80
[3/?]
***
Jimin asintió, incapaz de hablar. Las lágrimas corrían por su rostro, mezclándose con las emociones que llevaba tanto tiempo reprimiendo. No sabía cómo explicarlo, cómo justificarlo, cómo enfrentarse a la verdad que acababa de confesar.
—¿Es de Yoongi? —preguntó Woozi, con un filo en su voz que Jimin no había escuchado antes.
Jimin levantó la mirada, pero no fue capaz de responder. El silencio fue suficiente para que Woozi entendiera.
—No puedo creerlo. —murmuró, dando un paso hacia atrás. —¿Cómo esperas que lo acepte, papá? ¿Cómo crees que yo… que nosotros podemos lidiar con esto? Sabes que si Yoongi se entera te matará.
—Yo no lo planeé. —dijo Jimin entre sollozos, intentando contener la marea de emociones que lo invadían. —Todo ha sido un caos, Woozi, Yoongi… él no lo sabe aún y no debe saber… Y tú… yo no quería que te enteraras de esta forma.
Woozi se llevó las manos al cabello, intentando ordenar sus pensamientos. Sentía que el suelo bajo sus pies se desmoronaba, que el mundo que conocía se derrumbaba por completo.
—¿Y qué piensas hacer? —preguntó finalmente, con una mezcla de ira y desesperación. —¿Seguir ocultándolo hasta que no puedas?
Jimin se hundió en la cama, abrazándose a sí mismo como si eso pudiera protegerlo del juicio de su propio hijo.
—No lo sé, Woozi. —se revolvió el cabello. —No sé qué hacer.
Woozi lo miró, sus emociones fluctuando entre la compasión y la frustración. Quería odiarlo, gritarle, reprocharle todo. Pero al mismo tiempo, ver a su padre tan vulnerable, tan roto, lo desarmaba.
—Entonces más vale que lo pienses rápido, papá —dijo finalmente, con un tono firme pero no cruel. —Porque este secreto no va a quedarse así por mucho tiempo.
Jimin asintió débilmente, aunque el miedo seguía atenazando su pecho. Sabía que Woozi tenía razón. Era hora de enfrentarse a la verdad, por más aterradora que fuera.
—No lo tendré. —lo vio.
—Papá. —le dijo Woozi.
—Este niño sufrirá como tú. —hablo.
Woozi sintió un escalofrío recorrerle la espalda al escuchar esas palabras. Miró a su padre, buscando algún indicio de duda, de vacilación, pero lo que encontró fue una tristeza tan profunda que lo dejó sin aliento.
—Papá… —repitió, su voz temblorosa, casi suplicante. —No puedes decidir eso basándote solo en el pasado.
Jimin se cubrió el rostro con las manos, su cuerpo encorvado como si cargara un peso insoportable.
—No quiero traer a este mundo a alguien solo para que sufra. —murmuró, sin atreverse a mirar a Woozi. —No quiero que pase por lo mismo que tú… o que yo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro