15.
❝ ¿Qué está pasándome? ❞
El ambiente estaba cargado, pero a la vez había una extraña sensación de alivio al compartir nuestras historias, como si desahogarnos fuera una tregua temporal para nuestras vidas complicadas. Ella habló primero, desgranando su infancia con un tono entre resignación y nostalgia.
O rabia y tristeza, no sabía muy bien cual emoción tenía.
—Siempre estaban en la compañía, rodeados de gente extraña, cenas interminables, eventos aburridos. Mientras tanto, los juguetes que me compraban llenaban un vacío más que un espacio en mi cuarto.
Hizo una pausa, como si quisiera elegir con cuidado sus siguientes palabras.
—No tuve muchos amigos porque me hicieron estudiar en casa. Y cada vez que se sentían culpables por la falta de viajes o cumpleaños, intentaban compensarlo comprándome todo lo que veían. La señora Kim fue la persona que cuidaba de mí y la quería muchísimo, pero la terminaron despidiendo porque estaba siendo muy cercana a ella y eso no podía suceder, según las palabras de mamá.
Se detuvo, sus dedos jugueteaban con el borde de la taza que tenía frente a ella.
—Siento que jamás fui querida. Estoy en una familia adinerada y acomodada... bueno, ya no — soltó una risa amarga —. Pero siempre he sentido que estorbaba, ¿me entiendes?
Asentí, queriendo que continuara.
—La noche que me seguiste a Seúl fue porque... porque no puedo terminar con Chan. Es hijo de los Lee. Si descubren que estoy viviendo por acá, a sus padres no le hará mucha gracia.
Fruncí el ceño, desconcertado.
—¿Quiénes son ellos?
—Su madre es una famosa diseñadora de modas y su padre es actor. Es prácticamente perfecto a los ojos de mis padres. Para ellos, Chan es su boleto de escape, y yo soy la carnada que lanzaron.
Arrugué mi nariz en descontento. La gente rica tenía serios problemas mentales.
—Entonces, no lo amas.
—Jamás he experimentado el amor como tal. Pero debe ser lindo, ¿no? — dijo, con un destello de esperanza en los ojos —. Sentir mariposas al ver a esa persona especial, esperar ansiosa un mensaje, reír juntos, tener a alguien que esté para ti en todo momento...
Me quedé callado, sintiendo una ligera incomodidad con sus palabras.
—Estás buscando a alguien que... bueno, que... — intenté responder, rascándome la oreja, pero me quedé corto.
—Llegará, no tengo dudas. O quizás... ya está.
La miré, confundido.
—¿Eh?
Arim se rio con suavidad y negó con la cabeza.
—Olvídalo. Ahora cuéntame tú. Ya basta de mis lamentos.
Sonreí con cierta incredulidad.
—¿Ahora quieres disfrutar de los míos?
—No quiero ser la única miserable.
Respiré hondo, jugando ahora yo con mi taza, sintiendo que estaba en terapia y sin esperar demasiado, empecé a hablar.
—Como te mencioné antes, siempre he sido pobre. No tuve auto, ropa de lujo, ni celulares caros, pero mi infancia fue buena a pesar de todo. Mamá trabajaba limpiando casas, y papá cuidaba autos. Vivíamos el día a día y, aunque no era fácil, nunca me faltó nada importante...
Arim me miraba fijamente, escuchando atentamente cada palabra que salía de mi boca.
—Cumplí diecinueve, y tampoco iba a estudiar en la universidad. No tuve un buen promedio y en la prueba me fue terrible. Empecé a trabajar resignado para ayudar en casa, no podía estar de vago. Pero entonces, papá tuvo un accidente que lo dejó muy mal...
Ella entreabrió los labios, como si fuera a interrumpirme, pero seguí.
—Mamá se dedicó a cuidarlo todo el día, así que me tocó hacerme cargo de la casa. Un año después, descubrí que papá debía una cantidad absurda de dinero a una organización. Mafia, préstamo ilegal, no lo sé. Pidió dinero para ir a probar suerte en los casinos y como una crónica de muerte anunciada, lo perdió todo, dejando una deuda monstruosa...
El sonido de mis dedos tamborileando contra la mesa rompió el silencio.
—Por eso no tengo vida, Arim. Por eso estoy atado de manos. Todo lo que hago es para terminar esa deuda y ser libre, por fin.
Ella bajó la mirada.
—Jungkook... no sé qué decir...
—No tienes que decir nada. Estamos compartiendo nuestros lamentos para liberarnos un poco.
Arim negó suavemente con la cabeza, con una expresión culpable.
—Siento que mi problema es un moco al lado del tuyo.
Rodé los ojos, como solía hacer cuando ella decía algo absurdo. Que era la mayoría del tiempo.
—No minimices tus problemas. Tus padres quieren que te cases por dinero. ¿Qué es eso? ¿un drama de televisión?
Finalmente, soltó una risa. Y aunque fue breve, me sentí aliviado. Por un instante, todo pareció menos pesado.
Sentí pasos ligeros acercándose a la cocina, y mi cuerpo se tensó de inmediato. Cuando levanté la mirada, ahí estaba mamá, parada en el marco de la puerta, mirándonos con una mezcla de curiosidad y sorpresa.
—Buenas... noches... —dijo lentamente, como si analizara la escena.
Arim, quien hasta entonces estaba relajada y riéndose, dio un respingo. Llevó una mano a su pecho, claramente sobresaltada, y se levantó de golpe, enderezándose como si hubiera sido atrapada haciendo algo indebido.
—Ah... buenas noches, señora Jeon. —Su voz temblaba un poco mientras hacía una leve reverencia, nerviosa.
Mamá, con su típica calma, caminó hacia el lavaplatos para llenar un vaso de agua. Su mirada iba de Arim a mí, y aunque no dijo nada al principio, el ambiente en la habitación se volvió más denso. Arim jugueteaba con las mangas de su blusa, como si no supiera qué hacer con sus manos.
—No te preocupes, querida. —Mamá rompió el silencio, con una sonrisa tenue—. Eres la vecina, ¿no? He escuchado mucho sobre ti.
Arim me miró de reojo y luego asintió rápidamente.
—Sí, disculpe por la hora... vine solo a molestar un poco a su hijo, pero ya me voy.
—No tienes que disculparte, está bien. Jungkook necesita compañía de vez en cuando, aunque sea para molestarlo. —Mamá dejó escapar una risa suave mientras bebía su agua.
Arim, mientras tanto, mordía su labio inferior, indecisa sobre qué decir. Su nerviosismo era evidente. Sus ojos se movían de mamá a mí, buscando algún tipo de señal, y cuando entendió que no iba a darle ninguna, dio un paso adelante, enderezándose como podía.
Negué con la cabeza, intentando advertirle que no era necesario que hablara. Pero ella siempre hacía lo contrario a lo que se le pedía.
—Tiene un increíble hijo, señora Jeon. —Su voz sonó más firme de lo que esperaba, aunque noté cómo sus manos jugaban con el borde de su blusa.
Mamá se giró lentamente, con el vaso de agua en la mano, y me miró. Había una mezcla de sorpresa y ternura en sus ojos que me hizo apartar la vista de inmediato.
—Tengo al mejor hijo del mundo —respondió ella, con una pequeña sonrisa. Luego se acercó y acarició mi cabello, un gesto que hacía tiempo no me daba—. Jungkook siempre ha sido así... trabajador, dedicado. Él merece todo lo bueno.
—Mamá... —protesté en voz baja, sintiéndome avergonzado bajo la intensidad de sus palabras.
—Es la verdad. Y yo... le debo tanto... tanto. —Su voz se quebró al final, y sentí cómo el peso en mi pecho se hacía aún mayor.
—Será mejor que me vaya... — Arim limpió una lagrima que se le escapó —. Gracias por todo, Jeon. Gracias por estar, eso vale mas que cualquier cosa y siempre estaré agradecida de haberme topado con alguien tan entrometido como tú.
—Aquí estaré para lo que necesites, mitómana bocona.
Se inclinó hacia mí y me abrazó por última vez. Fue un abrazo distinto, más cálido, más... lleno de algo que no podía nombrar. Algo sorprendido, la apreté contra mí por un breve momento, intentando transmitir algo de la fortaleza que ella parecía necesitar desesperadamente.
Salió de nuestra casa, dejándonos a ambos en la cocina, pero mamá me miraba de una manera completamente divertida.
—¿Eso que fue?
—Oh, no, no empieces...
—¿Te gusta? Es linda, muy linda y creo que has sonreido mucho mas desde que ella llegó a tu vida.
—Y también aumentaron mis dolores de cabeza.
—Es una chica interesante —comentó mamá después de un rato, con ese tono que usaba cuando ya había sacado sus propias conclusiones y no necesitaba escuchar las mías.
—Es... algo —respondí, sin saber qué palabra usar exactamente para describirla.
Mamá bebió un sorbo de su vaso, mirándome como si pudiera leerme. Luego ladeó la cabeza.
—Ella te aprecia mucho.
—¿Por qué dices eso? —pregunté, aunque la respuesta parecía obvia incluso para mí.
—Por cómo te mira, hijo. Por cómo habla de ti. Una persona que aprecia a alguien no lo esconde.
Bufé, tratando de restarle importancia al comentario, pero la sensación en mi pecho no se iba.
—Arim no me mira de ninguna manera especial, mamá. Solo somos vecinos... y amigos.
Ella soltó una risa suave y negó con la cabeza.
—A veces, eres tan ciego como tu padre
—¿Qué?
Mamá no respondió. Simplemente dejó el vaso en el lavaplatos y me dio una palmadita en el brazo antes de desaparecer por el pasillo hacia su habitación.
Quedé solo en la cocina, mirando hacia la puerta por donde Arim se había ido. Una sensación cálida, pero también confusa, se quedó conmigo.
¿Qué estaba pasándome?
Sabia que era una chica difícil de descifrar, y quizás por la misma razón, seguía dando vueltas en mi cabeza mucho después de que haya desaparecido de mi vista.
O eso me estaba obligando a creer.
Gracias por llegar a la meta, subí como prometí ❤️
Subí un spoiler en mi Instagram, si alcanzaste a leerlo, que bueno KSLSKSK sino, se aguantan hasta que salga el capítulo.
Gracias por el apoyo a ésta y mis demás obras, llegué a los 1k de seguidores 😭❤️. Graaacias infinitas por el apoyo mis beibis, las adoro muchísimo 😭❤️.
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