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Todo lo que pudo haber sido...

Observo con diversión a Carter recostado sobre la cama, mantiene un semblante afligido en el rostro mientras el chico se acerca con la máquina para hacer tatuajes.

—Hombre, si te estas arrepintiendo solo tienes que decirlo—. Lo molesto.

—Para nada —masculla—. Solo estoy un tanto nervioso.

—¿Estás seguro que esta es la zona? —inquiere Dylan, el chico al que habíamos encontrado por tener las mejores reseñas de internet—. ¿Sobre las cicatrices?

Me tenso cuando Dylan señala la piel sobresaliente de la espalda baja de Carter, las tres cicatrices podían notarse a la perfección. Carter lo nota, le dedico una sonrisa que espero no se note es forzada y regreso mi atención a Dylan.

—Sí, justo ahí —responde con firmeza—. Quiero taparlas.

—Con truenos, me parece estupendo —responde el chico.

Me acomodo en el sillón, el sonido de la maquina se escucha y una sonrisa ladeada aparece en mis labios cuando Carter cierra los ojos con fuerza.

Las cicatrices en su espalda baja eran un recordatorio constante de lo que había sucedido en aquel callejón, él insistía en que no era culpa mía, pero por alguna razón, yo no lo creía completamente.

Tanto fue su propósito de demostrarme que no me culpaba por absolutamente nada, que me arrastró hasta este estudio de tatuajes para hacerse uno. Carter había sobrevivido de milagro, recuerdo el terror que sentí con solo considerar el hecho de perderlo.

Pasó días en cuidados intensivos, y varias semanas más recuperándose. La principal preocupación era que la navaja con la que fue atacado hubiese dañado la espina, los médicos querían asegurarse que su caminar no estaría comprometido y casi lo estuvo.

Carter tuvo que usar sillas de ruedas por más de seis meses hasta que pudo caminar con normalidad. Fue casi un infierno, pero estaba vivo, y solo eso era lo que verdaderamente importaba.

Pese a que él la estaba pasando mal, nunca se apartó, no obtuve ni un solo reproche de esa noche, y todo lo que sucedió después...no consiguió quebrarme gracias a él.

Aproximadamente cuarenta minutos más tarde, el tatuaje queda listo. Lanzo un chiflido cuando se incorpora, enseñándomelo.

—Hombre, quedó genial —admito incorporándome. Lo miro de cerca, el tatuaje no es grande, pero es lo suficiente para cubrir por completo todo rastro de las cicatrices.

—La nube es la base —comienza a explicar Dylan—. De la cual se desprenden los truenos, ya sabes, no queríamos que parecieran rayos.

—Pedí truenos específicamente —responde Carter con diversión—. ¿Qué te parece?

—Increíble, está increíble, Carter.

Sonríe con satisfacción. Dylan termina de cubrir el tatuaje y tras darle la información de los cuidados, ambos salimos del estudio.

—¿Cerveza y comida en tu departamento? —cuestiona cuando nos encontramos dentro del auto.

—¿Luisa no va a recriminarme por robar a su novio? —inquiero—. Además ¿no tienes que ir por Andy? —añado haciendo mención de su hijo. Mi adorado sobrino que estaba por cumplir su primer año.

—Está con mis padres, Luisa está con unas amigas así que nadie va a recriminarte —asegura—. ¿O es que ya has tenido suficiente de Carter Lerman por hoy?

Una leve carcajada me invade al escucharlo hablar.

—Para nada —enciendo el motor. Un par de minutos más tarde me encuentro conduciendo sobre la avenida principal.

—Sé que no es buen momento, pero ¿supiste que ya le dieron condena? —habla con cautela—. El hijo de puta pasará un buen tiempo en la cárcel.

—Es lo menos que todos ellos merecen —le recuerdo.

—¿No la llamaste?

No respondo.

—Luke...

—Hemos hablado un par de veces, pero creo que ninguno quiere tocar el tema realmente —admito—. La vi luego de la noche del campeonato, hablamos, lo sabes. Pero no hemos tenido contacto luego de eso.

Los recuerdos de lo que sucedió aquella noche vuelven a mi memoria. A pesar del tiempo seguían siendo dolorosos.

Olivia y yo rompimos luego de que ella me contara toda la verdad, fue demasiado, primero el asunto de la incierta salud de mi mejor amigo y luego enterarme que mi novia en realidad estaba traicionándome. Fue un golpe que casi acabó conmigo.

Aunque enterarme de su propia voz ayudó, no lo hizo menos doloroso. Tampoco lo fue todo el proceso legal que le siguió a eso.

Cuando Carter estuvo lo suficientemente estable, ambos fuimos llamados a declarar. Olivia también lo hizo, los mensajes en su celular y cámaras de vigilancia, además de los testigos del club fueron prueba suficiente para un juicio contra Zack Brooks. Él, en búsqueda de reducir su condena, dio los nombres e información sobre los otros chicos que lo acompañaron.

Sin embargo, fue juzgado de la misma manera: cómplice de intento de asesinato en primer grado, el juez determinó que Zack y sus acompañantes tenían toda la intención de cometer el crimen. 

Su licencia de boxeo fue removida permanentemente, perdió el titulo como campeón, y fue sentenciado a veinte años de prisión, con orden de restricción a nuestro favor. Debió de ser más, pero el hecho de que diera información y nombres de los otros tres chicos, ayudó a que algunos años fueran reducidos.

Aunque claramente el hijo de perra no lo merecía.

Por mi parte, las lesiones sanaron con el tiempo, y un año después, me coroné campeón mundial en la categoría de peso ligero. No pelee contra Zack, pero no fue necesario.

Cumplí mi sueño, cumplí con la promesa a Carter de dedicarle un saludo y el pobre casi sufre un colapso de la emoción.

Luego nos fuimos a las vegas, y todo parecía ir bien, todo parecía retomar su rumbo. Sin embargo, había algo que estaba inconcluso, y yo sabía que era.

Olivia.

—Deberías considerar hablar con ella —sugiere Carter—. Sabes que hizo lo que creía correcto, estaba contra la espada y la pared, Luke.

—Eso no quita el hecho de mentirme de esa manera.

—Lo sé, pero se arrepintió, y dijo la verdad. Además, gracias a ella Zack está en prisión.

—Solo hizo lo que debería de haber hecho desde un inicio, no tengo que agradecerle eso.

—Escucha, sabes que te he apoyado en todo y no cuestiono tus decisiones, pero esto se te está yendo de las manos. Luke, no quiero que te estanques, sabes que tienes que resolverlo.

No respondo.

—No quiero presionarte, solo digo que tal vez hablar no sea tan mala idea. No quiero que pienses que te estoy alentando a volver con ella, solo digo que, si quieres avanzar, ese asunto debe retomarse, o darse por terminado.

—Lo sé —concuerdo—. Solo tengo que buscar la oportunidad.

—La oportunidad nunca va a darse —responde con firmeza—. Tú tienes que crearla.

Sonrío.

—¿Qué haría sin ti? —cuestiono. Lo escucho reír.

—No queremos averiguarlo.

Me encontré con Olivia un par de meses después, ella salía de las oficinas de donde se encontraba trabajando, y yo iba rumbo al trabajo de Caleb, quien se había instalado hace poco en la ciudad.

No fue un encuentro planeado, fue meramente casual. Pero parecía ser lo que necesitábamos.

Nos detuvimos sobre la acera, intercambiamos algunas palabras y de pronto todo se sintió diferente.

Decir que la había olvidado era mentirme a mí mismo, en todo el tiempo que estuvimos lejos, no dejé de extrañarla ni un solo momento. Carter tenía razón, la oportunidad perfecta nunca iba a darse, yo tenía que crearla, y en ese instante, era el mejor momento para hacerla surgir.

Me dio su nuevo número, y ella registró el mío. Nos despedimos con un par de palabras cordiales, y sonrisas amables.

Pasé las siguientes horas debatiéndome sobre si hablar con ella sobre lo sucedido era buena idea, sobre si valía o no la pena.

Al final, antes de que terminara por perder la cabeza, ella escribió primero.

Sonrío al leer el mensaje en la pantalla.

"Una invitación para tomar algo, ¿si me la aceptarías, Thunderbreaker?

Mi sonrisa se ensancha, mostrando un gesto más genuino. Leo las líneas escritas, sintiendo una especie de deja vú.

"Tal vez, Brooks"

Envío el mensaje sin pensármelo mucho, la confirmación de lectura aparece, luego la palabra "escribiendo" en la parte superior de la pantalla. Y lo que le siguió después, bueno, es justamente lo que supongo que debería de haber pasado.

Durante largos meses me convencí de que lo que tuvimos había acabado, me repetí una y otra vez que nuestra historia había llegado a su final, pero tal vez no era así, tal vez era una oportunidad para comenzar de nuevo.

Tal vez era el universo gritando que, esta vez, podríamos hacerlo bien.

No fue sencillo, reconstruir algo que ha sufrido tanto daño, está lejos de serlo.

Pero nos esforzamos, como nunca antes nos esforzamos por hacerlo, por convencernos de que, lo que estábamos haciendo, no era una locura.

Así que, seis meses después, nos encontramos exactamente en el mismo sitio en donde se dio uno de nuestros primeros encuentros.

Ella ríe, acomoda su cabello mientras centra la mirada en mí. Durante todo este tiempo nos dimos la tarea de conocernos, de explorar cada parte de nosotros, de ir paso por paso, desde el comienzo.

Y aquí estamos, sopesando la idea de poder empezar de cero.

—Luke.

—¿Si? —apoyo los codos sobre la mesa, el sol nos golpea de frente. Sus ojos brillan por la luz, una ligera sonrisa se pinta en sus labios y la hacen lucir bellísima.

—Quiero empezar de cero, quiero que borremos todo y consigamos escribir la historia de nuevo —susurra.

Mi corazón da un vuelco furioso al escucharla decir aquello. Joder, había esperado demasiado para esto.

—No es tan sencillo —respondo—. Tendremos un largo camino por delante, hemos avanzado, pero aún queda mucho tramo por recorrer.

—Claramente, pero no será imposible. —Juega con sus manos antes de elevar la mirada—. ¿Qué dices? ¿Crees que podamos hacerlo?

Sonrío. Claro que podíamos. Me aparto con ligereza de la mesa, considerando lo que diré a continuación.

—Soy Luke.

Ella me responde la sonrisa, la forma en la que mira es suficiente para saber que nada ha cambiado, que los sentimientos siguen ahí, entre nosotros, llenándonos por completo.

—Olivia Brooks —extiende su mano hacia mí—. Pero puedes llamarme Liv. 

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No tengo palabras para describir como me siento en estos precisos momentos, creo que con ninguna historia me he encariñado tanto como con esta, quiero llorar de la emoción y la nostalgia que me provoca el haber llegado hasta este punto. 

¡MIL GRACIAS POR TODO EL APOYO! 

No tengo manera de agradecerles por tanto. 

Con cariño:

Andy :)


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