Luciérnagas se trenzan
en tu burbuja de sal
y las sirenas terminan
por mochilear en el mar.

Un veranito de milagros
me acompaña
al caminar por la arena
al compás de la sonata
más completa
con el bailar
de un girasol
descalzo en sus días.

Qué cósmica reunión
para mi no cumpleaños
de éste comienzo de año.

Pensando en ti
con tus cerezas y fresas
echadas al sol
de tus ojos lujuriosos
que avecinan
una tormenta de dulzura.

No importando
cuánto te mire,
tu piel tostada
siempre me parecerá
un chocolate caliente
en una nevada
o como el vino
en una calada,
bombón.

Comenzando a despertarme
de mi sueño milenario,
la ida hacia los
confines de la galaxia.
Bendiciéndome con un
trébol de cuatro hojas
para la llegada
de tus hombros y lunares,
al igual
que recitarme
el ángel de la guarda
para tirar flores
al final de la función
y en las obras sacadas
debajo del telón.

Queriendo deambular
en amuletos de la suerte
para un amor primaveral,
corazoncito corazón.