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Jimin sintió que esas palabras lo golpeaban más fuerte que cualquier reproche. Había fallado como padre de muchas maneras, pero ahora, ver a su hijo asumir una carga que no le correspondía… era demasiado.
—Woozi, no quiero que te pongas en peligro por mí. —dijo, su voz quebrada. —Yoongi… si él se entera…
—Por eso tenemos que irnos, papá. —lo interrumpió Woozi con firmeza. —No podemos quedarnos aquí esperando a que las cosas se arreglen solas.
El silencio llenó la habitación, y Jimin bajó la cabeza, sintiéndose pequeño frente a la determinación de su hijo. Por primera vez, entendió que Woozi no solo estaba luchando por él, sino por ambos.
—¿Cuánto tiempo necesitas? —preguntó Jimin finalmente, aceptando la realidad que Woozi le estaba presentando.
—Unas semanas más, tal vez un mes. —respondió Woozi. —Ya tengo un lugar en mente, pequeño, pero suficiente para empezar de nuevo.
Jimin asintió lentamente, sintiendo una mezcla de esperanza y miedo. Era una idea aterradora, pero también era la primera vez que veía una salida.
—Está bien. —dijo con un susurro. —Esperaremos, pero si en algún momento siento que estás en peligro, nos detendremos, no quiero perderte, Woozi.
—No vamos a perder, papá. —Woozi le dedicó una pequeña sonrisa, una que escondía su propia preocupación.
Ambos escucharon un portazo en la puerta, Woozi no dijo nada, sabía que cuando ese sonido se escuchaba era que Yoongi discutió con su amante.
Jimin y Woozi se miraron en silencio, compartiendo una comprensión tácita que solo años de tensión podían forjar. El portazo fue seguido por pasos pesados y furiosos, acercándose por el pasillo.
Jimin se enderezó rápidamente, limpiándose las lágrimas con la manga, como si quisiera borrar cualquier evidencia de su vulnerabilidad. Woozi, por su parte, cruzó los brazos y adoptó una expresión fría, esa máscara que había aprendido a usar para protegerse de la ira de Yoongi.
La puerta de la habitación se abrió bruscamente, revelando a Yoongi, su rostro endurecido y sus ojos oscuros por la frustración.
—¿Qué están haciendo? —preguntó con brusquedad, su mirada pasando de Jimin a Woozi, como si sospechara algo.
—Nada importante. —respondió Woozi con calma, devolviéndole la mirada sin pestañear.
Yoongi entrecerró los ojos, claramente irritado por la actitud de Woozi, pero decidió no presionar. En cambio, se dirigió a Jimin, su tono más frío aún.
—Necesito hablar contigo. —ordenó. —Ahora.
Jimin tragó saliva, sintiendo cómo su cuerpo se tensaba ante la orden implícita en esas palabras.
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