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Caminaba hacia el altar con ese vestido apretado y un ramo de flores blancas, todos las miradas estaban fijadas en mi caminando lentamente frente al hombre que seria mi esposo. Mi corazon latia tan rapido que pense que se saldria de mi pecho.

Pude notar la mirada de mi madre, no se veia feliz con lo que estaba pasando, a ella no le gustaba esto y a mi tampoco.

Me detuve en seco notando como mi prometido me miraba con cierta sorpresa en su rostro y parece que tambien enojo. Mire el ramo de flores que se encontraba entre mis manos y lo deje caer al suelo. Todos los presentes exclamaron con sorpresa lo que estaba haciendo.

-Estoy haciendo esto en contra de mi voluntad frente a la casa de Dios...- Mire la gran cruz que colgaba en una de las paredes hasta que senti que me tomaban del brazo con bastante fuerza.

Era papá.

-Ni se te ocurra desobedecerme ¿Entendiste?- Se notaba la ira en el tono de su voz, de verdad le estaba haciendo esto a alguien de su propia sangre.

-Es mi vida ¡Y si quiero ser una maldita solterona es mi problema!-

Pude ver como levantaba su mano para golpearme, cerre mis ojos con fuerza esperando el golpe pero nunca llego; abri lentamente los ojos viendo como mi madre detenia la mano de mi padre, por primera vez pude ver a mi madre segura de lo que hacia.

-Mi hija sera libre de esta mierda de mundo- Hablo en ella con seriedad, papá me solto y yo retrocedi unos  pasos asustada.

La mano de mamá seguia reteniendo la de padre con toda la fuerza que ella poseia.

Los invitados a la boda estaban plasmados con lo que pasaba, hablaban en voz baja, de todos modos, que alguien rechazara una boda era simbolo de deshonra.

Madre me miro, se veia asustada tambien pero segura, me hizo una señal con la cabeza haciendo que yo mirara la puerta, me estaba dando mi libertad.

Y yo no la iba a desaprovechar .

Tome la falda de mi vestido y sali corriendo lo mas rapido que me permitian mis pies, me quite el velo mientras corria. 

¿Esto es libertad? Mi yo de 14 años estaba feliz de escapar.




Bianca

No me importo terminar viviendo en la calle, aprendi mucho, termine trabajando como panadera en un pequeño negocio, si bien no usaba el dinero que ganaba para una estadia la usaba para poder comer algo bien delicioso.

Mayormente dormia en la panaderia, a mi patron no le importaba siempre y cuando terminara limpiando, y lo cumplia sin rechistar.

Era cansador pero era el costo de la libertad.

El dia en que escape termine en un campo bastante lejos de mi pueblo natal por lo que nadie me molestaria o me haria preguntas de las cuales no deseaba contestar, pero ese dia recuerdo que fue el peor de todos. 

Tenia miedo, hacia frio y lo unico que llevaba era mi vestido de novia, el cual ya estaba bastante sucio por el barro, mi cabello desordenado y mi piel blanca completamente sucia, no se cuanto camine, pero para terminar en ese estado debi correr demasiado. En el campo en el que deje de caminar estaba lleno de animales. Me deje caer de rodillas al suelo y comence a llorar, habia dejado a mamá sola, no sabia que le podia estar pasando, tal vez papá la terminaria matando o... no se... no se si habia algo peor que la muerte.

Debi huir con ella.

Me senti tan culpable derepente que nisiquiera note que uno de los animales se habia acercado a mi, era un caballo, ni siquiera senti sus pisadas.

Me asuste un poco, tal vez se trataba de un caballo salvaje y me podia terminar golpeando fuerte, pero eso nunca paso, es mas, se acosto a mi lado como si me estuviera analizando detenidamente. Levante una de mis manos para intentar acariciarlo, parecia que me permitiria si no fuera por unos hombres de armadura que se acercaban a mi lo habria tocado.

-¡Hey!- Escuche como me gritaban, gire mi cabeza hacia donde provenia esa voz, era unas 5 personas que se acercaban a mi rapidamente.

Me levante y tome mi vestido dispuesta a volver a correr pero me cai, estaba muy cansada como para continuar con mi camino.

Escuche como desenfundaron sus espadas a lo que yo atemorizada me levante, dispuesta a dar pelea por si me llegaban a hacer algo. Un hombre de tal vez 40 años, con algo de barba me apunto con  su espada.

-¿Quien eres y que haces aqui?- Me pregunto con una voz muy aspera, era intimidante.

-Solo quiero llegar al pueblo mas cercano- Dije con el ceño fruncido intentando intimidar, pero creo que eso no funciono.

-¿Pueblo? Señorita, lo mas cercano que tiene es la ciudad central y dudo que una mujer...- me miro de pies a cabeza- en su estado quiera ir hacia alla-.

-Pues, supone muy mal, ire hacia alla cueste lo que me cueste-

No sabia que estaba tan cerca del palacio, ni me habia puesto a pensar donde quedaba.

El caballo relincho y se puso delante mia como si me estuviera defendiendo.

-Azabache- ¿Asi se llama el animal?- no te interpongas...

Volvio a relinchar y levanto sus patas delanteras en señal de que pelearia con los caballeros.

-Bien, bien, no le haremos nada a tu amiga-

¿Tengo un amigo que no es humano? Wow

Lentamente me acerque a la cabeza del caballo para asi acariciarlo, creo que fue en ese momento que los caballeros se dieron cuenta de mi estado. Me miraron de pies a cabeza y luego se miraron entre ellos.

No dijeron nada, solo guardaron sus espadas y se acercaron a Azabache para asi tomarlo de la correa y caminar alejandose de mi.

Me quede quieta y mire a todas direcciones ¿ donde quedaba el reino?

-¡Oye niña!- Uno de los caballeros me hablo, parecia mas joven que el resto, gire mi cabeza hacia donde ellos estaban y con la cabeza me hicieron una señal para que los siguiera.

Obedeci.

Caminamos hasta una pequeña choza, no pense que habrian mas de ellos alli dentro.

Me asuste al ver todas las miradas en mi, me senti como si fuera la vez que camine hacia el altar, solo que esta vez todos parecian algo preocupados por como me veia.

Llevaron a Azabache a donde habia mucho heno y le dieron de comer, no pude evitar soltar una pequeña risa cuando este movia sus orejas hacia todas direcciones. Aunque estaba comiendo era alguien muy atento.

-Disculpe- Uno de los guardias me hablo, por lo que lo mire- ¿Quien es usted?-

Parpadee un par de veces antes de responder.

-Bianca-


Estuve con ellos por lo menos 3 dias, me hice amiga de la mayoria de los hombres, me trataron de la mejor manera posible, yo les cocinaba a todos y ellos me contaban historias acerca de su trabajo.

Trabajaban para la familia real, todos y cada uno de ellos defendia a los reyes y al principe. 

-¿Puedo trabajar con ustedes?-

Me tomaron por loca, se rieron de mi a lo que yo agache la cabeza, se dieron cuenta de que me habian herido.

Dejaron de reir y me miraron.

-Mira pequeña, no es facil este trabajo, esta lleno de peligros y tu... bueno, las mujeres no pueden con las tareas de los hombres- Me hablo uno de ellos, trague saliva dispuesta a contestar.

-Una mujer tampoco puede desobedecer a lo que digan sus padres- Dije con una gran seguridad en mi voz- Y aqui estoy....-

Frunci el ceño pero tenia una sonrisa.

- Si debo esforzarme el doble lo are,si me debo cortar los senos para ser un hombre lo hare- Ante lo ultimo todos se rieron, incluyendome- Bueno, entienden el punto... por favor, quiero ser como ustedes-

Me sentia orgullosa de lo que decia, queria ser como ellos, tomar mis decisiones sin que nadie me lo impidiera.

No me importaron los riesgos y no me importaran nunca.

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