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Capítulo único (1/2)

~ Miércoles ~

- ¡No! ¡No puede ser! ¡¿Porque la cambio?! ¡¿Y porque tenía que hacerlo en la mejor parte del anime?! ¡¿Se habrá enterado de que le usó su internet?! -gritaba Dino en su habitación.

Mientras trataba desesperadamente de jaquear la contraseña del wifi de su vecino.

~ Jueves a las 20:00 hs ~

- ¿Hijo para que es toda esa comida? -se escuchó preguntar a una voz masculina dentro de la casa.

- Es para Hoshi -le respondió Dino completamente desinteresado.

- ¿Hoshi? ¿El vecino? ¿No qué te caía mal? -preguntó su padre curioso, mientras bebía de su vaso con agua.

- Si, lo hace, pero su papa paga el mejor internet que hay. Por lo cuál su wifi anda perfecto -comentó mientras servía dos vasos de jugo-. A diferencia de otros papás, tacaños, que sólo pagan promociones de pocos megas. Y el internet anda super lento, tanto así qué no me llegan ni los whatsapps.

Finalizó en reproche.

- Ooooh -exclamó su padre-. Suerte con eso.

Pidió apuntando la mesa del living completamente servida, para después huir rápidamente del lugar.

-Cobarde -susurró él menor. Viéndolo perderse por las escaleras.

#Tilín-tilín-tilín#

Comenzaron a sonar campanas del timbre de la casa, anunciando la llegada de un visitante.

Dino suspiro, y con su mejor sonrisa falsa corrió a abrir la puerta.

Al llegar a esta la abrió por completo y tomó de la mano a Hoshi, comenzando a jalarlo hacía adentro.

- ¡Pasa! ¡Pasa! -soltó el dueño de casa con una enorme sonrisa en sus labios.

- Gracias -agradeció el chico rubio, entrando a la casa de su vecino con tranquilidad.

- Ven siéntate aquí -pidió Dino con un tono de voz animado, mientras arrastraba a su vecino hacía la sala.

Haciéndolo sentarse en uno de los sillones frente a la mesa ratona, la cuál estaba perfectamente ordenada para una cena de dos personas.

Luego sin perder su sonrisa se fue a sentar en el sillón frente al del invitado.

- Te agradezco que me invitaras -dijo Hoshi con una linda sonrisa.

- Descuida es un placer -mintió Dino también con una sonrisa en sus labios-. Adelante... come con toda confianza.

Ofreció mientras agarraba una empanada de jamón y queso para si mismo.

- ¡Oh, que rico jugo! -exclamó Hoshi con una enorme sonrisa.

Mientras disfrutaba el jugo recién exprimido que preparó el dueño de casa.

- Es mi favorito -comentó el menor-. Y dime Hoshi, ¿cuál es el nombre de tú primer mascota?

Pregunto de la nada mientras tomaba su celular en mano.

- Pinki -contestó el rubio algo desconcertado.

A la vez que Dino discretamente escribía en su celular.

*Maldición no es la contraseña* Pensó el menor.

- Es un bonito nombre -soltó Dino con una falsa sonrisa-. Cuéntame, ¿cómo es la dirección de la casa en la que vivias antes?

Pregunto mientras agarraba su celular nuevamente.

- Roseti y forest al 904 -respondió el rubio con algo de duda ante las inesperadas preguntas.

*Tampoco es* Pensó Dino dejando ir un suspiró de sus labios.

- ¿Cuáles son tus números favoritos?

Soltó sin detener su interrogatorio.

- 4-21-7-3-1-1998 -respondía Hoshi con mucha curiosidad.

*Números de porquería. O tal vez tenga otro orden.* Pensaba el dueño de casa analizando los números escritos.

- ¿Que tanto escribes en tú celular? -pregunto él invitado al no poder aguantar la curiosidad.

Si estaba molestando a su vecino con su presencia, con gusto se iría a su hogar.

No hacía falta qué Dino se entretenga con su celular en señal de; "me aburres".

- Tomó nota -contestó este rápidamente-. Soy muy malo recordando cosas. Así que sólo estoy tomando nota.

Aseguró él menor con una sonrisa nerviosa.

- Comprendo -aseguró Hoshi mientras veía a Dino tomar un poco de jugo.

- Claro -soltó Dino sonriente-. Y dime, ¿cuál es el nombre que usaba tú madre cuando era soltera?

Pregunto él dueño de casa mientras tomaba su teléfono en mano otra vez, y miraba fijamente al chico frente a su persona.

- Sandara Park -contestó el rubio. Volviendo a quedar confundido ante la completamente inesperada pregunta.

*¡Tampoco es está!* Se volvió a quejar Dino internamente.

- ¿Y el nombre de tú primer amor? -volvió a preguntar mientras esperaba impaciente la respuesta.

Tenía que ver su anime favorito sin las interrupciones de su lento internet, o lloraria. Apostaba lo que fuera a que lo haría.

Ya que estaba seguro, desde el fondo de su alma, qué si no conseguía esa bendita contraseña. Lloraria.

- Yo... Recordé que tengo algo importante que hacer -soltó Hoshi mientras se ponía rápidamente de pie, y comenzaba a caminar hacía la puerta de entrada e salida.

- ¡Espera! Primero debes responderme -pidió mientras miraba fijamente su celular.

Pensaba probar la contraseña tan pronto escuchara la respuesta.

- Lo siento -susurró su vecino cerrando la puerta detrás de si mismo, dejando al menor sin respuesta alguna.

- ¡Vuelve mañana a la misma hora! -gritó Dino luego de abrir la puerta segundos antes cerrada.

El menor se quedó parado en el portal de su hogar observabando a su vecino meterse rápidamente a su casa. Quién sin responder a sus palabras, simplemente desapareció de su vista.

- Maldición... por cosas como estás no me agradas -iba murmurando de camino a su habitad natural.

- ¿Como te fue? -pregunto su padre. A quién se encontró de camino a su habitación.

- Ni siquiera preguntes -gruñó el menor.

Entrando rápidamente a su habitación, y al hacerlo cerró la puerta con seguro.

- Siempre tan simpático -ironizó su padre mientras se iba a ver televisión-. ¡Mañana tenemos que ir a la casa de tú tia!

Gritó el hombre mayor, deteniendo sus pasos a mitad de camino.

- ¿Porque debería? ¿Ya sé puso internet? -pregunto Dino mientras prendia su PlayStation.

- Porque es su cumpleaños. Y toda la familia estará presente -contestó su padre mirando con el ceño fruncido la puerta cerrada-. Saldremos de aquí a las cuatro de la tarde, cinco más tardar. Así que hoy no amaneces en el computador.

Advirtió con firmeza. Obteniendo como respuesta sólo un gruñido de parte de su hijo.

-No es cómo si pudiera amanecer viendo anime.

~ Viernes a las 17:00 hs ~

- ¡Lee Chan, ¿que tanto haces hay dentro?! -gritó su padre detrás de la puerta de su habitación algo impaciente-. ¡Tenemos que irnos, si no salimos ahora no llegaremos a tiempo. Sabes que tenemos dos horas de viaje, y más si el tráfico no nos ayuda!

Volvió a gritar, pero esta vez acompañó los gritos con golpes en la puerta.

- Cariño, nuestro hijo no se siente bien -interrumpió la madre de Dino con un dulce tono de voz.

- No le des las mañas. Ya esta grande para estás falsas escenas de; "estoy enfermo". Tan típicas en él cuando tenemos que ir a visitar a sus parientes.

Reprochó el hombre mayor. Mirando con recelo la puerta cerrada frente a sus ojos.

- No es una de esas escenas -aseguró la mujer con rapidez-. Realmente se siente mal. Lo he comprobado esta mañana, y creó que lo mejor es que no se levanté de la cama por hoy.

Comentó con una sonrisa en sus bonitos labios, presumiendo su perfecta dentadura.

- Pero mi amor... sabes como es ese chico, ¿o es que ya te convenció? - pregunto el hombre en un tono acusador.

- Te digo la verdad -aseguró la madre de Dino-. Por cierto, ¿que te pareció mi nuevo vestido?

Pregunto mientras daba un giro sobre sus talones. Dejando que su esposo apreciará el elegante y a la vez casual vestido negro que lucía en ese momento.

Su esposa era tan preciosa. Sin dudas era la personificación de una fina joya.

- ¡Aish! Hermoso. Te queda hermoso -soltó el hombre rendido-. Está bien, por esta vez él gana.

Concluyó mientras depositaba un beso en los delicados labios de su amada esposa.

- ¡Tú ganas! -gritó.

Mientras golpeaba la puerta de Dino por última vez antes de desaparecer junto a su esposa.

- Gracias madre -susurró él menor para si mismo. A la vez qué daba brincos de alegría sobre su cómoda cama.

Luego de que sus padres se fueran. Se levantó de la cama, y fue a la planta baja a beber un poco de agua fresca.

Después se dedicó a abrir todas las cortinas invitando a la luz solar a pasar a su hogar, estás sin hacerse de rogar entraron rápidamente para pasearse por toda la casa.

Al finalizar volvió a su habitación, abrió por completo su ventana y se sentó indeciso en su cama.

Pensó en millones de cosas que podía hacer y en todas implicaba al internet de por medio. Eso lo ponía de los nervios, odiaba renegar con la lentitud de su propio internet.

Pensativo se entretuvo observando por su ventana. Disfrutando del lindo sol que entraba por la misma.

Su aburrida mirada vagaba por todas direcciones. Hasta que dio con la ventana de su vecino, quién se encontraba escuchando música mientras bailaba con dos de sus amigos.

Los tres bailaban una misma coreografía, completamente sincronizada.

Hoshi era realmente bueno bailando al igual que sus dos amigos. Esa era su opinión de casi experto bailarín, ya que el solía hacerlo debés en cuando.

Ahora que lo pensaba... Podía hacerlo para pasar el rato, después de todo tenía la casa para el sólo.

Dino bajo rápidamente de su cama, luego la corrió un poco haciendo más espacio. Después puso su artista musical favorito a todo volumen y comenzó a bailar al compás de la música.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Hoshi no había podido dormir bien la noche anterior.

Ya que salir huyendo así de la casa de su vecino no fue la mejor de sus obras. Aunque en su defensa, la culpa era de Dino y su interrogatorio.

Hacía preguntas bastantes raras y aun así no le importó.

Pero la última lo dejo sin palabras, ¿que debia decirle?

¿Mi primer amor?

Pues tú.

Aunque tranquilo. Que ya se legalizó la homosexualidad y quizás, en un futuro hasta nos podemos casar. ¡Claro que no!

Se sentía frustrado. Y su mejor manera de bajarse esa frustración era bailando, pero no sólo, el odiaba estar sólo.

Así que como no había nadie en casa invitó a sus mejores amigos, quiénes no tardaron en llegar y ponerse al día con el.

- ¡Hoshi! -gritó MingHao apagando la música mientras miraba a su amigo con el ceño fruncido.

- Llevamos un largo rato tratando de comunicarnos contigo -informó Jun bebiendo un poco de coca-cola.

- Disculpen, ¿que decían? -pregunto Hoshi mirándolos con curiosidad.

- Que mires por la ventana -dijo MingHao apuntando hacía la misma.

- ¡Oh! Hace tanto que no lo hacía -dejo salir el mayor mientras se quedaba observando a Dino bailar-. Tan perfecto.

Susurró apoyándose en el marco de la ventana.

- Es como un espectáculo -comentó MingHao sentándose en la cama de su amigo.

- Usar un pantalón tan apretado con una musculosa holgada para bailar de esa manera, debería ser un delito.

Agregó Jun sentándose junto al menor de los tres.

- Y más si cada vez que gire va a mostrar su cuerpo de esa manera -finalizó MingHao aguantando sus ganas de reír.

- ¿Verdad que sí? -soltó nuevamente Jun.

- ¡Ya ustedes dos! -les gritó Hoshi con su ceño completamente fruncido-. ¡Dejen de mirar!

Ordenó realmente molesto.

- Pero si es gratis -reprochó MingHao sin apartar su mirada del cuerpo de Dino.

- No sólo observar es gratis... Estoy al tanto de que está sexi soltero -siguió molestando Jun.

- ¡¿Me jodes?! -exclamó MingHao fingiendo asombro.

- No, es la pura verdad. Y también me enteré de que hoy tiene la casa sólo -comentó el castaño con una media sonrisa.

- ¿Estás pensando lo mismo que yo? -le pregunto MingHao con una sonrisa en sus labios.

- Totalmente -respondió Jun haciéndole un guiño.

Ante tal escenario de palabras, Hoshi estaba realmente celoso.

Sabía que sus amigos nunca intentarían algo con Dino, pero cualquier otra persona podía pensar de esa manera. Y esas otras personas, definitivamente no iban a pensar en él.

- Ahora vuelvo -informó Hoshi a sus amigos.

Estos en respuesta levantaron sus puños al aire, en señal de que lo acompañarían en su guerra

A lo que el dueño de casa les sonrió, y luego salió con rapidez hacía la casa de su vecino.

#tilín-tilín-tilín#

Comenzaron a sonar las campanas que anuncian la llegada de un visitante.

#Tilín-tilín-tilín#

Sonaron por segunda vez. Haciendo poner nervioso al visitante.

#Tilín-tilín-tilín#

Se escuchó por tercera vez, y nuevamente nadie atendió.

Hoshi giró sobre sus talones y suspiro aliviado.

Después de todo, quizás todavía no era tiempo de confesar sus sentimientos.

Ni siquiera sabía los gustos del contrario.

- ¡Vecino! -llamó la voz de Dino-. Pasé vecino.

Dijo este tomando la mano de Hoshi, para luego meterlo dentro de su casa.

- ¿Que lo trajo por aquí? -pregunto sonriente. Haciendo de manera inconciente que Hoshi sufra un shock interno-. Hola...

Volvió a llamar, pero esta vez moviendo sus manos frente al rostro del mayor.

- Claro. ¿A que venía? ¿A que venía?...

Logró formular con los nervios apoderándose de todo su ser.

- Si. ¿A que venía? -pregunto él menor mientras bebía un poco de jugo.

- Venía... A... Venía... ¿A que venía? -soltó de manera torpe haciendo reír al menor.

- No lo sé, pero no habrá sido algo importante -dijo Dino ofreciéndole de su jugo.

- Seguro que no -respondió Hoshi sintiendo algo clavarse en su pecho, para luego tomar la pequeña botella y beber un poco del líquido.

*Espera... ¡Esto es un beso indirecto!* Pensaba el mayor con una tonta sonrisa en sus labios.

- Ya que estás aquí. Me gustaría pedirte un favor -informó Dino con una sonrisa.

- Lo que quieras -aceptó sin dudarlo ni un segundo.

- Es respecto a un baile que eh estado practicando -informó-. Se que bailas así qué, quisiera que lo vieras y luego me dijeras que tipo de ajustes le podría hacer. Es para un concurso al que asistire.

Finalizó el menor mientras esperaba impaciente la respuesta.

- Pero yo no soy un profesional ni nada parecido. Sólo lo hago por diversión -comentó Hoshi.

Quién no creía que su opinión pueda influir tanto. Además su vecino sabía muy bien lo que hacía.

- Te eh estado observando bailar. Eres realmente bueno haciéndolo, pero si no quieres, no importa -dijo Dino con una mueca extraña a los ojos de Hoshi.

¿Desilusión? Si, eso era lo que él menor expresaba.

- Por supuesto que quiero. Sólo dime cuando y yo vendré a ayudarte.

Apenas el mayor término de hablar, comenzó a ser arrastrado por Dino hasta su habitación.

Una vez en dicho lugar. El dueño de casa lo hizo sentar en su cama.

Luego fue hacía su equipo musical, y hizo que una canción comience a resonar por toda la habitación.

El menor cerró sus ojos temporalmente y simplemente se dejo llevar por la entretenida melodía.

Cada pasó que daba era precisó, justo donde a el le gustaría que estén. Movimientos de caderas hipnotizantes, gestos faciales atrapantes y una sonrisa hermosa.

El mayor estaba completamente perdido en la danza del menor. Eso era un sueño, un hermoso sueño donde Dino bailaba sólo para él.

Esperen... Hoshi giró rápidamente la vista hacía su ventana, y como se lo imagino sus dos amigos estaban observando.

Al ver que él los miraba le levantaron sus pulgares hacia arriba.

*¡Dejen de mirar! Por primera vez puedo decir que realmente lo esta haciendo sólo para mí* Pensaba mientras volvía su mirada a lo importante.

Espero paciente a que él menor mostrará cada parte de su baile. Y según su gusto personal, más allá de que le gustará el creador. La coreografía estaba más qué bién.

Aunque tal vez, podría agregar algunas cosillas y quitar un poco del movimiento de caderas.

No es que se mirará mal ni mucho menos, pero en una competencia podría ser visto cómo algo vulgar. Dependiendo el tipo de lugar al que fuese a competir.

- Si quieres, quizás podrías -fue interrumpido.

- Baila para mí.

Pidió Dino haciendo colorear de un rosa fuerte las mejillas ajenas.

- Como tú quieras -aceptó Hoshi avergonzado-. Pon la misma canción por favor.

Suspiró calmando los latidos de su corazón y cerró los ojos.

Su mente le proyecto la hermosa danza segundos antes interpretada por Dino.

Se puso de pie, y la música comenzó a soñar fuertemente por toda la habitación.

Sin necesidad de dar una orden su cuerpo comenzó a bailar la coreografía del menor, cambiando pequeñas cosas en el camino pero no muchas. Era casi perfecta.

Agregaba pequeños detalles, para hacerla tan divertida cómo Dino la había hecho de sensual.

El dueño de casa se había sentado en la cama a observar con detenimiento cada paso y movimiento. Le encantaba. Su coreografía había resultado ser perfecta con los detalles de su vecino.

Quizás... Y sólo quizás, él contrario no era tan inútil como él creía.

- ¡Perfecto Hoshi-sempai!

Soltó seguido de una ronda ase aplausos haciendo sonreír ampliamente al mayor.

*"Sempai"* Repitió él rubio en su mente divertido.

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