiera conocido.
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