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45.- Lo que perdimos


¡Mañana otro capítulo! 



Me detengo justo antes de entrar al club, escondo las manos en los bolsillos de la chamarra mientras observo el edificio frente a mí.

Caleb me había insistido en que debía venir, que debía hacer todo cuanto estuviese a mi alcance para intentar retomar mi vida, no podía estancarme por siempre, y tal vez tenía razón.

Había comenzado a ir a las sesiones de rehabilitación con el médico, ejercicios ligeros, tratando de acostumbrar de nuevo a mi cuerpo al esfuerzo físico. Sin embargo, no me había atrevido a venir aquí.

Tomo una profunda inhalación antes de comenzar a caminar hacia la entrada, empujo las puertas de cristal mientras observo a mi alrededor. Varios chicos reparan en mi presencia, un par de ellos me dedican un saludo cuando atravieso la estancia y les respondo con sonrisas educadas.

—Luke, es bueno ver que has decidido venir —Justin parece demasiado entusiasmado de verme.

—Sí, yo solo...ya sabes, quise salir un rato de casa —confieso.

—Bueno, siéntete como en ella —dice con una sonrisa—. ¿Quieres hacer algo en específico? —cuestiona.

Niego. Un gesto comprensivo aparece en su rostro.

—De acuerdo, si necesitas algo, cualquier cosa, avísame.

Asiento.

Él me observa por un par de segundos más antes de apartarse, camino hasta una de las bancas que se encuentran en el club y me dejo caer con descuido sobre ella. Todos parecen hacer sus rutinas con normalidad, entrenando sobre el cuadrilátero, golpeando el saco, saltando la cuerda.

—Lewis —volteo, Charlie se encuentra a mi costado—. ¿Cómo va todo?

Sorprendentemente su lado idiota no sale a relucir.

—Mejorando —respondo—. ¿Qué hay de ti?

—Bien, es bueno ver que has vuelto —dice con una sonrisa amable.

No encuentro que responder a eso, Adam llega observándolo con dureza, le hace un gesto con la cabeza y retengo la sonrisa cuando Charlie se marcha sin rechistar.

Adam me observa por un par de segundos, luego tiende el par de guates en mi dirección.

—No vine a entrenar —confieso—. Solo quise salir un rato.

—Bueno, tal vez puedes aprovechar ese rato y entrenar un poco —sugiere. Toma asiento a mi costado, y deja los guantes sobre mis piernas. Los tomo, paso las yemas de mis dedos sobre el material, soy incapaz de hacer algo más con ellos así que termino regresándoselos.

—No vine a entrenar —repito.

—Bien, entonces tal vez puedes acompañarme a correr un rato —dice incorporándose—. Son solo tres kilómetros ¿qué dices?

—Las costillas —le recuerdo señalándome—. Faltan un par de semanas para que sanen por completo, nada de actividad física hasta entonces.

Él asiente, se despide con un par de palabras y lo observo prepararse para salir a correr.

Lo cierto era que tenía permiso del médico para hacer actividad física ligera, tres kilómetros no eran nada, pero no tenía ánimos para salir. En realidad, no sé ni siquiera que es lo que estoy aquí.

No me siento listo, no puedo hacerlo.

Me incorporo, dispuesto a regresar a casa porque evidentemente esto fue una mala idea.

—¡Lewis! —el grito del entrenador me hace mirarlo, él se encuentra en el umbral de su oficina sosteniendo el celular contra su oreja—. Es Tom.

Sé que no puedo ignorar sus llamadas así que camino hacia ahí, tomo el celular adentrándome a la pequeña oficina para conseguir hablar con mi promotor.

—Hola, Tom.

Es bueno que haya llamado a Justin y tú estés en el club —informa—. Porque te tengo una buena noticia.

—Ah, ¿sí? ¿Cuál?

—La prensa sigue interesada en ti, dicen que quieren...

—No, no voy a dar una entrevista —contesto con firmeza.

—¿Qué? ¿Por qué?

—¿Por qué? Tom no me cuestionarán sobre mi arruinada carrera de boxeo, tendré suerte si la mencionan, todas sus preguntas serán sobre el imbécil de Zack, sobre como estoy llevando la muerte de Carter, sobre cómo me siento con lo que pasó, y no tengo ánimos de hablar de eso con nadie, mucho menos en televisión.

—No sabemos eso, Luke esto puede ayudarte a que regreses al ojo público, tu carrera...

—No voy a ir, esta vez soy yo el que está diciendo que no.

Un mes no es tiempo suficiente para que te recuperes por completo, pero necesitas poner de tu parte. Me estoy esforzando para que los patrocinadores no se retiren, aún los tienes, Luke. Pero necesito que me ayudes, necesito que ellos vean que quieres sobreponerte.

No respondo.

Si ellos no ven eso, entonces se darán por vencidos contigo y no habrá nada que yo pueda hacer para remediar eso. Aún tienes tu carrera, no todo está perdido, Luke, solo tienes que poner de tu parte, necesito que lo hagas.

Suspiro, Tom tenía razón, aún podía conseguir que la prensa me viera de nuevo, que mi carrera no desapareciera, aún tenía oportunidad.

—De acuerdo, pero no quiero ni una sola pregunta sobre esa noche. No quiero escuchar el nombre de Zack, a la primera pregunta relacionado con eso, me iré, no me importa si estamos en vivo, si alguien lo hace, me iré.

—Me parece algo justo, los llamaré. —asegura.

Se despide, cuelgo la llamada y cuando giro, Justin aún permanece ahí.

—Todo mejorará —murmura—. Solo dale tiempo.

—Es lo que todos dicen— mascullo cruzando por su lado, y saliendo del lugar.

Después de la llamada con Tom me marcho del club, no regreso inmediatamente a mi departamento, paso cerca de una hora conduciendo por la ciudad hasta que decido que debo volver.

Estaciono el auto y me aseguro de colocarle la alarma antes de entrar. Y cuando lo hago, no sé cómo tomar el hecho de que Olivia está en mi sala, hablando con Montserrat.

—¿Qué haces aquí? ¿Cómo es que la dejaste entrar? —espeto con molestia.

—Luke...

—No, ¿con que derecho la dejas entrar a mi casa? —inquiero hacia mi hermana. Luego, giro hacia Olivia —y tú ¿acaso no tienes vergüenza de venir hasta aquí?

—Necesito hablar contigo —responde con firmeza—. Nada pasó como tú crees.

—No quiero escucharte, ya lo he dicho ¿por qué no lo entiendes?

—Luke, escucha, necesitas hablar con ella ¿recuerdas lo que hablamos? —inquiere Montserrat con suavidad—. Por ti. Esto no va a significar nada más.

Aprieto los dientes, Montserrat deja una caricia a lo largo de mi brazo y luego observa a Olivia.

—Esta es la única oportunidad que te daremos para hablar con él —susurra—. Luego me aseguraré que nunca más te le acerques.

Montse sube las escaleras, el sonido de la puerta al cerrarse me indica que permanecerá en la habitación.

—Te he echado de menos.

—Por favor, ¿a eso has venido?

—Luke, por favor —suplica—. Necesitas escucharme. Te juro que hay una explicación, déjame dártela.

—¿Por qué no decirme la verdad? —inquiero bajando el tono de mi voz—. ¿Por qué no decirme lo que estaba ocurriendo?

—Lo intenté.

—No, no lo intentaste. No hiciste ni el más mínimo intento de hablar conmigo. —aseguro—. Me heriste, me llevaste contra las cuerdas y me golpeaste con fuerza aun cuando sabías lo que eso me haría, sabiendo el daño que me ocasionaría. Y no dudaste en traicionarme, en traicionar lo que teníamos.

—No entiendes.

—¿Qué es lo que no entiendo, Olivia? Dime ¿qué es eso que no entiendo? ¿La forma en la que decidiste lastimarme? ¿O toda tu maldita farsa? Mira a qué lugar nos trajo, mira lo que hizo con nosotros.

Cierra los ojos, muerde su labio inferior mientras ahoga un sollozo. Tengo la tentación de abrazarla, tengo las ansias de estrecharla contra mi cuerpo solo por un segundo porque yo igual la he echado de menos, cada maldito segundo.

—No quería que nada de esto pasara. —confiesa—. Yo te quiero, Luke, de verdad que lo hago.

—No, no te atrevas a decir algo como eso otra vez— la amargura tiñe mi voz—. Porque no es verdad, no me quieres, nunca me has querido. Lo único que haces es buscar tu beneficio y el de tu familia, mi padre tenía razón, ustedes no dudan en lanzar al barranco a alguien con tal de salir ganando. —intento recomponerme porque no tolero la idea de que me vea tan frágil.

Estaba dispuesto a escucharla, pero ahora, ahora tal vez no quiero saber sus razones, ahora no necesito esto.

—Tienes que irte, ahora.

—Luke...

—Estoy intentando retomar mi vida, estoy luchando por ser el mismo Olivia. Estoy intentando continuar y no puedo hacerlo contigo.

—Déjame arreglarlo —suplica—. Mi amor, déjame arreglar las cosas.

—¿Arreglar? ¿Y cómo planeas hacerlo? ¿A caso tienes algún súper poder para traer a Carter de vuelta? ¿Para hacer que esté vivo de nuevo? —inquiero encarándola—. ¡Perdí a mi mejor amigo por tu maldita culpa! —bramo—. ¡Eso jamás voy a perdonártelo!

Ella cierra los ojos. Una idea se me clava en la mente, Zack había conseguido evadir a la policía porque no había "pruebas" en su contra más que mi palabra. Era imposible que nadie lo hubiese visto, pero Matías Brooks se estaba encargando de borrar todo rastro de su hijo en aquel club.

—Sé cómo lo puedes arreglar —mascullo. Su mirada se ilumina—. Tienes el maldito mensaje en tu celular, tienes las pruebas para ir con la policía y acusarlo de asesinato. Con eso Zack enfrentará a la justicia, si quieres hacer algo por mí...

—No puedo...

Sonrío con tristeza.

—¿Lo ves? Jamás seré importante para ti —reprocho—. Nunca seré tu prioridad, siempre protegerás a alguien más, aunque para eso tengas que arruinarme. Ya lo has demostrado.

Tomo una inhalación antes de atreverme a seguir hablando.

—Ya tengo la única verdad que necesito, la verdad es que no me querías tanto como decías hacerlo, que no fui lo suficientemente importante para ti. Que decidiste arruinar todo antes de darme la cara y decir lo que ocurría. ¿Crees que no sé qué rechazaste la propuesta de Everlast? ¿O que te aseguraste de que no tuviera ni una sola llamada de la prensa?

—Iba a decírtelo. —solloza.

—Cómo todo lo demás, ¿no? Esa es tu maldita excusa, no ibas a decirme nada porque eres una cobarde —siseo —porque no tenías la valentía de decirme lo que estaba pasando. Jodiste por completo mi futuro, Olivia. Nunca volveré a tener oportunidades como esas. No tienes que fingir que me quieres, no tienes que hacerlo más. Lo has conseguido ¿no? Me has sacado del camino, ¿debería felicitarte?

—No...por favor...

—Si lo que buscabas era asegurarte que no consiguiera ir a ese campeonato, felicidades, lo has logrado. —Mi visión se vuelve borrosa—. Ve y dile a tu hermano que se han salido con la suya, que han ganado, dile que puede quedarse con el maldito cinturón porque ya no me importa nada.

—¡No quiero nada de eso! —grita con desesperación—. ¡Yo no sabía nada! Luke te juro que no sabía nada. Si hubiese sabido que el intentaría...si tan solo lo hubiese sabido antes te juro por lo que más quiero en la vida que jamás te hubiese dejado salir de casa.

Cierro los ojos, el dolor regresa. La agonía de tenerla tan cerca, pero sentirla tan lejana al mismo tiempo.

—No quiero seguir siendo la única villana en esta historia. Me equivoqué, lo sé y no tienes idea de lo arrepentida que estoy por eso. Pero tuve mis razones, Luke...

—¿Tus razones? —inquiero con ironía—. ¿Qué razones pudiste tener para traicionar a tu novio de esa manera? ¿Para joderle la vida? ¿Qué putas razones pudiste tener para traicionarme?

—¡Él dijo que solo necesitaba distraerte! —grita con desesperación—. Las empresas estaban a punto de quebrar, mi trabajo mi hogar, todo mi esfuerzo durante años estaba a punto de irse a la basura que consideré, tan solo por un instante que no pasaba nada. Perderías este campeonato, pero tendrías más oportunidades, eres grandioso, no ibas a darte por vencido, yo solo...

Su voz se rompe, luce tan desesperada por darse a entender.

—Esa noche le dije que no iba a seguir haciéndolo, le dije que no iba a ayudarlo más. Estaba dispuesta a decirte todo, pero entonces fue tarde, ya no tuve oportunidad. Pero nunca quise que Carter muriera, nunca quise que él te hiciera tanto daño. Iba a perderlo todo...

—¡Ellos iban a aceptar! ¡Maldición, Olivia! ¡Ellos iban a aceptar! Claro que tuviste opción, pudiste hablar, pudiste decirme lo que Zack quería que hicieras, pudiste hacer cualquier otra cosa, pero decidiste que lo mejor era jugar en contra mía. Decidiste verme la cara de imbécil mientras yo lo entregaba todo por ti.

Algo se retuerce con furia en mi pecho.

—Eras mi todo, hubiese hecho cualquier cosa con tal de que estuvieras bien. Le insistí tanto a mi padre para que aceptara la fusión, hice todo lo que me pediste porque te quería, porque para mí si eras importante.

—Intenté decírtelo, lo intenté en serio, pero estaba tan asustada de que esto pasara, de que no quisieras verme más, que decidieras terminar con lo que teníamos —solloza—. Yo no quería perderte.

Paso el dorso de mi mano por mi rostro, eliminando las lágrimas que se han escapado.

—No quiero verte más, Olivia. Quiero que te vayas de mi casa.

Tan pronto le doy la espalda, ella dice algo que me paraliza.

—¡Te amo! —su grito se suspende en el aire, no la miro de inmediato, mi corazón amenaza con estallar. Joder, hubiese dado lo que sea con tal de escuchar eso antes, con que lo dijera semanas atrás.

—Te amo tanto, estoy profundamente enamorada de ti. Te amo y esto me está matando, Luke, está acabando conmigo.

—Tal vez es eso lo que mereces —el dolor explota en su mirada, no me atrevo a decirle que yo la amo también.

No me atrevo a decirle lo enamorado que estoy de ella, no consigo decirle que la amo tanto que esto también va a acabar conmigo. Que duele tanto que no puedo respirar, que la extraño cada maldito segundo, que no hay día en donde su imagen no me torture, que el deseo que tengo de ella incrementa cada día más.

No me atrevo a decir que la amo tanto, solo permanezco en silencio, rogando porque mis ojos no reflejen el maldito sentimiento en mi pecho.

—¿De verdad no quieres verme más? —inquiere en un hilo de voz.

Aprieto la mandíbula, mis manos se forman en puños mientras siento las uñas incrustarse en mi piel produciendo una sensación de ardor.

—Retoma tu vida, continúa. Haz lo que tengas que hacer, pero no me incluyas en eso. Estoy intentando superarlo, superar la muerte de Carter. Estoy en sesiones de terapia para recuperar la condición de mi cuerpo, estoy intentando con todas mis fuerzas ser el mismo. Y no puedo conseguirlo teniéndote cerca.

—Lo siento muchísimo.

—No puedes esperar que un simple lo siento arregle todo, nada va a arreglarlo, ni tus mil disculpas ni todas las excusas que me des. Absolutamente nada va a reparar el hecho de que me traicionaste, yo daba todo por ti, te entregué mi confianza, mi vida, te di todo Olivia y no sabes cómo duele saber que tú nunca me quisiste de igual forma.

—Claro que te quiero, Luke, no puedes dudar del amor...

—¡Claro que puedo dudar! —ella se sobresalta—. ¡Claro que puedo dudar porque eres una maldita mentirosa! ¡Eres una...! —Me detengo antes de decir algo de lo que puedo arrepentirme.

Me alejo, tomando un par de minutos para recomponerme, para calmar todo el mar de emociones que me envuelven.

—Sé que lo sientes, pero no puedes esperar que lo que hiciste, no tenga ninguna consecuencia. Zack obtendrá la suya cuando la policía consiga vincularlo con el asesinato de Carter, así que te sugiero que te prepares para cuando eso ocurra, Brooks.

Baja la vista por un par de segundos.

—Nunca me has llamado Brooks de esta manera —dice con dolor.

—No te preocupes, que no volveré a llamarte de ninguna forma. No quiero saber nada más de ti, quiero que me dejes en paz, quiero olvidarme de ti ¿entiendes? No quiero volver a verte.

Era una completa mentira, la amaba tanto que la sola idea de olvidarme de ella era una tortura, pero no había nada más que hacer. Nada funcionaría entre nosotros.

—Vete, Liv. Por favor —pido.

Asiente, no me mira, no voltea cuando sale por la puerta y la última imagen que tengo de ella es esa, caminando con rapidez por la acera antes de perderla de vista.

Mi cuerpo cae sobre el sillón, apoyo los codos sobre mis rodillas mientras escondo la cara entre mis manos. Maldición, quería dejar de sentir todo esto, quería que la agonía llegase a su fin.

No me doy cuenta que Montserrat ha aparecido hasta que sus manos acarician mi espalda, abre los brazos y no dudo en refugiarme en ellos. Ella se convierte en mi refugio, en mi sitio seguro, Montserrat me sostiene y solo por ella, no termino de hacerme pedazos.

La presencia de Olivia en mi departamento me regresa al sitio que quería abandonar, me hace volver a la oscuridad, me provoca de nuevo la sensación sofocante de dolor.

He salido de casa porque no toleraba estar ni un segundo más ahí. No tomé el auto, solo caminé por largo rato sin saber en realidad a donde quería llegar, y aquí estoy, frente a la tumba de Carter.

El clima frío me obliga a esconder las manos en la chaqueta, en un inútil intento de calentarme.

—Hola —me coloco sobre el césped, cruzándome de piernas mientras observo el nombre de Carter sobre la lápida—. Lo siento por no haber venido antes, yo...yo no podía hacerlo. Creo que no tengo que decírtelo, pero ha sido una completa mierda desde que te fuiste, no he cumplido mis promesas, soy un pésimo amigo, ¿no es cierto?

Me aclaro la garganta, arrancando los pedazos de césped y deshaciéndolos entre mis dedos.

—Olivia y yo hemos roto, es decir, ya no estamos juntos. Ella hizo cosas que no debía, me hirió de una forma que no creí posible. Ocasionó todo.

Mantengo la mirada sobre su nombre, como si de esa manera pudiera sentir que realmente me escucha.

—Y dijo que lo siente. Dijo que no sabía nada, pero no sé qué creer, no sé si deba hacerlo. No tengo forma de saber si dice la verdad, ya me ha mentido antes ¿por qué sería diferente ahora?

Suspiro, me acomodo mejor desviando la atención hacia otro punto.

—Te necesito aquí, tú sin duda tendrías un excelente consejo para esto —bajo la mirada hacia mis manos, cuando la elevo de nuevo, algo capta mi atención.

Una pequeña caja, casi escondida que, si no miras con detenimiento, no consigues descubrirla. Mus cejas se arrugan al mismo tiempo que extiendo la mano para tomarla.

—¿A caso tienes admiradoras? —cuestiono mientras examino la envoltura—. Sé que no debería hacer esto, pero sabes lo curioso que soy ¿no es cierto?

Deshago el lazo color azul turquesa, la cinta cede y pronto puedo quitarla por completo. Dudo en abrirla ¿qué derecho tenía? La aparto de forma inmediata, dejándola a un costado, pero no puedo apartar la mirada de ella.

—No vas a molestarte conmigo por abrirla, ¿verdad? —inquiero—. Aunque si te aparecieras para reprenderme en realidad no me molestaría. Dios, he perdido la cabeza —mascullo para mí mismo.

La tomo otra vez, dejando de pensar sobre si esto es o no una falta de respeto y solo la abro.

Todo se paraliza, me congelo por completo cuando mis ojos captan lo que hay en el interior, mi corazón da un vuelco furioso y el aire me abandona por completo.

El dolor regresa, con más intensidad que antes. Mis ojos arden mientras mis dedos acarician la suave tela de la diminuta prenda que hay en la caja.

"Promete que los cuidarás"

La petición de Carter regresa a mi mente, ahora todo tenía sentido. No puedo dejar de leer la frase escrita en el papel color blanco de la caja, sintiendo como poco a poco el dolor me derriba otra vez.

La culpa vuelve, se clava en mi pecho y me hace sentir completamente miserable al descubrir lo que Carter perdió. Las yemas de mis dedos acarician la caligrafía sobre la hoja.

Ahí, en la hoja entre mis dedos, se leía lo siguiente:

"Felicidades, futuro papá" 

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¡Mil gracias por todo el apoyo! 

**NOS LEEMOS MAÑANA**

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