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52.- Se feliz


Ha pasado tiempo desde la última vez que lo vi. Y todo sigue yéndose cuesta abajo. He intentado convencerme de que todo va a mejorar, pero lo cierto es que no estaba segura de eso.

No hablé con mis padres de nuevo, de alguna manera Matías consiguió convencer a mi madre de que la ruina de la familia fue culpa mía. Y para los Brooks, no hay nada peor que fallar.

Luego de varias semanas conseguí empleo, uno mal pagado claramente, pero era mejor a seguir dependiendo de la generosidad de Alexa. Parece ser que trabajar desde los dieciocho en las empresas "Brooks" no sirvió de nada, puesto que el jefe era mi padre.

Sin embargo, servir café a empresarios y encargarme de las copias no pintaba ser tan malo. Era increíble la rapidez con la que algo puede cambiar, como a veces estás en la cima, comiéndote al mundo, y otras, el mundo te devora a ti.

Bajo del auto, deteniéndome por un par de segundos sobre la acera observando el departamento de Luke. Me había debatido demasiado tiempo sobre si esto es buena idea o no, sobre si es correcto o no estar aquí.

No podía seguir así, necesitaba cerrar esto, necesitaba asegurarme de que no me odiaba, saber si había la más mínima posibilidad de arreglar lo que eché a perder.

Toco el timbre un par de veces, acomodándome el abrigo en un intento de mitigar la sensación nerviosa que se apodera de mi organismo. No hay respuesta, insisto un par de veces más pero el resultado es el mismo.

No debería estar haciendo esto, pero rebusco en mi bolso la copia de las llaves que Luke me había entregado. Me maldigo mentalmente por lucir tan desesperada, ¿qué derecho tenía de entrar así a su hogar?

Sin embargo, la cerradura no abre. La llave no es la misma. Tampoco hay llave de repuesto en el sitio donde Luke solía dejarla.

Es temprano, y el auto no está aparcado así que probablemente esté en el club. Decido insistir con el timbre y cuando los minutos pasan sin respuesta, decido marcharme.

Conduzco hasta el club de Justin, tardo demasiado tiempo en atreverme a bajar, sin embargo, tan pronto como llego a la puerta, sé que no debo de estar aquí.

—Vaya, la fresita a aparecido —la chica que aparece frente a mí sonríe con diversión. La recuerdo como la hija de Justin, y la molestia se instala en mi pecho tan pronto se acerca—. ¿Qué es lo que buscas aquí?

—¿Has visto a Luke? —inquiero.

Ella ríe.

—No vas a encontrarlo aquí —dice con firmeza y una sonrisa en el rostro.

—Fui a su departamento, no está ahí así que supuse que estaba aquí.

Su sonrisa se borra. Parece desconcertada y no entiendo el cambio de actitud.

—Él no...

—¿A que debemos tu visita? —Justin aparece detrás. Una mirada es suficiente para que su hija entienda que debe de marcharse.

—Busco a Luke —expreso—. Necesito hablar con él.

—No está aquí.

Cuando me da la espalda, lo detengo.

—Justin, por favor —casi suplico—. Necesito hablar con él.

—¿Para qué? —cuestiona—. ¿Por qué continúas buscándolo? ¿Qué es lo que pretendes ahora?

—No es como todos piensan. Yo no quería que sucediera todo lo que ocurrió. Justin, juro que no sabía nada. Lo que hice...

—Lo que le hiciste, Olivia, no tiene nombre —reprocha bajando el escalón, yo retrocedo por inercia—. ¿Sabes cuándo luchó por llegar hasta ese sitio? ¿Cuánto tuvo que esforzarse para conseguirlo? No merecía nada de lo que le hiciste, no merecía que destruyeras sus sueños de esa manera. Nadie te culpa por lo que ocurrió en el callejón, pero bien sabes que todo lo que hiciste antes de esa noche, si es por completo tu culpa.

—Le mentiste, jugaste un juego sucio, lo apuñalaste mientras ese chico daba todo por ti. No lo mereces, así que, a mi parecer, si quieres arreglar algo es mejor que lo dejes en paz. No te necesita.

—Solo quiero hablar con él. Justin, por favor.

—No vas a encontrarlo en ningún sitio, ya no está en Portland —sus palabras se clavan en mi pecho—. Volvió a Londres con su familia. Así que, de una vez por todas, déjalo en paz, Olivia.

Me da la espalda y cierra la puerta del club. Retrocedo, mi corazón late con fuerza, con tanta que creo que va a explotar. Se fue, y no dijo ni una palabra.

Ya no está aquí, se ha ido.

Mi visión se nubla, regreso casi corriendo al auto, solo estando adentro me permito romperme por completo. El pecho quema, el dolor se clava dejando una herida dolorosa, la culpa regresa derribándome otra vez.

Llevándose lo poco que quedaba de mí. Ejerzo fuerza sobre el volante, dejo un par de golpes sobre el mientras grito con fuerza.

Nunca imaginé que perderlo doliera tanto, no sopesé ni por un segundo, que su partida me dejaría desecha. ¿Cómo se supone que conseguiría arreglar esto?

Maldita sea, ¿Cómo iba a arreglar este desastre?

Lo has jodido todo, Olivia. Es hora de que lo aceptes, no hay nada más que hacer.

Pero tal vez la había, mi último recurso. Tomo el celular con desesperación, marcando el número de la única persona cercana a Luke, que no parecía detestarme.

¿Olivia?

—Caleb, necesito que me ayudes. Necesito que me digas donde encontrar a Luke.

Lo siento, Olivia. No puedo hacer eso —el tono de pesar que emplea al hablar me hacen cerrar los ojos con fuerza—. Él no quiso decirte que volvíamos a Londres, va a odiarme si se entera...

—Por favor, te juro que no volveré a molestarlo después de esto —prometo—. Pero necesito que me ayudes, Caleb, te lo suplico.

Lo escucho suspirar. La línea permanece en silencio por largo rato antes de que vuelva a hablar.

Dicta una dirección, la escribo con prisa en el celular y antes de poder agradecer, él se adelanta.

Si tienes una buena explicación, debes dársela. Si hay alguna verdad válida detrás de todo esto, no dudes en decirla.

Y con eso, la llamada se cuelga.

Hacía un mes que volvimos a Londres, un mes y podría decirse que todo comenzaba a volver a la normalidad.

—¿De verdad quieres esperar tanto? —inquiero hacia Luisa. Ella mantiene un bote de palomitas sobre su vientre, absorta en la película que se reproduce frente a nosotros—. Es más fácil si decides saber el sexo ahora.

—¿Qué hay de emocionante en eso? —cuestiona llevándose un puñado de palomitas a la boca—. Quiero que el parto sea emocionante.

Sonrío.

Lu estaba entrando al sexto mes de embarazo, gracias al cielo no me tomó como víctima de sus cambios de humor, sin embargo, no conseguí librarme de los llantos desconsolados por razones realmente impensables.

Primero, en acción de gracias, lloró en medio de la cena porque Caleb hizo una broma sobre el pavo y la vida que llevaba antes de llegar a nuestra mesa. Tuvimos que emplear estrategias impensables para que dejara de llorar, y luego el llanto comenzó de nuevo al creer que había arruinado nuestra cena de acción de gracias.

Luego, parece ser que decidir colocar un árbol de navidad blanco en vez de verde, fue una verdadera tragedia. Y lloró cuando mamá hizo galletas de mantequilla con chocolate porque esas eran las favoritas de Carter, de acuerdo, esa fue la única razón justificable porque cerca estuve de llorar con ella.

¿Quién podría culparme?

—¡Oh, ahí viene! —grita con emoción casi lanzando las palomitas por los aires.

—Dime que no vas a llorar cuando...—demasiado tarde, Luisa parece demasiado conmovida cuando el príncipe Richard declara su amor por Amber.

Las películas navideñas parecían ser sus favoritas, en especial la de "Un príncipe de navidad", así que desde que la época decembrina comenzó, he perdido la cuenta de cuantas películas me ha hecho mirar con ella.

—Lu...

—¡Es que es tan lindo! —dice ahogando el sollozo. Gira con rapidez—. Luke ¿podrías ir por helado?

—¿Helado? Luisa estamos a diez grados, hace un frío de mierda y...—me callo cuando noto como retiene el llanto—. Bien, de acuerdo, iré por helado y de paso traeré esos bombones que adoras.

—Eres un amor ¿ya te lo he dicho? —pregunta limpiándose las lágrimas.

—Comenzaré a creer que son falsas —lanza un cojín contra mi cuerpo, me incorporo con el propósito de cumplir con la encomienda porque no quería provocar un cambio de humor que acabara con mi paciencia.

Tomo el abrigo porque la temperatura en el exterior era increíblemente fría, me aseguro de estar llevando mi billetera conmigo.

—¿Sabor?

—Chocolate, y galletas con chispas de chocolate, hay una tienda en el centro que las hace realmente deliciosas. —me sonríe con inocencia, y si no la quisiera tanto no me arriesgaría a salir con un frío de mierda solo para cumplir sus antojos.

La nieve cubre gran parte de la entrada, el auto estaba aparcado justo enfrente y me reprocho el haberlo dejado ahí y no en el garaje porque ahora la nieve lo cubre por completo.

—Grandioso, lo único que faltaba —mascullo con molestia.

Estoy por ingresar al auto, cuando alguien dice mi nombre. Mi cuerpo entero se paraliza al escuchar la voz, mi corazón corre con demasiada fuerza, con tanta que siento el golpeteo constante contra mi cuerpo.

No me atrevo a voltear, no atrevo a mirar porque sé que es ella.

Sé que está aquí.

—¿Qué estás haciendo aquí? —inquiero. —¿Cómo sabes dónde vivo?

Está a un par de metros, escondiendo las manos en la gabardina negra que la cubre y mordiéndose el labio.

—Eso es lo de menos —murmura—. ¿Podrías escucharme?

Tenso la mandíbula, ¿por qué tenía que aparecer ahora? ¿Por qué en el momento justo en el que todo parecía ir bien?

—No tengo nada por escuchar. Nosotros ya no tenemos nada por hablar.

—Luke, por favor, no puedes pretender sacarme de tu vida de un momento a otro.

—Ah, ¿no? ¿Y qué esperabas que hiciera?

—¿Podemos hablar sin terminar discutiendo? Por favor. —Suena suplicante, una lucha interna se apodera de mí.

Cierro la puerta del auto, dando un par de pasos hasta donde ella se encuentra.

—¿A qué has venido?

—Sé que lo que hice no tiene justificación, sé que te lastimé y...

—Olivia...

—Déjame terminar, por favor —pide—. Sé que hice lo que una novia nunca haría, te dañé de la peor forma en la que pude hacerlo y lo peor, es que tenías razón. Solo pensaba en mí, en mi familia, mi estabilidad. Minimicé todo lo que tú podrías llegar a sentir porque creí que no pasaría nada, que nunca lo sabrías, di por hecho que más oportunidades llegarían, mejores puertas se abrirían y entonces lo que hice sería nada comparado con eso.

Toma una inhalación.

—Nadie me obligó, nadie me colocó un arma en la cabeza y me obligó a colgar las llamadas y borrar los correos. Lo hice porque pensé que eso era lo que tenía que hacer para salvar a mi familia, a una familia que en cuanto todo se fue por la borda, me lanzaron al barranco también. Si no voy a la policía, es porque seguramente me acusarán por complicidad, no me atrevo a hacerlo, Luke. Llámame cobarde, pero la libertad es lo único que me queda ahora, si abren investigación puedo perder mi empleo y sin eso, estaría arruinada.

Baja la vista por un par de segundos, como si quisiera reunir el valor para continuar hablando.

—No tengo justificación. Y no voy a excusarme más de lo que hice porque acepto la responsabilidad de mis acciones. Acepto que fui tan culpable como ellos de todo lo que ocurrió. Traicioné tu confianza, tu amor...—su voz se rompe—. Traicioné lo que teníamos y no me perdonaré nunca por eso. Esa es la única verdad, Luke.

—Si me hubieses dicho, pudimos haber encontrado una forma. Liv...pudimos haber hallado una solución. ¿Por qué no decirme nada? ¿Por qué jugar de esa manera conmigo?

—Porque tenía miedo, porque sabía que en cuanto te enteraras, no querrías escucharme, me odiarías tanto que desearías sacarme de tu vida. Y no me equivoqué, eso es exactamente lo que está sucediendo ahora.

—¿Qué esperabas que sucediera? —cuestiono—. Olivia, dime ¿qué es lo que esperabas? ¿Qué todo siguiera igual? ¿Qué te perdonara con un simple "lo siento"? Las cosas no funcionan así, no puedes romper algo y luego pretender que no queden fracturas.

—Si me das una oportunidad, Luke, yo puedo demostrarte cuanto lo siento. Puedo...

—No, Olivia, ya lo dije. No te quiero en mi vida, no más.

Su mirada cambia, se endurece mientras se planta frente a mí.

—Mírame a los ojos y repite eso —exige—. Mírame a los ojos y dime que ya no sientes nada por mí. Mírame a la cara cuando digas que quieres sacarme por completo de tu vida, y juro que no vuelves a verme.

Cierro los ojos, aprieto los puños con tanta fuerza que mis nudillos quedan blancos. No era capaz, no podía decirle algo como eso a los ojos, porque una parte de mí aún creía que esto tenía solución.

No puedo hacerlo porque estoy tan enamorado de ella, estoy jodidamente loco por Olivia Brooks que no puedo mirarla a la cara y decirle que no la amo.

—No puedes —hay cierto aire de esperanza en su voz.

Me atrevo a mirarla, no puedo decirle eso, pero si puedo hablar con la verdad. Si puedo decirle la manera en la que me ha jodido, como me ha arruinado.

No puedo decirle que no la amo, pero sí puedo decir que deseo con cada fibra de mi ser, dejar de hacerlo.

—Me destruiste —fijo los ojos en ella, mirándola como me lo ha pedido. —Te encargaste de destruir cada parte de mí, tomaste mi confianza y la rompiste por completo, me hiciste pedazos. La muerte de Carter fue un golpe duro, pero lo que hiciste, lo que me hiciste, fue más que un golpe. Fue sentirme traicionado por la mujer que prometió apoyarme, la que me miraba a los ojos y decía que estaba orgullosa.

El dolor se instala en el pecho, tan fuerte como antes.

—Cuando Carter murió y estabas conmigo en el hospital, mi único consuelo era que aún te tenía. Qué tú seguías a mi lado, y que no importaba lo que pasara, tu estarías ahí, porque eras mi sostén, fuiste la única persona con la que me permití ser tan frágil, me viste hecho pedazos y ni entonces pudiste decirme.

—Luke...

—No voy a decir que no siento nada por ti. Porque ahora mismo lo siento todo.

Me acerco aún más, sin dejar de mirarla porque si quería la verdad, entonces la tendría.

—Siento tanto por ti que me odio a mí mismo por eso. Te quiero cerca, te quiero conmigo, pero eso es un camino sin retorno a mi autodestrucción y no lo merezco.

Sus ojos brillan por las lágrimas acumuladas en ellos.

—Yo también te amo, Liv —admitirlo causa una maldita explosión en mi interior. —Te amo tanto y no sabes cómo me gustaría que ese amor fuera suficiente.

Me armo de valentía, con tanta como poseo para decirle lo siguiente.

—Pero ahora, mirándote a los ojos, te digo que ya no quiero hacerlo. Deseo con todas y cada una de mis fuerzas dejar de amarte. Si me quieres tanto como dices hacerlo, solo aléjate. No puedo tenerte cerca, no puedo con tu presencia a mi alrededor. Cada vez que te miro, recuerdo la traición, recuerdo esa noche, la muerte de Carter, cada que te veo, recuerdo todo.

Un suspiro tembloroso brota de mis labios. Me aclaro la garganta, intentando eliminar las emociones aterradoras que quieren dominarme.

—Y eso me está consumiendo, Olivia. Eso está acabando conmigo. Quiero mi vida, quiero ser el mismo Luke que fui antes de conocerte y no puedo hacerlo si estás conmigo.

Limpia con rapidez las lágrimas en su rostro. Quiero correr hacia ella, envolverla en mis brazos, quiero navegar en busca de una posible solución para nosotros, pero no lo hago.

Da un par de pasos, acercándose a mi cuerpo. Me tenso, no dejo de mirarla mientras la observo cada vez más cerca de mí, no hago nada más que permanecer en mi sitio porque internamente espero que se acerque lo suficiente, porque quiero que me abrace, quiero sentirla junto a mí.

Y entonces lo hace, me envuelve en sus brazos apegándome a ella con fuerza, cierro los ojos. Es imposible controlarme, mis manos viajan hasta sus caderas, envolviéndola por completo.

Mi cuerpo la reconoce, su calidez, la sensación reconfortante de su cercanía. Maldición, la he extrañado tanto.

Mis ojos queman, lo hacen tan fuerte que un par de segundos después las lágrimas son incontenibles, me aferro a su cuerpo, escondiendo mi rostro en el hueco de su cuello. El aroma me envuelve, me brinda seguridad, me hace darme cuenta la intensidad con la que la amo.

—Perdóname —pide con súplica—. No podré vivir conmigo misma sabiendo que me odias.

Me aparto, su rostro está tan cerca del mío que creo que puedo besarla ahora mismo.

—No te odio, Brooks. Todo sería más fácil si consiguiera odiarte, no me estaría torturando de esta manera, no estaría deseando estar contigo sabiendo que eso es imposible —susurro—. No puedes odiar a alguien a quien amas tanto.

Parece aliviada, sin embargo, hay un rastro de dolor en su mirada.

—Vas a brillar otra vez, no tengo duda de que lo harás. Eres increíble, más de lo que to puedo decir, eres una fuerza arrasadora, Luke. Y no tengo ni una sola duda, en que vas a conseguirlo.

Sus labios rozan los míos, me siento perdido, ansioso. Quiero besarla, quiero perderme en ella sin importarme nada. Quiero olvidar todo y decirle que podemos solucionarlo, que hay otras opciones, pero no hago nada.

Algo explota en mi interior cuando ella me besa, la forma en la que sus labios se apoderan de los míos me hacen perder la cabeza, por una brevedad de tiempo, olvido todo. Nos recuerdo a ambos en esa cabaña, solos, entregándonos el uno al otro, recuerdo las risas, el apoyo, la manera en la que me hace sentir.

Recuerdo la forma en la que he caído por ella.

—Lo siento tanto —se aparta de mi cuerpo, retrocediendo algunos pasos e inmediatamente la extraño—. Sé feliz y cuídate, Luke.

—Liv...

—Alejarme de ti es lo último que quiero, pero no puedo seguir siendo tan egoísta. Haré lo que pides porque es lo menos que puedo hacer por ti —su voz se rompe—. No quiero que dejes de amarme, no quiero que dejes que quererme, pero no voy a ser un impedimento para que consigas lo que deseas, ya no más.

Cuando se da la vuelta dispuesta a marcharse, la detengo. Mis manos se envuelven alrededor de su muñeca, impidiendo su andar.

—De verdad me hubiese gustado que todo fuese diferente —ella suaviza la mirada—. Habría dado todo, cualquier cosa, con tal de que funcionara.

—Tal vez cuando deje de doler, entonces podamos hablar —dice.

Acaricia mi rostro con suavidad, mientras una lágrima desciende por su mejilla.

—Sé feliz, Luke —murmura en un hilo de voz—. Tal vez cuando deje de doler, seamos capaces de intentarlo de nuevo.

—Tal vez —respondo. Me dedica una triste sonrisa antes de marcharse, y a pesar de que quiero correr tras ella, no lo hago.

Olivia se va, y con ella, también se marcha una parte de mí que no volvería jamás.

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¡Quedan 8 capítulos para el final!

También tendremos narración de Olivia en el siguiente capítulo, así que no se me desesperen. 

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