
Capítulo VI: No mientas.
Capítulo VI: No mientas.
Jagger.
—Nada.
— ¿Qué quieres decir con nada?
—Justo como suena, Jagger. No encontré nada —Sostengo el celular de la hermana de Dakota en mis manos mientras hago vídeollamada con Seth desde el mío—. Accedí a todo, pero no hay pistas. Lanza diferentes direcciones aun cuando es número privado. Quien hace esto, no es cualquier persona.
—Eso quiere debo hacer investigación de campo.
—Sí, puedes dar con pequeños detalles. Sin embargo, tengo una lista de diferentes lugares de dónde vinieron algunos de los correos y un número público de dónde provino una de las llamadas.
»Investiga, si obtienes algún aparato electrónico, entonces avísame e iré por ello con la excusa de extrañar a Maddie.
—Pero es que sí extrañas a tu hermana —Me burlo y él rueda sus ojos.
—Todo esto por una chica, eso es interesante, Jagger.
—Nada interesante. Solo hago un favor.
—No es lo que Maddie dice.
—Tú conoces muy bien a tu hermana. Te mantendré al tanto de todo. Gracias, renacuajo.
—Ya no soy un niño.
Rio y finalizo la vídeollamada. Doy vueltas en mi silla frente a una de mis computadoras antes de tomar mi celular.
Jagger: Listo. Cancha de tenis. 10 de la noche.
Dulce: Hola, sí, estoy bien y llegué a salvo después de la tutoría.
Dulce: ¿Qué si puedo ir a las 10? Claro, seguro. La amabilidad no mata.
No puedo evitar sonreír al tiempo que respondo su mensaje. Guardo el teléfono de Rose en mi bolsillo, tomo mi laptop y salgo para mi encuentro con el profesor McCain, ya debe de tener la corrección de lo que le he enseñado de mi trabajo. Me aseguro de pasar seguro a la puerta, me giro y no puedo evitar rodar mis ojos cuando una chica indignada y en sujetador sale de la habitación de Drew. ¿Por qué las chicas se ofenden cuando este tipo le muestra quién es? Fácil, porque juega al príncipe bueno.
Veo a la chica bajar por las escaleras notando que está a punto de llorar y luego vuelvo mí vista hacia Drew. Me sonríe, como si fuéramos el mismo tipo de chico idiota. Ambos somos idiotas de seguro, no voy a negar que tengo cierto grado de idiotez en mi sistema, pero su nivel de sobrepasa el mío. Asiento a modo de saludo. No entiendo por qué se esfuerza en fingir que nos agradamos. El tipo me desprecia y yo no le tengo ningún tipo de cariño, para mí él solo existe, mientras no se meta en mis asuntos o mis amigos, todo bien.
—Ya las conoces, siempre quieren un para siempre cuando tú solo quieres follar. ¿No pueden entender?
—Quieren el para siempre que le estás prometiendo antes de tenerlas. Las ilusionas, no puedes culparlas por creer en un mentiroso en potencia —Es mi respuesta.
—Las chicas deberían saber que solo hay una cosa que un chico universitario con novia quiere de otra chica.
Ni siquiera me molesto en responderle, bajo las escaleras de la casa y salgo de la fraternidad donde Drew para mí es el idiota mayor.
Mi clase no es hasta un par de horas, pero hay cosas de las que debo hacerme cargo. Debo buscar a Chad para decirle que lo que quería, unos informes del rectorado, ya se encuentran en mis manos, por lo que camino hacia su fraternidad.
— ¡Jagger!
Me giro y encuentro a Abel trotando hacia mí, su sonrisa es bastante relajada y sus ojos inyectados en sangre, lo que me hace saber que ha estado un poco en las drogas esta mañana.
— ¿Qué tal todo, Abel?
—Bastante bien —Comienza a caminar a mi lado—. Así que, ¿conoces a mi prima Ariane?
Lo hago. Es una bonita pelinegra curvilínea de sonrisa encantadora. Creo que va a la escuela de ciencias jurídicas y forma parte de algún club de debate.
—Sí, la he visto.
—Ella tiene un pequeño enamoramiento por ti, ya pronto será su cumpleaños y me preguntaba si podrías salir con ella en una cita o algo así. Te pagaré, puedo darte dinero o hierba si quieres.
—No soy un muñeco de alquiler, Abel.
Su expresión de desconcierto casi me hace reír, detengo mi caminata para explicarle algo tan básico que parece no entender.
»No soy algo que puedes regalarle a tu prima, saldría o saldré con ella si me intereso de esa forma, pero no puedo ser su regalo de cumpleaños. Aprecio que quieras pagarme, pero pasaré.
— ¡Vamos! Soy su primo, pero puedo decirte que es preciosa. La pasarías genial.
—Sé que es hermosa, pero pasaré en este momento. No me alquilo, avísame si necesitas ayuda con otra cosa y deséale bonito cumpleaños a Ariane.
— ¿No te convence si te doy un poco de hierba gratis?
—No —Rio y retomo mi caminata alejándome.
Si voy a estar con una chica, tiene que ser por interés propio y no porque me pagan para ello.
Llego hasta la fraternidad de Chad y me sorprende que cuando voy a tocar para entrar, la puerta se abre y la que reconozco cómo la compañera de piso de Dakota está saliendo. Sus ojos se abren con conmoción, luego reconocimiento y por último parece ansiosa. Toquetea su cabello y baja la vista al suelo, pasa cómo si temiera de tan siquiera respirar el mismo aire que yo.
Creo recordar que ella es introvertida, no suele relacionarse con las personas y da la impresión de que podría sufrir de ansiedad social o algo relacionado a ello.
—Hola, Avery —saludo y ella alza la vista, palidece y cuando lleva una mano a su cabello, tiembla un poco.
—Hola —murmura.
— ¿Te encontrarás con Dakota?
—No —susurra y apenas alcanzo a escucharla—. Ten buen día.
Y prácticamente corre para alejarse de mí.
La observo alejarse, aturdido por lo gravedad de su problema social. Pobre chica.
—Es bastante retraída, me sorprende que viniera a mí para que la ayude a hablar con el presidente estudiantil de su escuela —Me giro hacia la voz de Chad, él sonríe—. Es bastante bonita, ¿verdad?
—Sí.
—Pero demasiado trabajo lidiar con lo que claramente es un problema —Sacude su cabeza—. ¿Me tienes lo que te pedí, Jagger?
—Sabes que siempre cumplo.
***
—Te estaba buscando.
—Entonces me encontraste, Lore.
Alzo la vista de mi laptop viendo el momento exacto en el que Lorena rueda sus ojos, es una de sus especialidades porque muchas cosas molestan a Lorena, como que algunas personas respiren, por ejemplo.
—Carlos García es un bastardo infiel y no vuelvas a darme asignaciones como esas. Ayudamos a señorita perfecta y en medio de su cabreo iba a atacarme.
—Sí, algo de eso dijo cuándo me llamó. Sin embargo, esperaba tu informe.
—Ese fue un caso fácil, los malditos infieles siempre existirán.
—Juro que no soy un maldito infiel.
—Eso es porque no tienes novia. Solo rapiditos —Casi suena a reproche, pero sé que no lo es.
—O no tan rápidos.
A Lorena mi vida sexual o enrolles no le importan, de hecho podría pensar que en ese aspecto le asqueo o eso es la señal que me hace pensar cuando me da una mueca despectiva al respecto. Le agrado tanto cómo puede hacerlo alguien, no es una mujer muy dada a hacer amistades, pero al menos no odia mis entrañas.
—A diferencia de muchas mujeres del campus, no me interesa tu vida sexual, Jagger. Ahora, dime ¿Para qué me pediste que te buscara?
Esa actitud es una de las razones por las que Lorena es parte de mi equipo de trabajo. No es sensible, no se anda con rodeos y siempre va directo al punto incluso si este duele y quema. A veces creería que no tiene sentimientos, todo nada parece perturbarla y parece tener el conocimiento exacto de cómo manipular a las personas. En mi opinión, ella es peligrosa.
—Necesito que hagas tu labor social del año.
—Que no cobre —Me gusta la rapidez con la que Lorena siempre capta las cosas—. No sé, no hay nada beneficioso sobre hacer las cosas gratis.
— ¿Qué pasa con la gratificación de saber que hiciste algo bueno por alguien?
—Bueno, para ello solo tendría que ir a hospitales, lo cual ya hago, a ayudar niños o personas que lo necesitan, no a ti.
—Dura nivel Lorena.
— ¿Qué quieres?
— ¿Recuerdas a Simon Clark?
Durante unos pocos segundos la expresión de su rostro es sorpresa y desconcierto, luego la máscara vuelve a su lugar y rueda sus ojos. Si bien ella no estuvo cuando lidiamos – entro poco después – con el acoso de ese bastardo, Maddie se encargó de ponerla al día con los trabajos que habían sido más importantes, al enterarse creo que tocó alguna fibra sensible de su vida, porque ella sugirió que le diéramos una paliza, estaba llena de ira e indignación, fue una de esas pocas veces en dónde vi a Lorena perder la compostura.
—Las escorias no se olvidan con facilidad.
—Recordarás el expediente del incidente de hace unos años.
—Lo desprecias, guardas rencor desde aquella vez con el problema de las chicas. Y todavía sugiero que le demos una paliza a ese pusilánime bueno para nada.
—Esas chicas no mentían. Estoy seguro de que una de ellas se asustó y la otra, ni siquiera lo entiendo, pero esas chicas estaban siendo honestas en sus acusaciones. No puedes fingir ese dolor.
Lorena solo me observa, ella no duda y eso que no percibió la vergüenza, miedo y dolor, sobre todo de la chica que me dijo fue agredida sexualmente por él. Sé que ellas no mentían y prefiero creer en una mentirosa, a apoyar a un posible agresor sexual.
Lorena termina por suspirar y golpea sus uñas largas contra la mesa.
— ¿Qué sucede con él? —acaba por preguntar.
—Es un hombre de ética y moral cuestionable. Esta vez no estoy buscando evidencia de que haya agredido o acosado a una estudiante. Solo necesito saber su rutina por un par de días. Necesito ese tipo de información básica —Soy ambiguo sobre lo que digo, pero todavía no quiero comentar el problema de Rose.
— ¿Qué es exactamente lo que me estás pidiendo hacer, Jagger? Ve al punto.
—Sedúcelo y consigue cualquier información de su teléfono, correo, cualquier cosa que pueda servir y estudia sus alrededores.
—Bueno, él va a querer tener sexo y yo voy a querer matarlo.
—Eres una chica difícil, estoy seguro de que sabes cómo lidiar con esto, confío en ti.
Mordisquea su labio y observa sus uñas, luego se encoge de hombros. Hay una expresión distante en su rostro antes de devolver su atención a mí.
— ¿Qué haces?
Así es Lorena, no me dice si sí o no, hace otras preguntas mientras se dedica a evaluar sus opciones, porque nunca actúa sin pensar primero.
—Vi al profesor McCain, tengo cosas que corregir antes de avanzar en el trabajo de investigación.
— ¿Y qué es lo que te corrigió?
—Apenas la introducción y parte del planteamiento del problema.
—Te espera un duro camino con ese trabajo, ¿Verdad?
Asiento a la pregunta, no es fácil satisfacer al profesor. Permanece en silencio mientras me concentro de nuevo en uno de los comentarios que el profesor McCain me ha dejado. Lorena hace un sonido de resoplido que llama mi atención.
— ¿Por qué Dakota Monroe nos ve? Eso nunca había pasado, pensé que ella no veía a nadie. Y no voltees.
— ¿Conoces a Dakota?
—Conozco mucho sobre Rose Monroe lo que me lleva a tener conocimientos sobre Dakota —Es su respuesta.
— ¿Y conoces a Rose por...?
—Durmió con mi novio hace siete meses. ¿Lo recuerdas? Fue una de las tantas en la lista de ese bastardo infiel.
— ¿La odias? —Ahora tiene toda mi atención.
—No. Él no supo guardarse el pene y no fue la única con la que me engañó. Solo me da pena y vergüenza ajena que se rebajara a dormir con un chico con novia. Espero y el karma no actúe, pero se supone no haces lo que esperas no te hagan.
—Ese es un razonamiento bastante lógico.
—Estudio ciencias políticas, se supone debo razonar ¿No? Ahora dime, ¿Por qué nos observa, Dakota? Pensé que era una broma el asunto del grupo de WhatsApp.
—Le doy tutorías.
—Hubiese creído más que me dijeras que estás durmiendo con ella.
— ¿Qué hay de malo en ella? ¿Por qué no puedo darle tutorías?
—En Dakota no hay nada malo —Ríe, como si acabase de escuchar el mejor chiste—. Solo eres tú. Está fuera de tu liga.
— ¿Por qué?
—Porque es la clase de chica segura con un plan de vida, muy dispuesta a conocer a su futuro marido y tener una relación larga de cinco años antes de casarse y tener la vida perfecta. Y a ti te gusta el descontrol y una serie de cosas que acostumbran a chocar.
Volteo y me encuentro con la mirada de Dakota, su boca se abre con sorpresa. Paseo la mirada por su mesa, su hermana está rodeada de dos chicas y otra está al lado de Dakota. Llevo mi palma debajo de mi barbilla y le hago el gesto de que cierre la boca, consigo lo que quiero porque parece mortificada mientras se sonroja. Sonrío y le guiño un ojo antes de volver a enfrentarme a Lorena. Ella enarca una de sus cejas.
—Seduciré a la basura, pero...
—Siempre hay un «pero», no me extraña.
—Me deberás un favor.
—Supongo que estamos haciendo una cadena de favores —Ruedo mis ojos y vuelvo la atención a mi trabajo—. Trato hecho.
—Siempre es un placer hacer tratos contigo Jagger —Da la impresión de que su voz baja una octava—. Ya estoy ansiando cobrarte.
***
Cuando llego a la cancha de tenis, me sorprende que Dakota no esté aquí, algo me dice que es una de esas personas extremadamente puntuales. Camino hacia las gradas y tomo asiento en la tercera fila. Recuesto mi espalda y observo la cancha.
Nunca he sido bueno en el tenis. A temprana edad me metieron en clases y apesté mucho, demasiado. Algunos lo verán sencillo, pero es un deporte que como cualquier otro tiene sus complicaciones. Sin embargo, mamá era muy buena y de alguna manera decidió que yo debía ir a verla a cada una de sus clases. Lo cual estuvo bien y fue divertido, hasta que mamá comenzó a aprender mucho más que técnicas de juego.
Sacudo mi cabeza, no quiero pensar en mi infancia o momentos con Megan, sería una mala idea. Así que prefiero enfocar mi vista al frente para observar cuando Dakota decida aparecer, por suerte no tengo que esperar mucho más. Sonrío cuando la observo aparecer, parece que habla consigo misma. Se detiene frente a la red y mira a su alrededor. Muerdo mi labio inferior y tiro del pequeño aro en mi oreja. Sonrío cuando saca su celular y segundos después el mío suena.
—Dulce.
—Odio la impuntualidad.
—Siendo así, tienes que estar odiándote mucho en este momento por llegar tarde.
— ¿Qué? Llegué muy bien, llevo rato esperándote.
— ¿Ah, sí?
—Así es, y no voy a esperarte toda la vida.
—No me esperaba que fueras una mentirosa, pero quizá no lo seas porque eres muy mala en ello.
—No estoy mintiendo.
—Voltea a tu izquierda, Dulce. No puedes mentirme.
Ella se gira lentamente y alzo mi mano, doblando mis desde hacia ella indicándole que se acerque. Solo escucho su respiración al teléfono.
»Ven aquí, mentirosa —susurro antes de dar por finalizada la llamada.
Prácticamente arrastra sus pies mientras se acerca. El suéter que está usando posiblemente podría tragársela. Cuando llega hasta a mí, palmeo la banca de mi lado y espera a que baje mis pies de la banca del frente para pasar. No lo hago.
—Permiso, por favor.
—No sé si me guste darle permiso a los mentirosos.
—Qué infantil.
—Pero no mentiroso.
Suspira antes de pasar una pierna sobre la mía quedando parada con mis piernas estiradas entre la suya. Alzo mucho más mi pierna y se queja porque casi cae y sus manos se posan en mis hombros. Todo lo que veo son sus ojos bonitos.
Me incorporo y ella busca de retroceder. Ubico mis manos en su cintura y la ayudo a pasar sobre mis piernas. Se sienta a mi lado en silencio.
— ¿Tan mala soy mintiendo?
—Soy bueno descubriendo las mentiras.
— ¿Otro de tus talentos?
—Sí ¿Quieres que te muestre otro? —La molesto.
Su respuesta es estirar su mano con la palma extendida, aunque sé lo que quiere, tomo la tomo y beso en el centro de su palma haciendo que dé un brinco y cierre su mano en puño. Ahora, eso la ha afectado.
—Dame el celular.
—No así de fácil.
—No debería ser tan difícil.
— ¿De quién es ese suéter que parece tragarte? ¿Tu novio?
Sé que no tiene uno, pero no estoy al 100% seguro de que no se relacione de una manera más informal con otro, no la he observado con algún otro chico que no sea Ben de manera afectiva, pero hay que tener en cuenta que ella es bastante discreta.
—Yo no tengo novio —confirma.
— ¿Siempre has ayudado a limpiar los desastre de Rose?
—El celular, Jagger.
Una vez más su mano es extendida y de nuevo beso el centro de su palma.
—Si sigues extendiendo tu mano, la seguiré besando.
Su mano se cierra en puño una vez más antes de que la esconda en el bolsillo frontal del suéter. Sonrío y vuelvo a recostar mi espalda del asiento. Me gusta pasar tiempo con Dakota, es refrescante y me hace relajarme.
—No sabrías cómo funciona porque no tienes hermanos.
—No de sangre, pero Maddison, Seth y Layla siempre han sido como mis hermanos. Y si bien es cierto que los he ayudado, ellos también me han ayudado a mí, pero nunca solo delegamos nuestros problemas a las manos del otro para que haga magia y lo solucione.
—Bien por ti —Suena molesta —. Y para que lo sepas, Rose también me ha ayudado a mí. Ha estado a mi lado cuando más la he necesitado y la razón por la que ella no está aquí conmigo es porque ni siquiera sabe lo que he hecho.
»Si ella se entera de que pacté contigo a ciegas, se preocupará. Somos un equipo, no estoy haciendo su trabajo sucio, es mi decisión ayudarla —concluye alzando su barbilla como si me desafiara a contradecirla.
Admiro que me hiciese tragarme mis deducciones erróneas sobre su hermana, incluso si la hice molestar.
—No pudimos sacar el número de quién está amenazándola, sin embargo, obtuvimos alguna pista. Así que pasamos a otra fase.
— ¿Qué fase?
—Si ellos no salen, oblígalos a salir.
—Suena coherente.
—Lo es. No es la primera vez que hago algo así.
—Suenas mafioso.
— ¿Te gustan los mafiosos? —Porque ya van varias veces en las que usa tal referencia.
Aprieta sus labios como si mis palabras la frustraran, es bastante divertido, nunca pensé en acercarme a Dakota y no sé por qué, si es tan interesante de leer y muy buena para ver.
»Por ahora solo encárgate de llegar a nuestras clases de tutoría, te avisaré cuando esto avance.
—Es como lanzarse al vacío —murmura.
—Bienvenida, Dulce. En mi mundo la única manera de no caer al vacío es dejarme acompañarte a caer.
—El teléfono, Jagger.
Estira su mano y una vez más la beso, eso la hace resoplar frustrada. Rio, pero saco el celular de mi bolsillo y cuando se agacha a tomarlo mi collar sobresale en su cuello. Tomo de inmediato el dije, respirando hondo, sintiendo la familiaridad de él.
Es lo poco que me queda de lo que fue un buen momento en mi vida. Uno de mis más preciados recuerdos, incluso cuando muchas veces he tratado de negarlo.
—Veo que aun llevas a tu rehén.
—Si lo dejo solo podría escaparse.
—Confío en que mi rehén no escape —digo liberando la cadena que es tan importante para mí. Aclaro mi garganta—. Ya eres libre de irte, pero te acompañaré.
Caminamos en silencio, hay mucha actividad en el campus, como siempre, por lo que no está del todo solo, sin embargo, eso no quiere decir que sea seguro y que estemos libres de locos, después de todo su hermana está en medio de un chantaje de algún enfermo que aún cree en la esclavitud sexual. Llegamos al edificio residencial del campus en el que vive y se gira para verme. Sonrío, parece nerviosa cómo si despedirse de un chico fuera algo totalmente extraño.
—No quiero morderte en este momento, así que no debes temer de decirme un «buenas noches.»
—Buenas noches, Jagger y...Gracias.
—Buenas noches, Dulce.
***
— ¿Es cierto lo que Maddie dice?
Alzo mi vista del libro que estoy estudiando para ver cómo James entra a mi habitación y se deja caer en la silla giratoria de mi escritorio. Hay una sonrisa burlona en su rostro.
— ¿Qué es exactamente lo que dice Maddie? —pregunto en respuesta.
—Que estás teniendo un enamoramiento por Dakota Monroe. Antes no sabía de ella, pero me dio curiosidad y la busqué en Facebook. Le envié una solicitud de amistad.
Por supuesto que James haría algo cómo eso, es tan típico de mi muy entusiasta amigo.
—Me interesa, sí. Antes la había visto, pero nunca nos habíamos acercado.
—Es bonita, pero parece bastante...Tranquila —dice con cuidado— y retraída.
—No sale mucho de fiesta.
—Querrás decir que nunca sale porque he visto a su hermana y ella sí que es la reina de la fiesta. ¡Ufs! Lo que daría por darle un abrazo a Rose Monroe.
No queda duda de que la hermana de Dakota es muy popular y admirada.
—Le estoy dando tutorías de finanza.
—Y esperas darle mucho más —Sube y baja sus cejas de manera sugestiva y rio tentado a arrojarle el libro.
—No me molestaría involucrarme con ella. Me gusta, me atrae y me enciende y estoy seguro de que es reciproco, solo que es bastante terca.
— ¿Crees que se convierta en más que una follada? —Parece cauteloso—, porque eso no sucede desde...
Trato de no hacer una mueca de dolor en mi rostro ante la mención. Duele, pero no es por ello por lo que no he tenido otra relación, se trata del hecho de que no me volví a sentir así de intrigado y dispuesto a más que sexo desde ella, cosa que creo podría cambiar con Dakota.
—No lo sé. No estoy planeando eso, pero si sucede, estará bien, supongo.
—Bueno, bueno, no vamos a ponernos doctor corazón —bromea—. Vine también para decirte que noté algo extraño.
— ¿Qué cosa?
—Hace un rato, cuando venía de la habitación de las gemelas Hilton, la pasé muy bien por cierto.
—Ve al punto, Jamie.
—Bueno, la cosa es que pasé por tu auto y tenías una nota —La saca de su pantalón y la extiende, la tomo—. Vi a alguien con capucha dejarla, pero cuando grite su nombre se fue corriendo.
»Pensé que podría ser una nota de amor o una broma, cómo sea el caso, te la traje —Se pone de pie—. Me encontraré con Lorena y Maddie, ¿Quieres venir? Vamos a discutir un caso.
—No, tengo que estudiar —digo—. Y Jamie.
— ¿Si?
—Por favor no comentes de la nota con nadie.
—Cómo quieras, jefe.
Sale y cierra la puerta detrás de él, desdoblo la hoja y tal cómo esperaba, es otro mensaje cómo el de aquella vez.
"Muchos te llaman el hombre de las respuestas.
Nosotros te llamamos el hombre de los problemas.
¿Recuerdas lo que le hiciste a ella?
Estamos jugando de nuevo. Disfrútalo."
—Voy a dar con esto —Me digo intentando no alterarme porque están haciendo alusión al pasado.
¿Por qué ahora? ¿Por qué?
Holaaaaa, mis amores. Me he dado cuenta que debemos buscarle algún nombre al fandom de esta historia, estaré viendo sus sugerencias jaja.
El hada señala a @Javivi_Flores estoy frustrada porque al lado de tu nombre en mi lista había puesto por qué el capítulo era para ti, pero creo que estaba drogada del sueño porque no tiene sentido lo que dice haha. Pues, nada, cariñito, infinitas gracias por ser parte de esta aventura, no eres invisible y estaré agradecida contigo por haberle dado una oportunidad a esta historia.
Espero les guste.
Un beso.
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