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9.- Más que un juego.

Luke no había respondido a mis mensajes, no entendía porque sentía la necesidad de dejarle en claro que nada de lo que él pensaba era verdad.

Luke Lewis no era para mí ninguna clase de diversión, y me reprochaba a mí misma el haber sido capaz de darle a entender que fue así.

Fue bastante estúpido el cambiarle el apellido, pero fue un acto repentino que no consideré que pudiera acabar con todo. No quería que mi padre lo reconociera, no porque me avergonzara, sino porque el complejo de superioridad que los hombres de la familia Brooks tenían encima sería suficiente para hacer que lo alejara de mí.

Y por más loco que sonara, no quería que algo como eso sucediera.

—Tú padre no está contento —Alexa, mi mejor amiga y también asistenta ingresa a la oficina. —¿Le has informado sobre los estados de la empresa?

—Lo hice —mascullo cerrando los ojos —porque no tuve otra opción, al parecer Lucas lo descubrió y fue corriendo a contarle. Aunque no le dijo todo, parece ser que solo sospecha que las cosas comienzan a ir mal.

—Ese idiota se cree el dueño de la compañía —pronuncia ella rodando los ojos —no sé cómo tu padre no lo ha despedido aún.

—Eso es porque son mejores amigos —le recuerdo con una sonrisa divertida —en todo caso, quiere convocar a una junta de consejo. No hay manera de que la empresa esté en camino a la quiebra.

—De hecho...—Alexa dibuja una mueca en los labios —Olivia, creo que esto es serio.

Coloca la tableta frente a mí, en ella se muestra un archivo con distintas gráficas, todas ellas con números en rojos.

—Joder —me incorporo, tomando el artefacto entre mis manos mientras maldigo —Alexa ¿mi padre sabe de esto?

Niega.

—Son informes de este mes, Olivia, el precio de las acciones ha bajado considerablemente en el último par de años, según el administrador, comenzarán a sentirse en este ciclo, tu padre debe tener algún plan.

—¿Quién te dio esto? ¿Cómo es que mi padre no lo sabe aún? —no es necesario que responda. —Lucas ¿no es cierto?

—Te digo, se cree el dueño de la compañía —repite.

Me incorporo, hago caso omiso a los llamados de Alexa mientras salgo de la oficina. El sonido de mis pasos rápidos es todo lo que se escucha mientras avanzo por el largo y reluciente pasillo de las empresas Brooks.

Cuando llego frente a la oficina de Lucas Hill, abro la puerta aun cuando su secretaría dice que no puedo hacerlo. Parece ser que a veces olvidan con quien están tratando.

—¿Por qué no le has dicho a mi padre de esto? —dejo la tableta con más fuerza de la necesaria sobre su escritorio —Números rojos, Lucas ¿qué estás esperando? ¿Qué sea demasiado tarde y tengamos que declararnos en quiebra?

El apaga el cigarrillo que sostiene entre los dedos antes de mirarme.

—Le dije a Alexa que te los diera, porque antes necesito hablar contigo —asegura —Tu padre sabe de esto, Olivia. No es nuevo para él —confiesa —pero parece no importarle, sigue gastando dinero como si la empresa estuviese produciendo en exceso.

—¿De qué hablas?

Él suspira.

—Hace seis meses tu padre comenzó a cargar los gastos de sus viajes en la cuenta de la empresa, sabes que no son viajes de trabajo, son de placer. Gasta miles de dólares en ellos, los socios están molestos, varios han vendido sus acciones y a este paso, Olivia, vamos a estar en problemas.

—¿Por qué nadie me dijo de esto? —cuestiono con molestia —¡Tengo derecho a saber las cosas que involucran a la empresa!

Él me hace un ademán para que baje la voz.

—Hay créditos consecutivos, según tu padre son realizados para cubrir las nóminas de los empleados. Olivia, no sé qué esté haciendo tu padre, pero nos está arruinando.

—¿Mi padre? —inquiero —¿Y qué hay de ti? ¿De las innumerables apuestas que haces?

—Ten cuidado, Olivia —advierte incorporándose. —No utilizo dinero de la empresa para apostar —sentencia —Habrá una junta de consejo, espero que tu padre tenga una buena explicación para los socios —añade —ahora ¿quieres dejarme trabajar?

Aprieto los dientes, reteniendo el impulso de decir todas las cosas que consideraba de él. Era el mejor amigo de mi padre, sí. Pero también era un hombre que por largos años no había hecho más que colgarse de nuestra familia. Con un puesto alto ganando miles de dólares al mes.

Salgo de ahí, sintiendo mi mal humor aumentar de intensidad. Era inconcebible que mi padre estuviese usando el dinero de la empresa, es decir, él tenía el suyo, no había necesidad.

—¿No dijo nada importante? —pronuncia Alexa una vez que regreso a mi oficina.

—Nada —mascullo —lo único que dijo es que mi padre se tiene la culpa. Alexa ¿puedes creerlo? Culpa al dueño por gastar más dinero del debido, eso es imposible.

—Espera a la junta de consejo —pronuncia mi amiga —ahí sabrás que es lo que realmente ocurre.

Esperaba que así fuese, no entendía como de un segundo a otro, la situación financiera de la empresa estaba pendiendo de una cuerda que estaba a punto de romperse.

No había ninguna razón lógica.

El resto de la tarde lo continúo de mal humor, me marcho del edificio de la empresa apenas tengo oportunidad. Llegar a mi hogar no se siente como debería, resoplo, sintiéndome cansada y frustrada al mismo tiempo.

El sonido de mi celular capta mi atención, lo tomo, sin mirar la pantalla para ver de quien se trata.

—¡Liv! —el grito entusiasmado de Luisa me hace sonreír.

—Hola, Lu —saludo —¿A que debo tu inesperada llamada?

Tú chico favorito pelea esta noche ¿quieres venir?

Mi estómago se contrae al entender a quien se refiere.

—No lo creo —murmuro cerrando los ojos.

Oh, vamos, Olivia —pide —Carter dice que ha estado entrenando duro, no podemos perdernos la pelea luego de lo que pasó la última vez.

Me estremezco de solo recordar la forma en la que Luke acabó en su última pelea. Un suspiro brota de mis labios, mientras considero la posibilidad de asistir.

—Eché todo a perder con él, Lu —confieso —Dije una estupidez y ahora estoy segura de que no va a querer verme.

El silencio al otro lado de la línea me inquieta.

Luke es demasiado orgulloso —murmura —Liv, le gustas.

Algo se retuerce en mi pecho cuando dice eso.

No he visto a Luke tan entusiasmado con una chica como contigo, Carter opina igual. Escucha, lo que sea que haya pasado va a resolverse, si te ve en la pelea, será más sencillo.

—No lo sé, Luisa —murmuro.

—Pasó por ti en una hora ¿de acuerdo? —inquiere —no acepto un no por respuesta.

La llamada se cuelga, sin darme oportunidad para replicar. Permanezco sobre el colchón, con una mano en la frente y la otra a mi costado sosteniendo el celular. Pasando un par de segundos, lo coloco frente a mi rostro abriendo el chat con el nombre de Luke.

El último mensaje está ahí, sin respuesta.

—Por Dios —mascullo cerrando los ojos. No sé con exactitud cuánto tiempo permanezco sobre la cama, sin hacer absolutamente nada. Cuando considero que he pasado demasiado rato en esa posición, me incorporo.

De mala gana me encamino hacia el armario, sabía que Luisa hablaba en serio cuando decía que pasaba por mí en una hora, no quería arriesgarme a que llegara y yo no estuviese lista.

Me meto al baño, con la ropa y la toalla en un brazo e intento darme prisa. Sabía que era poco probable que Luke quisiera hablar conmigo, la mirada decepcionada que me había dedicado antes de marcharse era suficiente para saber que me había equivocado.

¿Cambiarle el apellido, Olivia? ¿De verdad?

Aún me reprendía a mí misma por no haber considerado las implicaciones de hacer eso.

Aproximadamente diez minutos después, salgo del baño. Probablemente ha sido la ducha más rápida de mi vida, en el momento justo en el que termino de arreglar mi cabello, la bocina del auto de Luisa se escucha afuera.

Me asomo por la ventana, observo el coche aparcar en la entrada y me acerco a la puerta para conseguir abrir antes de que mi amiga llegue.

—Vaya, me sorprende tu rapidez —bromea ingresando a la casa. —Creí que tendría que esperarte por más tiempo.

—No quería arriesgarme a que te convirtieras en mi madre apresurándome —pronuncio con diversión —Solo me coloco los zapatos y listo.

Luisa asiente, su cabello rizado se encuentra completamente suelto, lleva una camiseta que luce lo suficientemente fresca y un par de jeans ajustados en color negro.

—¿Quieres contarme que pasó con Luke? —Inquiere mientras me sigue a la habitación —Parecía que se llevaban muy bien.

—Larga historia —miento porque en realidad no quiero contarle absolutamente nada.

—Bien, eso es sinónimo de que no quieres decirme —sentencia.

Odiaba que me conociera tan bien, me termino de colocar las zapatillas antes de tomar el bolso, y hacerle un gesto con la cabeza para que ambas salgamos.

Ninguna de las dos habla mucho durante el camino, la bodega estaba aproximadamente a una hora de distancia y para cuando llegamos, la habitual fila ya se encuentra abarcando más metros de lo que me hubiese gustado.

Conseguimos entrar aproximadamente media hora después, los asientos centrales son nuestros en esta ocasión, así que tenemos una amplia vista hacia el cuadrilátero.

—Si comienza a ser salvaje, me voy —advierto cuando hemos tomado asiento.

—Liv, las peleas siempre son salvajes —pronuncia Luisa con diversión.

Pronto el estruendoso grito emocionado inunda la sala, el chico que funge como presentador se coloca en medio del ring, hablando sobre las apuestas y el discurso que ha dado en todas las veces que he venido.

—¡Ahora sí, señoras y señores...con ustedes...Luke Thunderbreaker Lewis! —Él aparece, mantiene una sonrisa en el rostro mientras llega al centro del cuadrilátero, eleva los puños mientras da una vuelta con lentitud.

Los gritos aumentan, y un par de chicas a nuestros costados gritan algo sobre ser la madre de sus hijos.

Luisa y yo compartimos una mirada, pronto el contrincante aparece y escasos minutos después, la pelea comienza.

Mi cuerpo está tenso, no me doy cuenta de la manera en la que estoy apretando las manos sobre mi regazo hasta que siento un ardor en mis palmas. Luke luce relajado, esquivando los golpes que el chico frente a él lanza, y es imposible notar que ha mejorado.

Cierro los ojos cuando comienzan a golpearlo, sin embargo, cuando me atrevo a mirar, Luke está sobre él. Parece dispuesto a seguir las nuevas reglas, golpea con fuerza y rapidez tanta que, en menos de un par de minutos, el chico se encuentra tendido a un par de metros.

—¡Tenemos un ganador...Thunderbreaker se lleva la pelea señoreees! —un grito eufórico llena la sala, cuando Luke se coloca al frente, clava los ojos en mí.

Su sonrisa titube, no hay más de cinco metros de distancia, así que claramente puede verme. Sin embargo, gira, casi tan rápido como posó la mirada en mí, me da la espalda.

El presentador toma una de sus manos para elevarla, Luke sonríe, y luego baja del ring. En cuanto lo hace, me incorporo.

—¡Olivia! —el grito de Luisa resuena a mis espaldas, bajo con rapidez los inseguros escalones, chocando con un par de cuerpos que reprochan con insultos hasta que consigo llegar abajo. Me abro paso por la multitud, intentando alcanzarlo.

Reconozco la cabellera rubia entre la multitud, y la sigo. Él entra a una especie de pasillo y no dudo ni un segundo, en ir tras de él.

Lo miro, caminar con lentitud y alejarse cada vez más, Luisa dice algo detrás de mí sobre que no podemos estar aquí, pero no importa.

Necesito hablar con él.

—Lo siento, preciosa —golpeo contra un cuerpo que me impide continuar caminando. —Esta área es solo para peleadores —informa.

—Solo serán un par de minutos —pronuncio con una sonrisa.

Él niega. Resoplo, rebusco entre mi bolso un par de billetes y se los extiendo.

—Necesito hablar con él —señalo al rubio que cada vez parece estar más lejos, él parece dudarlo, pero termina tomando los billetes y girándose.

—¡Thunderbreaker! —Luke se detiene en cuanto escucha su sobrenombre, arruga la frente cuando me mira. —Una admiradora —dice el hombre.

Luego se marcha sin darme la oportunidad de decirle lo equivocado que está, no soy ninguna admiradora.

Luke se mantiene serio, me observa fijamente sin decir ni una sola palabra. Cuando lo tengo frente a mí, el nerviosismo me invade.

—No debes estar aquí —habla con frialdad. Él golpe en su pómulo comienza a tomar intensidad y su labio está reventado, lejos de eso, no tiene nada más.

—Necesitamos hablar —pido.

Él rueda los ojos.

—No tengo nada que hablar contigo —asegura —Vete, Brooks.

Me da la espalda, cuando se encuentra a unos pasos de distancia y estoy dispuesta a seguirlo, una mano se enrosca en mi cintura.

—¿Qué...? —el olor a sudor me golpea, un chico me sostiene con firmeza contra su cuerpo.

—Si él no quiere, yo puedo darte un rato de diversión, princesita —pronuncia acercando su rostro al mío —¿Un par de cientos de dólares te parecen bien?

—Quita tus manos de mí, imbécil —espeto colocando las manos sobre su torso para alejarme, pero es inútil.

—¿Solo te interesa revolcarte con los ganadores? —inquiere.

—Quita tus manos de ella, Thomas —la voz firme y amenazante de Luke se escucha —Ahora.

Su mandíbula está tensa, abre y cierra los puños mientras mantiene la mirada fija en el chico que me sostiene.

—Lewis...

—Dije que quites tus manos de ella —se acerca, toma uno de mis brazos y eso es suficiente para que el chico me suelte. Luke me coloca detrás de su cuerpo, sus músculos están tensos, es demasiado evidente que está enojado.

—No es necesario que te muestres como un macho alfa —pronuncia con diversión —Si no la quieres tú, al menos comparte.

Trevor tiene que sostenerlo del brazo cuando Luke da un paso acercándose al idiota.

—Cierra la maldita boca —advierte. —O juro que voy a romperte la cara, Thomas.

—La pelea acabó, Lewis —pronuncia colocando una sonrisa de satisfacción en el rostro. —Mejor toma el dinero y a tu puta, y vete de aquí.

Nadie puede prever lo que hará, en cuestión de segundos Luke golpea su puño contra el rostro del idiota frente a él.

—¡Luke, no! —mi grito se suspende en el aire, alguien me toma de la cintura cuando intento acercarme y me relajo cuando noto que se trata de Carter.

—¡Te dije que cerraras la maldita boca! —brama, Luke se coloca sobre el cuerpo del chico, estampando su puño contra su rostro una y otra vez.

—¡Lewis basta! —Trevor lo sujeta con fuerza, pero le ha dado el tiempo suficiente para que el tipo termine con la nariz rota y sangre en la mayor parte de su rostro.

—¡No traigas a tus putas a las peleas! —espeta el chico entre gemidos.

—¡Basta, suficiente, Luke! —Trevor prácticamente lo arrastra un par de metros, la gente se ha reunido a nuestro alrededor, mirando la escena.

Los ojos de Luke se posan en mí, se acerca con rapidez, tomándome del brazo en un movimiento firme y prácticamente me arrastra por el oscuro pasillo.

—¿En dónde tienes la maldita cabeza? —grita cuando ingresamos a una pequeña habitación.

—Necesitaba hablar contigo —pronuncio en un hilo de voz.

—¡Y ve lo que conseguiste con eso! —brama —¡Joder, Olivia! A esos tipos no les importa si dices que no.

Trevor y Carter no entran, somos los únicos en la habitación, él camina por el lugar, soltando maldiciones en voz baja.

—Luke...

—No debes estar aquí, no tenías por qué haberme seguido hasta ese pasillo —pronuncia con suavidad —Es peligroso, Liv.

Su mirada se suaviza. Camina un par de pasos hasta conseguir colocarse tan cerca de mí que, por un instante, tengo la tentación de abrazarlo.

—Vine hasta aquí para decirte que no eres un juego, no lo eres para mí. Tampoco eres una diversión, eres mucho más que eso —me sorprende la firmeza con la que mi voz se escucha —Lamento haber cambiado tu apellido, pero estaba asustada porque mi padre pudiese echarte de mi casa, o que se yo, hacer cualquier locura que se le cruzara por la mente.

Mantiene los labios apretados, mirándome con demasiada intensidad que comienzo a ponerme nerviosa.

—No debí de haberlo hecho, y me disculpo por eso —mi voz sale en un susurro —pero no quiero echar a perder lo que sea que tenemos, Luke...tú me gustas. —admito y su mirada se enciende —me gustas y no sé si es demasiado pronto, o no, pero tenía que decirlo.

Él permanece en completo silencio, siento su mirada viajar por todo mi rostro hasta detenerse en mis labios. De un segundo a otro me toma de la cintura y me apega a su cuerpo, me sostiene con firmeza con una de sus manos mientras la otra viaja hasta la parte trasera de mi cuello, en un agarre firme, pero sin causar daño.

Sus labios golpean contra los míos, una sensación de calidez me envuelve mientras el contacto cobra intensidad, se aparta con lentitud, la suficiente para permitirme continuar con los ojos cerrados antes de atreverme a mirarlo.

—El sentimiento es mutuo entonces, Brooks —susurra contra mi rostro.

Mi apellido brota en un susurro lento, mientras nuestras miradas se conectan, mientras siento la electricidad recorrer toda mi espina dorsal, sus manos se colocan justo en mi cintura.

—Pero por favor, por lo que más quieras, no vuelvas a seguirme a ese pasillo —pide envolviéndome entre sus brazos —porque definitivamente, terminaré asesinando a alguien.

—Es una promesa —murmuro contra su cuerpo.

Se aparta, deja un beso sobre mi frente y el gesto me envuelve en ternura, luego, entrelaza nuestras manos y me mira de una forma distinta, con un brillo diferente.

—Tenemos que irnos —pronuncia antes de que la puerta se abra nuevamente.

—Bien, me alegra que hayan arreglado sus problemas de pareja, pero es hora de irnos, no tenemos tiempo —reprende Trevor.

Luke rompe el agarre en nuestras manos para colocarse una camiseta, luego, regresa a mi costado y une nuestras manos, y no la suelta en ningún momento, mucho menos cuando regresamos al oscuro pasillo, y salimos de la habitación.

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¡Espero que la historia les esté encantando tanto como a mi!

No se olviden de votar y comentar ¡Lo aprecio muchísimo! <3

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