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7.- ¿Estamos saliendo?

El sonido de los cubiertos contra la cerámica de los platos es todo lo que se escucha mientras desayunamos, Zack se encuentra a mi costado, mamá justo enfrente y papá se ha colocado al otro extremo de la mesa.

—¿Has estado entrenando? —la voz de mi padre se deja oír, rompiendo el silencio. —No debes bajar la guardia.

—Lo he hecho —responde Zack. —Josh está intentando nuevas rutinas, para aumentar la rapidez.

—Deberías pedir practicar con alguno de los nuevos —sugiere papá —solamente para no perder la agilidad.

—¿Tu entrenador no ha programado otras peleas? —ahora es el turno de mamá para preguntar.

—Tengo una, en un par de semanas más—confiesa — Kurt quería colocar a un par de novatos, me ha parecido una completa broma.

—¿Por qué sería una broma? —inquiero.

—Liv, hija, no creo que entiendas mucho sobre como el boxeo se maneja —la sonrisa divertida de mi padre me hace apretar los dientes.

—Matías, te aseguro que nuestra hija sabe más cosas del deporte de las que crees —sonrío en cuanto mamá interviene en mi defensa.

—Cielo, no lo dije de ese modo —objeta —Liv, escucha, los novatos no saben las reglas del juego, muchos de ellos vienen de barrios bajos, familiarizándose apenas con el ambiente y siendo unos completos fanfarrones hasta que sus mañas brotan sobre el cuadrilátero ¿sabes cuantas lesiones han sido provocadas a boxeadores de talla alta por idiotas que se creen profesionales?

—No puedes comparar un campeonato nacional, con peleas que se realizan en las bodegas del barrio bajo —me recuerda Zack. —Papá ¿escuchaste de la pelea de la semana pasada? Al pobre diablo lo hicieron pedazos.

—Lo hice, Lucas no deja de hablar sobre eso —responde con una sonrisa divertida —Meyer es fuerte, el cambio de reglas no favorece a peleadores que no están lo suficientemente preparados.

Casi me atraganto con el pan tostado cuando capto de quien están hablando, la mirada de las tres personas alrededor de la mesa se posa en mí.

—¿Cómo...como sabes eso papá? —inquiero.

—Lucas asistió, junto con un par de socios más de la empresa —informa —Zack, tal vez debamos asistir algún día juntos, solo para que mires en donde acabaras si no te esfuerzas lo suficiente por mantener el título de campeón.

—Basta, ninguno de ustedes asistirá a esas peleas con delincuentes —reprende mamá —no saben con qué clase de gente están relacionándose.

—No todos son malos —la atención se filtra nuevamente en mí —quiero decir, que no todas las personas que asisten son delincuentes ¿verdad Zack?

Sonrió con satisfacción cuando lo miro apretar los puños sobre el mantel.

—¿Qué dices, Olivia?

—Zack y yo asistimos a una hace unas semanas —confieso —deberías prepararte más hermanito, no vaya a ser que, de mala suerte, termines peleando ahí en vez de en un campeonato.

—¿Llevaste a tu hermana a las peleas de la Bodega en Northwest? —cuestiona mi padre con molestia. —¿Tienes idea de la reputación que te formarás si alguien te ve ahí? ¿Si alguien ve al campeón del mundo en una bodega llena de criminales?

—Solo queríamos divertirnos, tranquilo, papá, que no la perdí de vista ni un segundo. —asegura. No me pasa desapercibida la dura mirada que mi hermano me dedica —Además, tú mismo has dicho que podemos asistir por diversión. Fuimos por simple curiosidad. Y no, nadie iba a reconocerme —añade.

Papá parece convencido, mamá no deja de hablar sobre lo peligroso que ese ambiente es para sus hijos y cerca de veinte minutos después, el desayuno finaliza.

Debía asistir al trabajo así que me despido de mis padres, y salgo de la casa. Una vez fuera, Zack consigue alcanzarme.

—¿En dónde tienes la cabeza al decirle algo como eso a papá? —inquiere —¿acaso quieres que me mate?

Me libero de su agarre, continuando con mi camino hacia el auto.

—No iba a matarte —objeto sin darle importancia —además, sabes que detesto tu manera de hablar, no lo hagas frente a mí.

—¿Te molesta que presuma de lo bueno que soy? Vamos, Liv, deberías de estar orgullosa que tu hermano sigue siendo el campeón. —pronuncia elevando los brazos. —Y lo seguiré siendo hasta que alguien mejor que yo salga, cosa imposible.

—¿No te han dicho que es de mala suerte cantar victoria antes de tiempo? —cuestiono con diversión —Ni siquiera has aceptado un reto de los cientos que te han lanzado.

—¿Poca confianza tienes en tu hermano mayor? —cruza las manos por detrás, inclinándose a mi cuerpo —En todo caso, Lucas dijo que estuviste en la pelea.

Mi cuerpo se tensa. ¿Qué acaso el mejor amigo de mi padre tenía que comunicar todo lo que veía?

—¿Qué hacías ahí, Olivia? No dijiste que regresarías, de haber sabido te hubiese acompañado...

—Luisa me invitó —miento, no quería decirle que la realidad era que el "pobre diablo" como él había llamado a Luke, fue quien me invitó. —Queríamos divertirnos —añado utilizando la misma excusa que él minutos atrás.

Él entrecierra los ojos, mirándome con escudriño y por un segundo, considero que él pueda saberlo. Pueda saber que en realidad estoy saliendo con Luke Lewis.

Saliendo con Luke Lewis.

Dios, no teníamos ni un mes de conocernos, y ya consideraba que estábamos saliendo. Ni siquiera había pasado algo interesante como para decir algo como eso, ¿qué ocurría conmigo?

—Bien, pero quiero que te mantengas lejos de ese ambiente ¿de acuerdo? Si quieres experimentar, al menos avísame, y puedo acompañarte —ya no hay un tono de superioridad, ahora en cambio suena preocupado. Coloca las manos a los costados de mi cuerpo, mientras sonríe con suavidad —que, si me entero que alguno de esos idiotas se propasa contigo, lo buscaré solo para romperle la cara.

Dibujo una sonrisa en mi rostro, asintiendo levemente.

—Bien, te avisaré a la próxima —lo cierto es que no le diría nada, claro está, pero prefería que pensara que sí.

—De acuerdo —deja un beso sobre mi mejilla antes de darse la vuelta para regresar a la casa de nuestros padres.

Una vez que los he perdido de vista, ingreso a mi auto. Tomo el celular, sonriendo de manera inmediata al notar el mensaje de texto que se lee en la pantalla.

"¿Te veo esta noche?"

Luego de un largo día en la empresa lo único que quería hacer al llegar a casa, era dormir. Lo cierto es que esperaba que el día hubiese sido diferente, no imaginé que al llegar a la oficina hubiese varias carpetas llenas de análisis financieros que revelaban que, en realidad, no estábamos donde creímos.

Mi padre no sabía nada de esto, yo misma le pedí a Alexa que no dijera ni una sola palabra, al menos hasta estar seguras de lo que estaba pasando.

Fue tanto el estrés que olvidé por completo que Luke me esperaba en mi hogar.

—Lo lamento, de verdad que lo siento —me disculpo apenas bajo del auto y lo miro ahí, esperando por mí. Él eleva la mirada, se encuentra sentado en uno de los escalones de la entrada de la casa, con bolsas de papel a su costado. —Lo olvidé por completo.

—Te mandé un par de mensajes —pronuncia, no hay rastro de molestia en su voz.

—No miré mi teléfono en todo el día —confieso.

Él se incorpora, los moretones en su rostro ahora son ligeros, y mantiene una pequeña sonrisa en el rostro mientras da un paso en mi dirección.

—Luces cansada, así que creo que me marcharé —toma las bolsas que se encuentran en el escalón, antes de girar su cuerpo por completo a mí —¿lo dejamos para otro día entonces? —inquiere.

—No — arruga la frente —quiero decir, estoy bien ¿trajiste comida?

—La cual ya está lo suficientemente fría —responde entre risas.

Embozo una sonrisa, colgándome el bolso en uno de los hombros mientras cruzo por su lado, y le hago un ademán con la cabeza para entrar.

—Vaya, parece que te va bien, Brooks —pronuncia con una sonrisa.

—Lo dice quién gana en una pelea, lo que yo gano en un mes —debato.

Chasquea la lengua, ríe un poco antes de colocarse detrás de mí, está a un par de pasos de distancia, pero su cercanía me pone algo nerviosa. Es decir, es la primera vez que va a entrar a mi hogar, ¿no es demasiado pronto?

Me reprendo a mí misma por estar debatiéndome estas cosas ahora mismo. ¿Desde cuándo me importa que sea demasiado pronto?

Me demoro más de lo acostumbrado en abrir la puerta, el ruido de las llaves es todo lo que se escucha y luego, el sonido de la puerta al abrir.

—Ponte cómodo, bajo en un momento —informo mientras me encamino hacia las escaleras. Me quito los tacones una vez que me encuentro en el piso de arriba, los coloco de manera descuidada a un costado de la cama mientras intento no demorar demasiado al cambiarme de ropa.

Unos pantalones sencillos y una blusa lo suficientemente holgada para permitirme estar cómoda parecen ser la mejor elección, así que tras asegurarme que estoy suficientemente presentable, bajo otra vez.

—Luces bien con todo lo que te pongas —Luke sonríe en cuanto me ve aparecer, ahora se encuentra sentado en una de las bancas de la mesa, la comida se encuentra fuera de las bolsas justo en el centro. —Me tomé la libertad de sacar la comida, no sé cuál es tu preferencia así que...—se detiene, dándome la espalda mientras parece examinar el contenido de los recipientes frente a él —hay de todo un poco.

Camino en silencio, hasta colocarme en una de las sillas que están a su costado.

—¿Estás segura de que estás bien? —inquiere Luke con suavidad, siento su tacto colocarse en mi espalda, luego recorre con suavidad desde la parte baja hasta la parte superior de mi cuello. —Puedo marcharme, de verdad, no hay problema, Liv.

—Solo ha sido un día complicado —confieso cerrando los ojos, repite su acción y la suave caricia me proporciona una sensación reconfortante. —Que estés aquí me hará despejar la cabeza.

—¿Día difícil en el trabajo? —inquiere. En cuanto nota que tengo la intención de incorporarme para ir por los platos y cubiertos, él se adelanta. —Déjame a mí —pide.

—Algo así —confieso en medio de un suspiro. —Los platos están en el cajón de abajo, los cubiertos en el pequeño que está justo al lavatrastos y los vasos en la pequeña alacena superior —informo cuando noto que se queda en medio de la cocina.

Él toma lo necesario en silencio, luego regresa a la mesa y deja un plato junto con un par de cubiertos frente a mí, luego asienta el vaso de cristal a un costado mientras acomoda los suyos frente a él.

Lo observo a detalle, la camisa que trae puesta se apega a su cuerpo, dejando a la vista su cuerpo perfectamente trabajado, su cabello se encuentra despeinado, como si no se hubiese molestado en arreglarlo al salir de casa, el pantalón de mezclilla se acomoda a sus piernas, y en cuanto da la vuelta para ir en búsqueda de algo más a la cocina, me permito admirar la bonita parte trasera de su cuerpo.

Muerdo mi labio inferior, y antes de que pueda darme cuenta, él se encuentra de nuevo frente a mí.

—Brooks ¿Qué estabas mirando? —inquiere con tono juguetón mientras una leve risa brota de él.

—¿Por qué el afán de llamarme por mi apellido? —inquiero en un intento de desviar el tema.

—No lo sé —confiesa mientras comienza a servir un poco de pasta en ambos platos. —He escuchado que dicen que llamar a alguien por su apellido suena sexi.

Una leve carcajada brota de mi cuerpo.

—¿Quién te dijo eso? —inquiero con diversión —te han mentido terriblemente.

—¿Entonces porque me llamas Thunderbreaker? —cuestiona arrugando las cejas.

—Primero, eso no es un apellido, y segundo, porque eso definitivamente suena sexi —aseguro. —Brooks suena a, no lo sé, que te desagrado.

—Suena sexi solo si tú lo dices —eleva un par de veces las cejas y no puedo evitar la fuerte carcajada que brota de mi cuerpo. —Y si me desagradaras, no estaría compartiendo una cena contigo.

—¿Estamos saliendo? —las palabras abandonan mi boca antes de que siquiera pueda pensar si es buena idea o no decirlas. Luke arque las cejas, evidentemente sorprendido ante mi pregunta. —Oh, Dios. No puedo creer que pregunté algo como eso. —siento mis mejillas calentarse, cierro los ojos mientras apoyo los codos sobre la mesa, e inclino la cabeza sobre mis palmas, escondiendo mi rostro en ellas.

El sonido de la silla moviéndose contra el suelo se escucha, pero no me atrevo a levantar la mirada, sino hasta que siento las manos de Luke colocarse detrás de mí.

Volteo, él está tan cerca que comienzo a sentirme nerviosa, demasiado.

—No lo sé, Brooks —confiesa tan cerca de mi rostro que la tentación que tengo de lanzarme a sus labios es inmensa. Su voz es suave, pero lo suficientemente firme para conseguir envolverme en ella.

Su aliento me golpea, mientras se acerca tan solo un poco más.

—Dime, Liv ¿estamos saliendo? —pronuncia con voz impostada, sin vacilación. Su nariz rosa la mía, una de sus manos ha llegado hasta la parte baja de mi espalda y me atrae hacia su cuerpo. Su aliento choca frente a mí, su mirada abandona mis ojos para viajar por todo mi rostro y detenerse en mis labios, muerde con ligereza su labio inferior, y es más de lo que consigo tolerar.

Algo estalla en mi interior, me apego a él eliminando la casi inexistente distancia entre nosotros. Mis manos cobran vida, envolviéndose alrededor de su cuello mientras me apego a él.

Nuestros labios comienzan a moverse, con una sintonía sorprendente, las manos de Luke se mueven hasta conseguir llegar a la parte baja de mi espalda, y se quedan ahí, por un par de segundos antes de atraerme a él con firmeza.

Se aparta cuando el aire nos falta, lo miro jadear con ligereza antes de sonreír, con una sonrisa traviesa, pero llena de satisfacción.

—Si —murmuro —definitivamente estábamos saliendo —afirmo.

Eso es suficiente para que ataque mis labios de nuevo, abro las piernas, consiguiendo que se acomode entre ellas. Luke me sujeta con firmeza, y me abrazo a su cuerpo mientras se mueve de la cocina, hasta el sillón de la sala.

—La cena va a enfriarse —pronuncio con diversión cuando me deja caer sobre el sillón, se quita la camiseta con demasiada rapidez antes de inclinarse de nuevo sobre mi cuerpo.

—Siempre se puede calentar otra vez ¿o no? —inquiere con una sonrisa. Tomo la hebilla de su cinturón atrayéndolo a mi cuerpo.

—Si —se acomoda sobre mí, ayudándome a deshacerme de su cinturón, el pantalón acaba en el suelo, junto a la camiseta que traía puesta apenas unos segundos antes.

Jadeo, cuando su boca viaja desde mi mentón, sus labios acarician mi cuello dejando un camino de besos hasta el borde de la blusa, cuando está por deshacerse de ella, los golpes fuertes en la puerta nos sobresaltan.

—¡Olivia abre la maldita puerta!

—¡Joder! —prácticamente empujo a Luke para apartarlo de mi cuerpo, una mirada alarmada es lo que recibo como respuesta. —Es mi papá.

Lo escucho maldecir, toma con prisa la ropa que se encuentra en el suelo y se cubre la entrepierna. Una leve risa me invade al notar lo que ocurre.

—Liv, creo que necesito usar en baño —gruñe mientras baja la mirada.

La imagen que tengo de él, con la piel descubierta, los músculos reluciendo a plena vista y la respiración entrecortada, es tan tentadora que si no fuese mi padre quien espera afuera, no dudaría ni un segundo en lanzarme contra él de nuevo.

—Está en la planta de arriba —una palabrota abandona su boca. —Es la puerta del fondo, no te pierdes.

—¡Olivia! —Luke maldice antes de caminar, o intentar hacerlo hacia las escaleras. Me aseguro que ya se encuentre arriba antes de pasar las manos por mi cabello para acomodarlo, y luego, camino hacia la puerta, como si absolutamente nada hubiese ocurrido. 

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