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Capítulo 15

Las Tortugas Ninja no son mías, ahora pertenecen a Nickelodeon.

LoveOfDragons es la creadora de Minna Von Kleist y TsukihimePrincess de Stephanie De La Crux.

Espero que les guste lo que publicaré en esta historia :)

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Dimensión T-00010-N, universo C-01-R.

La primera reacción de Renet fue intentar romper la barrera que rodeaba a esa versión de Leonardo. Balanceó su cetro hacia atrás y se concentró en poner toda su fuerza y poder en el golpe. Al instante en que la punta del cetro impactó contra la esfera se produjo una onda de choque que hizo retroceder violentamente a la rubia y la aturdió momentáneamente.

-¡Renet! ¡Renet! ¡¿Estás bien?!

El tono preocupado y temeroso llamó la atención de la guardiana, mientras veía a la adolescente presionar su cuerpo contra el vidrio como si pensase que con el esfuerzo suficiente podría traspasar el material. Las manos en carne viva y ensangrentadas de la joven le indicaron que no faltaron intentos para escapar de ese lugar.

-Estoy bien, Leo, no te preocupes -afirmó con una sonrisa tranquilizadora antes de percatarse de algo- ¿Está bien si te llamo así? ¿O en esta dimensión usas otra abreviatura? ¿O te llaman con otro nombre? -divagó aumentando la confusión en la mente de la adolescente.

-¿Esta dimensión?

Renet detuvo su perorata al darse cuenta de la situación, miró a Leo con atención y analizó los hechos. Las reacciones de la pelinegra le decían claramente que la conocía previamente pero no en su rol como Guardiana del Tiempo, lo que era extraño en sí mismo.

Renet es humana, en principio, de ella existen varias variantes en diferentes líneas de tiempo, dimensiones y universos. Debido a ello, el señor Simultáneo le había explicado que para mantener la continuidad del espacio tiempo en lo posible se le ofrecía, a todas sus variantes, el ser una pupila del Señor del Tiempo. Una vez aceptaban la oferta, las variantes se terminaban uniendo en una sola versión, la actual Renet.

Al ser de diferentes mundos, Renet tenía recuerdos separados por cada versión. De modo que cuando se reunía con alguna variante de las tortugas, generalmente sucedía una de las dos posibilidades: O ya la conocían de un encuentro previo o era su primera vez en conocerla.

Sin embargo, en muy raras oportunidades, se daba un tercer fenómeno. Era un escenario en el que Renet no aceptaba ser una aprendiz y continuaba con una vida normal en su mundo, en el cual existía la posibilidad de llegar a conocer a las tortugas como una persona ordinaria o de no cruzar nunca sus caminos.

Sospechando sobre su suerte y sin hacerse muchas ilusiones, Renet suponía que se estaba enfrentando a un caso del tercer tipo.

-Leo... ¿Sabes quién soy?

La joven la miró con tristeza y desesperanza en sus ojos.

-Tu esencia espiritual es parecida a la de Renet, todo en tí es similar a Renet... Pero mi instinto me dice que no eres ella.

La rubia intentó ofrecer una expresión de simpatía que no ayudó mucho en realidad.

-Tienes razón, no soy la Renet que conoces. Soy una de las variantes que existen en la inmensidad de los universos, soy la Guardiana del Tiempo -explicó sin el orgullo que normalmente ponía en las palabras, su voz fue suave en un intento de dar consuelo a la joven asustada.

-No te entiendo -admitió Leo con evidente cansancio emocional y físico.

-Puedo explicarte a detalle mientras analizo lo que quiera que sea esto -señaló la esfera- Para encontrar una manera de sacarte de aquí.

Los ojos azules que la miraron emocionados hicieron que empezase a hablar de su labor con entusiasmo mientras se ponía a trabajar.

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En el futuro...

Yoshi observó en silencio a Usagi mientras sus hijos le informaban de todo lo que había pasado en esas horas estresantes. Su semblante calmado y sereno frente a la situación le provocó una ligera sensación de familiaridad al recordar a su nieto mayor. Ethan tenía varios rasgos físicos y espirituales que había heredado de su familia materna pero su apariencia física era casi una copia de la de su padre.

Aunque no lo admitiera en voz alta, hubo un tiempo en el que el patriarca de la familia Hamato albergó un rencor muy profundo para con aquel hombre.

El hombre que le quitó a su hija.

Tomaría varios años de reflexión y de trabajo en sí mismo para que Yoshi entendiera, como lo hace ahora, que aquella afirmación no era más que errónea porque Usagi no le quitó nada. Más bien, el joven de ojos rosados le dio a su hija algo que el anciano nunca se dio cuenta que ella necesitaba o, al menos, eligió permanecer inconsciente de eso.

Sin embargo, en aquel entonces no comprendía esa verdad y terminó abusando de su poder en una muestra egoísta de un deseo de retribución y venganza disfrazado de culpa y amor familiar. Una demostración en la que terminó quebrantando cada una de las reglas morales que eran la base de su consciencia, de su honor.

En ocasiones no podía dormir por los recuerdos que saltaban en su memoria, señalando cada error, cada acción impulsiva y egoísta que había contribuido al resultado de lo que era su familia hoy en día. Esas noches eran veladas en las que se paraba frente a la ventana y contemplaba el árbol de cerezo en el que sus hijos solìan jugar en su niñez, su mente lo castigaba con recuerdos de risas y tiempos más simples.

Eran noches en las que se preguntaba si sus hijos y nietos podrían perdonarlo por aquel tiempo en que no supo balancear sus roles de padre, maestro y jefe del clan, al punto en que este último terminó desautorizando al segundo y relegando al primero casi al olvido.

No sabía si ellos podían perdonarlo cuando él mismo no pudo hacerlo en todos estos años.

Intentó pedir perdón una vez, intento que fue contestado por Usagi con un claro y rotundo: "No te perdono".

El padre de Ethan era un hombre muy maduro y tranquilo, es verdad, aún así seguía siendo un ser humano al que Yoshi hizo mucho daño. Usagi no le quitó nada a Yoshi, pero Yoshi sí a él.

El patriarca de los Hamato usó toda la influencia que poseía para quitar la custodia de Ethan que, moral y legalmente, correspondía a Miyamoto. Pagó por la victoria en el juzgado y pagó un extra para privar al hombre del derecho de siquiera sostener a su hijo.

Pagó tanto con dinero como con parte de su alma.

Tuvo que reconocer la tenacidad del pelinegro para seguir intentando recuperar a su hijo pese a que era inútil. Años después, tres nueras tenaces, un Miguel Ángel más estable, una esposa terriblemente cansada de sus tonterías y un severo Casey Jones fueron suficientes para ir desgastando su resolución de piedra lo suficiente como para fingir que no se daba cuenta de las reuniones clandestinas entre Usagi, Ethan y el miembro de la familia que decidiera turnarse ese día.

Raphael y Donatello, sus dos hijos tan tercos como él, estuvieron tan contentos con el hecho de que Usagi no estuviera en sus vidas que no se dieron cuenta de lo que pasaba debajo de sus narices. Hecho que más tarde desataría una de las peleas más fuertes que han tenido en sus respectivos matrimonios, con sus amigos y familia.

Pasaron doce años hasta que Yoshi finalmente dejara de interferir en el sistema y dejara de hacer imposible la estadía de Usagi no solo en la ciudad, sino en el país. Luego, tres más antes de que finalmente dejara al hombre visitar ocasionalmente a su hijo sin tener que esconderse. Ethan tenía diecisiete cuando su abuelo finalmente tuvo el valor de reunirse con Miyamoto a solas frente a la tumba de Leonora después de un sueño particularmente inquietante con ella.

Pidió perdón por todo aunque hubo un punto en el que no sabía a quién estaba rogando, si a Usagi, a su hija o a ambos.

Regresó a casa abatido, con una expresión cargada de culpa y arrepentimiento. El anciano no tuvo fuerza para responder a sus nietos en el momento en que acudieron preocupados a él y Yoshi, en un acto muy por fuera de su comportamiento estoico habitual, se aferró en un abrazo muy fuerte a Ethan.

El pelinegro, siendo quien era, llevó a su abuelo a la habitación que compartía con su abuela y lo dejó desahogarse. Una vez el mayor dejó de llorar, pidió a su nieto quedarse mientras sacaba el documento que dictaba la restricción de visitas de Usagi a Ethan y lo partía por la mitad antes de entregarle los trozos al joven en las manos y pedirle que le diga a su padre que desde ese momento en adelante podía ir a la mansión cada vez que quisiera ver a Ethan sin condiciones, sin horarios.

El hombre había esperado ira o resentimiento por haber tardado tanto en hacer lo correcto. Sin embargo, al alzar la mirada, la expresión en el rostro del pelinegro le dolió más que nada en ese momento, los ojos azules lo veían con confusión, esperanza y anhelo, sin ninguna pizca del rencor que el maestro ninja estaba seguro que merecía.

Porque él había visto a su nieto crecer viendo con celos disimulados a sus primos, con ojos llenos de felicidad ante la perspectiva de poder estar unas horas con su padre y anhelando la presencia de su madre cada que le contaban sobre ella. El chico amaba infinitamente a sus parientes pero, en lo más profundo de su corazón, era más que evidente que el chico daría lo que fuera por tener a sus padres con él.

Ese se convirtió en otro de los grilletes que estarían atados al cuerpo de Hamato Yoshi incluso después del final de sus días, con uno de los pesos más grandes que arrastraría hasta el final de los tiempos.

-...shi? ¿Yoshi?

La voz de su esposa junto con un suave apretón en su mano lo sacaron de sus pensamientos, intentó dar una leve sonrisa que salió como una mueca apenas. Ella, con su infinita capacidad para leerlo a la perfección, no dijo nada mientras dejaba caer su cabeza en su hombro para mantenerlo conectado a tierra.

-...tiene una conexión psíquica con la April de la otra línea, entonces pensamos que podríamos ayudar a los chicos si logramos que te contacten a ti en esa línea y te quedes con nuestra hermana hasta que nazca Ethan.

El anciano casi pudo ver la máscara inexpresiva de Donatello resbalar por el esfuerzo de admitir que debían trabajar juntos. Su pareja suspiró a su lado tan cansada como él.

El castaño le entregó un papel a Usagi para que anotara el método para contactarlo junto con una breve nota para su hijo que creyó necesaria. Minna se acercó para leer la misiva por sobre su hombro, su risa entre alegre y nostálgica rompió un poco el ambiente deprimentemente silencioso.

-¿Es enserio, Conejo? -cuestionó tomando el papel amarillo en sus manos una vez su amigo terminó de escribir antes de pasarselo a Stephanie y Casey. El hombre de ojos rosados alzó los hombros, lo que había escrito era algo que debía recordarle a Ethan ya que por muchas historias que haya escuchado de lo "perfecta" que era su madre por parte de su familia materna, Leonora en realidad no lo era.

Usagi había conocido los aspectos negativos de la personalidad de su pareja, así como sus inseguridades y actitudes más inmaduras.

Y él sólo se enamoró cada vez más de ella.

-A mi me parece una buena idea -afirmó Casey fingiendo no darse cuenta de la mirada lejana de su pseudo-cuñado, la misma que había visto en los tres hermanos Hamato en ocasiones. Miró el papel con contemplación ante una idea impulsiva a la que terminaba de dar forma. Tomó un lápiz y agregó una nota debajo de la de Usagi.

-¿Qué escribiste, Casey?

-Le pedí a los chicos que cuando tengan oportunidad nos digan a mí o a April sobre Usagi y su relación con Leonora, o al menos a uno de nosotros -respondió a Stephanie, recibiendo miradas confundidas del resto de sala- No me vean así, si algo pasa es mejor que alguno de los dos en esa línea sepa la verdad. Minna era la única que sabía sobre Usagi en ese tiempo y...

-Actué muy tarde -finalizó la rubia sintiendo un sabor amargo en su boca por esas palabras.

Un nuevo silencio se estableció en el lugar mientras Donnie volvía a enviar un mensaje a través de la máquina, por cada segundo que pasaba era evidente lo que venía a continuación. Usagi suspiró con un miedo ilógico a la pregunta que salió de sus labios con voz tranquila y segura.

-¿Qué pasó ese día?

Tomó unos segundos más antes de que Raphael empezase a hablar.

-Se suponía que ese día ella vendría a cenar para intentar arreglar las cosas. Se suponía que no debía quedarse sola, Minna me hizo prometer que no la dejaríamos sola -confesó mirando a su esposa- Leo llevaba tres meses de haberse mudado fuera de la mansión. Ese día entré a su habitación y encontré una carta.

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-No, esto... ¡¿Qué mierda es esto?! -su agarre en el papel se apretó hasta que sus nudillos se volvieron blancos por cada palabra que leía. Repasó el nombre del remitente una y otra vez sin creer que la pareja de su hermana era ese desagradable imbécil.

¿Su hermana en verdad creía que valía la pena estar contra toda su familia por estar con ese hijo de puta?

Raphael podía sentir la rabia hervir en su sangre. Se sentía estúpido, frustrado, traicionado...

Necesitaba resolver todo de una vez por todas. Si su hermana prefería dejar a su familia por esa escoria de ser humano, bien podría decirle unas cuantas verdades en la cara de su gemela.

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-Lo que decía esa carta, no entiendo cómo, pero en ese momento le dio sentido a todo para mí -explicó pasando la mano por su cabello- Estaba tan furioso... Quería confrontar a mi hermana y que me dijera la verdad. En el camino me topé con Donnie y Mikey, les tiré la carta a la cara antes de subirme a mi moto e ir tan rápido como pude a la casa de Leo.

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-¿Rapha?

Al pelirrojo se le pasó por alto el rostro incrédulo de la pelinegra. Él avanzó hacia ella con toda su rabia expresada en la cara.

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-Le reclamé, le dije que era una traidora por dejarnos por alguien así. Ella trató de hablar, trató de explicarme y no la dejé. Le grité hasta que Donnie y Mikey me detuvieron.

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-¡Ya basta! -gritó el genio jalándolo hacia el auto.

-Raphael, escúchame... hermano... por favor... -rogó entre sollozos.

-¡¿HERMANO?! ¡NUNCA VUELVAS A LLAMARME ASÍ! ¡A NINGUNO DE NOSOTROS!

Miguel hizo que Leonora entrara en la casa mientras Donnie lo empujaba a la camioneta.

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-Antes del patrullaje, hubo una alerta de explosión en los suburbios provocada por ninjas del Clan del Pie -continuó Donatello- Cuando nos dimos cuenta de la dirección... No tuvimos tiempo de avisar a nadie más antes de ir allí.

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Donatello no era una persona que deseara el mal para otros, por lo general. No era un creyente ferviente de una religión específica o algo por el estilo.

Sin embargo, mientras veía en el radar la ubicación del sitio de la explosión, oró a quien quiera que estuviera escuchando que fuera alguna de las casas aledañas o que la alerta se hubiera equivocado. Rezó para que contra todo pronóstico, su hermana no hubiera estado en la casa pese a que su cerebro le recordó la llamada que su madre había recibido de Leo hace pocas horas en las que les mintió diciendo que estaba muy cansada y se quedaría a descansar en su hogar.

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-Al llegar, había ambulancias, policías y bomberos. Estaban cargando los cadáveres de los ninjas que quedaron atrapados en el ataque, Leo ya había sido llevada al hospital y sólo estaban intentando apagar el incendio en los escombros. La marca del Pie estaba pintada en la puerta como si... como si se estuvieran burlando.

-April y Casey llegaron después -siguió Miguel Ángel- Lo habían visto en las noticias. Todo había llegado demasiado lejos.

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-¡Pelirroja, cálmate! -intentó Casey tocando su hombro a lo que ella se alejó violentamente de su agarre.

-¡No! ¡Ya estoy harta de esto! ¡De su estúpida terquedad y la de Leo! ¡Esto tiene que acabar! -la chica tomó el cuello de la camisa de Donatello y Raphael, los jaló con violencia hacia ella- ¡No me importa quien mierda tiene la razón en todo esto! ¡Ella es su maldita hermana! ¡Es un jodido ser humano, y se ha equivocado tanto como ustedes! ¡Aún así ella les perdonó todo y ustedes a la primera equivocación que cometió lo único que hicieron fue recriminarle! ¡Si ya no la quieren en su vida, perfecto! ¡Entonces déjenla en paz!

-April... -susurró Mikey en un tono dolido mientras veía las manos de su amiga temblar antes de soltarlos y agachar la cabeza la cabeza con la rabia abandonando su cuerpo para dar paso al cansancio y la preocupación.

-Decídanse de una vez, se aman lo suficiente como para intentar hablar honestamente entre todos ustedes y tratar de entender. O creen que todo lo que ha pasado es suficiente para poner fin a todo. Los amo chicos, pero esto no es vida para nadie -ella miró a Mikey con una expresión suave- Yo ya sé lo que decidirás, iré a acompañarte al hospital después de recoger algo de ropa para Leo.

April se volvió hacia Donnie y sostuvo su cabeza con suavidad.

-Independientemente de lo que escojan, seguirán siendo mis amigos, eso no va a cambiar. Yo te amo y sé que no eres de esta manera Donnie, sé que en el fondo te lastimó mucho lo que hizo Leo y entiendo, por Dios que los entiendo a ambos. No te voy a exigir que vayas porque lo que pase entre tú y ella solo depende de ustedes. No te juzgaré por lo que escojas.

April se separó y le pidió a Casey que la llevara a casa. Los tres hermanos se quedaron incluso después de que los vehículos de emergencia se hubieran marchado dejando los escombros carbonizados rodeados de cintas amarillas para impedir el paso.

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-April estaba tan harta de nosotros -sonrió el rubio con tristeza- Ella finalmente pudo golpearnos con algo de sentido común. Cuando se fueron, decidimos que debíamos intentar empezar de nuevo con Leo... Creímos que si contactamos a su pareja y le decíamos lo que había pasado, sería un buen paso -contó con culpa.

Usagi lo miró sorprendido antes de voltear su rostro hacia su amiga, Minna desvió la mirada negando con la cabeza.

-Nosotros buscamos su nombre y una forma de contactarlo, fue demasiado fácil -rió amargamente el castaño- Nosotros le enviamos un mensaje contándole lo que había pasado y en dónde estaba Leo por si quería ir con ella -narró cubriéndose los ojos- Nosotros le dijimos a Oroku Saki, dónde estaba ella.

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Donatello pulsó el botón y observó el mensaje enviarse al número de contacto que habían obtenido al hackear los registros de la embajada. Mikey a su lado observó con desgana la pantalla.

Oroku Saki era una de los políticos que contaba con más casos de corrupción bien escondidos. Había robado fondos de fundaciones de ayuda social a costa del nombre de su padre. Encima, tenía una personalidad engreída y desagradable, un idiota en opinión general de los Hamato. Su aura despedía podredumbre y violencia.

Pero si su hermana era feliz con él, algo bueno tenía que tener el imbécil para que ella lo amara y ellos intentarían descubrir qué era ese algo que valía la pena.

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Se escuchó una inhalación general en la habitación. Minna tenía la cabeza gacha porque ella conocía esa parte de la historia, la había vivido. Sabía que para el resto esa información era como si un tren hubiera chocado en sus mentes, porque hasta ahora había sido un misterio el cómo Destructor había sabido tan rápido el paradero y el estado de salud de Leonora.

Los ninjas que habían atacado el lugar habían quedado atrapados en el ataque de alguna manera y habían muerto. Los sistemas de comunicación de emergencias y autoridades funcionaban con sistemas infranqueables que habían sido diseñados por Donatello e incluso su hackeo hubiera demorado demasiado tiempo.

-¿Destructor? -cuestionó Usagi con voz débil, rogando que fuera una broma retorcida.

-¡No sabíamos que él era Destructor! -gritó Raphael- ¡No sabíamos que la estaba acosando! ¡Ella nunca nos dijo nada!

-¡Ella tenía miedo! -cortó Minna sin poder controlarse como en aquel entonces.

Usagi la miró como si se tratara de una desconocida. En sus ojos un sentimiento de traición y dolor que ella había temido ver cuando revelara ese secreto que solo conocían los cinco, un secreto que no le habían dicho ni siquiera a los patriarcas de la familia.

-¿Qué Leonora estaba siendo qué? -cuestionó Tang Shen con el corazón destrozado- ¿Por cuánto tiempo?

-Leo me dijo que las cartas habían empezado poco después de su segundo mes de embarazo, no sé si me estaba diciendo la verdad sobre eso.

-¿Por qué no nos dijo nada? -susurró su suegro con horror en sus rasgos.

Su hija había estado viviendo esa situación bajo su propio techo y nunca se dieron cuenta.

-Tenía miedo -repitió la rubia

-¿Miedo a qué?

-Al qué dirán -contestó Stephanie por Minna, porque lamentablemente era una situación con la que podía empatizar con su fallecida cuñada. En su rubro de trabajo como celebridad no se había visto exenta de esos terribles escenarios.

-Leo tenía miedo a decepcionarlos más si les contaba, creía que si hablaba de eso se terminaría de romper la pobre relación que le quedaba con ustedes, creyó que la juzgarían por no poder manejarlo por sí misma -miró a su amigo de ojos rosas- Le pedí que le dijéramos a alguien más, Usagi. Le pedí que te lo dijéramos. Ella estaba empeñada en que no quería molestar a nadie con sus problemas, de hecho estoy segura que no me lo habría dicho a mí si yo no hubiera leído una de esas horribles cartas y la hubiera confrontado.

Suspiró mirando al suelo.

-Leonora intentó reportar a Oroku Saki con la policía, esos desgraciados le dijeron que unas cuantas cartas inofensivas no bastaban para acusar al hijo del primer ministro de Japón.

Casey maldijo en voz alta.

-Ese día -siguió Minna- Vi la noticia en la televisión, intenté llamarla y no contestaba, llamé a Casey y me dijo lo que pasó. Así que fui ahí y los encontré a los tres.

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-¡Mierda! ¡Le prometí que no diría nada y mira donde terminó todo esto! ¡Sabía que ese maldito acosador intentaría hacerle algo! -estalló con rabia pateando los restos de la puerta, justo en un símbolo que su mente no identificó en ese instante- Tengo que llamar a Usagi...

-¿A quién? -interrogó Mikey sin entender nada.

-La pareja de Leonora, necesito decirle para que pueda poner su trasero en el avión más cercano y venir aquí.

-¿De qué diablos hablas, Cherry? La pareja de Leo es Oroku Saki -afirmó tratando de no rechinar los dientes al decir el nombre de su enemigo público ya que para los medios era muy evidente la relación tensa entre los Oroku y los Hamato.

Casi eran tan despreciables como el Clan del Pie.

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-Tuve que decirles la verdad para que supieran sobre ese enfermo.

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-¡Ese hombre ha estado acosando a Gasparín desde hace varios meses! ¡Es un loco que por alguna razón cree que existe una especie de romance entre él y Leonora! En su última carta la amenazó porque ella no le correspondía, le advertí que ese hombre era peligroso y podía intentar hacer algo, por eso no debía quedarse sola -explicó antes mirar los restos de la casa- No entiendo como un simple niño mimado pudo pasar la seguridad tan fácil y provocar esto.

Regresó su mirada a los tres, el grupo se veía terriblemente pálido como si hubieran visto un fantasma antes de correr hacia el auto y ponerlo en marcha a una velocidad impresionante. Minna no entendió la secuencia de eventos hasta que tropezó con el trozo de madera que había roto con la patada y dándose cuenta en dónde había visto ese símbolo antes.

-Maldita sea... -murmuró subiéndose en su motocicleta y olvidando la llamada que debía hacer en favor de comunicarse con Casey con urgencia.

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-En el hospital, -continuó Mikey- corrimos a su habitación. Ese malnacido llegó antes y le estaba inyectando algo, lo atacamos pero se escapó. Leo despertó gritando y agarrándose el vientre. De un momento a otro el edificio estaba temblando, había fuego en los pasillos y las alarmas no paraban de sonar.

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El rubio ayudó al segundo mayor a levantar a su hermana. Donnie rasgó algunas tiras de la sábana de la cama antes de tomar la jarra de agua en la mesa y arrojar el contenido en cuatro trozos de tela con los que envolvió la boca y nariz de cada uno.

-¡Donnie guía el camino a las escaleras! -gritó el pelirrojo antes de toser por el humo. El genio se puso delante del grupo, sorteando el camino hasta una puerta al fondo del pasillo.

-Ay no... -murmuró al darse cuenta que el tramo descendente estaba en llamas, el calor y humo que se había concentrado en el espacio hicieron que se cubriera el rostro por un momento.

-¿Qué hacemos?

-La azotea.

El murmullo de Leo los sacó de sus cavilaciones, ella sacudió la cabeza tratando de no caer inconsciente.

-La azotea, hay un puerto helicópteros arriba así que se puede acceder a la azotea -explicó reteniendo un jadeo de dolor que la hizo doblarse un poco hacia adelante.

-Claro -estuvo de acuerdo, confiando en su palabra- ¿Rapha? -cuestionó al ver a su hermano agacharse para cargar a su gemela en brazos.

-Será más fácil así, en caso de que aparezcan ninjas del Pie, tú y Mikey podrán reaccionar más rápido.

Los menores asintieron antes de empezar a subir el tramo de escaleras.

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-Destructor nos estaba esperando en la azotea. Raph me dio a Leo, yo tuve que revisar cómo estaba mientras él y Mikey nos protegían.

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El castaño mantuvo sus dedos sobre el cuello de Leo sintiendo el pulso errático, sin poder quitar la vista en la mancha roja que había aparecido en la parte inferior del camisón blanco. Sus reflejos reaccionaron y lanzó un shuriken a la presencia detrás de sí, viendo al ninja caer sosteniendo su cuello sangrante. Los restantes no tomaron importancia a su compañero moribundo mientras avanzaban hacia él. Dejó descansar suavemente la cabeza de su hermana en el suelo antes de ponerse de pie en una posición defensiva.

El primer ninja que desarmó tenía un yari como arma que tomó para sí mismo. Continuó peleando con sus rivales hasta que un kunai pasó junto a su cabeza y se clavó en la sien de un ninja que se había colado detrás de Rapha.

Donnie vio por el rabillo del ojo a su hermana, quien parecía haberse arrastrado hasta uno de los cuerpos inmóviles y con una determinación que el joven inventor no sabía que había extrañado hasta ese instante. Ella lanzaba las armas livianas a puntos vitales del cuerpo humano, con una fuerza y precisión que Donatello no supo decir si era producto de la adrenalina o de algo más, protegiendo la espalda de sus hermanos.

Él le sonrió antes de empujar a su contrincante hacia el borde.

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-El incendio llegó a la azotea, eran demasiados y nos estaban acorralando. Luego April y Casey aparecieron de la nada, cruzando el fuego como jodidos ángeles vengadores que traían refuerzos.

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El rubio se quedó deslumbrado cuando vio a sus amigos aterrizar la motocicleta en la azotea a través de las llamas. Ninjas del Clan Hamato subieron por los bordes, sus padres entre ellos.

Miguel Ángel, por primera vez en la noche, se permitió creer que estarían bien.

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-Destructor nos mantuvo ocupados a todos, no nos dio ventana para sacar a Leo de ese lugar.

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Raphael vio a April llegar junto a su gemela, la pelirroja sacó su teléfono con una expresión de urgencia mientras le gritaba a Donatello para que se acercara.

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-Leo estaba en labor de parto.

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Donatello se mantuvo sentado detrás de su hermana para que apoyara la espalda en su pecho como le había indicado April. Podía escuchar a su familia, a su clan y a sus amigos pelear contra los miembros del clan del Pie con un gran fervor, podía sentir el calor de las llamas que se extendían por la azotea acercarse cada vez más, podía ver a April arrodillada en un charco de sangre en medio de las piernas de su hermana siguiendo con expresión aterrada las instrucciones que su tío gritaba por el altavoz del celular.

Escuchaba los gritos de su hermana con cada empuje que hacía con su cuerpo tenso.

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-Había demasiada sangre... demasiada para ser normal...

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-Está perdiendo mucha sangre -tartamudeó la pelirroja tratando de retener el temblor en su cuerpo por el bien de su amiga.

-¡¿Puedes ver la cabeza?! -interrogó la voz desde el celular.

-Yo... no lo sé...

-¡April, escucha con atención...

Donnie miró a su novia inhalar tratando de calmarse antes de volver a su labor. La observó levantar el camisón manchado de sangre de nuevo para ingresar sus manos. Su mente no paraba de hacer cálculos por cada centímetro de suelo que la sangre parecía tomar bajo su dominio, no paraba de registrar los latidos por minuto que sentía debajo de sus dedos, no paraba de distraerse con la sangre que sentía rugir en sus propios oídos tratando de silenciar todo.

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-Ella estaba demasiado débil para pujar, no podíamos salvarlos a ambos...

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-April, tienen que elegir... -escucharon desde el altavoz.

-No puedo...

-No tienen mucho tiempo.

-Mi bebé -suplicó inmediatamente la madre- Salva a mi bebé.

-Leo, por favor -rogó Donnie, pidiendo que por una vez su hermana se escogiera a sí misma.

Ella los miró con un gran terror ante la perspectiva de una muerte cercana, aún así la resolución era clara en sus ojos.

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Donatello cortó su narración en un intento de contener el llanto que había reprimido por años. Su esposa lo abrazó con fuerza en medio de su propio dolor.

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El hecho de que Leonora no gritara o emitiera algún sonido de dolor mientras April cortaba su vientre, le indicó a la mente del genio que incluso si no hubiera elegido a su hijo, su hermana de todas formas no sobreviviría. Y por la expresión en el rostro de la mujer dedujo que ella había llegado a esa conclusión mucho antes que él.

Apretó su agarre en su hermana cuando la sintió estremecerse en el momento en que April empezó a hurgar con sus manos entre lágrimas siguiendo tan bien como pudo las instrucciones de su tío. Donnie en ese momento sintió dos presencias a su lado.

Raphael y Miguel Ángel lo miraron pidiendo una respuesta a la que el joven inventor solo pudo negar con la cabeza entre sollozos. Los recién llegados tomaron cada uno, una de las manos de la mayor recibiendo la sombra de un apretón.

-Lo siento tanto... -murmuró Leo a los tres- Es mi culpa que estemos aquí...

Mikey se tapó la boca reteniendo un grito y Raphael maldijo. Donnie enterró su rostro en el pelo de Leonora.

Vieron a April sacar al bebé y empezar a limpiar sus vías respiratorias.

-Ethan... -susurró Leo con una mirada absolutamente maravillada por el pequeño ser que estaba a centímetros de ella.

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-Nos hizo prometer... nos hizo prometer que lo amaríamos.

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Raphael sintió tanto odio por ese pequeño ser.

-Raphael... Raphael, promételo -pidió a su gemela sintiendo todo a través de su vínculo- El bebé no tiene la culpa Raphael, fueron mis decisiones.

El pelirrojo la miró a los ojos, sus hermanos menores le habían dado su palabra de cuidar al bebé. Raphael unió sus frentes y dejó sentir a su hermana el dolor que le atravesaba el pecho en ese momento.

-No quiero... -sollozó.

-Por favor...

Sin decir una palabra, él accedió. Empujando todo el resentimiento que sentía en lo más profundo de su alma, accedió al último deseo de su hermana.

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-Leonora murió después de eso.

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El primer llanto del recién nacido atravesó el campo de batalla. April envolvió al niño en su sudadera queriendo mostrarle el bebé a su amiga. Al levantar la vista sintió como si una fuerza invisible le estrujaba el corazón.

Los hermanos lloraban sobre el cuerpo inerte de la joven madre. La pelirroja sintió que las lágrimas rodaban por sus mejillas al percatarse de los ojos cerrados y el rostro pacífico de la mayor de los Hamato.

El llanto del bebé se detuvo captando su atención, el pequeño y delicado ser en sus brazos escogió ese momento para abrir los ojos por primera vez al mundo. Las lágrimas de April solo aumentaron al ver unos hermosos ojos azules observarla con curiosidad.

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-Destructor se marchó poco después de que naciera mi nieto y el resto ya lo sabe Usagi -finalizó el patriarca con voz inestable recordando la sensación del cadáver ensangrentado de su hija en sus brazos.

Se sentía tan liviana, parecía que sólo estaba dormida.

Usagi estaba aturdido, no podía creer que después de todos esos años esperando por una respuesta... Todos esos años creyendo que esa familia la había dejado simplemente morir como si fuera un objeto que perdió su valor...

Mirando a su alrededor, el pelinegro sintió como si una especie de venda se deslizase de sus ojos por cada persona que veía llorar sumida en su propio arrepentimiento. Usagi pasó de ver a un clan ancestral, a ver a una familia completamente rota, todo porque a ninguno se le ocurrió sentarse, hablar y escuchar a los demás.

Podía sentir la rabia crecer dentro de su cuerpo, todo ese enojo dirigido contra Oroku Saki, contra los Hamato, contra Leonora y contra sí mismo.

Porque fue culpa de todos.

Fue culpa de todos y ninguno hizo nada por arreglarlo.

Stephanie vio al padre de Ethan hundir su rostro en sus manos con frustración y tristeza mientras ella dejaba a su esposo desahogarse en su hombro tal y como hizo en el velorio de Leonora. Casey le dio una sonrisa acuosa desde su lugar junto a Raphael que ella correspondió.

Ambos sabían que en ese momento su familia estaba dolida por reabrir una herida que realmente nunca se había cerrado, así mismo supieron que, eventualmente, estarían bien. Porque habían dado un gran paso en la dirección correcta.

Un sonido detrás de ellos llamó su atención hacia la máquina del tiempo, no tuvo tiempo de avisar a alguien cuando una luz cegadora los cubrió a todos.

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Dimensión T-00010-N, universo C-01-R.

-Entonces... estás aquí para arreglar lo que quiera que haya salido mal en esta línea de tiempo o todo colapsará y se destruirá -resumió Leo viendo a la rubia concentrarse en la información que había anotado de la barrera que las separaba.

-Exactamente.

Renet estaba demasiado confundida por los datos que estaba obteniendo, de acuerdo a sus deducciones la energía que conformaba la esfera era similar a la de su cetro, por no decir la misma. Además, había una especie de firma energética que indicaba que la persona que encerró a Leonora en ese lugar era la rubia.

La Guardiana del Tiempo prefería pensar que por quién sabe dónde había una versión malvada de ella misma causando destrozos en las líneas de tiempo.

-Escúchame, Leo, sé que debes tener varias dudas pero necesito que respondas algo con la mayor cantidad de detalle posible: ¿cómo llegaste aquí?

Leonora pareció estar en conflicto con su mente mientras una expresión pensativa se apoderaba del rostro de la adolescente. Renet tuvo tiempo de examinar la apariencia de la chica con cuidado, percatándose de su apariencia desalineada por la ropa rasgada y las heridas abiertas en diferentes partes de su cuerpo que no parecían sangrar pero tampoco mostraban indicios de comenzar el proceso de curación. Su cabello enmarañado y sucio cubrió lo que ella supuso era una herida bastante grande en la cabeza, el rostro de la joven estaba sucio y mostraba marcas de horas de llanto y dolor.

Los restos de armas rotas llamaron su atención a una parte de la esfera, varias de ellas ya no tenían punta o filo como si hubieran sido impactadas una y otra vez contra una pared de concreto. Renet no necesitó mucho para unir parte del rompecabezas que tenía enfrente, era evidente que por el estado de las armas y el de las manos de la chica, sumado a las manchas de sangre que había en la barrera, que la adolescente había intentado escapar de su encierro en repetidas ocasiones. La rubia sintió pena en su corazón al darse cuenta que la pelinegra debió pasar demasiado tiempo confinada sola en ese pequeño espacio si la longitud que alcanzaba la línea del tiempo era un indicador, estancada en un cuerpo de quince años y una mente inestable.

-Yo debería estar muerta -susurró Leo con la mirada vacía que delataba que no era la primera vez que llegaba a esa conclusión. La guardiana abrió la boca queriendo decirle que no debía pensar de esa manera, las siguientes palabras que escuchó le helaron la sangre- Yo estaba cayendo, estaba tan débil y mi cuerpo no reaccionaba... Era demasiado alto, no había forma de salvarme...

La rubia sintió que su rostro palidecía con cada palabra, Leonora no se dio cuenta mientras continuaba derramando sus pensamientos.

-No había manera... Mikey estaba tan paralizado como yo, Donnie lo estaba protegiendo. Raph trató... estoy segura de que trató pero Destructor... Era una trampa.

La rubia salió de su sorpresa y empezó a llamar la atención de Leo, al ver los ojos azules recuperar su brillo, Renet soltó un tembloroso suspiro.

-Leo, necesito acceder al evento para saber qué salió mal. La esfera lo está bloqueando y necesito romperla. Sé que quieres salir de ahí sin embargo ahora no estoy segura de lo que puede pasarte si sales de ese lugar.

La adolescente solo soltó una risa temblorosa.

-No me importa, sólo quiero salir de aquí.

Renet apretó los labios antes de asentir y colocar la punta de su cetro en contacto con la esfera junto a su mano libre, cerró los ojos y se concentró en desarmar el delicado entretejido que formaba ese capullo de tiempo. La guardiana tuvo que reconocer que el autor de ese contenedor temporal tenía un gran talento para manejar ese poder.

Al desenredar el último hilo principal, la barrera brilló antes de empezar a deshacerse, la mujer mayor observó maravillada el espectáculo antes de sentir un cuerpo más pequeño estrellarse contra el suyo y unos brazos rodearla en un agarre mortal.

Renet a veces olvidaba que a esa edad sus amigos por muy grandes guerreros que fueran, seguían siendo niños en parte.

Estaba correspondiendo el abrazo hasta que sintió el cuerpo de Leonora tensarse al tiempo que se escuchó un jadeo de dolor. Las manos de Leo dejaron de rodearla cuando cayó de rodillas sosteniendo su cabeza mientras clavaba sus uñas en la piel de su sien al tiempo que dejaba salir un grito de dolor tras otro.

Renet se percató con sorpresa que las heridas en el cuerpo de la pelinegra estaban sangrando y en su rostro aparecía algo parecido a una grieta que se iba dividiendo y haciéndose más grande conforme avanzaba. Entendiendo ahora cuál era en parte, la función de la esfera, la guardiana se apresuró a apuntar su cetro hacia la chica concentrándose en crear algo similar a esa barrera.

Los gritos cesaron cuando un par de brazaletes aparecieron en las muñecas de Leonora, el sangrado se detuvo así como la grieta en su rostro. A Renet le recordó a una muñeca de porcelana con el rostro quebrado.

Abrazó a Leo para ayudarla a ponerse en pie, desearía poder dejarla descansar pero no podía retrasar lo que debía hacer, la línea del tiempo era demasiado inestable y los brazaletes eran apenas una solución temporal ya que su cantidad de poder no era similar al que tenía la esfera. La rubia temía por lo que pasaría cuando el efecto se agotara.

Su mente tenía tan claro como el agua el resultado, todo fue terriblemente evidente cuando la adolescente se perdió en sus últimos recuerdos. De igual manera, Renet tuvo la desagradable sensación de haber adivinado por fin cuál era, o más bien quién, el error que debía corregir.

Y también estaba empezando a entender la razón por la que la adolescente en sus brazos había sido encerrada en ese lugar. De hecho, si era por lo que creía, ella estaba segura de que habría hecho lo mismo en un acto de desesperación por salvar a un amigo.

Continuará...

Okey, es un capítulo bastante largo... nunca creí que terminaría de escribir lo que pasó en la línea de tiempo principal y aquí lo tienen... Resulta que tenía un montón de escenarios de esta historia en la cabeza y los fui escribiendo de forma aleatoria hasta que empezaron a encajar por sí mismos, lamentablemente tuve que corregir un capítulo para que esta narración mantenga algo de lógica.

Ahora, quién manda a escribir una historia que incluya de tres a cuatro líneas del tiempo, para colmarla la señorita no se conformó con hacer una historia de viaje en el tiempo, sino que empezó otra que es incluso más problemática que esta y son solo dos líneas del tiempo.

La verdad no pensé que llegaría a narrar esto, la verdad fue muy difícil escribir este capítulo que está lleno de puntos de vista y recuerdos. Sin querer, ahora tengo una mejor idea del final de esta historia, así que seguiré escribiendo. Si hay aún alguien que lea esto, le diré que no importa el tiempo que tome (todos saben que soy muy esporádica en las actualizaciones XD), voy a terminar todas las historias que tengo publicadas y tal vez me retire de esto, quien sabe.

PD: ¡Lo siento! Días después de publicar este capítulo recién me di cuenta de que estuve escribiendo mal el nombre de Usagi todo el tiempo y tuve que corregir eso en los últimos tres capítulos TT. Soy una vergüenza para la naturaleza, no merezco simpatía alguna por ese error garrafal ¡Perdón! ¡Pueden tomar mi vida como pago!

Con amor,

Miko Eiko.

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